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¿Cómo conseguir las raíces más sanas en plantas de cannabis?

24 April, 2018, 9:00 AM
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Las raíces son la zona más importante de las plantas, el primer órgano embrionario que se desarrolla durante la germinación de la semilla y la que soporta toda la estructura aérea una vez la planta se ha desarrollado. Por ser una zona oculta, el cultivador no le suele prestar demasiada atención, cuando la gran mayoría de problemas a lo largo del cultivo están relacionados con el estado de las raíces.

Las raíces son las encargadas de la absorción de agua y nutrientes del suelo, trasportándolas hasta las hojas donde por acción de la fotosíntesis, se transforman en compuestos orgánicos. Cuanto más espacio tengan las raíces para desarrollarse, más altura y envergadura alcanzará la planta. Es fácil comprobar que cuando cultivamos directamente en el suelo o en contenedores de gran tamaño, donde las raíces tienen espacios ilimitados para desarrollarse, podemos conseguir auténticos árboles.

Raíces sanas, siempre será una garantía de plantas sanas. Para ello lo primero que debemos hacer, es usar un sustrato de calidad. Un buen sustrato debe estar perfectamente compostado y estirilizado. Ésto garantizará que la materia orgánica que contenga esté perfectamente descompuesto y que esté libre de cualquier tipo de hongo, plaga, enfermedades patógenas o incluso que no incluya semillas de otras plantas, algo muy común en los sustratos de mala calidad. También debe contar con material que retenga humedad y aporte esponjosidad, como perlita o fibra de coco. Las raíces en un sustrato compacto tienen dificultad para desarrollarse, además de que siempre es más complicado regar cuando toque hacerlo.

Que un sustrato contenga más o menos cantidad de nutrientes, llega a ser indiferente. Si tenemos un sustrato muy enriquecido, éste garantizará que las plantas tengan nutrientes disponibles para un crecimiento óptimo durante varias semanas. Si usamos un sustrato ligero, tendremos que usar abonos antes que con uno completo. ¿Mejor o peor? Ni lo uno ni lo otro, siempre va a depender del gusto del cultivador.

Además del sustrato, podremos favorecer un buen desarrollo de las raíces con una serie de productos como son las enzimas, las micorrizas, las trichodermas o los estimuladores radiculares. Te contamos qué son y para que se usan cada uno de ellos:

  • Las enzimas son moléculas de naturaleza proteica que catalizan reacciones químicas. Se encargan de descomponer la materia orgánica del suelo y en concreto las raíces muertas, tranformándolas en nutrientes y azucares de rápida asimilación por parte de las raíces. Con ésto, se evita que sean caldo de cultivo de hongos patógenos. También favorece el desarrollo de hongos y bacterias beneficiosas que liberan azúcares naturales en el medio, tras procesar esta materia orgánica.
  • Las micorrizas por su parte es un hongo beneficioso. Más del 90% de árboles y plantas que crecen en el exterior cuentan con micorrizas de forma natural en sus sistema radicular. Se trata de la simbiosis entre un hongo y una raíz, en la que ambos obtienen beneficios. La raíz recibe del hongo agua y nutrientes, y el hongo recibe de la planta hidratos de carbono y vitaminas que por si sólo no es capaz de procesar. Aporta una gran resistencia frente a ataques de otros hongos patógenos y en condiciones de sequía.
  • Trichodermas harzianum es otro hongo beneficioso. Posee unos metabolitos muy eficaces para combatir enfermedades fúngicas en las plantas sin dañarlas y sin perjudicar el medio ambiente. Pueden ayudar a incrementar la producción entre un 10% y un 15%, ya que aumenta la captación de agua y nutrientes del suelo. Las trichodermas forman un escudo alrededor de las raíces que las protege contra otros hongos como pythium, rhizoctonia, fusarium, sclerotinia o phytophthora.
  • Los estimuladores de raíces como su propio nombre sugiere, estimula el desarrollo de nuevas raíces. Además sirven para recuperar raíces dañadas y acelera el crecimiento de las plantas, evitando situaciones de estrés. En su composición se suelen encontrar hormonas del crecimiento, aminoácidos, vitaminas y nutrientes en específicos en bajas dosis.

Además de todo ésto, es fundamental mantener durante el cultivo unos buenos hábitos de riego. El cannabis es una planta que consume grandes cantidades de agua, pero que tampoco le gustan los excesos. Se debe regar cuando la planta lo necesite, encharcando bien todo el sustrato para evitar que quede alguna zona seca. Y no volveremos a regar hasta que los dos primeros cm del sustrato se hayan secado por completo. También es interesante cuando se cultiva en macetas, regar hasta que comience a salir agua por el drenaje, ya que arrastrará sales residuales que se acumulan con el uso de abonos.

 

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