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El cannabis ante la perspectiva de la legalización

1 May, 2014, 9:00 AM
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“El cannabis es la droga más recurrente en el mundo, hace uso de ella alrededor del 2,5% de la población mundial según la OMS”

“Unos subrayan que es beneficioso de cara a sobrellevar la quimioterapia y su no dependencia física, otros la señalan como detonante de esquizofrenias y obstáculo para la inteligencia”

“En términos económicos, la Amec habló en 2003 de un posible beneficio de 2.500 millones de euros para el Estado en caso de legalizarla”

“En España, las asociaciones cannábicas abrieron una veda para el tratamiento legal en términos de consumo comunitario y ponderado que puede dar un vuelco con la Ley de Seguridad Ciudadana”

La diatriba entre los defensores de la legalización y los que abogan por la prohibición de la planta de marihuana, el cannabis, y su consumo y cultivo, es una cuestión que lleva mucho tiempo sobre la mesa, tanto en España como en el contexto internacional. Vivimos recientemente la legalización de su uso recreativo en los estados de Washington y Colorado, en Estados Unidos, y la venta legal de marihuana en Uruguay; los Países Bajos son un referente de la regularización de esta droga que se puede consumir en los célebres coffee shops de las avenidas de Amsterdam sin perjuicio de quebrantar algún código legal. Pero, ¿qué es exactamente el cannabis y que consecuencias entraña su consumo? Con la Marcha Mundial de la Marihuana a la vista, que se llevará a cabo (si nada lo impide y como cada año) el próximo día 10 de mayo en más de 700 ciudades y 65 países, en España, principalmente en Madrid y Barcelona, la perspectiva sobre la legalización del cannabis no ha dejado de perderse por los colectivos y las personas la defienden.

Tal y como lo definen desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cannabis es un usado para definir “un fuerte preparado psicoactivo” de la planta Cannabis sativa, cuyo principio activo básico es el tetrahydrocannabinol (THC), que es propio de la planta de marijuana o marihuana (término acuñado en México) y de los cogollos o flores femeninas de esta planta, pero que también se encuentra en productos derivados como el hachís, que es la resina normalmente extraída de las glándulas de esas mismas flores femeninas, o el aceite de hachís, un concentrado de cannabinoide extraído directamente de la planta o de la resina. En el citado órgano de autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas (ONU), describen la situación de esta droga como “de lejos la más cultivada, traficada y consumida abusiva e ilícitamente” y afirman que la mitad de los decomisos mundiales son de cannabis, que cerca de 147 millones de personas consume cannabis anualmente (el 2,5% de la población mundial), mucho más que el 0,2% que consume cocaína y el también 0,2% que consume opiáceos. Así mismo, hay que apuntar que el mayor crecimiento en el consume de cannabis acaeció durante la década de los 60, en Norte América, Europa del Este y Australia. Respecto a los efectos del consumo de cannabis, la OMS enumera los siguientes: dificulta el desarrollo cognitivo y la capacidad de estudio; entorpece la acción psicomotora y especialmente en el uso de maquinaria pesada entraña un alto grado de probabilidad de sufrir un accidente. En cuanto a sus consecuencias sobre la salud, menciona la virtud de su consumo en tratamientos de cáncer y sida y que su prescripción médica ha sido una posibilidad en Estados Unidos por más de una década. Cita otros usos como tratamiento contra el asma y el glaucoma, como antidepresivo, estimulante del apetito y un agente con el que el cuerpo puede controlar los espasmos y las convulsiones.

Claro que hay opiniones para todos los gustos, y las que van a favor de su uso y legalización le dan la vuelta a la tortilla para hablar de las benignas consecuencias que conlleva su postura. Desde la Amec (Asociación Madrileña de Estudios sobre el Cannabis), una asociación de consumidores y estudiosos de todo lo relacionado con el cannabis y sus derivados fundada en 1995, ha reiterado desde sus inicios que nadie ha muerto a causa del consumo de marihuana; que no existen las sobredosis de marihuana, mientras que el consumo de tabaco conduce, como principal causa, a la muerte de alrededor de 10 millones de personas en todo el mundo. Subrayan la no dependencia física de la marihuana sin olvidar una adicción mental leve, en todo caso con menor adicción que la que provoca la cafeína. En cuanto a su historia, van más allá del siglo XX para recordar según qué lecturas que “el cáñamo es una de las sustancias más utilizadas en la farmacopea tradicional europea desde la Edad Media hasta el siglo XX, en el que la industria farmacéutica, con sus derivados sintéticos y compuestos químicos, gana el pulso a las sustancias tradicionales”, así como que “tras miles de años de convivencia con la humanidad sin problemas, el cannabis se prohíbe por primera vez en Estados Unidos en 1937, con la ‘Marijuana Tax Act’. Desde entonces, una feroz campaña represiva y propagandística ha deteriorado la imagen de la planta ante los ojos de buena parte de la opinión pública mundial” y que relegó una sólida industria textil y de materiales basada en la elaboración de útiles y prendas con fibra de cáñamo, que fue invisibilizada y fagocitada internacionalmente por la ulterior industria del nailon.

La defensa del cannabis va más allá de sus efectos para entroncarse en torno a factores económicos en dos vertientes, el ahorro en el gasto de la lucha contra el tráfico y consumo y el potencial fiscalizador que entraña su uso como droga. Un cálculo de la Amec, con datos sobre un ejercicio de 2003, situaba en 2.500 millones de euros los beneficios económicos para el Estado español si despenalizara todas las drogas, dividido en 1.500 en impuestos y otros 1.000 millones en ahorro de gastos, incluyendo lucha policial, juicios y gastos de los presos en la cárcel. Por otro lado, el abogado experto en narcóticos y fundador de la web Multas por Droga, Diego de las Casas, ha declarado que “la marihuana supone el 80% del llamado ‘problema’ de las drogas”. Así mismo, en esta web postulan que el Estado ingresaría unos 1.200 millones de euros en concepto de impuestos si fuera legal, a lo que habría que restar entre 120 y 180 millones que recauda hoy en concepto de multas. El beneficio neto, pues, superaría los 1.000 millones de euros. Estos datos derivan de un prorrateo tal que así: “Las asociaciones cannábicas calculan que los consumidores de marihuana invierten cada mes en España 86,9 millones de euros en comprar esta sustancia”, con lo que “los consumidores de cannabis gastan al año en España 1.163 millones de euros comprando esta sustancia, según las asociaciones cannábicas de autoconsumo, que defienden que si toda la marihuana se adquiriera en sus locales, donde tributa el IVA, reportarían al Estado 177 millones de euros en impuestos”, datos que se basan en un informe al que accedió la agencia Efe; también se mencionan los 38.000 puestos de trabajo que generaría esta hipotética situación por mor del empleo dedicado al cultivo y al mantenimiento de las asociaciones cannábicas, un empleo cuya creación reportaría “unos ingresos adicionales de 400 millones de euros para el Estado en concepto de Seguridad Social e Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF)”.

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