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Cultivo invernal de cannabis, las claves para siempre triunfar

21 November, 2018, 13:00 PM
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Terminada la temporada de cultivo exterior con la cosecha de las variedades más tardías, algunas aún en floración, la gran mayoría de cultivadores con la despensa llena deja pasar los meses hasta la siguiente temporada. Pero el cultivador es un ser inquieto que en muchas ocasiones cultiva por el placer de cultivar y no es capaz de esperar tanto tiempo. Es por ello que muchos recurren al llamado “cultivo invernal”.

Queda claro que un cultivo invernal se trata de cultivar en invierno, pero siempre que el clima lo permita. En muchas zonas será imposible, sea por la poca cantidad de sol, por la gran cantidad de lluvia, por el frío, por la nieve… Pero en muchas otras zonas sí es posible, ya que aunque las temperaturas son bajas, las horas de sol son las suficientes para que las plantas produzcan buenas cosechas.

En cuanto a la cosecha, cabe destacar que estará muy por debajo de los rendimientos que se pueden obtener en verano. Las condiciones climáticas no son lógicamente las mismas y las plantas no suelen alcanzar grandes tamaños. Pero a su favor, que tanto los sabores y aromas se potencian. La misma variedad cosecha en verano e invierno, pueden cambiar de sabor totalmente, siempre a favor de la cosechada con frío.

Pero empecemos por lo básico, que es comprender el fotoperíodo de esta planta. El cannabis es fotodependiente, es decir que son los fotoperíodos los que controlan sus fases. Crece cuando las horas del día aumentan, y florece cuando las horas de día comienzan a disminuir. Desde el solsticio de verano (20-21 de junio) hasta el solsticio de invierno (21-22 de diciembre), las horas de luz disminuyen. Y desde el solsticio de invierno hasta el solsticio de verano, las horas de luz aumentan.

Sabiendo éso, debemos tener en cuanta varios aspectos. A estas alturas, con las horas de luz en descenso, si germinamos una semilla ésta crecerá hasta que el fotoperíodo la fuerce a florecer al alcanzar la edad sexual adulta, sobre las 4-6 semanas desde la germinación. A no ser que realicemos un aporte con luz artificial para complementar las horas de luz, podemos intuir que conseguiremos unas plantas de pequeño tamaño.

A estas alturas del año, un esqueje cultivado en interior y sacado al exterior, comenzará a florecer automáticamente por la reducción tan brusca de las horas de luz. Conseguiremos plantas de muy pequeña altura, ya que normalmente los esquejes en interior no tienen un gran tamaño. Pero también debemos tener en cuenta la inversa, que si el cultivo invernal lo comenzamos demasiado tarde, las horas de luz en aumento puede hacer que la planta revegete, es decir que detenga la floración y comience una nueva fase de crecimiento.

Las temperaturas en exterior son determinantes a la hora de realizar un cultivo invernal. Mientras las zonas aéreas soportan las bajas temperaturas mejor de lo que podemos imaginar, no ocurre lo mismo con las raíces. Cuando éstas están por debajo de 15-16 ºC, la asimilación de nutrientes se ve disminuida e incluso se puede llegar a detener, con lo que nuestras plantas ni crecerán ni florecerán en condiciones.

Mantener una temperatura así en exterior no es sencillo, pero no imposible. En maceta siempre será más complicado que en el suelo, éso debemos tenerlo en cuenta. Pero una maceta también podemos aislarla térmicamente o al menos protegerla del aire frío. También existen macetas de materiales como porexpán, con las que las raíces se encontrarán más confortables.

Sin duda la mejor opción pasa por cultivar en un invernadero o pequeño cobertizo, pero no siempre es posible. Además cuenta con la ventaja de que en un invernadero o estructura similar es muy sencillo aportar luz con una simple instalación eléctrica. Tampoco pretendemos montar un interior al aire libre, sino evitar que las plantas florezcan y un aporte de 2-3 horas de luz puede ser suficiente.

Algo muy característico de las cosechas de los cultivos invernales, además de los sabores y aromas más intensos que ya hemos comentado, es que las bajas temperaturas hacen que la asimilación de determinados nutrientes se vea afectada. Entre ellos se encuentra el fósforo, y ante una carencia de este nutriente, la planta reacciona adquiriendo unos preciosos tonos púrpuras o rojizos. Es muy común que variedades que cultivadas en verano son completamente verdes, y la misma variedad cultivada en invierno sea completamente púrpura, tanto hojas como cogollos.

 

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