La importancia de la luz ultravioleta en el cannabis es un interesante tema. Ya en 1981, Clarke escribía en Marijuana Botany que “el papel de la luz ultravioleta debe ser enfatizado. Parece que la luz ultravioleta, normalmente aportada en abundancia por la luz solar, forma parte del proceso de conversión de CBD ácido en THC ácido. En consecuencia, la falta de luz ultravioleta en los cultivos de interior puede ser responsable de la limitada psicoactividad del cannabis cultivado bajo luces artificiales”. Sin embargo, hoy sabemos que cultivando en interior se puede conseguir marihuana de enorme potencia y gran psicoactividad. Probablemente la baja psicoactividad de la que habla Clarke tenía más que ver con la poca potencia lumínica de las luces usadas entonces y con la genética sembrada, que no con el hecho de que el cultivo fuera de interior. Faltan, sin duda, nuevos estudios que investiguen la diferencia en producción de THC en un cultivo de interior si se añade o no luz ultravioleta.
La luz ultravioleta es muy dañina, y las plantas de cannabis crean bosques de glándulas de resina que filtran los rayos UVA y evitan que lleguen a las semillas, donde las podrían dañar. Si la variedad de maría vive en un lugar con mucha luz UVA, irá evolucionando generación tras generación para fabricar cada vez más THC y así filtrar mejor la luz. En cambio, si la variedad vive donde no hay tanta radiación ultravioleta, evolucionará reduciendo la fabricación de THC y desviando esa energía a otras funciones. Las variedades más psicoactivas vienen de lugares con mucha radiación ultravioleta, básicamente de las altas montañas y las regiones ecuatoriales. Cuando esas plantas se siembran en otros lugares producen más o menos la misma cantidad de THC pero, a la hora de reproducirse, si se dejan a su aire, aquellas plantas que produzcan menos THC poseerán una cierta ventaja, ya que tendrán un poco más de energía para dedicarla a florecer más, por ejemplo, y por tanto se reproducirán algo mejor. En unas pocas generaciones la variedad habrá evolucionado hacia menor producción de THC. En cambio, si en lugar de dejarlas reproducirse a todas, sólo se cruzan aquellas más potentes, la nueva generación podría ser incluso más potente.
Cuando se cultiva en invernadero, el cristal o el plástico que lo cubren filtran gran parte de la radiación ultravioleta. En Holanda, donde casi todos los cultivos se hacen en invernadero o con lámparas HPS, las plantas reciben poca radiación ultravioleta y sin embargo dan cogollos muy potentes.
Algunos cultivadores exponen sus plantas a una o dos sesiones de veinte minutos de luz ultravioleta cada día con lo que, aseguran, la producción de resina es mayor. Según otros cultivadores es mejor adaptar las plantas poco a poco a la radiación UVA, empezando con sesiones de uno o dos minutos y llegando hasta las dos horas diarias en varias sesiones. Un exceso de luz ultravioleta, quema las plantas. Si hay que entrar en el jardín mientras la lámpara de luz ultravioleta está encendida es importante llevar gafas de sol que filtren los rayos UVA y un sombrero.