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Canadá de camino hacia la legalización de la marihuana

30 January, 2016, 20:00 PM
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Cuando Justin Trudeau se erigió como el rotundo vencedor, no sin sorpresa, en las elecciones canadienses, a Marc Emery inmediatamente le resultó evidente que “la marihuana ahora es legal en todo Canadá“. Otros activistas canadienses también celebraron la victoria del Partido Liberal, casi como si el cannabis ya no estuviera prohibido. La verdad es que la situación se sigue alejando mucho de eso. Sin embargo, tampoco es como si el nuevo primer ministro hubiese descubierto planes ocultos para volver a legalizar la planta de la segunda a la última página del programa electoral de su partido. De hecho, ya había convertido el cannabis en un tema principal durante la campaña. Cualquiera que votase a favor de Trudeau en Canadá, literalmente, sabía lo que le aguardaba al electorado en caso de que consiguiese la victoria: plantas de cannabis legal en un país del G7.

Trudeau, que había planteado la regulación del cannabis como uno de los puntos clave de su nueva política, se dispuso a cumplir lo prometido poco después de su elección. A las pocas semanas de asumir el cargo, convocó al Departamento de Justicia con el fin de hacer todo lo necesario para implusar una política nacional del cannabis. En una carta abierta, Trudeau ha esbozado las lineas generales a su gabinete, y ha priorizado la puesta en marcha de una serie de compromisos que había adquirido con sus electores durante la campaña. “En colaboración con Public Safety Canada y Health Canada, hay que impulsar un proceso dirigido hacia la legalización y regulación del cannabis a nivel nacional, regional y local”, escribe el nuevo líder de Canadá sobre el tema del cannabis. Tres semanas más tarde, el gobernador general David Lloyd Johnston confirmaba que el nuevo gobierno planeaba poner en marcha una ley “para legalizar, regular y restringir el acceso a la marihuana.”

Vancouver es pionera

En Vancouver, uno puede llegar a creerse que el cannabis es legal. Desde hace algún tiempo, el gobierno de la ciudad, a cargo del Alcalde Gregor Robertson, ha permitido las farmacias donde se dispensa cannabis, que de hecho son ilegales en Canadá. El Ayuntamiento de Vancouver incluso participa activamente en el establecimiento de normas para estos dispensarios médicos, que son ilegales en virtud de la legislación canadiense. Desde junio de 2015, las farmacias de cannabis pueden solicitar una licencia, y las ochos primeras están a punto de concederse. En total, 176 tiendas la habían solicitado. La mayoría no lo consiguieron debido a la regla estricta de la proximidad, que obliga a mantener una distancia de 300 metros entre los dispensarios y los colegios. Los solicitantes rechazados tienen ahora seis meses para buscar locales adecuados con el fin de presentar una nueva solicitud de licencia. Hasta hace poco, la tolerancia en la capital de British Columbia (Columbia o Colombia Británica, en español) había dado lugar a un feroz conflicto con el gobierno conservador del anterior primer ministro, Steven Harper. Durante su dilatado mandato a cargo de esta administración, se encargó de reforzar, de forma gradual, la legislación del cannabis e incluso prohibió a los pacientes el cultivo de su propio cannabis, algo que antes era legal. Por supuesto, los conservadores querían haber cerrado todos los dispensarios de Vancouver para cuando terminase su tiempo en el cargo en 2015, ya que tales medios de dispensación incumplimian la legislación canadiense. El nuevo gobierno, sin embargo, considera que Vancouver es un tipo de experimento piloto de un modelo regulado a nivel nacional, en vez de un peligro. Durante las últimas semanas y meses, se han tomado decisiones relativas a proyectos de este tipo en varias ciudades y comunidades de la Colombia Británica, y a día de hoy, ya no sólo se trata de que la policía de Victoria se pregunte cómo, y si debe, o no, realizar intervenciones en las tiendas nuevas, o si ni siquiera se les permite hacerlo.

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Los Salones para Vaporizar siguen prohibidos de momento

Además de los dispensarios, que sólo pueden atender a pacientes autorizados, también se han establecido en Vancouver los llamados Salones del Vapor, donde por una cuota mensual, los pacientes y consumidores recreativos pueden vaporizar cannabis en un ambiente parecido al de un coffeeshop. Algunos de estos salones están conectados directamente con las farmacias de cannabis, mientras que otros funcionan por separado. En estos lugares, no se vende cannabis, por lo que practican una política de “Trae Tus Propios Cogollos”. Aunque los salones no venden, los dirigentes municipales de Vancouver tienen la intención de asegurarse de que no reciben licencias y de que se cierran indefinidamente. Pero muchos de estos establecimientos permanecen en funcionamiento lo que, según la opinión del criminólogo canadiense Profesor Neil Boyd, no plantea ningún problema significativo. En la Universidad Simon Fraser de British Columbia, durante muchos años, Boyd ha estado investigando y publicando sobre los efectos de todo tipo de drogas en la sociedad canadiense. Cree que estos salones son menos peligrosos que los pubs. “Recuerdo haber hablado con un agente de policía una vez que me dijo, ‘Sabes, Neil, si no fuera por el alcohol, yo sólo tendría trabajo a media jornada.’ No se puede decir lo mismo del cannabis. El cannabis no produce el mismo tipo de trastornos sociales que el abuso de alcohol,” afirmaba Boyd en una conversación con el diario The Globe and Mail.

La Convención Única de las Naciones Unidas es un barómetro

Aunque la re-legislación en la Colombia Británica parece estar avanzando más rápido que cualquier otro cambio legislativo, el gobierno canadiense del primer ministro Trudeau tendrá que seguir trabajando duro hasta que el cannabis pueda venderse legalmente en todo el país. Además de los regulaciones necesarias en materia de protección de la juventud, prevención, fiscalidad, auto-producción y de la seguridad de los consumidores, Canadá también debe tener éxito a nivel internacional en calidad de país del G-7 y apaciguar a sus socios en el ámbito internacional. A diferencia de Uruguay, es una de las mayores economías del mundo. Cuando la pequeña nación entre Argentina y Brasil legalizaba el cannabis en 2013, ya había habido críticas y amenazas por parte de la ONU, que todavía no se han materializado. Sin embargo, Uruguay ni siquiera ha logrado establecer un sistema de ventas que pueda criticarse o sancionarse. Canadá, por su parte, no está lista para legalizar el cannabis sin haber aclarado los detalles de antemano, y ya hay 27 productores de cannabis medicinal que simplemente están en espera de una licencia de producción para uso recreativo. Además, el anuncio del nuevo gobierno de que la legislación necesaria podría tardar hasta dos años en redactarse suena razonable, porque a diferencia de Uruguay o de los Países Bajos, se ha reflexionado mucho sobre la forma en que Canadá puede reconciliar el cannabis legal y la Convención Única de Estupefacientes de la ONU:

“Como parte del análisis sobre la legalización de la posesión y la producción de cannabis, Canadá tendrá que estudiar la manera de informar a la comunidad internacional y tendrá que tomar las medidas necesarias para ajustar sus obligaciones en virtud de estos convenios,” ha anunciado Trudeau en enero de 2016.

Este es precisamente el punto que hasta ahora han evitado hábilmente todos aquellos políticos que quieren la legalización y la ONU ha mostrado poca voluntad de compromiso. Sin embargo, incluso entre la antigua línea dura de la agencia de drogas de la ONU, la UNODC(Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, ONUDD en español), parece que se ha producido un cambio de forma muy gradual. Sir Richard Branson, co-fundador de laComisión Global de Políticas de Drogas, publicaba un documento interno de la ONU, que la propia ONU había retirado pocos segundos antes de su publicación por el veto emitido por al menos uno de los Estados miembros:

“Los tratados internacionales sobre políticas de drogas no obligan a los Estados miembros a crminalizar el consumo y la posesión de drogas para uso personal. Los Estados miembros deben tener en cuenta la introducción de medidas de protección sanitaria y medidas para evitar la superpoblación de la cárceles, incluida la despenalización de pequeñas cantidades de drogas destinadas al consumo personal. […]. Hay que dedicar más recursos a la ciencia, la investigación y a la protección de los derechos humanos, incorporando programas de prevención, tratamiento de los adictos y otras medidas paliativas”, señala el informe.

Hasta el momento, se ha podido mantener el status quo en contra de la recomendación de los expertos propios de la ONU, como consecuencia de la presión de uno o más estado(s) miembros. Sin embargo, en vista de los intentos de legalización de muchos estados de Estados Unidos y Canadá, así como de muchos países de Centro y Sudamérica, parece que va a ser sólo una cuestión de tiempo hasta que se incluyan las conclusiones de los expertos internos de la ONUDD en la postura oficial adoptada por la comunidad internacional. En caso de que Trudeau encuentre una manera de eludir la Convención Única de las Naciones Unidas y regule el cannabis, facilitará el camino a aquellos que quieren seguir a Canadá hacia la regulación.

Por Micha

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2 Responses

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