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El Rif y las semillas de Paquistán

5 March, 2006, 20:14 PM
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El narcotráfico en Marruecos amenaza a España. La introducción masiva de semillas de alto rendimiento triplica la producción de droga ante la pasividad del Gobierno alauí.

Hace un par de semanas el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, viajó a Marraquech para proponer a su homólogo marroquí, Mustafa Sahel, un plan de combate contra el narcotráfico. En efecto, el Gobierno galo se muestra extremadamente preocupado por la creciente difusión en colegios, institutos, barrios marginales y parques públicos del hachís marroquí.

El problema al que se enfrenta Francia es similar al que encara, en primerísima línea, España. La droga entra por toneladas desde Marruecos. Las incautaciones que efectúa la Guardia Civil representan menos de un 15% de lo que llega al mercado. En octubre pasado fue detenido en Tánger el hijo de un general de las Fuerzas Armadas Reales, Mohamed M., quien, en compañía de una marroquí (Hayat S.) residente en España, se dedicaba a transportar hachís en su todoterreno Mitshubishi en sus frecuentes viajes a Málaga.La «inmunidad» de su apellido militar terminó en impunidad. El juez instructor del Tribunal de Tánger recibió órdenes de ponerlo en libertad.

Según el Informe elaborado por Naciones Unidas en 2003 sobre el hachís en Marruecos, las 134.000 hectáreas «oficiales» producían en torno a las 110.000 toneladas de cannabis. Las incautaciones a nivel español y europeo no superan las 15.000 toneladas. Del tráfico de la droga salían beneficios descomunales, del orden de los 3 mil millones de euros.

Intentos infructuosos. Todos los intentos de la Unión Europea de persuadir a las autoridades de Marruecos para erradicar el cultivo de la droga han resultado infructuosos. El Gobierno de Rabat alega cada vez el mismo argumento: «El cultivo de cannabis hace vivir a 800.000 personas, que no disponen de otros recursos». Por lo tanto, el régimen legaliza su producción, que incluso aparece en la Ley de Presupuestos en el capítulo de Agricultura bajo la rúbrica de «producción industrial».

Todos los intentos de Bruselas, apoyados por los gobiernos españoles de González y de Aznar, para «diversificar cultivos» fueron rechazados por las propias autoridades. Tabacalera se propuso incluso financiar una experiencia en un terreno de 100 hectáreas, pero nunca obtuvo los permisos necesarios. Cuando la UE intentó forzar al régimen marroquí para cortar en seco la producción, Rabat planteó que «la única manera de terminar con el hachís es modernizar el norte, hacer autopistas, construir centrales eléctricaas y pantanos, escolarizar a los niños». Diez años después de haberse iniciado los programas de ayuda europea, la situación no sólo no se ha mejorado, sino que se ha agravado. Los únicos «campos de cultivo» destruidos por la Gendarmería Real fueron arrasados por encontrarse en las cercanías de las rutas turísticas, en el eje viario de Tánger-Larache-Rabat-Casablanca.

Las nuevas semillas. Las mafias del narcotráfico, con la complicidad de funcionarios, policías, aduaneros y magistrados, han conseguido importar de Pakistán la llamada «semilla «índica» que, según los expertos, multiplica la producción de hachís entre un 300% y un 500%, con lo que los beneficios se han disparado, y se habla ya de mas de 10.000 millones de euros.

La nueva planta, de más de dos metros de altura, que ya se cultiva en el Rif, necesita mucha agua, lo que ha ocasionado diversos enfrentamientos entre tribus por el reparto del precioso líquido. La planta tradicional, de 80 centímetros de altura, más resistente a la sequía y al terreno pedregoso, proporcionaba un rendimiento de unos 870 kilos por hectárea.

La nueva semilla da más de 2.500 kilos.

Las alarmas sobre la complicidad en el seno de estamentos oficiales con el narcotráfico se dispararon cuando en diciembre pasado el Tribunal Militar de Rabat juzgó a cuatro militares acusados de formar «una banda criminal» dedicada al «tráfico internacional de droga» que utilizaba la fragata «Mohamed V», en la que el principal acusado, el suboficial Ahmed A., con 25 años de servicio, transportaba hachís a Francia donde la nave de la Marina Real fondeaba regularmente.

Fondos reservados. La prensa independiente marroquí se interroga estos días sobre cómo es posible que los servicios de seguridad sean capaces de arrestar a 10.000 islamistas «presuntos» terroristas en pocos meses, y sin embargo no puedan detener a conocidos traficantes que residen legalmente en el norte de Marruecos. Según fuentes consultadas por LA RAZÓN, una parte de los beneficios de la droga va a parar a los «fondos reservados» que utilizan diferentes servicios marroquíes. Otra parte alimenta la corrupción en la Administración, y una tercera sirve para la financiación de grupos islamistas radicales.

Las autoridades argelinas, que se han incautado el año pasado de 8 toneladas de hachís, han pedido insistentemente a su vecino marroquí la extradición de Zendjabir, un «barón de la droga» huido de Argelia y refugiado en Marruecos. Pero los tribunales alauíes dan largas al asunto.

La posición oficial del régimen de Mohamed VI acerca del narcotráfico sigue inalterable, pese a las denuncias repetidas de la ONU y la Unión Europea. En su última comparecencia ante el Parlamento de Rabat en 2004, el ministro de Agricultura, Mohamed Laenser, afirmó que «la erradicación del cultivo del canabis debe inscribirse en un marco global, integrado y participativo».

La diplomacia europea interpretó el mensaje como que Marruecos no está dispuesto a terminar con el cultivo de la droga, mientras no obtenga las compensaciones adecuadas.

Publicado en el foro de La Marihuana.

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