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El inicio del club de cannabis de Urretxu (País Vasco) no fue fácil

19 May, 2014, 16:00 PM
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En Urretxu existe desde 2010, un Club Social de Cannabis, en la calle Labeaga que se mueve entre la curiosidad y el desconocimiento de cómo y cuál es su funcionamiento. Con el ánimo de explicar un poco en qué consiste esta actividad, nos hemos reunido con dos de sus responsables, su presidente, Gregorio Sancho Marchena, y el secretario, Gaspar Gezalaga, quienes recuerdan que la iniciativa surgió al ver la necesidad por parte de los vecinos que consumían esta sustancia de protegerse ante el mercado negro. Convocaron una asamblea que originó la creación del C.S.C. entidad inspirada en alguna existente en Donostia y pionera.

Despenalización

Este tipo de asociaciones practican el acuerdo de consumo compartido, una figura que protege el Tribunal Supremo y se encuentra despenalizado desde los años 70. Lo que se persigue es el tráfico que está tipificado en el artº.368 del Código Penal.

Tomaron la idea que inspiraba la jurisprudencia del Tribunal Supremo adaptándola a un marco administrativo y constando en el Registro del País Vasco.

Reconocen en el club de Urretxu que los inicios no fueron fáciles pues tanto el mercado negro como la administración han estado muy encima. El proyecto ha ido avanzando en estos 4 años, rompiendo esquemas, en busca de una regulación necesaria, «es inevitable -afirma Gregorio- que se hayan producido situaciones incómodas tanto por parte de la sociedad que no lo veía ni regulado, ni lícito, como por parte de los estamentos responsables de velar por la legalidad, en cuatro años, la situación ha ido viéndose con más naturalidad, la gente sabe que esta sede social es para consumidores de cannabis y que hay un proceso de regularización en marcha».

Federados

En junio de 2011, junto con otros once clubes formaron una federación denominada Eusfac, Federación de Asociaciones de Usuarios de Cannabis de Euskadi, de la que actualmente es presidente Gregorio Sancho.

Eusfac se planteó tres objetivos: 1º.- Regulación en el País Vasco con Gobierno y Parlamento. Se ha avanzado en ello y se busca consolidar el sistema de regulación a través de la Ley de Adicciones y su reglamento; 2.- Establecer un sistema propio de autorregulación con sus derechos, obligaciones y limitaciones; 3.- En la medida de lo posible que la actividad revierta en la sociedad por la vía terapéutica y por la vía de agentes sociales en la labor de prevención de riesgos.

La federación igualmente puede aportar su experiencia a nivel internacional comparando otros modelos que actualmente se están generando como los de Washington, Colorado, Londres,.

Para ser socio hay que tener más de 21 años, contar con el aval de un socio que te apadrina y que certifica que eres consumidor previo de cannabis y que te comprometes a no hacer apología del consumo, ni a distribuirlo a terceras personas.

Ha de tratarse de un consumo personal e intransferible; cada socio se compromete, mediante la realización de un consumo compartido, a no solicitar más de 2 gramos diarios, 14 semanales o 720 gramos anuales.

Cada socio hace una estimación firmada de lo que va a ser su consumo en el ciclo de un año, dentro de los parámetros tolerados y hace una aportación económica para sostener los gastos derivados de ese consumo, además de los gastos que sostienen la actividad que se declara ajena al ánimo de lucro.

¿En que se beneficia?

Enseguida podemos pensar que para eso no es necesario acudir a un club de cannabis, él solo puede proporcionárselo.

Gregorio afirma que «lo que gana no tiene precio, una protección y una cobertura segura que le evitan ir al mercado negro, al ilegal. La Administración también empieza a comprender que se está ofreciendo un blindaje a ese consumidor, evitándole acudir a un mercado negro con los riesgos que ello comporta, conviviendo con otras drogas y con otros consumidores y una conflictividad muy alta».

«Además -continúa explicando- lo que el socio va a consumir no está ni adulterado, ni desviado de su proceso natural, porque la asociación lleva personalmente el seguimiento de una producción ajustada y con calidad, eliminamos el riesgo de un mercado negro; procuramos un producto de buena calidad y en precio justo; y, en fin, solo estamos centrados en cannabis, ninguna otra droga más».

Cuando el club conoce las previsiones de sus asociados, entra en canción la figura del perito agrónomo, quien con la estimación y el histórico del año anterior calcula una media y establece el diseño de cultivo y el número de plantas. El club ejecutará lo establecido por el perito, realizando el cultivo compartido y se plantea una producción sujeta más o menos a lo que puede tener de desvío por razones como climatología, plaga, etcétera. Al llegar octubre se recoge la cosecha que será debidamente custodiada. La sede social será donde se dispensará en la cantidad necesaria, día a día, no existiendo stock y llevando un control de consumos informatizado.

El socio asume que la previsión puede verse alterada a la baja en la producción. En caso de darse un menor consumo de lo previsto, no puede crear stock, sino que se deriva a fines terapéuticos o elaboración de productos como tintas.

Iniciativa privada

Gregorio apuntaba el paralelismo con las sociedades gastronómicas. «En realidad son sociedades privadas que dan servicio a sus socios, a las que entras por recomendación de un padrino cerrándose el circulo ahí y no se puede abrir a la calle».

«Destinado -continúa diciendo- para un grupo determinado de consumidores habituales que se conocen y se someten a una previsión de consumo autogestionado, controlado y con garantía de calidad, precio y seguridad personal».

En 2013 fueron recibidos por la alcaldesa de Urretxu, Oihane Zabaleta y pudieron explicar su proyecto, sacando una grata impresión de sus valoraciones.

Consultada a este efecto la Alcaldía nos afirmó que «a nuestro parecer los clubes sociales de cannabis son organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan para que cualquier usuario pueda acceder al cannabis de forma segura, respetando sus derechos y alejándolo del peligroso mercado negro. Como propuesta pensamos que deberíamos de trabajar conjuntamente con el club y los centros escolares y asociaciones de jóvenes sobre las bases de la prevención, formación, salud y reducción de riesgos».

Fuente DiarioVasco

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