El momento presente (Introducción)

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
www.erowid.org
Después de largo tiempo sin dar la paliza a nadie, os quería dar a pensar sobre esta cuestión de lo que, en 1974, un jesuita definió como "el sacramento del momento presente". Evidentemente, el tal jesuita quería indicar que "a Dios sólo se le puede encontrar en el presente", ya que el pasado no existe ni el futuro tampoco (recuerdo e ilusión).
Por ello, como continuación a lo último que os dejé en este foro acerca de los comportamientos saludables (entre los que incluyo echarse unos porritos de buen rollo, unos vinitos de buen rollo, unos cigarritos de buen rollo, unos polvitos de buen rollo, etc.), tras un largo paréntesis obligado por las circunstancias que me ha tocado vivir, os invito a los que queráis a leer sobre la importancia del momento presente, de vivir el momento presente.
Los que ya me conocéis de antes, sabéis que lo que hago siempre es extractar conocimientos y libros que me parecen interesantes, fundamentando las explicaciones y conocimientos que pretendo plasmar en este foro de salud y no en el de experiencias porque entiendo que la psicología pertenece indubitadamente al terreno de la salud, aunque esté íntimamente pertenecida al ámbito de lo experimentado, de lo vivido, de lo sentido y padecido.
No es tarea fácil ahondar en el terreno de lo interno, de lo íntimo, de los oscuros fantasmas que habitan en el castillo de nuestro ego, pero considero que este foro quedaría cojo de contenidos si no se pretendiese, al menos como esbozo y humildemente (no soy psicólogo), enriquecer de algún modo cada uno de los foros que componen el gran foro general que es "lamarihuana.com", pues no debería ser suficiente con hablar de cultivo interior o exterior, de semillas o fertilizantes, sin tocar la parte que más nos afecta, que es intentar comprender por qué el ser humano ha necesitado o utilizado sustancias que modifican o pretenden modificar su estado habitual o "normal" (las llamas drogas).
Me consta que a algunos ya la palabra "jesuita", "sacramento" y "Dios" les llevará a dejar de continuar leyendo, pero, como decía Herman Hesse: "Para quien está buscando no le sirve ninguna religión y para quien ya ha encontrado cualquier religión es válida". Y es que, en el fondo, lo que se estará definiendo en los próximos capítulos podría ser definido como Zen, o, más exactamente, como "Za-Zen" (iluminación), como el relámpago que ilumina el interior de la persona y esta experiencia marca para siempre, se conserve o no el destello de la luz que se vio brillar en el interior de uno mismo.
Me consta, por propia experiencia, que la verdad absoluta tiene su edad y así se estudia en Psicología (la llamada "Edad de los Fascismos"), pero el haber superado en varios lustros tan llamativa y firme edad nos permite a los sobrevivientes a tales verdades inmutables poner en tela de juicio esos comportamientos y mentalidades que definen al mundo como una regla de cálculo, sin ser conscientes de que ellos no han definido ni la regla ni el sistema de cálculo y de que las variables que han introducido les han sido dadas, pues no tienen forma de saber que sean las correctas.
En mi caso, he sido el típico de estar en el pasado o en el futuro y muy poco, apenas, en el presente. Cuando estaba en un sitio imaginaba con frecuencia estar en otro, he disfrutado más de las vacaciones programándolas que viviéndolas; siempre he tenido deberes, tarea, trabajo, ocupaciones pendientes que me impedían disfrutar del presente; en un lugar imaginaba que no era mi sitio y que en otro lugar imaginario estaría mejor que en el que me encontraba. Es decir, siempre o casi siempre algo me impedía disfrutar del momento presente.
No es posible disfrutar de algo si estás rechazando ese algo porque lo comparas con otro algo que te parece que podría ser mejor, ni es posible congeniar o disfrutar con alguien si estás comparando a ese alguien con algún otro que te parece que podría ser mejor (alguien real o imaginario).
Estos comportamientos conducen necesariamente a vivir en una ansiedad constante, pues falta la referencia del presente y el vacío es permanente.
Es probable o no que pudiésemos tener unos padres más comprensivos, más inteligentes, más ricos, más dialogantes, pero esos padres no existen sino en nuestra expectativa de futuro o creemos recordar que conocimos a algunos padres que pudieron ser de esa manera. Del mismo modo, podríamos tener una novia o novio más guapo, inteligente, simpático, rico que el que tenemos, pero también nosotros podríamos ser distintos o carecer de brazos y piernas y vivir dependientes de terceros para todo nuestro ciclo vital; del mismo modo, podríamos sufrir un accidente mañana mismo que nos privase de esos miembros y estar destinados para el resto de nuestra vida a ser un "estorbo" para los demás. Pero esto último pertenece a las "realidades" ajenas al momento presente.
Se puede observar, por lo tanto, que la imaginación puede volar muy lejos si despega del momento presente, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, pero, la pregunta sería: ¿Por qué nos evadimos del presente?
Hace unos días leí a un famoso actor estadounidense que se expresaba más o menos en los términos de que "si no vivimos más que el presente no podríamos dar un sentido continuado y lógico a nuestra vida ni establecer proyectos en ella". Estas cuestiones trataré en próximas fechas.
Saludos a todos los que leéis estos pinitos y nociones que me parecen útiles para todos nosotros y procuraré dentro de unos días proseguir con este tema de el momento presente.
 

xGuAmAnx

Cotiledon
Interesante reflexión, me parece importante agregar o profundizar en la parte de la superficialidad del hombre, ya que és una de las barreras mas grandes que tenemos para encontrar la "felicidad" o el gusto por algo o alguien (aunque lo ideal es solo vivir ésta superficialidad en la adolecencia, pero en estos tiempos...).

Es frecuente "escoger" o "elegir" a nuestra pareja basandose en un gusto físico, es decir por su "belleza", pero ¿que és bello y qué no lo és?. La belleza es un gusto netamente subjetivo y personal que refleja las fantasias o gustos personales que se tiene hacia algo o alguien; pero éste supuesto "gusto personal" no es más que un reflejo de un gusto general, generado (valga la redundancia) ya sea por una cultura o por un simple morbo colectivo.

Una de las cosas que me ha ayudado el cannabis, es a romper con esa superficialidad que no me dejaba conocer bien a una persona, que talvez en algun momento me hizo despreciar a una mujer por su forma física; pudiendo haber sido una linda persona de la que posiblemente hubiese aprendido algo. No digo que se deba ser superficial por no consumir cannabis, porque considero que ésta superficialidad tiende a desaparecer como consecuencia de una maduración mental.

En fin, que me he levantao al baño a las 4 AM, pero por "revisar el correo" resulte escribiendo como loco aca, pero me ha ayudao a conciliar el sueño.

Saludos y buenas noches.
 
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