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Acerca de la marihuana y otras yerbas

19 August, 2012, 10:00 AM
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3287179 2Incongruencias y complacencias.
Tal cual me lo propuse, estas notas apuntan al doble y modesto objetivo de cumplir con un deber ciudadano y ofrecer un servicio público.

Dicho de otro modo: he procurado utilizar las hospitalarias páginas de Bitácora para hacer algunas luces sobre el pro y el contra del consumo de la marihuana, una benigna droga, en el momento que se procura, desde arriba y no desde abajo, la despenalización y reglamentación de su consumo en nuestro país (Uruguay)

Lo llamativo del asunto es que, según se determina en el proyecto de ley, el gran plantador será el Estado. Si esto sucede habrá que rodear y defender los plantíos con todo un ejército, en permanente alerta y munido de un poderoso armamento, porque los capos de Pedro Juan Caballero, el santuario de los “narcos” del norte paraguayo, donde existen inmensos plantíos de cannabis, no van a permitir tamaña competencia. Antes de perder esta rendidora plaza van a recurrir a una vieja y conocida metodología: amenazar, chantajear, corromper, matar. Yo residí 12 años en Colombia y viví largas temporadas en México: conozco de cerca estos macabros procedimientos.

Es menos riesgoso plantar el cáñamo en la casa. Se evitarán muchos y serios inconvenientes. Y eso de controlar el numero de porros y los gramos sobrantes de la fumata es pura fantasía
Apuntar a la cabeza 
Como sostiene nuestro Presidente, a quien mucho preocupa la superestructura dinosáurica de este imperio del mal, el punto crítico en el tema de la droga no es el adicto sino el traficante. Hay que apuntar a la cabeza del comercio ilegal, al andamiaje mafioso de un poder que se ha instalando en todos los paises del mundo, que tiene ramificaciones insospechadas, que se esconde detrás de un doble discurso en el que juegan a las escondidas la prohibición explícita con la tarifada permisividad clandestina.

Eso es lo que sucede en los EE.UU.: quieren acabar con la coca y el cannabis en sus lugares de origen, y para ellola DEAfumiga y persigue fuera de fronteras, mientras que, por dentro del pais, paralelamente al grito en el cielo, arrecian la compra de conciencias y la corrupción subterránea. Al igual que la perdiz, en un lado pegan los gritos y en otro tienen los huevos.

Cosa parecida sucedió cuando se prohibió el uso del alcohol en ese país, al instaurarse la tristemente famosa Ley Seca entre los años 1920 y 1933. No solamente se pusieron en marcha alambiques clandestinos que fabricaban venenos fulminantes en vez de venenos pacientes pero igualmente implacables: la mafia recurrió a sus habituales procedimientos, apelando al chantaje, el terror y el asesinato. Al tintineo del hielo en las copas lo sucedió el lenguaje de las tartamudas, como llamaron a las ametralladoras. Hubo, también, luchas sangrientas entre las mafias: el cine ha perpetuado esos años trágicos en escalofriantes películas, inspiradas en la mugre de la condición humana, entre las que se destaca la serie de El Padrino.

Pero tampoco las cosas andan bien por casa: el Uruguay, con ritmo cada vez más acelerado, se está convirtiendo en el trampolín de salida de cargamentos de droga destinados al exterior, donde aguardan los distribuidores y los adictos, abrazados a disímiles esperanzas : los unos, aguardando el beneficio de ganancias exorbitantes; los otros, el acceso a mentidos paraísos. Es a la cabeza del león y no a la cola del ratón donde se debe dirigir el tiro.

Las explicaciones oficiales que justifican la legalización controlada de la marihuana no me convencen. Cuando le toque el turno al arqueo de los derivados de la coca, entre los que figura la satánica pasta base, voy a ofrecer a los lectores los datos que proporciona la radiografía del basuco, cuyo nombre responde a una broma macabra de los narcos colombianos( BASU- ra de CO- ca)

Que un adicto a la pasta se afilie al clan de la marihuana es quimérico. La placidez y la furia son incompatibles. La energía irresponsable no puede emigrar hacia el pasivo ensueño después de haber derrumbado los pilares del juicio, desquiciado la afectividad y arrasado los valores morales. Ningún drogo pastabasero cambiará su accesible ración de desmesura (la temible hybris griega) por la marihuana, ni que le regalen la hierba.

Estas no son afirmaciones ligeras o temerarias, Procuraré demostrarlas. Las pruebas que ofreceré en posteriores contribuciones ayudarán a clarificar las ideas – asi lo espero- sobre un asunto que ya está levantando una gran polvareda en nuestro medio, donde, en la mayoría de los casos, la falible opinión, cuando no el macaneo, han desplazado al conocimiento.

Haciendo comparaciones 
Al llamar benigna a la marihuana, la droga que mas se consume en el mundo, no lo digo por complacencia sino por comparación con el trato que se da a dos terribles y consentidos azotes como son el tabaquismo y el alcoholismo.

Quiero insistir en este punto, antes de proseguir con mi tarea informativa. Es preciso señalar la contradictoria, despareja e irracional diferencia existente entre los tratamientos permisivos y los tratamientos represores otorgados a distintos tipos de drogas.

No es un secreto para nadie que el tabaco y el alcohol son productos perversos y que su consumo conspicuo provoca muy graves enfermedades. Estas, a menudo, terminan con la muerte temprana de los viciosos apegados al alcohol y al cigarrillo. Sin embargo, ambas perjudiciales drogas reinan en el mundo. Cuando mucho, se procura – vanamente- de preservar a los jóvenes de las bebidas embriagantes y, en nuestro país, gracias a la iniciativa del presidente Vázquez, un renombrado oncólogo, se han desterrado las chimeneas humanas de los ambientes públicos, pero igualmente se fuma en las áreas libres de interdicción. Las preguntas sencillas y razonables que manejan los marihuaneros – y yo no lo soy ni tampoco encomio el uso hedónico de ningún tipo de droga psicotónica, salvo las medicinales- son las siguientes:

1ª si el porro no acarrea al organismo humano ni cirrosis hepática, ni cáncer pulmonar, ni úlceras gástricas, ni delirio catalanes y porrotremens u otras graves dolencias como sucede con el trago diario ¿por qué se prohíbe el uso de una recreativa droga en sus distintas modalidades hedónicas y se le da vía libre a un vicio detestable, promocionado a todo trapo por la propaganda comercial? ¿Cuántos asesinatos de toda laya, palizas feroces a la mujer e hijos y desacatos a las norma de convivencia social son consecuencia del consumo de la yerba, y cuántos de la borrachera? En este sentido las cuentas son claras, salvo las engañifas de los industriales y comerciantes a escala internacional que procuran convertir en verdad a sus maquilladas mentiras.

2ª El marinuanero que fuma a solas o junto con los integrantes de un grupo de iniciados en el arte de los ensueños, cuando no de la hilaridad y la palabra fácil, voluntariamente escondido de la mirada y la censura ajenas, no se perjudica gravemente ni convierte al fumador pasivo en víctima del humo y venenos como los del tabaco, porque en estos casos el Otro no existe. El amante de la hierba (o yerba, como se dice entre nosotros) se esconde para guatas en solitario o compartir con los iniciados una especie de rito que lo retrotrae a las perdidas Edades de Oro o lo proyecta a los prados florecidos de la ensoñación. Con el cigarrillo sucede lo contrario. Si se me permite un recuerdo personal, aquí va: yo dejé de ir a ciertas reuniones de nicotinistas desaprensivos porque el aire apestaba, redoblaban las toses y volaban los carraspeos en la bruma azul del humo. El vicioso no tiene consideración para con los no fumadores. Se envenena y envenena al prójimo.

Entonces, ¿por qué el inofensivo marihuanero, que a nadie perjudica, es señalado con el dedo como un infame sujeto? Mientras este presunto enemigo de sí mismo y la sociedad es explotado por los distribuidores clandestinos, perseguido por las autoridades gubernamentales y aprisionado por la policía ¿ por qué está libre de todo rechazo social y toda culpa legal quien atenta contra sí mismo y los no fumadores con el humo nauseabundo y dañino del cigarrillo?

Por ahora la una y la otra son preguntas sin respuesta o, si se desciende a la parte escondida del iciberg, la de las ganancias leoninas y los consentimientos comprados, dichas respuestas brotan a raudales, confirmando una vez mas los negros entresijos de la historia universal de la infamia. No hay persecución ni diabolización del tabacalismo apestoso o del alcoholismo salvaje pues las toleradas empresas millonarios tienen sutiles y efectivas formas de hacer callar a los que mandan al par que persuaden con las engañifas de la propaganda a inmensas clientelas, prisioneras de dos vicios homicidas.

Cañamo y marihuana 
Existe otro equívoco que es preciso aclarar. La marihuana procede del cáñamo, y ésta, como la historia lo demuestra, es una planta muy útil. Y tan útil es que acerca de su auge y deceso en los EE.UU., corren dos historia paralelas que voy a contar en una próxima nota. Anticipo un resumen de ambas, para que los lectores afilen su curiosidad. Se trata de un viaje sorprendente a una conspiración de mentirosos y ladrones.

Historia número uno: a partir del año 1910 se inicia en U.S.A. una furibunda campaña contra la marihuana.La Mary Jeanne, proveniente de un país poblado por gentes despreciables era calificada como una “peste que engendraba malhechores y asesinos”. Con estos y peores términos racistas y malintencionados se despachaban los diarios de la cadena del multimillonario William Hearst- admirador de Hitler cuando éste llegó al poder- quien, con la marca ardiendo, vomitaba sapos y culebras contra los vecinos del sur. En efecto, el legendario Pancho Villa le había expropiado, a la brava, las miles de hectáreas que poseía en México. Era preciso, a modo de revancha, estigmatizar a los cuento chino1marinuaneros de entre casa – los beaners chicanos y los negros- y a su “maldita hierba”, infiltrada a lo largo de la frontera.

Historia número dos: Hearst, los laboratorios du Pont y el servicial esbirro Harry Anslinger arman un complot contra la competencia del cáñamo que, al tiempo de ser el dispensador “maldito” de la marihuana, competía favorablemente, gracias al bajo precio de la fibra – extraída mediante recientes inventos mecánicos – con el mayor costo de la pulpa de madera. Dicho pulpa era la madre de la industria papelera comprada en su totalidad por Hearst para abaratar la impresión de sus periódicos, cuya red amarilla – el amarillismo fue inaugurado por esa cadena- cubría todo el pais. En la próxima nota contaré, detalladamente, las peripecias y trapisondas de una película de bandidos.
 Daniel Vidart

Antropólogo, escritor y poeta. Uruguay

Fuente Bitacora

 

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