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Juventud y Cannabis, aquellos años… en Colombia

14 November, 2015, 22:00 PM
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Tampoco fue hace mucho, eran los años 70, los Beatles aún marcaban tendencias, pero escuchábamos ya bandas de toque fuerte como Pink Floyd y otros que producían sonidos denominados por nuestros progenitores como una “Pelea de gatos”.

Algunos chicos burgueses, autodenominados “La Gallada”, que vivíamos en zona residencial, dedicábamos buena parte del tiempo de ocio a escuchar en alguna de las casas de nuestros amigos, llenas de afiches por cierto, música de la época, Led Zepelin, Alice Cooper, Black Sabbath, y otros “locos” que acompañábamos con toques en cualquier tarro o superficie dura hasta que el papa y/o la mamá (“Cucho o cucha”) nos pegaran un grito y nos hicieran callar.

texto don tito 3

No faltaban los consejos de parte de ellos antes de que abandonáramos nuestro templo, esa habitación sagrada llena de cosas raras que parecía la cueva de locos por el desorden que reinaba, decían nuestras “cuchas”. “Asienten cabeza” decía el papa, “La juventud no dura toda la vida”, “Pónganse a hacer algo: Estudien o vengan y me ayudan para que vean lo bueno y duro que es el trabajo, mientras ustedes lo dedican a hacer nada”, que era la frase más desalentadora que podría pronunciar padre alguno.

“¿Quién los mando a crecer?, ¿Para qué me tuvieron?, Nosotros ya estamos haciendo algo: disfrutar la vida”, Era la respuesta que pensábamos ya que no nos atrevíamos a decirlo de frente, evitando una bofetada o chancletazo de la mamá o un correazo del papá, pues ambos tenían formas diferentes de tortura e intimidación.

Desplazados, casi “echados” nos sentíamos y terminábamos en la tienda del barrio o sentados en los muros de las esquinas, donde seguía la tertulia impregnada de sueños y declaraciones de aventuras.

Hablábamos de cine, declamábamos, leíamos poesía así fuera atrevida, soñábamos y prospectábamos una vida adulta alejada de lo que nos molestaba: La rutina y la hipocresía entre algunas. Definitivamente no queríamos ser como nuestros padres que todos los días hacen lo mismo y llegan “cansados como si nosotros fuéramos los culpables” o como ellas, nuestras madres que se la pasaban alegando como si también tuviéramos culpa alguna de haber elegido como esposo a nuestro padre.

texto don tito 1Con el tiempo, las cosas fueron cambiando y esa marcada diferencia entre padre y madre se hacía menos tormentosa, al menos con las mamas con las que fuimos logrando aceptación, y eso lo logramos después de descubrir que era hora de tomar de la biblioteca familiar, esa pequeña Biblia y bien conservada que mama tenia.

Una biblia excelentemente editada, generalmente de pasta semidura, impresa en papel Seda o similar a papel de arroz, libro “sagrado” que nos empezó a acompañar para todo lado y en todo momento.

“Por fin se convirtieron” decían las madres, “Yo sabía que esa rebeldía y ociosidad no le iba a durar toda la vida”. Estoy seguro que muchas por un tiempo durmieron tranquilas. Sus sueños dejaban de ser pesadillas tormentosas para ser dulces y alegres momentos.

Recuerdo que en la época “bíblica” me refiero al tiempo que cargábamos el sagrado libro, las mamas empezaron a ser más consecuentes con nuestra música y aceptaron de mejor forma a los amigos a quienes empezaron a mostrar mejor disposición a pesar de ser greñudos (peli largo).

Algunas se volvieron interlocutoras y defensoras ante nuestros padres que seguían siendo duros y nada consecuentes. Ellas nos defendían, gracias a que habíamos tomado la decisión de cargar la biblia en nuestras mochilas en las que llevábamos otros utensilios.

Los tiempos buenos no son eternos, todo cambio hasta que ellas furtivamente empezaron a esculcar nuestras pertenecías y descubrieron que la Biblia cada vez era más delgada, por lo que hicieron su reclamo: “¿Qué pasó que aquí falta el génesis?, ¿Por qué razón lo arrancaron?”

como nació 2Algunas de ellas muy ilusas, llegaron a decir: “Me imagino que la presto y algún dañino las arranco.

Esa fue la mejor oportunidad para culpar a otros de algo que podrá ser, pero no era: ¿Cómo iba decirle yo que cada página me servía para sacar dos sabanas y armar un pucho?”, Posiblemente ella no lo entendería, o era mejor mantenerme en silencio y que muera sana.

Algunos de mis amigos si aprovecharon: Salmo que se leían, salmo que se fumaban, otros tan solo la usaban vil mente sin leerse nada.

Hoy en día algunos de esta gallada nos encontramos y hablamos de la época bíblica, de la gallada que se fumó la religión para pasarla bueno.

Los MAD. (Marihuaneros Andan Diciendo).

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