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Feminismo y cannabis: mi cuerpo, mi territorio

9 October, 2020, 13:00 PM
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Feminismo y Cannabis. “Ya no solo por el hecho de ser mujeres, sino además por ser mujeres y cannábicas. Por esto podemos hablar de feminismo cannábico”.

La que habla es la ecuatoriana Diana Maldonado, activista del observatorio de Derechos Humanos y vocera de #MatrimonioIgualitario.

La activista feminista es una de las participantes de la ExpoWeed Chile 2020, que se realiza hasta el domingo via online.

Su conferencia, llamada Feminismo y Cannabis: Estigma, Machismo y Criminalización, aborda la doble discriminación que sufre la mujer cuando además es cannábica.

DERECHO A LA SALUD

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es definida como la condición de todo ser vivo que goza de un absoluto bienestar a nivel físico mental y social.

En otras palabras, no solo es la ausencia de enfermedad.

“La idea de salud puede ser explicada como el grado de eficiencia del metabolismo y las funciones de un ser vivo a escala micro o celular y macro o social”, interpreta la ecuatoriana.

“Esta definición tomó cuerpo en los años 50 cuando se constató que el bienestar humano trasciende de lo puramente físico”.

Por lo tanto, y según la activista, en el concepto de salud integral o general, podemos decir que están estos compuestos:

. El estado de adaptación al medio biológico y sociocultural.

. El estado fisiológico de equilibrio, la alimentación.

. La perspectiva biológica y social, las relaciones familiares y los hábitos.

El desequilibrio entre esos compuestos es lo que nos llevaría a la enfermedad.

Es también la OMS la que considera que el goce de grado máximo de salud lograble es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano.

Es por eso que exige a los Estados acceso a servicios de salud de calidad y cobertura sanitaria universal.

“Por ejemplo, la libertad de que cada persona puede controlar su salud y su cuerpo sin injerencias”, entiende Maldonado.

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CANNABIS RECREATIVO

La pregunta surge sola: ¿Cómo encaja el cannabis recreativo en esta discusión?

“La salud mental es parte de la salud general o integral. Ni la salud física ni la mental pueden existir solas”, argumenta la mujer.

“El funcionamiento de las áreas mentales físicas y sociales son interdependientes”.

“La salud mental es más que la sola ausencia de enfermedades, por lo tanto esta íntimamente ligada a la salud física y la conducta”.

“La violencia de género tiene su génesis en lo antes expuesto y somos las mujeres, a lo largo de nuestro ciclo de vida, su blanco”.

“La marihuana no debe ser legal porque es bastante inofensiva, debe ser legal porque el Estado no debe interferir en las decisiones de ciudadanos mayores de edad que toman sobre sus propios cuerpos”.

“Algo que las feministas llevamos pidiendo durante muchos años: mi cuerpo mi territorio”, sentencia Maldonado.

La otra relación que encuentra la feminista es la del derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Según ella, “otro derecho fundamental para el feminismo que trata darnos a las mujeres la opción de quien queremos ser de acuerdo a nuestro plan de vida”.

“El libre desarrollo de la personalidad involucra reconocer la dignidad y responsabilidad de las personas”.

“La dignidad en tanto se acepta el valor del individuo, las libertades y los derechos que le corresponden y la responsabilidad porque enfatiza la consideración de la vida y los derechos de los demás.”

Entonces, ¿por qué el Estado tendría que prohibirme el uso de una planta?, se pregunta Diana.

Y  responde que es el Estado el que debe “garantizar que las personas desenvuelvan sus capacidades en ambientes propicios y no encuentren obstáculos para integrarse efectivamente a la sociedad”.

Ahí aparece otra de las ideas sociales de los feminismos que es que “las personas somos mas fuertes en comunidad, interconectadas e independientes”.

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ADICCIONES

La lucha contra las adicciones ha sido tomada hasta ahora bajo un paradigma que, para la activista, es errado.

Según ella, la respuesta más fácil al preguntar por que una persona adquiere una adicción es decir la sustancia en sí.

“Es la lógica que nos han impuesto la medicina y el sistema judicial”.

La misma lógica dice que “si una persona consume una droga en determinado tiempo terminará enganchada a ella porque cada vez necesitará más cantidad para sentir los efectos que sentía al principio”.

El resultado de tal razonamiento es un airado reclamo para que la policía y los jueces persigan a los distribuidores y poseedores de drogas.

Así, las adicciones acabarán desapareciendo.

“Esta teoría presupone que las drogas son entes, de por sí, malos que debe ser erradicados, pero esta idea no se sostiene en determinadas circunstancias”, contrapone Maldonado.

Y cita el experimento denominado Rat Park, del psicólogo canadiense Bruce Alexander, una verdadera revolución en el tratamiento de las adicciones.

La investigación consistió en ponerle un bebedero con agua normal y otro mezclado con morfina a ratas solitarias, que elegían el segundo hasta que se mataban.

En otro grupo de investigación, las ratas no estaban solas y contaban con divertimentos como laberinto, ruedas para correr y hasta un nido para criar.

También el agua normal y el agua con morfina.

A diferencia del primer conjunto, las ratas del parque prefirieron el agua y no la morfina.

Alexander explica esta inesperada conducta asegurando que la principal diferencia entre los dos grupos es obvia:

Las del segundo grupo contaban con la posibilidad de socializarse y tener tareas que llevar a cabo.

Mientras que las del primero solo tenían una sola qué hacer: drogarse, llenar un vacío.

Decidieron centrarse en lo único que les daba placer: las drogas.

“Encontrar fuentes de placer y satisfacción lejos de las drogas es suficiente para que ese trastorno desaparezca”, agrega Maldonado.

PATRIARCADO

“La idea de fuerza de nuestra sociedad patriarcal es la de un individuo en solitario que él supera todos los obstáculos”, refiere la activista.

“Desde el patriarcado se ha promovido la idea de que fuerte es el más resistente, el más solitario e inaccesible”.

“Esa idea ha causado mucho daño en nuestra sociedad e invisibilizó durante mucho tiempo que la problemática de las adicciones no se debe solo a una condición biológica de los cuerpos”.

“Sino que dependen mucho más de nuestras relaciones psico sociales. Somos seres sociales y necesitamos relacionarnos con otras personas”.

“Es lo mismo que llevamos años diciendo las feministas”.

“La legalización total de la marihuana nos permitiría entender que muchos de nuestros problemas de salud tienen que ver con la violencia inherente en nuestra cultura”.

“Una perspectiva feminista orientada a dar bienestar, oportunidades y restaurar el tejido social serían una gran propuesta política de salud pública en materia de la tan conocida lucha contra las drogas”.

Nos gusta fumar y eso no nos hace ni más ni menos buenas madres o cuidadoras”, finaliza Diana.

Por Ramiro Barreiro

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