Hasta hace un par de años, cada vez que juntaba cuatro perras me largaba para este sitio y me tiraba un par de semanas o hasta un mes, feliz de la vida y gastando menos que unas alpargatas de suela de camión. El sitio en cuestión está en Turkía, concretamente en el sudoeste. Para llegar allí, yo me iba desde Londres o Manchester al aeropuerto de Dalaman por muy poca plata, nunca pagué más de 150 € ida y vuelta, 100 esterlinas, a veces hasta por 60 eurillos. Las conexiones con Londres desde España también están baraticas. El gasto del viaje es el principal.
Llegando a Dalaman, me pillaba un autobús directo a Fetiyeh, a 60 o 70km. Solía dormir ahí la primera noche, en el hotel de un colega del mismo sitio a donde yo iba. Ahí caían unos rakis en la terraza y algún canutillo, pues pese a que Turkía produce a saco, es bastante difícil piyar sin conocer, los camellos duran poco, etc. Yo me lo traía. Para entrar en el país no te miraban si ibas medio discreto, y entre la pila de impresentables ingleses en busca del sempiterno chupito barato, casi te miran agradecido, un moreniyo de turista, mediterráneo, mismo mar y mismo aire, fácil que en algún momento hayáis convergido la mirada echando un vistazo a la mar salada.
Por la mañana, bolsa al hombro (procuro viajar ligero) y me cojo un dolmuz, que es una fragoneta de estas chicas donde meten veinte pasajeros, risas garantizadas la primera vez que subes, sentao encima del motor y apartándote cada vez que tiene que cambiar de marcha, excelente tuning, eskizomúsica turca, pero tú ríete, que cuando pases Hisaronu, bajas la carretera de Olu Deniz y entre que se te ponen de corbata y el pedazo de vista, pero lo que se dice pedazao de pedazo de vista, no sé, digamos que te pone en estado eufórico-alterado.
Olu Deniz, (Mar Muerto, o Quieto, o algún sentido así), es una laguna de color azul turquesa con unas playas escondidas y sombreadas que sería ún paraíso si no estuviesen explotadas con saña. Es cierto que no se puede construir, ni nada, pero alrededor es aquello como que hubiesen pasao tres aprendices de Giles, bares, hostales y en fin, el típico guiri heaven, souvenirs a gogó, precios decentes, si estás en Toledo, pero estás en Turkía, por tanto, precios caros. En mi primera visita había cuatro gatos y solo dos hoteluchos con ganas de chapar por la poca afluencia. Su público sigue teniendo.
¿Dónde os mando yo, diréis? Bueno, aquí queda el último tramo. Desde la misma playa, un par de veces al día, sale un barco más chico y destartalao que los demás, que pone un cartel "Butterfly Valley Service". Bueno, te subes a ese barco, verás siempre peña esperando, mucha rasta y mucha rubiedad también, y tira millas. En 45 minutos el barco torcerá a la izquierda y entraréis en el golfo que hace el sitio, como se aprecia en la foto.
Veinte minutos más tarde llegáis a la playa, saltáis al agua con la bolsa en la cabeza (viajen ligeros...) y ya estáis en el Kelebek Vadisi, o Butterfly Valley, o Valle de las Mariposas Tigre.
El lugar es una isla técnica, solo se puede llegar por barco, o bien descendiendo uno de los farallones de 300 metros de altura que lo rodean. Hay dos caminos de cabras y alguna cuerda. El de la izquierda va a dar a la cascada, con cuevas llenas de mariposas del tamaño de la palma de la mano, que si haces un ruido se espantan y crean un revoloteo que flipas, pero se controla mucho que no hagas eso porque las asustas por lo visto y dejan de parir.
Por la derecha llegas tras una escalada para gente apañaíya, no hace falta equipo, solo no tener vértigo, y llegas a Faralya, una cortijada donde la cortijera te da de comer por poca guita, un par de euros o así, y empiezan a salir platos y dices, no quiero que pase este momento nunca. Desde ahí tiré la segunda foto.
Pero el epicentro de la jugada está a pie de playa. Allí tienen montadas unas cabañas con techos de parra (uvas a esgaya final de agosto y primera quincena de septiembre). Luego algo parecido a un restaurante que hace un menú para la gente decente y otro para vegetarianos. No es la comida por lo que la gente va allí.
Las comidas vales un par de euros, las birras y rakis uno, pero por supuesto te llevas tú la vitualla que quieras. Dormir otros dos euros, derecho a colchoneta o también tienda de campaña. No hace falta saco en verano, antes de acabar de abrir los ojos ya estás metido freskito en el agua, un agua que te ves los pies cuando te cubre hasta los ojos.
Los precios son de hace dos años, pero no tiene afán lucrativo y la única energía proviene de un grupo para enfriar las birras y poco más, el resto todo con apaños. En agosto pueden juntarse 300. En junio y septiembre nunca vi más de 30. Hay poca info, pero tienen su web en internet. Trepando por las rocas tienen el Rock Café, una caña de sitio, porros memorables.
Bueno, ahí les van las fotos del lugar, la primera desde que vas llegando y la segunda desde Faralya por detrás. Altamente recomendable para aquellos que buscan sitios curiosos.
Allahesmarledik. Tessekürler por la paciencia.
Llegando a Dalaman, me pillaba un autobús directo a Fetiyeh, a 60 o 70km. Solía dormir ahí la primera noche, en el hotel de un colega del mismo sitio a donde yo iba. Ahí caían unos rakis en la terraza y algún canutillo, pues pese a que Turkía produce a saco, es bastante difícil piyar sin conocer, los camellos duran poco, etc. Yo me lo traía. Para entrar en el país no te miraban si ibas medio discreto, y entre la pila de impresentables ingleses en busca del sempiterno chupito barato, casi te miran agradecido, un moreniyo de turista, mediterráneo, mismo mar y mismo aire, fácil que en algún momento hayáis convergido la mirada echando un vistazo a la mar salada.
Por la mañana, bolsa al hombro (procuro viajar ligero) y me cojo un dolmuz, que es una fragoneta de estas chicas donde meten veinte pasajeros, risas garantizadas la primera vez que subes, sentao encima del motor y apartándote cada vez que tiene que cambiar de marcha, excelente tuning, eskizomúsica turca, pero tú ríete, que cuando pases Hisaronu, bajas la carretera de Olu Deniz y entre que se te ponen de corbata y el pedazo de vista, pero lo que se dice pedazao de pedazo de vista, no sé, digamos que te pone en estado eufórico-alterado.
Olu Deniz, (Mar Muerto, o Quieto, o algún sentido así), es una laguna de color azul turquesa con unas playas escondidas y sombreadas que sería ún paraíso si no estuviesen explotadas con saña. Es cierto que no se puede construir, ni nada, pero alrededor es aquello como que hubiesen pasao tres aprendices de Giles, bares, hostales y en fin, el típico guiri heaven, souvenirs a gogó, precios decentes, si estás en Toledo, pero estás en Turkía, por tanto, precios caros. En mi primera visita había cuatro gatos y solo dos hoteluchos con ganas de chapar por la poca afluencia. Su público sigue teniendo.
¿Dónde os mando yo, diréis? Bueno, aquí queda el último tramo. Desde la misma playa, un par de veces al día, sale un barco más chico y destartalao que los demás, que pone un cartel "Butterfly Valley Service". Bueno, te subes a ese barco, verás siempre peña esperando, mucha rasta y mucha rubiedad también, y tira millas. En 45 minutos el barco torcerá a la izquierda y entraréis en el golfo que hace el sitio, como se aprecia en la foto.
Veinte minutos más tarde llegáis a la playa, saltáis al agua con la bolsa en la cabeza (viajen ligeros...) y ya estáis en el Kelebek Vadisi, o Butterfly Valley, o Valle de las Mariposas Tigre.
El lugar es una isla técnica, solo se puede llegar por barco, o bien descendiendo uno de los farallones de 300 metros de altura que lo rodean. Hay dos caminos de cabras y alguna cuerda. El de la izquierda va a dar a la cascada, con cuevas llenas de mariposas del tamaño de la palma de la mano, que si haces un ruido se espantan y crean un revoloteo que flipas, pero se controla mucho que no hagas eso porque las asustas por lo visto y dejan de parir.
Por la derecha llegas tras una escalada para gente apañaíya, no hace falta equipo, solo no tener vértigo, y llegas a Faralya, una cortijada donde la cortijera te da de comer por poca guita, un par de euros o así, y empiezan a salir platos y dices, no quiero que pase este momento nunca. Desde ahí tiré la segunda foto.
Pero el epicentro de la jugada está a pie de playa. Allí tienen montadas unas cabañas con techos de parra (uvas a esgaya final de agosto y primera quincena de septiembre). Luego algo parecido a un restaurante que hace un menú para la gente decente y otro para vegetarianos. No es la comida por lo que la gente va allí.
Las comidas vales un par de euros, las birras y rakis uno, pero por supuesto te llevas tú la vitualla que quieras. Dormir otros dos euros, derecho a colchoneta o también tienda de campaña. No hace falta saco en verano, antes de acabar de abrir los ojos ya estás metido freskito en el agua, un agua que te ves los pies cuando te cubre hasta los ojos.
Los precios son de hace dos años, pero no tiene afán lucrativo y la única energía proviene de un grupo para enfriar las birras y poco más, el resto todo con apaños. En agosto pueden juntarse 300. En junio y septiembre nunca vi más de 30. Hay poca info, pero tienen su web en internet. Trepando por las rocas tienen el Rock Café, una caña de sitio, porros memorables.
Bueno, ahí les van las fotos del lugar, la primera desde que vas llegando y la segunda desde Faralya por detrás. Altamente recomendable para aquellos que buscan sitios curiosos.
Allahesmarledik. Tessekürler por la paciencia.