CARACTEROLOGIA (III) EL NERVIOSO

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
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EL NERVIOSO

Rasgos generales:

Emotivo, No Activo, Primario.

Vive a merced de sus emociones, numerosas y variables. Inconstante en su conducta, le gusta asombrar y llamar la atención, recurriendo a veces a las extravagancias y a la vanidad. Siente la necesidad de vivir
intensa y entusiasmadamente. Es generoso, alegre, optimista y afable.
Rasgos difíciles.
Precipitado, superficial, desordenado, trabaja sólo en lo que le gusta, es algo egocéntrico y poco dócil.
Para cambiar:
Conviene proponerle metas sucesivas y relacionadas entre sí, en las que tenga la sensación de desenvolverse con libertad e independencia. Es importante sacar partido de sus aficiones. Para que su emotividad pueda volcarse en ellas.

Más información:

Características del Nervioso.

Extrovertido e inadaptado.
El más primario de todos los primarios.
Sensibilidad tumultuosa e incoherente, inteligencia desordenada, pronta a entusiasmos y contradicciones, voluntad sujeta a todos los cambios.
Huye de la soledad; adora el cambio y la novedad; aficionado a la risa y diversiones; contento de sí; vanidoso y deseoso de honores.
Es móvil; aspecto de persona atareada; trabaja a sacudidas; es violento y susceptible; busca emociones profundas y nuevas; su pensar y su vida se contradicen; es el más predispuesto a la mentira; es hipercrítico y desconfiado; deseos fuertes e inconstantes (grandes planes abandonados); habla sin cesar de sí mismo; hábil para embellecer sus palabras.
Es “agudo”, tiene salidas ocurrentes. Es un imitador consumado. Elabora planes magníficos pero lleva pocos a feliz término.
Emite juicios absolutos, que cambiarán por completo con una nueva impresión. Esto le hace poco objetivo. Adorna la realidad llegando hasta la mentira.
Hay diferencia entre:
Nervioso estrecho: preocupado de sí; conmovido de sí; atento a sí; actitud altanera y despreciativa; quiere imponerse por la hazaña fácil, la protesta, etc.; parece decir: “¿os habéis fijado?”.
Nervioso ancho: generoso y pródigo; amable y afectuoso; indiferente y compasivo; “niño simpático”, pero que no se somete a ningún esfuerzo.

Tratamiento del Nervioso
Necesitan educadores muy francos y muy generosos.
Partir de su emotividad para explotarla y orientarla. Está contraindicada la severidad.
Mucha vigilancia y gran delicadeza de trato. Los reproches y las censuras no le educan; el estrecho puede contestar violentamente. Puede satisfacer su afán de figurar.
Corregirle suavemente cada vez que yerre. Procurar calma: evitarle excitaciones, etc.
Hacer el vacío. Indiferencia aparente. Frialdad mesurada. Hacerle comprender, luego, lo ridículo de su actitud espectacular; elogiar discretamente el dominio de que da prueba un compañero suyo.
Vigilar las evasiones: observar su atracción por juegos, espectáculos y relatos crueles; corregirle suavemente.
Frenar y fijar: mediante un interés renovado, un elogio que subraye los primeros éxitos, unos objetivos a su alcance y una pedagogía activa y viva.
Dominio y afirmación propia. En la pubertad proponerle el dominio de sí mismo. Analizarle una emoción particular determinada; apartarle de sus falsas originalidades y llevarle a una originalidad auténtica, meditada y decidida.
Dominar la inteligencia. Atraerla hacia la abstracción. Enseñarle a ver las cosas desde arriba y a distancia, a buscar sus explicaciones y su ley, si la tienen.
Dominar la motricidad. De la agitación desordenada a los ejercicios disciplinados. Todos los deportes sirven. Muy útiles los trabajos manuales. Como siempre, objetivos limitados y sucesivos.
Indecisión: se lanza fácilmente sin deliberar y sin prever consecuencias. Para esto lanzarle a la acción:
actos en que se ponga en juego su reputación. Excursiones. Utilizar como cebo su amor propio.
Impulsividad. Hacer el vacío ante el impulso (terquedad, palabras, gestos). Dejarle descargarse, si no es demasiado grave y aprovechar el apaciguamiento pera revelarle su servidumbre.
Movilidad de intereses, simpatías y tentativas. El ambiente escolar, con su regularidad y obligaciones, sirve para luchar contra esto. Ha de secundar esta acción la familia: negativas envueltas en una explicación sosegada y afectuosa. No ser tímidos con los nerviosos.
Movilidad en el trabajo. Disciplina. Un horario de trabajo. Que no deje las cosas para mañana. Suavidad pero firmeza.
Primariedad afectiva (tendencia a olvidar casi instantáneamente las emociones y los sentimientos a los que se debe respeto y constancia). Repetición, discreta insistencia.
Falta de objetividad y tendencia a la mentira (mentira de embellecimiento y de apuro). Dar poco alimento a su imaginación. Ambiente sin concesiones y sin severidad.
Vanidad y orgullo. No extinguir su orgullo (una de sus fuerzas); transformarlo. Pasar su satisfacción de su persona a sus actos. Darle ocasión de conseguir un éxito. Tener cuidado de enseñarlo (elogio al esfuerzo y su resultado).
Enfados del nervioso. No ceder. Revelación acompañada de indiferencia (ni tiranía ni castigo).
Desmontar sus enfados brevemente y con calma.

Ejemplos de nerviosos famosos: Baudeloire, Poe, Chopin, Sthendhal.
Su inteligencia opera con imágenes. Destaca por la concepción rápida, la imaginación viva y la expresión espontánea.
Hay que subrayar que su inteligencia se encuentra muy perjudicada por la inestabilidad del carácter, hasta tal punto que apenas es aprovechada para la actividad escolar. Está mal dotada para la comprensión, la memorización, la abstracción y el razonamiento lógico.
El nervioso tiene poca capacidad para el esfuerzo y le resulta muy difícil centrarse en el trabajo: es perezoso, distraído, inconstante e irreflexivo. Al estar distraído, se absorbe en sus imaginaciones y es superficial en sus juicios, poco práctico e inclinado a repetir las opiniones de otros. Trabaja solamente a sacudidas, es decir, cuando la tarea coincide con sus intereses momentáneos. Es irregular, incoherente y disperso en la realización de actividades.
Es un artista. No es sabio ni filósofo: le faltan la exactitud, el método, el espíritu sistemático.
Prefiere las materias “emotivas” (las que enlazan más con su gran sensibilidad): idiomas, geografía, historia, dibujo, música… En cambio rehuye las frías: matemáticas, física...
Tiene pocos intereses intelectuales y manifiesta poco interés hacia cuestiones sociales. Lee poco, retiene mal, no le gustan los juegos intelectuales.

Cómo orientarle en el estudio:
El nervioso necesita disciplinar su trabajo. Para ello hay que ayudarle a centrarse en lo que hace y a rganizar (por ejemplo mediante un horario de estudio). También debe exigírsele que no se precipite y termine bien las distintas tareas.
Este alumno requiere un control diario y de forma muy concreta, pues de lo contrario descuidará una y otra vez sus deberes escolares (a pesar de los buenos propósitos).
Junto a la exigencia, necesita metas asequibles relacionadas entre si y de dificultad progresiva.
Conviene, igualmente, renovar su interés por el estudio con procedimientos de este tipo: elogiar los buenos resultados; hablarle al corazón, “por las buenas”, evitando amenazas y reproches.
Conviene desarrollar hábitos de puntualidad, orden y responsabilidad en el trabajo por medio de encargos fijos.
 
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