Reino Unido: El cannabis (marihuana) llegaría a ser la aspirina del siglo 21
Jeremy Laurance
Editor de la Salud - El Independiente
Traducción: Dr. Pedro Naveillan F.
El cannabis, la tercera droga recreacional más popular después del alcohol y del tabaco, podría llegar a tener un nuevo papel como la aspirina del siglo 21, con la creciente evidencia de que sus compuestos protegerían el cerebro contra los efectos perjudiciales de envejecimiento.
Aunque la droga distorsiona la percepción y afecta la memoria a corto plazo, puede también ayudar a prevenir enfermedades degenerativas tales como el Alzheimer, el Parkinson, el Huntington y las enfermedades de la neurona motora. Científicos del Instituto de Neurología, en Queens Square, Londres, dicen que el "tremendo potencial" de los compuestos del cannabis está emergiendo a medida que la comprensión de sus propiedades biológicas y farmacológicas mejoran.
El Profesor Alan Thompson y sus colegas escribieron en Lancet Neurología: "La investigación básica está descubriendo miembros interesantes de esta familia de compuestos que tienen cualidades previamente desconocidas, la más notable es la capacidad de neuroprotección."
Los resultados de dos ensayos en pacientes con esclerosis múltiple se esperan para este verano y las primeras medicinas basadas en el cannabis están siendo consideradas para su autorización. Ninguna de ellas tendrá las propiedades que tiene la droga sin elaborar cuando se fuma o ingiere. El equipo del Profesor Thompson dice: "aun cuando los resultados de estos estudios no son tan positivo como muchos esperan que sean y que estamos sólo recién empezando a apreciar el enorme potencial terapéutico de esta familia compuestos, éste es claro."
Se pensó que el cannabis afectaba las células, como el alcohol, difundiéndose a través de sus membranas. Pero el descubrimiento, en 1990, del primer receptor de cannabinoides, revolucionó el estudio de la biología de los cannabinoides. El descubrimiento reveló un sistema endógeno de receptores de cannabinoides, similar al sistema de los opiáceos, a los que se fija la droga cuando se ingiere. Lo mismo que las endorfinas, que son en el cuerpo los equivalentes naturales de la heroína, un ácido graso llamado anandamida (del sánscrito, por "dicha interna") es el equivalente natural del cannabis.
El sistema natural de receptores de cannabinoides juega un papel en mantener el equilibrio de las substancias químicas que regulan en el cerebro la tasa con que las neuronas entran en acción. Los científicos creen que alterando este sistema es posible retardar o prevenir el proceso de decaimiento del cerebro. David Baker, autor y director de la revista Lancet y principal conferenciante del Instituto de Neurología, dijo: "la enfermedad de Alzheimer es el resultado de una muy lenta degeneración causada por la muerte de células nerviosas. Probablemente no vemos síntomas hasta que el 30 a 40 por ciento de las células nerviosas no ha muerto. Algo regula este decaimiento y si pudiéramos retardarlo siquiera un poco, podríamos retardar por una década el momento en el cual alguien pierde su memoria."
Pero el cannabis es una espada dos filos, con efectos dañinos potenciales. "Podría ser posible desarrollar drogas que permitan apuntar selectivamente a áreas diferentes del cerebro y médula espinal y podría haber una manera de limitar los efectos negativos" dijo el Dr. Baker.
Un estudio del Dr. Baker y sus colegas, en el que se removió en ratones el sistema natural de receptores de cannabinoides, mostró que la tasa de pérdida nerviosa aumentó, lo que muestra su papel de preservar la función cerebral. El estudio, que ha sido aceptado para su publicación en una revista médica, "refuerza verdaderamente el argumento," dijo el Dr.. Baker.
Agregó: "el cannabis ha ido desde el escritorio de diseño a los experimentos en un tiempo récord, debido en gran parte a la presión de los pacientes. Afortunadamente funcionará y será aceptablemente seguro."
Jeremy Laurance
Editor de la Salud - El Independiente
Traducción: Dr. Pedro Naveillan F.
El cannabis, la tercera droga recreacional más popular después del alcohol y del tabaco, podría llegar a tener un nuevo papel como la aspirina del siglo 21, con la creciente evidencia de que sus compuestos protegerían el cerebro contra los efectos perjudiciales de envejecimiento.
Aunque la droga distorsiona la percepción y afecta la memoria a corto plazo, puede también ayudar a prevenir enfermedades degenerativas tales como el Alzheimer, el Parkinson, el Huntington y las enfermedades de la neurona motora. Científicos del Instituto de Neurología, en Queens Square, Londres, dicen que el "tremendo potencial" de los compuestos del cannabis está emergiendo a medida que la comprensión de sus propiedades biológicas y farmacológicas mejoran.
El Profesor Alan Thompson y sus colegas escribieron en Lancet Neurología: "La investigación básica está descubriendo miembros interesantes de esta familia de compuestos que tienen cualidades previamente desconocidas, la más notable es la capacidad de neuroprotección."
Los resultados de dos ensayos en pacientes con esclerosis múltiple se esperan para este verano y las primeras medicinas basadas en el cannabis están siendo consideradas para su autorización. Ninguna de ellas tendrá las propiedades que tiene la droga sin elaborar cuando se fuma o ingiere. El equipo del Profesor Thompson dice: "aun cuando los resultados de estos estudios no son tan positivo como muchos esperan que sean y que estamos sólo recién empezando a apreciar el enorme potencial terapéutico de esta familia compuestos, éste es claro."
Se pensó que el cannabis afectaba las células, como el alcohol, difundiéndose a través de sus membranas. Pero el descubrimiento, en 1990, del primer receptor de cannabinoides, revolucionó el estudio de la biología de los cannabinoides. El descubrimiento reveló un sistema endógeno de receptores de cannabinoides, similar al sistema de los opiáceos, a los que se fija la droga cuando se ingiere. Lo mismo que las endorfinas, que son en el cuerpo los equivalentes naturales de la heroína, un ácido graso llamado anandamida (del sánscrito, por "dicha interna") es el equivalente natural del cannabis.
El sistema natural de receptores de cannabinoides juega un papel en mantener el equilibrio de las substancias químicas que regulan en el cerebro la tasa con que las neuronas entran en acción. Los científicos creen que alterando este sistema es posible retardar o prevenir el proceso de decaimiento del cerebro. David Baker, autor y director de la revista Lancet y principal conferenciante del Instituto de Neurología, dijo: "la enfermedad de Alzheimer es el resultado de una muy lenta degeneración causada por la muerte de células nerviosas. Probablemente no vemos síntomas hasta que el 30 a 40 por ciento de las células nerviosas no ha muerto. Algo regula este decaimiento y si pudiéramos retardarlo siquiera un poco, podríamos retardar por una década el momento en el cual alguien pierde su memoria."
Pero el cannabis es una espada dos filos, con efectos dañinos potenciales. "Podría ser posible desarrollar drogas que permitan apuntar selectivamente a áreas diferentes del cerebro y médula espinal y podría haber una manera de limitar los efectos negativos" dijo el Dr. Baker.
Un estudio del Dr. Baker y sus colegas, en el que se removió en ratones el sistema natural de receptores de cannabinoides, mostró que la tasa de pérdida nerviosa aumentó, lo que muestra su papel de preservar la función cerebral. El estudio, que ha sido aceptado para su publicación en una revista médica, "refuerza verdaderamente el argumento," dijo el Dr.. Baker.
Agregó: "el cannabis ha ido desde el escritorio de diseño a los experimentos en un tiempo récord, debido en gran parte a la presión de los pacientes. Afortunadamente funcionará y será aceptablemente seguro."