En el Reino Unido, el movimiento pro-cannabis nunca ha ganado realmente ninguna tracción política. Los activistas a favor de la legalización se han visto frustrados por una combinación de conservadurismo británico y de políticos adversos al riesgo. El caso reciente del pequeño Alfie Dingley, de Warwickshire y a quien se le negó el permiso para el uso del aceite de cannabis para combatir sus ataques epilépticos, ha vuelto a poner el tema en el punto de mira en el Reino Unido.
El Ministerio del Interior británico negó la solicitud a los padres para una licencia de cannabis porque bajo la ley del Reino Unido el medicamento “no puede prácticamente ser recetado, administrado o suministrado al público”. Sin embargo, algo ha sucedido en los últimos dos años, lo que significaría que Gran Bretaña sea la próxima democracia occidental que podría legalizar el cannabis recreativo.
Una potente razón son las grandes cantidades de efectivo que hacen las empresas legítimas que han invertido en la liberalización de los mercados mundiales de cannabis. En Europa, 14 países han introducido diversos modelos de despenalización para la venta médica o recreativa de cannabis. Sin embargo, es en Estados Unidos donde los mayores cambios han hecho que el cultivo y su comercialización de la droga sean muy rentables.
El uso recreacional
Las nuevas leyes introducidas por varios estados norteamericanos legalizan el uso de cannabis para tratar afecciones médicas y han abierto al país a una plétora de oportunidades para el mercado comercial. Canadá se ha unido recientemente a la fiebre del oro de la marihuana y este próximo verano legalizará el uso del cannabis para uso médico y recreativo.
Las firmas de capital privado y los inversionistas han estado involucrándose en este nuevo mercado y solo en el Reino Unido se ha recaudado un tercio del capital de inversión estadounidense. Privateer Holdings lidera la lista, que según los informes se ha beneficiado de los fondos de la City de Londres. Hasta la fecha, Privateer ha recaudado más de 140 millones de dólares para invertir en productos legales de cannabis.
Otra compañía que también lo está haciendo bien es Columbia Care, un negocio multimillonario de cultivo de cannabis que suministra marihuana medicinal en los Estados Unidos. La compañía es dirigida por un ex policía, Mike Abbott, quien en 2016 dijo: “Me encantaría traer algunas lecciones que hemos aprendido al Reino Unido”.
Inversores ricos
En el Reino Unido, estiman que el mercado de cannabis podría valer 11.300 millones de dólares. Por lo tanto, no es de extrañar que los grupos de presión y los grupos de reforma a favor del cannabis cuenten con el respaldo de los inversores adinerados.
Uno de los más destacados es Paul Birch, uno de los fundadores de la empresa de redes sociales, Bebo se vendió en 2008 por $ 850 millones. Birch ha usado parte de su efectivo para entrar en el sector del cannabis del Reino Unido. Sin embargo, hay una creciente evidencia de que el medicamento puede ayudar en el tratamiento de muchas afecciones médicas, incluidas la epilepsia y la EM.
En 2015, Birch financió un nuevo partido político llamado Cannabis Is Safer Than Alcohol y creó un grupo de expertos, Volteface, que hace campaña sobre políticas de drogas alternativas. Una persona clave es Steve Moore, ex asesor de David Cameron, que Birch ha nombrado director de su grupo de expertos.
Moore cree que Gran Bretaña ha perdido la guerra contra las drogas, dejando al mundo criminal a cargo de este mercado no regulado. También dice que “las innovaciones más importantes se están produciendo en el extranjero, mientras que en el Reino Unido el debate sobre las alternativas a las políticas de drogas existentes se había oscurecido. Cuando se trata de reformar las leyes sobre el cannabis, es a las Américas a donde hay que recurrir. Las reformas que se llevan a cabo actualmente en algunos estados de EE. UU., Canadá cambiarán la naturaleza de estos debates para siempre”.
Beneficios de la protesta
“Los ingresos fiscales, generados por la introducción de un mercado de cannabis en el Reino Unido, podrían usarse para combatir la adicción a las drogas más duras. En los próximos meses, Volteface intensificará su presión lanzando “Cannabis en el Reino Unido”, que según Moore “llevará a las conversaciones y consultas que hemos estado teniendo entre bastidores con los miembros del público, los políticos y los grupos interesados a la dominio publico”.
De esta manera, la campaña para legalizar el cannabis en Gran Bretaña recibirá un cambio de imagen corporativo. Y el capitalismo, tiene la costumbre de cambiar las leyes que se interponen en el camino del beneficio.
Reino Unido más parecido a Canadá que a EEUU
Debido a que la constitución canadiense es más similar a la del Reino Unido, muchos defensores del cannabis británicos creen que es más probable que se siga el modelo canadiense. La atención se centraría en la protección del uso nocivo del cannabis a los más jóvenes.
En 2004, el gobierno laborista re clasificó el cannabis a una droga de clase C, eliminando la amenaza de arresto por posesión, una medida propuesta ya en 1979. Aunque duró muy poco, en 2008, la nueva Secretaria del Interior, Jacqui Smith, volvió a clasificar el cannabis en el Reino Unido como una droga de clase B.
