Distancia entre el foco y las plantas
La producción de las plantas en interior depende, en gran medida, de la cantidad de luz que reciben. Así que cuanto mayor sea la potencia de la lámpara utilizada y más acerquemos el foco, la planta producirá cogollos más grandes y pesados.
Si utilizamos un sistema de iluminación de luz fría (lámparas de bajo consumo, fluorescentes o leds) la distancia que se mantiene entre la lámpara y las puntas de las plantas es muy pequeña, pudiendo llegar en algunos casos incluso a estar en contacto directo.
Pero al utilizar equipos de iluminación de alta presión (vapor de sodio, halogenuro metálico…) el calor que producen este tipo de lámparas nos obliga a dejar una separación entre la lámpara y las plantas para que no se quemen. Es muy importante dejar la distancia justa y necesaria, ya que si separamos el foco demasiado perderemos mucha producción final.
Para saber la distancia exacta colocaremos un termómetro colgando a la altura de la puntas de las ramas más altas, en las plantas que están justo debajo del foco (que son las que más calor reciben). Con el termómetro en esa posición, deberá marcar temperaturas máximas de aproximadamente 28-29ºC. Si el termómetro marca por ejemplo 25º en puntas, debemos acercar más el foco. Si marcase 32º hay que alejarlo… jugad con la altura del foco de modo que se mantengan esos 28-29º en puntas.
De tener el foco separado un metro a tenerlo a medio metro de las puntas, las plantas no reciben el doble de luz sino 10 veces más. Por esto, simplemente acercándolo 10 cm,la ganancia de lúmenes es considerable y dando resultado muy notables en la cosecha final. Se aconseja utilizar un luxómetro para asegurarnos de que las plantas reciben la potencia de luz suficiente, y saber así, el momento adecuado en que sustituir las lámparas por desgaste.
Es común escuchar el consejo de que la distancia correcta con lámparas de 400w y 600w es de 50cm entre el foco y las plantas, pero esto solo debe tomarse como dato orientativo. En invierno quizá las bajas temperaturas nos permitan acercarlo más, mientras que en verano seguramente a 50cm se empiecen a quemar las puntas.
El termómetro no hay que colocarlo debajo apoyado en una maceta, o atarlo a una esquina del armario (son errores muy habituales). Debe estar colgado a la altura de las puntas (que es donde realmente interesa tomar la lectura), y conforme van creciendo las plantas el termómetro debe ir subiéndose con la ayuda de una polea easy roller, un hilo de pescar..… o aquí ya cada una que dé rienda suelta a su imaginación…
Al utilizar kits de iluminación de 400W o 600W, en verano es posible que tengamos que alejar demasiado el foco. En los casos que la temperatura obligue a separarlo 70cm o más, las plantas empezaran a espigarse, ramificarán muy poco y la producción final disminuirá notablemente. Para que esto no ocurra a veces es necesario equipar el cultivo con extractores muy potentes o incluso con máquinas de aire acondicionado. Muchos cultivadores paran sus cultivos de interior en los meses calurosos y aprovechan para hacer un cultivo en exterior, que se cosecha hacia el mes de octubre y es entonces cuando vuelven a arrancar los interiores.
La producción de las plantas en interior depende, en gran medida, de la cantidad de luz que reciben. Así que cuanto mayor sea la potencia de la lámpara utilizada y más acerquemos el foco, la planta producirá cogollos más grandes y pesados.
Si utilizamos un sistema de iluminación de luz fría (lámparas de bajo consumo, fluorescentes o leds) la distancia que se mantiene entre la lámpara y las puntas de las plantas es muy pequeña, pudiendo llegar en algunos casos incluso a estar en contacto directo.
Pero al utilizar equipos de iluminación de alta presión (vapor de sodio, halogenuro metálico…) el calor que producen este tipo de lámparas nos obliga a dejar una separación entre la lámpara y las plantas para que no se quemen. Es muy importante dejar la distancia justa y necesaria, ya que si separamos el foco demasiado perderemos mucha producción final.
Para saber la distancia exacta colocaremos un termómetro colgando a la altura de la puntas de las ramas más altas, en las plantas que están justo debajo del foco (que son las que más calor reciben). Con el termómetro en esa posición, deberá marcar temperaturas máximas de aproximadamente 28-29ºC. Si el termómetro marca por ejemplo 25º en puntas, debemos acercar más el foco. Si marcase 32º hay que alejarlo… jugad con la altura del foco de modo que se mantengan esos 28-29º en puntas.
De tener el foco separado un metro a tenerlo a medio metro de las puntas, las plantas no reciben el doble de luz sino 10 veces más. Por esto, simplemente acercándolo 10 cm,la ganancia de lúmenes es considerable y dando resultado muy notables en la cosecha final. Se aconseja utilizar un luxómetro para asegurarnos de que las plantas reciben la potencia de luz suficiente, y saber así, el momento adecuado en que sustituir las lámparas por desgaste.
Es común escuchar el consejo de que la distancia correcta con lámparas de 400w y 600w es de 50cm entre el foco y las plantas, pero esto solo debe tomarse como dato orientativo. En invierno quizá las bajas temperaturas nos permitan acercarlo más, mientras que en verano seguramente a 50cm se empiecen a quemar las puntas.
El termómetro no hay que colocarlo debajo apoyado en una maceta, o atarlo a una esquina del armario (son errores muy habituales). Debe estar colgado a la altura de las puntas (que es donde realmente interesa tomar la lectura), y conforme van creciendo las plantas el termómetro debe ir subiéndose con la ayuda de una polea easy roller, un hilo de pescar..… o aquí ya cada una que dé rienda suelta a su imaginación…
Al utilizar kits de iluminación de 400W o 600W, en verano es posible que tengamos que alejar demasiado el foco. En los casos que la temperatura obligue a separarlo 70cm o más, las plantas empezaran a espigarse, ramificarán muy poco y la producción final disminuirá notablemente. Para que esto no ocurra a veces es necesario equipar el cultivo con extractores muy potentes o incluso con máquinas de aire acondicionado. Muchos cultivadores paran sus cultivos de interior en los meses calurosos y aprovechan para hacer un cultivo en exterior, que se cosecha hacia el mes de octubre y es entonces cuando vuelven a arrancar los interiores.