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Cannabis en Lesoto

5 January, 2014, 20:00 PM
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El pequeño Reino de Lesoto, sin salida al mar, con una superficie de solo 30.000 kilómetros ² y una población de alrededor de dos millones de habitantes, es un enclave completamente rodeado por Sudáfrica. Independiente de Gran Bretaña desde 1966, Lesoto se ha esforzado por desarrollar y mejorar, pero sigue estando afectado por la pobreza, subdesarrollado y es enormemente desigual.

Derecho y Política Internacional

El cultivo de cannabis no es ilegal bajo la ley lesotense, y aunque la posesión y la venta están prohibidas por la ley, ésta se aplica pocas veces – casi nunca de manera obligatoria, por lo que se considera que el cultivo está de hecho despenalizado. Según varios informes, todos los sectores de la sociedad lesotense -incluidos la policía y el gobierno – hacen la vista gorda con el cannabis, reconociendo así las consecuencias más graves que surgirían si el cultivo se viera seriamente restringido, ya que las zonas rurales y pobres de Lesoto se verían sometidas a una situación de precariedad económica.

El primer partido político de Lesoto (el Congreso Nacional Basuto para la Independencia), que llevó al país a la independencia, se centraba en dos temas fundamentales – la independencia de Lesotho, y la legalización del cannabis. Sin embargo, desde que se logró la independencia, se ha dialogado poco sobre la legislación del cannabis en las altas esferas de Lesoto.

Arrestos y Condenas relacionadas con el Cannabis

Leshoto
Lesoto cultiva una enorme cantidad de cannabis, gran parte se destina a la exportación a Sudáfrica

A pesar de que se producen pocos arrestos por posesión de cannabis en Lesoto, sus ciudadanos suelen ser detenidos al intentar transportar cannabis desde Lesoto a Sudáfrica. Por lo general, estos casos se traducen en el decomiso de la cantidad encontrada o en multas proporcionales a la cantidad incautada.

En 2011, se montó una operación a gran escala en la que participaron las fuerzas de la policía de Sudáfrica y Lesoto conjuntamente con el fin de incautar y erradicar el cannabis en la parte oriental del país. Son habituales los controles de carretera en las áreas que se utilizan con más frecuencia como rutas para el tráfico. Como resultado de estos intentos de erradicación y de las incautaciones, muchos cultivadores de cannabis se han visto obligados a trasladarse a más tierras altas, donde el terreno no es el ideal para el cultivo de cannabis. Con la misma finalidad, se han utilizado también productos químicos tóxicos que pueden afectar negativamente a los ecosistemas circundantes.

El Comercio de Cannabis en Lesoto

El cannabis es un cultivo comercial de importancia sin precedentes para la mayor parte de la población rural pobre – tanto es así que las autoridades han hecho esencialmente la vista gorda con el cultivo cannabis, reconociendo que es una parte necesaria de la economía agrícola y admitiendo las consecuencias negativas que, sin duda, surgen de políticas más restrictivas. Por un lado, la policía tiene muy pocos recursos para tipificar el cultivo de cannabis como delito; por otro lado, en una democracia, como Lesoto, la población rural puede fácilmente no reelegir a los funcionarios electos que son contrarios al cannabis.

El terreno montañoso y acidentado de Lesoto resulta perfecto para las pequeñas y discretas parcelas de cannabis que han surgido por todo el país. En los valles, el suelo es fértil y el agua es relativamente abundante, por lo que las cosechas pueden ser excepcionales y las granjas pueden componerse de parcelas más grandes, al estilo de las plantaciones. Sin embargo, el Proyecto Hidrológico de las Tierras Altas de Lesoto, iniciado en 1998 y terminado en 2004, desplazó a muchas familias de las zonas rurales y las obligó a trasladarse o bien a mayor altitud – donde el suelo puede ser de mucha peor calidad- o bien a las ciudades en busca de empleo.

El cannabis se planta entre mediados de agosto y principios de octubre, y la primera cosecha tiene lugar en enero, momento en el que se eliminan los machos que maduran rápidamente y se deja que maduren las hembras. Las hojas macho a menudo se venden como majaja, una forma de cannabis de bajo coste que suele fumarse con otros fármacos, como por ejemplo el Mandrax, que no arden de inmediato. La planta hembra de cannabis o matekoane se cosecha entre febrero y abril.

Aunque sea políticamente independiente, Lesoto depende en gran medida de Sudáfrica, tanto como comprador para el grueso de las exportaciones lesotenses como en calidad de empleador de gran parte de la mano de obra, principalmente en las minas de oro y cobre. De hecho, la mayor parte del cannabis cultivado en Lesoto está destinado a Sudáfrica, donde se consume gran parte en el país y desde donde se exporta el excedente por todo el mundo.

Leshoto

Burros cargados con sacos de cannabis, en ruta desde Lesotho hasta Sudáfrica

Uso Tradicional del Cannabis en Lesoto

El cannabis ha sido una parte integral de la vida tribal en Lesoto durante muchos siglos; los primeros en traerlo al este de África fueron los portugueses y los comerciantes árabes entre los siglos X y XV, y se extendió por todo el centro y el sur de África con la ayuda de los Bantúes, una tribu indígena de la zona. Se cree que un grupo étnico en particular, el pueblo Koena, emigró hacia el sur de Mpumalanga para instalarse en Lesoto, y que incluso compró la tierra de las tribus San (Bosquimanos) de la zona a cambio de cannabis.

El cannabis se conoce como metakoane en sesotho, la lengua materna de Lesoto (la propia palabra Lesoto significa “la tierra de las personas que hablan Sesotho”); se utiliza como un remedio herbal para los dolores de cabeza, ardor de estómago y la presión arterial alta, y casi nunca se consume de forma abusiva. También se puede usar para estimular el apetito y para aumentar la sensación de “fuerza” y la motivación durante el trabajo. Además, el cannabis se emplea para tratar al ganado que sufre de lombrices parásito.

Actitudes modernas hacia el Cannabis

El cannabis es un producto comercial tan importante que está muy aceptado a nivel cultural y social. Muchos de los agricultores que lo producen lo ven como un elemento puramente comercial y no necesariamente consumen ellos mismos. Sin embargo, su uso está presente en toda la sociedad lesotense, al igual que lo está el reconocimiento del comercio de cannabis y de los que trabajan en el. Además, a pesar de la falta de pruebas claras, hay muchos indicios de que tanto los políticos como la policía están al tanto de la industria del cannabis pero hacen la vista gorda con (o incluso están implicados en) el comercio.

Es importante que se documente tanto la historia como los acontecimientos recientes en todos los países en los que se está produciendo la guerra contra las drogas – por esta razón, son fundamentales las organizaciones como Hash Marihuana & Hemp Museum en Ámsterdam, ya que intentan reunir todos los datos posibles a través de distintas fuentes fidedignas con el fin de proporcionar la información más precisa, actualizada y objetiva sobre la situación actual a nivel mundial.

Por Seshata

Fuente Sensi Seeds

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