EL RINCON DE LOS CUENTOS BY MOTA & MARIO

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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RECURSOS INTERNOS

En el fondo de mi casa hay un cuarto de herramientas. Tengo allí todas las herramientas que podría necesitar para las tareas con las que me enfrento a diario.
¡Es increíble! Hubo una época de mi vida en la que todavía no había descubierto la existencia de este cuarto del fondo. Yo creía que en mi casa simplemente no había un lugar para las herramientas. Cada vez que necesitaba hacer algo tenía que pedir ayuda a alguien o pedir prestada la herramienta necesaria. Me acuerdo perfectamente el día del descubrimiento:
Yo venía pensando que debía tener siempre a mano las herramientas que más usaba y estaba dispuesto a hacerme de ellas, pero me quedé pensando que antes debía encontrarles un lugar en mi casa para poder guardarlas. Recordaba con nostalgia el cuartito de chapa del fondo de la casa de mi abuelo Mauricio y tenía muy presente mi inquietud de aquel día en que llegué a casa con MI primera herramienta. Me desesperaba pensar que se me podía perder si no le encontraba un lugar. Al final, por supuesto, la había apoyado en un estante cualquiera y todavía recuerdo en los puños la bronca de no encontrarla cuando la necesitaba y tener que ir a buscarla a las casas de otros como si no la tuviera.
Así fue que salí al fondo pensando en construir un cuartito pequeño en el rincón izquierdo del jardín. Qué sorpresa fue encontrarme allí mismo, en el lugar donde yo creía que debía estar mi cuarto de herramientas, con una construcción bastante más grande que la que yo pensaba construir. Un cuarto que después descubrí, estaba lleno de herramientas.
Ese cuarto del fondo siempre había estado en ese lugar y, de hecho, sin saber cómo, mis herramientas perdidas estaban ahí perfectamente ordenadas al lado de otras extrañas que ni sabía para qué servían y algunas más que había visto usar a otros pero que nunca había aprendido a manejar.
No sabía todavía lo que fui descubriendo con el tiempo, que en mi cuarto del fondo están TODAS las herramientas, que todas están diseñadas como por arte de magia para el tamaño de mis manos y que todas las casas tienen un cuarto similar.
Claro, nadie puede saber que cuenta con este recurso si ni siquiera se enteró de que tiene el cuartito; nadie puede usar efectivamente las herramientas más sofisticadas si nunca se dio el tiempo para aprender a manejarlas; nadie puede saberse afortunado por este regalo mágico si prefiere vivir pidiéndole al vecino sus herramientas o disfruta de llorar lo que dice que a su casa le falta.
Desde el día del descubrimiento no he dejado de pedir ayuda cada vez que la necesité, pero la ayuda recibida siempre terminó siendo el medio necesario para que, más tarde o más temprano, me sorprendiera encontrando en el fondo mi propia herramienta y aprendiera del otro a usarla con habilidad.

Los recursos internos son herramientas comunes a todos, no hay nadie que no los tenga.
Uno puede saber o no saber que los tiene, uno puede haber aprendido a usarlos o no.
Podrás tener algunas herramientas en mejor estado que otros, que a su vez te aventajarán en otros recursos. Pero todos tenemos ese “cuartito de herramientas” repleto de recursos, suficientes, digo yo, si nos animamos a explorarlo...
 

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27 Octubre 2007
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Carlitos tiene catorce años y es el nuevo cadete, además de ser el sobrino predilecto de don Alberto, dueño y presidente del directorio de la gran empresa metalúrgica.
A las nueve de la mañana, mientras toma un café con leche en la oficina principal, Carlitos le dice al ejecutivo:
—Tío, viste que estoy yendo al colegio a la noche; bueno, hoy tuvimos clase de lógica y la profe explicó el concepto de teoría y práctica, pero yo me hice un lío bárbaro y al final no entendí nada. Ella dijo que si no entendíamos lo pensáramos sobre un ejemplo y a mí no se me ocurre nada. ¿Me darías un ejemplo para que yo lo entienda?
—Sí, Carlitos... A ver... Andá a la cocina y decile a María, la cocinera, que te diga la verdad, decile que hay un cliente de la empresa que se quiere acostar con ella y que nos ofrece cien mil dólares por una noche, preguntale si ella se acostaría con el cliente a cambio de diez mil dólares...
—Pero tío...
—Andá, hijo, andá.
El chico hace la pregunta y la cocinera, una bonita morocha de unos cuarenta largos, le dice:
—¡¡¡Diez mil dólares!!! Y... mirá, la situación está tan difícil, mi marido trabaja tanto y los gastos son enormes. Así que... Sí, seguro que lo haría. Pero sólo para ayudarlo a él, ¿eh?
El chico vuelve y le cuenta a su tío con sorpresa:
—Dijo que sí, tío, la cocinera dijo que sí.
—Bueno, ahora andate hasta la recepción y hablá con la rubia de minifalda y pedile que te diga la verdad; contale que hay una fiesta para dos clientes del exterior que pagarían cien mil dólares si les conseguimos una rubia como ella por una noche, preguntale si se iría a la cama con los dos por un cheque de diez mil.
—Pero tío, si Maribel tiene novio...
—Preguntale igual.
Al rato el chico vuelve asombrado.
—Tío Alberto... dijo que sí...
—Muy bien, hijo... prestá atención: En “teoría” estamos en condiciones de hacernos de doscientos mil dólares. Sin embargo, en la “práctica” lo único que tenemos son dos putas trabajando en la empresa.
:D :D :D :D :D :D
 

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27 Octubre 2007
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Elegir significará, entonces, hacer mi camino para, egoístamente, llegar como en la poesía de Lima Quintana a la cima de la montaña que yo decida escalar.
Y éste será mi desafío.
El mío, el que yo elija.
Porque la cima... la cima la elegí yo.
Nadie eligió esta cima por mí.

Había una vez un carpintero que se especializaba en el armado de casas. Trabajaba para un empresario que le proporcionaba los paneles premoldeados; él los ensamblaba, les remachaba las juntas, levantaba la casa y alistaba los detalles.
Un día, el carpintero decide que ya ha trabajado lo suficiente y que es la hora de dejar su tarea. Así que va a hablar con el empresario y le cuenta que se va a jubilar. Como aún le quedaba una casa por terminar, le advierte que éste será su último trabajo y que luego se va a retirar.
—¡Qué lástima! —dice el empresario—, usted es un buen empleado... ¿No quiere trabajar un poco más?
—No, no, la verdad es que tengo muchas cosas para hacer, quiero descansar...
—Bueno.
El señor termina de hacer la supuesta casa, va a despedirse del empresario y éste le dice:
—Mire, hubo una noticia de último momento, tiene que hacer una casa más. Si me hace el favor... No tiene más nada que hacer... Dedíquese exclusivamente a hacer esta última casa, tómese el tiempo que sea necesario pero, por favor, haga este último trabajo.
Entonces el carpintero, fastidiado por este pedido, decide hacerla. Y decide hacerla lo más rápido que pueda para ir a descansar, que era lo que él en realidad quería. Ya no tiene nada que defender, va a dejar el trabajo, ya no tiene que buscar la valoración de los demás, ya no está en juego su prestigio ni su dinero, ya no hay nada en juego porque él está amortizado. Lo único que quiere es hacerla rápido.
Así que junta los paneles entre sí, los sujeta sin demasiada gana, usa materiales de muy baja calidad para ahorrar el costo, no termina los detalles, hace, en suma, un trabajo muy pobre comparado con lo que él solía hacer. Y finalmente, muy rápido, termina la casa.
Entonces va a ver al empresario y éste le dice:
—¿Y? ¿La terminó?
—Sí, sí, ya terminé.
—Bueno, tome... coloque la cerradura, cierre con llave y tráigamela.
El carpintero va, pone la cerradura, cierra con llave y regresa. Cuando el empresario toma la llave, le dice:
—Este es nuestro regalo para usted...
 

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27 Octubre 2007
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Mi abuelo era bastante borrachín.
Lo que más le gustaba tomar era anís turco.
Él tomaba anís y le agregaba agua
(para rebajarlo),
pero igual se emborrachaba.
Entonces tomaba whisky con agua y se emborrachaba.
Y tomaba vino con agua y se emborrachaba.
Hasta que un día decidió curarse...
¡Y suspendió... el agua!
 

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27 Octubre 2007
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Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de
crema.
Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible
nadar o flotar mucho tiempo en esa masa espesa como arenas
movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema para
llegar al borde del recipiente pero era inútil, sólo conseguían
chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez
era más difícil salir a la superficie a respirar.
Una de ellas dijo en voz alta:
—No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta materia
no es para nadar. Ya que voy a morir, no veo para qué prolongar
este dolor. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un
esfuerzo estéril.
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez
siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizás más tozuda, se
dijo:
—¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en
esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega, prefiero
luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir un segundo
antes de que llegue mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo
lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto... de tanto patalear y agitar, agitar y
patalear... La crema, se transformó en manteca.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta
el borde del pote.
Desde allí, sólo le quedaba ir croando alegremente de
regreso a casa.
 

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27 Octubre 2007
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El vendedor saca de un cajón ese extraño aparato que
usan los vendedores de zapatos para medir pies y con
satisfacción, proclama:
—¿Vio? Como yo decía: ¡41!
—Dígame ¿quién va a pagar los zapatos usted o yo?
—Usted.
—Bien, entonces ¿me trae un 39?
El vendedor, entre resignado y sorprendido, va a buscar
el par de zapatos número 39. En el camino se da cuenta de lo
que pasa: los zapatos no son para él, seguramente son para
hacer un regalo.
—Señor, aquí los tiene: 39 negros.
—¿Me da un calzador?
—¿Se los va a poner?
—Sí. Claro.
—Son... ¿para usted?
—¡Sí! ¿Me trae el calzador?
El calzador era imprescindible para conseguir hacer
entrar ESE pie en ESE zapato. Después de varios intentos y de
ridículas posiciones, el cliente consigue meter todo el pie dentro
del zapato.
Entre ayes y gruñidos camina algunos pasos, con
dificultad, sobre la alfombra.
—Está bien. Los llevo.
El vendedor siente dolor en sus propios pies de sólo
imaginar los dedos aplastados dentro del 39.
—¿Se los envuelvo?
—No, gracias. Los llevo puestos.
El cliente sale del negocio y camina, como puede, las tres
cuadras que lo separan de su trabajo.
El hombre trabaja de cajero (¡!) en un banco.
A las cuatro de la tarde, después de haber pasado más de
seis horas parado dentro de esos zapatos, su cara está
desencajada, tiene las conjuntivas inyectadas y lágrimas caen
copiosamente de sus ojos.
Su compañero, de la caja de al lado, lo ha estado mirando
toda la tarde y está preocupado por él:
—¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?
—No. Son los zapatos.
—¿Qué pasa con los zapatos?
—Me aprietan.
—¿Qué pasó? ¿Se mojaron?
—No, son dos números más chicos que mi pie...
—¿De quién son?
—Míos.
—No entiendo. ¿No te duelen los pies?
—Me matan, los pies.
—¿Y entonces?
—Te explico –dice, tragando saliva—. Yo no vivo una vida
de grandes satisfacciones, en realidad, en los últimos tiempos
tengo muy pocos momentos agradables.
—¿Y?
—Yo me mato con estos zapatos. Sufro como un hijo de
puta, es verdad... Pero dentro de unas horas, cuando llegue a
mi casa y me los saque... ¿Te imaginas el placer?... Qué placer,
loco... ¡Qué placer!
—Parece una locura, ¿verdad? Lo es, Demián, LO ES.
Esta es en gran medida nuestra pauta educativa. Yo creo que
mi postura es también un extremo. Sin embargo, vale la pena
probarla como si fuera un saco, a ver cómo nos queda.
Yo creo que no hay nada verdaderamente valioso que se pueda
obtener con el esfuerzo.
...Me fui pensando en su última frase, grosera y contundente:
EL ESFUERZO, PARA LOS CONSTIPADOS.
 

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27 Octubre 2007
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Había una vez en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y
solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó
que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río;
soñó que a un costado del río y debajo del puente se hallaba un
frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del
árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar
y tranquilidad para toda su vida.
Al principio Izy no le dio importancia, pero después de
repetirse el sueño durante varias semanas, interpretó que era
un mensaje y decidió que él no podía desoír esta información
que le llegaba de Dios o no se sabía de dónde, mientras dormía.
Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para una larga
travesía y partió hacia Praga.
Después de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga
y se dedicó a buscar, en las afueras de la ciudad, el puente
sobre el río.
No había muchos ríos, ni muchos puentes. Así que
rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era igual que
en su sueño: el río, el puente ya un costado del río, el árbol
debajo del cual debía cavar.
Sólo había un detalle que en el sueño no había aparecido:
el puente era custodiado día y noche por un soldado de la
guardia imperial.
Izy no se animaba a cavar mientras estuviera allí el
soldado, así que acampó cerca del puente y esperó. A la
segunda noche el soldado empezó a sospechar de ese hombre
cerca de SU puente, así que se aproximó para interrogarlo.
El viejo no encontró razón para mentirle. Por eso le contó
que venía viajando desde una ciudad muy lejana, porque había
soñado que en Praga debajo de un puente como éste, había un
tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a carcajadas:
—Mira que has viajado mucho por una estupidez –le dijo
el guardia—. Hace tres años que yo sueño todas las noches que
en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de la casa de un
viejo loco, de nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja...
mira si yo debiera irme a Cracovia para buscar a este Izy y
cavar debajo de su cocina... Ja... Ja... Ja...
Izy agradeció humildemente al guardia y regresó a su
casa.
Al llegar, cavó un pozo debajo de su propia cocina y sacó
el tesoro que siempre había estado allí enterrado...
 

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27 Octubre 2007
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Un tipo llama al médico de cabecera de la familia:
—Ricardo, soy yo: Julián.
—Ah, ¿qué dices, Julián?
—Mira, te llamo preocupado por María.
—Pero, ¿qué pasa?
—Se está quedando sorda.
—¿Cómo que se está quedando sorda?
—Y si, viejo, necesito que la vengas a ver.
—Bueno, la sordera en general no es una cosa repentina
ni aguda, así que el lunes tráemela al consultorio y la reviso.
—Pero, ¿te parece esperar hasta el lunes?
—¿Cómo te diste cuenta de que no oye?
—Y... porque la llamo y no contesta.
—Mira, puede ser una pavadita como un tapón en la
oreja. A ver, hagamos una cosa: vamos a detectar el nivel de la
sordera de María: ¿dónde estás tú?
—En el dormitorio.
—Y ella ¿dónde está?
—En la cocina.
—Bueno, llámala desde ahí.
—MARIAAA... No, no escucha.
—Bueno, acércate a la puerta del dormitorio y grítale por
el pasillo.
—MARIIIAAA... No, viejo, no hay caso.
—Espera, no te desesperes. Toma el teléfono inalámbrico
y acércate por el pasillo llamándola para ver cuándo te escucha.
—MARIAA, MARIIAAA, MARIIIAAAA... No hay caso, doc.
Estoy parado en la puerta de la cocina y la veo, está de espaldas
lavando los platos, pero no me escucha. MARIIIAAA... No hay
caso.
—Acércate más.
El tipo entra en la cocina, se acerca a María, le pone una
mano en el hombro y le grita en la oreja: ¡MARIIIAAAA!
La esposa furiosa se da vuelta y le dice:
—¿Qué quieres? ¡¿QUE QUIERES, QUE QUIEREEEES?!,
ya me llamaste como diez veces y diez veces te contesté ¿QUÉ
QUIERES?... Tú cada día estás más sordo, no sé por qué no
consultas al médico de una vez...
 

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27 Octubre 2007
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Buda peregrinaba por el mundo para encontrarse con aquellos
que se decían sus discípulos y hablarles acerca de la Verdad.
A su paso, la gente que creía en sus decires venía por
cientos para escuchar su palabra, tocarlo o verlo, seguramente
por única vez en sus vidas.
Cuatro monjes que se enteraron de que Buda estaría en
la ciudad de Vaali, cargaron sus cosas en sus mulas y
emprendieron el viaje que llevaría, si todo iba bien, varias
semanas.
Uno de ellos conocía menos la ruta a Vaali y seguía a los
otros en el camino.
Después de tres días de marcha, una gran tormenta los
sorprendió. Los monjes apuraron el paso y llegaron al pueblo,
donde buscaron refugio hasta que pasara la tormenta.
Pero el último no llegó al poblado y debió pedir refugio en
casa de un pastor, en las afueras. El pastor le dio abrigo, techo
y comida para pasar la noche.
A la mañana siguiente, cuando el monje estaba pronto
para partir fue a despedirse del pastor. Al acercarse al corral,
vio que la tormenta había espantado las ovejas del pastor y que
éste trataba de reunirlas.
El monje pensó que sus cofrades estarían dejando el
pueblo y si no salía pronto, los demás se alejarían. Pero él no
podía seguir su camino, dejando a su suerte al pastor que lo
había cobijado. Por ello decidió quedarse con él hasta juntar el
ganado.
Así pasaron tres días, tras los cuales se puso en camino a
paso redoblado, para tratar de alcanzar a sus compañeros.
Siguiendo las huellas de los demás, paró en una granja a
reponer su provisión de agua.
Una mujer le indicó dónde estaba el pozo y se disculpó
por no ayudarlo, pero debía seguir con la cosecha... mientras el
monje abrevaba sus mulas y cargaba sus odres con agua, la
mujer le contó que tras la muerte de su marido, era difícil para
ella y sus pequeños hijos llegar a recoger la cosecha antes de
que se pudriera.
El hombre se dio cuenta de que la mujer nunca llegaría a
recoger la cosecha a tiempo, pero también supo que si se
quedaba, perdería el rastro y no podría estar en Vaali cuando
Buda arribara a la ciudad.
Lo veré algunos días después, pensó, sabiendo que Buda
se quedaría unas semanas en Vaali.
La cosecha llevó tres semanas y apenas terminó la tarea,
el monje retomó su marcha...
En el camino, se enteró de que Buda ya no estaba en
Vaali. Buda había partido hacia otro pueblo más al norte.
El monje cambió su rumbo y se dirigió hacia el nuevo
poblado.
Podría haber llegado aunque más no fuera para verlo,
pero en el camino tuvo que salvar a una pareja de ancianos que
eran arrastrados corriente abajo y no hubieran podido escapar
de una muerte segura. Sólo cuando los ancianos estuvieron
recuperados, se animó a continuar su marcha sabiendo que
Buda seguía su camino...
...Veinte años pasaron con el monje siguiendo el camino
de Buda... y cada vez que se acercaba, algo sucedía que
retrasaba su andar. Siempre alguien que necesitaba de él
evitaba, sin saberlo, que el monje llegara a tiempo.
Finalmente se enteró de que Buda había decidido ir a
morir a su ciudad natal.
Esta vez, dijo para sí, es la última oportunidad. Si no
quiero morirme sin haber visto a Buda, no puedo distraer mi
camino. Nada es más importante ahora que ver a Buda antes de
que muera. Ya habrá tiempo para ayudar a los demás, después.
Y con su última mula y sus pocas provisiones, retomó el
camino.
La noche antes de llegar al pueblo, casi tropezó con un
ciervo herido en medio del camino. Lo auxilió, le dio de beber y
cubrió sus heridas con barro fresco. El ciervo boqueaba
tratando de tragar el aire, que cada vez le faltaba más.
Alguien debería quedarse con él, pensó, para que yo
pueda seguir mi camino.
Pero no había nadie a la vista.
Con mucha ternura acomodó al animal contra unas
rocas para seguir su marcha, le dejó agua y comida al alcance
del hocico y se levantó para irse.
Sólo llegó a hacer dos pasos, inmediatamente se dio
cuenta que no podría presentarse ante Buda, sabiendo en lo
profundo de su corazón que había dejado solo a un indefenso
moribundo...
Así que descargó la mula y se quedó a cuidar al
animalito. Durante toda la noche veló su sueño como si cuidara
a un hijo. Le dio de beber en la boca y cambió paños sobre su
frente.
Hacia el amanecer, el ciervo se había recuperado.
El monje se levantó, se sentó en un lugar apartado y
lloró... Finalmente, había perdido también su última
oportunidad.
—Ya nunca podré encontrarte –dijo en voz alta.
—No sigas buscándome –le dijo una voz que venía desde
sus espaldas— porque ya me has encontrado.
El monje giró y vio cómo el ciervo se llenaba de luz y
tomaba la redondeada forma de Buda.
—Me hubieras perdido si me dejabas morir esta noche
para ir a mi encuentro en el pueblo... y respecto a mi muerte,
no te inquietes, el Buda no puede morir mientras haya algunos
como tú, que son capaces de seguir mi camino por años,
sacrificando sus deseos por las necesidades de otros. Eso es el
Buda, y Buda está en ti.
 

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27 Octubre 2007
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Pero que pasaría
si la iluminación llegara a nuestras vidas
y nos diéramos cuenta, así, de golpe
que nuestras 99 monedas
son el cien por cien del tesoro,
que no nos falta nada,
que nadie se quedó con lo nuestro,
que nada tiene de más redondo
cien que noventa y nueve
que esta es sólo una trampa,
una zanahoria puesta frente a nosotros
para que seamos estúpidos,
para que jalemos del carro,
cansados, malhumorados,
infelices o resignados.
Una trampa para que nunca dejemos de empujar
y que todo siga igual...
...eternamente igual!
...Cuántas cosas cambiarían
si pudiésemos disfrutar de
nuestros tesoros tal como están.
 

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27 Octubre 2007
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Dicen que Diógenes paseaba por las calles de Atenas vestido en harapos y durmiendo en los zaguanes. Cuentan que una mañana, cuando Diógenes estaba amodorrado todavía en el zaguán de la casa donde había pasado la noche, pasó por el lugar un acaudalado terrateniente.
- Buen día –dijo el caballero.
- Buen día –contestó Diógenes.
- He tenido una muy buena semana, así que he venido a darte esta bolsa de monedas.

Diógenes lo miró en silencio, sin hacer un movimiento.
- Tómalas, no hay trampas. Son mías y te las doy a ti, que sé que las necesitas más que yo.
- ¿Tú tienes más? –preguntó Diógenes.
- Sí, claro –contestó el rico- muchas más.
- ¿Y no te gustaría tener más de las que tienes?
- Sí, por supuesto que me gustaría.
- Entonces guárdate las monedas que me dabas, porque tú las necesitas más que yo.

Y cuentan algunos que el diálogo siguió así:
- Pero tú también tienes que comer y eso requiere dinero.
- Tengo ya una moneda –y la mostró- y esta me alcanzará para un tazón de trigo hoy por la mañana y quizás algunas naranjas.
- Estoy de acuerdo, pero también tendrás que comer mañana y pasado y al día siguiente ¿de dónde sacarás el dinero mañana?
- Si tú me aseguras, sin temor a equivocarte, que yo viviré hasta mañana, entonces, quizás tome tus monedas...
 

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27 Octubre 2007
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Hay en una de las paredes de mi cuarto un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas detenidas casi desde siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto. Casi todo el tiempo, el reloj es sólo un inútil adorno en una blanquecina y vacía pared. Sin embargo hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares marcan las 7 y los cu-cu y los gong de las demás máquinas hacen sonar por 7 veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces por día, a la mañana y a la noche, el reloj se siente en absoluta armonía con el resto del universo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero pasado ese instante, cuando los otros relojes han acallado su canto y las manecillas siguen sus monótonos caminos, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que alguna vez detuvo su andar.

Y yo amo ese reloj y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez me siento más parecido a él- También yo estoy parado en un tiempo, también yo me siento clavado e inmóvil, también yo soy de alguna manera un adorno inútil en una pared vacía. Pero tengo también fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.

Durante esos tiempos, yo siento que vivo. Todo está claro y el mundo se transforma en maravilloso. Yo puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todos los otros momentos. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable. La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, también a mí se me escapa el tiempo de los otros.

...Pasado estos momentos, los otros relojes que anidan en otros hombres, continúan su giro y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar que acostumbro a llamar vida. Pero yo sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la vida de verdad es la suma de aquellos momentos que aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía con el universo. Casi todo el mundo, pobre, cree que vive. Sólo hay momentos de plenitud y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianeidad. Por esto te amo, viejo reloj, porque somos la misma cosa tú y yo.

Papini
 

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27 Octubre 2007
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El hombre caminaba paseando por aquellas pequeñas callecitas de la ciudad provinciana. Tenía tiempo y entonces se detenía algunos instantes en cada vidriera, en cada negocio, en cada plaza. Al dar vuelta una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco, intrigado se acercó a la vidriera y arrimó la cara al cristal para poder mirar dentro del oscuro escaparate... en el interior, solamente se veía un atril que sostenía un cartelito escrito a mano que anunciaba: Tienda de la verdad

El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían. Entró. Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó:
- Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad?
- Sí, señor, ¿qué tipo de verdad anda buscando: verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa?
Así que aquí vendían verdad. Nunca se había imaginado que esto era posible, llegar a un lugar y llevarse la verdad, era maravilloso.

- Verdad completa –contestó el hombre sin dudarlo. “Estoy tan cansado de mentiras y de falsificaciones”, pensó, “no quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni defraudaciones”.

- ¡Verdad plena! –ratificó.
- Bien, señor, sígame.

La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo:
- El señor lo va a atender.

El vendedor se acercó y esperó que el hombre hablara.
- Vengo a comprar la verdad completa.
- Ahá, perdón, ¿el señor sabe el precio?
- No, ¿cuál es? –contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad.

- Si usted se la lleva –dijo el vendedor- el precio es que nunca más podrá estar en paz.

Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca se había imaginado que el precio fuera tan grande.
- Gra... gracias, disculpe... –balbuceó.

Se dio vuelta y salió del negocio mirando el piso. Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que todavía necesitaba algunas mentiras donde encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo. “Quizás más adelante”,
 

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27 Octubre 2007
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LA ALEGORÍA DEL CARRUAJE
Adelante el sendero se abre en abanico.
Por lo menos cinco rumbos diferentes se me ofrecen.
Ninguno pretende ser el elegido, sólo están allí.
Un anciano está sentado sobre una piedra, en la encrucijada.
Me animo a preguntar:
-¿En qué dirección, anciano?
-Depende de lo que busques —me contesta sin moverse.
-Quiero ser feliz —le digo.
-Cualquiera de estos caminos te puede llevar en esa dirección.
Me sorprendo:
-Entonces... ¿da lo mismo?
-No.
-Tú dijiste...
-No. Yo no dije que cualquiera te llevaría; dije que cualquiera puede ser el que te lleve.
-No entiendo.
-Te llevará el que elijas, si eliges correctamente.
-¿Y cuál es el camino correcto?
El anciano se queda en silencio.
Comprendo que no hay respuesta a mi pregunta.
Decido cambiarla por otras:
-¿Cómo podré elegir con sabiduría? ¿Qué debo hacer para no equivocarme?
Esta vez el anciano contesta:
-No preguntes... No preguntes.
Allí están los caminos.
Sé que es una decisión importante. No puedo equivocarme...
El cochero me habla al oído, propone el sendero de la derecha.
Los caballos parecen querer tomar el escarpado camino de la izquierda.
El carruaje tiende a deslizarse en pendiente, recto, hacia el frente.
Y yo, el pasajero, creo que sería mejor tomar el pequeño caminito elevado del costado.
Todos somos uno y, sin embargo, estamos en problemas.
Un instante después veo cómo, muy despacio, por primera vez con tanta claridad, el
cochero, el carruaje y los caballos se funden en mí.
También el anciano deja de ser y se suma, se agregan los caminos recorridos hasta aquí
y cada una de las personas que conocí.
No soy nada de eso, pero lo incluyo todo.
Soy yo el que ahora, completo, debe decidir el camino.
Me siento en el lugar que ocupaba el anciano y me tomo un tiempo, simplemente el
tiempo que necesito para tomar esa decisión.
Sin urgencias. No quiero adivinar, quiero elegir.
Llueve.
Me doy cuenta de que no me gusta cuando llueve.
Tampoco me gustaría que no lloviera nunca.
Parece que quiero que llueva solamente cuando tengo ganas.
Y, sin embargo, no estoy muy seguro de querer verdaderamente eso.
Creo que sólo asisto a mi fastidio, como si no fuera mío, como si yo no tuviera nada que
ver.
De hecho no tengo nada que ver con la lluvia.
Pero es mío el fastidio, es mía la no aceptación, soy yo el que está molesto.
¿Es por mojarme?
No.
Estoy molesto porque me molesta la lluvia.
Llueve...
¿Debería apurarme?
No,
Más adelante también llueve.
Qué importa si las gotas me mojan un poco, importa el camino.
No importa llegar, importa el camino.
En realidad nada importa, sólo el camino.
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
3.914
71
0
el mundo
hola tafik
ya me lo comento shiva,y ya le dije que lo suponia,mas como estaba en medio de lo de los moderadores,pues ya le dije que asi ya tenia faena ,y que colocaran el post en cafeteria,otra cosa que puedo hacer es abrir un pst en cafeteria,y ir pegando cuento por cuento,no se que sera mas comodo,mas no te apures, :D :D ,que no me molesta,pues se que no es el lugar adecuado.un salu2
 

juanita

Cogollito
28 Noviembre 2005
3.207
4
43
No fogar de Breogán
Hola hombremota!! 8)

Y ahora que el post ya está en el lugar adecuado, para felicidad de muchos jiji .... has decidido no seguir actualizándolo? :? 8) .... bueno, espero que, entre la moderación y la actualización de tus post de cultivos, tengas un momento para ello :) saludos
 

HHkultivos

Semilla
14 Mayo 2008
1.097
3
0
jejej bueno deberiamos dejarle un descanso a mota, que nos a avasallado con kuentos de estos jejej os dejo unas lineas de quevedo:
No he de callar, por más que
con el dedo,
ya tocando la boca o ya la
frente,
silencio avises o amenaces
miedo.
¿No ha de haber un espíritu
valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que
se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que
se siente?
Hoy, sin miedo que libre
escandalice,
puedo hablar al ingenio,
asegurado
de que mayor poder le
atemorice.
En otros siglos pudo ser
pecado
severo estudio, y la verdad
desnuda,
y romper el silencio el bien
hablado.
Pero sepa, quien lo niega y
quien lo duda,
que es lengua, la verdad, de
Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue
muda.

"Quevedo"
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
3.914
71
0
el mundo
que tal juanita....
pues si que estoy liadillo con lo de la moderacion sobre todo,pues lo de mis seguis,lo hago con gusto y en un pispas,jjii
lo de la moderacion ,aunque muchos crean ,que que guay!!! ser moderador,,, :( ,me gusta por que puedo colaborar mas a ayudar a una mejor informacion,o por lo menos mas organizada,pero no soy un hacha del pc,,y me lleva mi tiempo,aun asi,en el principio del post,ya puse que colaborarais cabroncetes,jejeje

muy guapo el de Quevedo,hhcultivos,,que razon tienes, :D ,darme un respiro ....
justamente essta semana he comenzado un destajo ,,y jejej,estoy rebentao,pero bueno,llevo un par de chavales cnmigo ,asi que lo peror no me lo como yo.sludetes a todos los leedores de cuentosssssss
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
3.914
71
0
el mundo
ya... me ...habeis picao...jejeje
esto no es cuento,,pero es muy interesante,y bueno ,,,si tiene ua semihistoria,,,


OSHO


¡El hombre moderno es un resultado del pasado! Cristiano, musulmán, hindú, budista.... todas las culturas han contribuido a esta situación. Son responsables de esto. El hombre estará sentenciado a menos que estas culturas desaparezcan, a menos que abandonemos este pasado patológico y comencemos de cero a vivir en el presente, sin ideas de perfección, sin ideales, sin deberes, sin mandamientos.


El esclavo

UNO DE los problemas que tiene que encarar todo ser humano es el mundo en el que ha nacido. Su ser y las intenciones del mundo no van a la par. El mundo quiere que sea útil, que sea un esclavo, que sea utilizado por los que tienen poder. Y naturalmente, el hombre está resentido por esto. Quiere ser él mismo. El mundo no le permite a nadie ser lo que se supone que es por naturaleza. El mundo intenta amoldar a todas las personas a su conveniencia: útil, eficiente, obediente, pero nunca rebelde ni afirmándose, ni declarando su propia individualidad, sino siendo servil, casi como un robot. El mundo no quiere que seáis seres humanos, quiere que seáis máquinas eficientes. Cuanto más eficientes sois, más respetables, más honorables. Y esto es el origen M problema.
Nadie nace para ser una máquina. Es una humillación, una degradación; es quitarle al hombre su orgullo y su dignidad, destruirlo como ser espiritual y reducirlo a una entidad mecánica. En consecuencia, todos los niños empiezan a cerrarse desde el principio, cuando se dan cuenta de las intenciones de la sociedad, de los padres, de la familia, M sistema educativo, de la nación y de la religión. Se empiezan a volver defensivos a consecuencia M miedo, porque se tienen que enfrentar a una fuerza tremenda. Son tan pequeños y frágiles, tan vulnerables, tan indefensos, tan dependientes de las mismas personas de las que se tienen que defender..
El problema se complica más aún porque el niño se tiene que defender de las personas que creen que le quieren. Y probablemente no estén mintiendo. Las intenciones son buenas pero carecen de conciencia; están totalmente dormidos. No saben que son marionetas en manos de una fuerza ciega que se llama sociedad, todas las instituciones y los intereses creados juntos.
El niño se enfrenta a un dilema. Tiene que luchar contra los que ama, y además cree que le aman. Pero lo curioso es que la gente que le quiere, no le quiere tal como es. Le dicen: «Te queremos, sí, te queremos, pero sólo si sigues nuestro camino, si sigues nuestra religión, si te vuelves obediente como nosotros.»
Si te vuelves parte de este extenso mecanismo, donde vas a vivir el resto de tu vida.... no tendrá sentido luchar contra él porque te aplastará. Es más sensato rendirse y aprender a decir sí, te guste o no. Reprime tu no. Se espera que digas sí a todo en cualquier condición, en todas las situaciones. El «no» está prohibido. «No» es el pecado original. La desobediencia es el pecado original, y después la sociedad se toma la revancha con creces. Esto provoca un gran miedo en el niño. Todo su ser quiere afirmar su potencial. Quiere ser él mismo porque si no fuera por esto, la vida no tendría sentido. A menos que lo haga no será feliz, no estará alegre, satisfecho, contento. No se sentirá cómodo, siempre estará dividido. Habrá una parte de su ser, la más intrínseca, que siempre estará hambrienta, sedienta, frustrada, incompleta. Pero estas fuerzas son enormes y es muy arriesgado luchar contra ellas.
Naturalmente, poco a poco, todo niño aprende a defenderse, a protegerse. Cierra todas las puertas de su ser. No se expone a nadie, empieza a fingir. Comienza a ser un actor. Actúa según las órdenes que le dan. Si surgen dudas, las reprime. Si su naturaleza se quiere afirmar, se reprime. Si su inteligencia le dice: «No está bien, ¿qué estás haciendo?», renuncia a ser inteligente. Es más prudente ser un retrasado, no ser inteligente. Cualquier cosa que te enfrente a los intereses creados es peligrosa. Y es arriesgado abrirte, incluso a las personas más próximas. Por eso todo el mundo se ha cerrado. Nadie abre los pétalos sin miedo, corno una flor, danzando al viento y bajo la lluvia, bajo el sol..., tan frágil pero sin miedo.
Estamos viviendo con los pétalos cerrados, con miedo de hacernos vulnerables si los abrimos. De modo que todo el mundo usa escudos de todo tipo, te escudas incluso detrás de la amistad. Parecerá contradictorio, porque la amistad significa estar abierto el uno al otro, compartir vuestros secretos, compartir vuestros corazones. Todo el mundo vive lleno de contradicciones, La gente utiliza la amistad, el amor y la oración para escudarse. Cuando quieren llorar, no pueden; sonríen, porque la sonrisa es un escudo. Cuando no quieren llorar, lloran, porque en determinadas ocasiones las lágrimas pueden actuar de escudo. Nuestra risa sólo es un movimiento con los labios, y tras ella escondemos la verdad: nuestras lágrimas.
Toda la sociedad se ha desarrollado en torno a una idea que básicamente es hipócrita. Tienes que ser lo que los demás quieren que seas, no lo que eres. Por eso todo se vuelve falso, ficticio. Mantienes la distancia incluso en la amistad. Permites a los demás que se acerquen sólo hasta un cierto punto. Si alguien se acerca demasiado quizá pueda ver detrás de tu máscara. 0 quizá se dé cuenta de que no es tu cara sino sólo una máscara, y tu cara está detrás. En el mundo que hemos estado viviendo hasta ahora todas las personas han sido mentirosas y falsas.
Mi visión del nuevo hombre es la de un rebelde, la de un hombre que está buscando su ser original, su rostro original. Un hombre que está preparado para renunciar a todas las máscaras, todas las pretensiones, todas las hipocresías, y mostrarle al mundo quién es en realidad. No importa que te amen o te critiquen, te respeten, te honren o te difamen, que te coronen o te crucifiquen; porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo. Aunque te crucifiquen, tú seguirás estando satisfecho e inmensamente complacido.
Un hombre de verdad, un hombre sincero, un hombre que conoce el amor y la compasión y que comprende que la gente está ciega, inconsciente, dormida, espiritualmente dormida... Hacen las cosas medio dormidos. Has estado condicionado durante tanto tiempo, tantos años, toda tu vida, que deshacerte del condicionamiento también te llevará un tiempo. Te han cargado con toda clase de ideas falsas, mentiras. Te llevará un tiempo renunciar a ellas, reconocer que son falsas y ficticias. En realidad, en cuanto te das cuenta de que algo es falso no es difícil renunciar a ello. Cuando reconoces lo falso como falso se cae por su propio peso. Basta simplemente con reconocerlo. Se rompe tu conexión, tu identidad. Y cuando desaparece lo falso, aparece lo verdadero con toda su novedad, toda su belleza, porque la sinceridad es belleza, la honestidad es belleza, la autenticidad es belleza. Simplemente ser tú mismo es ser bello.
Tu conciencia, entendimiento y valentía de que estás decidido a encontrarte y tu compromiso con esto disolverá todos los rostros falsos que te han sido adjudicados por los demás. Ellos también son inconscientes (tus padres, tus profesores), no te enfades con ellos. También son víctimas como tú. Sus padres, los profesores y los sacerdotes han corrompido sus mentes; tus padres y tus profesores te han corrompido a ti. Nunca se te ha ocurrido pensar que fuese incorrecto lo que te enseñaban tus padres (que te quieren), tus profesores o tus sacerdotes. Pero es incorrecto y ha creado un mundo incorrecto. Es totalmente incorrecto. Y la prueba se extiende a lo largo de toda la historia: las guerras los crímenes, las violaciones...
Millones de personas han sido asesinadas, degolladas y quemadas vivas en nombre de la religión, en nombre de Dios, de la libertad, de la democracia, en nombre del comunismo; bellos nombres. Pero lo que sucedió al amparo de esos bellos nombres es tan desagradable que un día el hombre mirará a la historia como si fuese la historia de la locura, no la de una humanidad sana.

Las religiones han censurado la vida de todas las formas posibles; ¿qué puede hacer un niño si todo el mundo censura la vida? El mundo está lleno de censores. Toda esta censura le impresiona. Fíjate simplemente en la historia del origen del mundo. Dios le dijo a Adán y Eva: «No comáis del árbol del conocimiento, y no comáis del árbol de la vida.» Les prohibió comer de dos árboles. Son las dos cosas más importantes de la vida: la sabiduría y la vida; y Dios les niega las dos. Puedes comer todo tipo de hierbas y todo lo que quieras. Él no te está diciendo: «No tomes marihuana, no bebas alcohol.» No, eso no le interesa. Adán y Eva pueden fumar hierba, está permitido; pueden hacer vino con las uvas, está permitido. Sólo hay dos cosas que no están permitidas: no deben volverse conocedores, deberán permanecer ignorantes; y no deben vivir sino que deben seguir posponiendo la vida. Y como desobedecieron y comieron del árbol del conocimiento... No tuvieron tiempo de comer los frutos del segundo árbol, fueron sorprendidos. Después de comer del árbol del conocimiento se dirigieron rápidamente hacia el árbol de la vida pero se lo impidieron inmediatamente. Es natural que todo el que está despierto, consciente (estas son las cualidades de la sabiduría), quiera antes que nada profundizar en la vida, saborearla al máximo, conectarse con su centro, sumergirse en el misterio de la vida.
La historia no lo cuenta, pero la historia está incompleta. Os digo que después de comer del árbol del conocimiento (y es totalmente lógico) se dirigieron inmediatamente hacia el árbol de la vida. Y por eso a Dios le resultó tan fácil sorprenderlos; por otra parte, en el Jardín del Edén había millones de árboles y ¿dónde los podía encontrar? Le habría costado una eternidad: en vez de ser el hombre que busca a Dios, sería Dios que todavía estaría buscando al hombre.
Pero aunque la historia no lo cuente, me imagino lo que debe haber sucedido. Dios, sabiendo que habían comido del árbol del conocimiento, fue inmediatamente a esperarles al árbol de la vida porque sabía que irían allí. Es simple lógica, no necesitas ser Aristóteles. E inevitablemente fueron sorprendidos allí. Estaban los dos corriendo desnudos, regocijándose porque por primera vez habían abierto los ojos. Por primera vez eran seres humanos; hasta entonces sólo habían sido un animal más entre los animales... y Dios les expulsó de] Jardín del Edén. Desde entonces, el hombre ha estado anhelando la vida, más vida. Los sacerdotes que representan al Dios que te expulsó del Jardín del Edén -los papas, los imanes, los shankaracharyas*, los rabinos-, todos ellos representan siempre al mismo personaje.
Pero, curiosamente, nadie te dice que este personaje fue tu primer enemigo. Todo lo contrario, dicen que quien persuadió a Eva fue la serpiente: «Eres tonta por no comer del árbol del conocimiento. Dios está celoso; tiene miedo de que te vuelvas sabia si comes del árbol de la sabiduría. Tiene miedo de que te vuelvas como él si comes del árbol de la vida. Y entonces, ¿quién le va a alabar? Tiene celos, tiene miedo, por eso te lo ha impedido.»
La serpiente fue la primera amiga de la humanidad, pero es maldecida. Al amigo se le llama demonio, y al enemigo se le llama Dios. ¡El comportamiento del pensamiento humano es extraño! Deberías dar gracias a la serpiente. Gracias a ella te has convertido en lo que eres. Al haber desobedecido a Dios has alcanzado cierta dignidad, el orgullo de ser humano, cierta integridad, cierta individualidad.
En vez de dar gracias a Dios, cambia la frase. En vez de decir «¡gracias a Dios!», di «¡gracias a la serpiente!». Sólo lo hizo por cortesía ... ; de lo contrario, ¿por qué había de molestarse por ti? Debe haber sido muy compasiva.

La desobediencia es la base del verdadero hombre religioso; la desobediencia a todos los sacerdotes, los políticos y los intereses creados. Sólo entonces podrás deshacerte de los condicionamientos. Y cuando ya no estés condicionado, no te preguntarás cuál es el objetivo de la vida. Tu pregunta dará un giro. Te preguntarás: «¿Cómo puedo vivir con más totalidad? ¿Cómo puedo sumergirme totalmente en la vida?» Porque la vida es la finalidad de todo; de modo que no puede haber una finalidad para la vida. Pero sufres por la privación, y aparte de la muerte parece no haber nada más; la vida se te escapa de entre las manos y la muerte está cada vez más cerca. Tu vida no es más que una muerte lenta.
¿Y quién te ha hecho esto? Todos tus «benefactores», tus bienhechores, tus profetas, tus mesías, tus encarnaciones de Dios. Estas son las personas que han convertido tu vida en una muerte lenta, y han sido muy inteligentes al hacerlo. Han utilizado una estrategia muy simple: dicen que tu vida es un castigo.
Los católicos dicen que naces con el pecado original. Entonces, ¿cómo puedes estar vivo?, sólo eres un pecador. Por tanto, la única manera de tener una vida verdadera es detener esta vida que sólo es pecado. ¿Quiénes son vuestros santos? Vuestros santos son personas que viven bajo mínimos; cuanto menos viven, más grandes son. Todos vuestros sabios viven en una pesadilla, y están predicando para que les sigáis. Su esfuerzo consiste en truncar vuestra vida en todo lo posible. Se censura la vida, el sexo, el deseo de vivir con comodidad. Se censura disfrutar de cualquier cosa. Esto es truncar la vida. Te la van quitando poco a poco.
Te sorprenderás si te fijas en la historia de los monasterios católicos, jainistas, budistas o hindúes: es increíble que en nombre de la religión se haya tratado al ser humano de una forma tan inhumana. Todo tipo de estupideces...
El político se ve favorecido cuando estás menos vivo, porque entonces eres menos rebelde, más obediente, más convencional, más tradicional.... ya no eres un peligro. Al sacerdote también le favorece que estés menos vivo por los mismos motivos. Si estás realmente vivo serás un peligro para todo el mundo, para todos los que te intentan explotar, los parásitos. Lucharás con dientes y uñas. Preferirías morirte antes que vivir como un esclavo, porque para una persona completamente viva incluso la muerte no es una muerte, sino la culminación de la vida. Sigue viviendo intensa y totalmente incluso en el momento de su muerte. No tiene miedo a la muerte, no le tiene miedo a nada.
Esto hace que los poderes establecidos tengan miedo de las personas vivas. Han encontrado una estrategia muy sutil que consiste en otorgarle una finalidad a tu vida: esta finalidad es que seas alguien.
Tú ya eres lo que la existencia quiere que seas. No tienes que convertirte en alguien.
Pero continúan diciéndote que tienes que convertirte en un Jesucristo. ¿Por qué? Si Jesucristo no se tuvo que convertir en mí, ¿por qué me tengo que convertir yo en Jesucristo? Jesucristo debería ser Jesucristo, yo debería ser yo. ¿Qué están haciendo los católicos? Intentan imitar a Jesucristo, intentan, de algún modo, convertirse en él. Los hinduistas intentan ser Krisna, los budistas intentan ser Buda. ¡Qué extraño! Nadie se ocupa de sí mismo; todo el mundo quiere ser otra persona. Eso trunca tu vida completamente. Por eso digo que la vida no tiene ninguna finalidad porque es una finalidad en sí misma.
Olvídate de todas las finalidades. Olvídate incluso de la idea de futuro.
Olvida completamente que vaya a haber un mañana. Retírate de todas las dimensiones y direcciones. Concéntrate aquí y ahora, y en ese instante podrás conocer la vida en su eternidad.
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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el mundo
historia de buddha

Buddha estaba sentado bajo un árbol, cerca de Bodhgaya. Unos cuantos jóvenes ricos habían llevado una prostituta al bosque. Se emborracharon y le quitaron las ropas, pero viéndolos totalmente ebrios, ella se escapó. Al amanecer se dieron cuenta de que la mujer los había abandonado y comenzaron a buscarla. Llegaron hasta dónde estaba Buddha.

Le preguntaron "¿Has visto a una mujer, a una mujer muy hermosa y desnuda, pasando por aquí?" Debe de haber pasado por aquí porque este es el único camino para ir a la ciudad"; Buddha les contestó. "Alguien pasó. Es muy difícil saber si era hombre o mujer, y muy difícil decir si iba o no vestido. También, si era o no hermosa. Yo miré... estaba en profunda meditación. Con seguridad alguien pasó, hasta ahí si puedo asegurarlo, pero quién - si hombre, si mujer, hermoso o feo, vestida o desnuda- no puedo asegurarlo"

Ellos dijeron, "¿estabas sentado con los ojos abiertos?" El contestó "Estaba sentado con los ojos abiertos, pero no estaba mirando. Los ojos reflejaron el paso de alguien. Los ojos notaron que alguien pasaba, pero no tenía yo interés alguno en ello" - y cuando tú no estás interesado, entonces nada te distrae... pero ese es un estado de meditación muy elevado.
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
3.914
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el mundo
La vida duerme en la piedra
sueña en la planta
despierta en el animal
y sabe que está despierta en el hombre (Adagio oriental)
 

cresis

Semilla
27 Octubre 2006
1.041
8
0
Bueno, en mi intento de ayudar al amigo mota, pongo una historia, y como no, hecha por un gran amigo.... es un poco particular, no espereis sacar ninguna reflexion, simplemente es una historia basada en una excursion que realizamos unos colegas y yo, esta alterada en la forma de expresarse pero no, en la mayoria de los hechos que son reales......

Eso si, aconsejo leerla tras un porro de la maria que no hos apalanque si no todo lo contrario, y hos ponga risa floja...... a mi me encanta leerla por ejemplo con una belladona...... Saludos!!

SENDERO DEL HONDOJÓN

La historia que voy a relatar a continuación es verídica, pueden corroborar mis datos el ciervo que vende pipas en la esquina de la 43 con Madison y la vieja chaqueta de lana del señor Thompson que vive en Pointdexter, pregúntenles a ellos si en algún momento ponen en duda mi relato…

Todo comenzó un día de pedo, en realidad todo comienza un día de pedo, yo creo que todas las historias deberían comenzar con: -“Todo comenzó un día de pedo en…”; pero bueno, de lo que yo crea a lo que en realidad sea coherente hay un poco de camino que recorrer…
En tal día de pedo dos jóvenes llamados… Tosferina y Migraña acordaron realizar una ruta campestre en plan picnic por un lugar llamado “La fábrica del viento”. Aquel lugar se había ganado tal nombre a fuerza de echar a despreocupados paseantes con la fuerza de sus vientos, a fuerza de hacer que los montañeros se inflaran como globos si abrían la boca, un terrible lugar por el que Tosferina y Migraña sentían una extraña atracción.
En otro día de pedo diferente se les unió otro tercer joven, Melopea, que para celebrar el nuevo pacto creado se quedó dicho día hasta las seis y media de la mañana en el bosquecillo filosofando con los sabios del lugar.

Y llegó el esperado día, Tosferina iba equipado con un cubo de rubick, una teta de goma, comida y un calzado especial hecho por los dioses a base de bolsas en los pies; Migraña había sido más conservador y su petate estaba lleno de crema de sol, comida y agua, además del indispensable mapa que un día se curró el Tosferina para no perderse en la zona y su perra Pateanieve; por último, Melopea había llegado al punto de reunión cargado de galletas reconstituyentes, media bolsa de minichetos, comida, y un extraño artilugio que reproducía la música de moda en la montaña… Todo estaba dispuesto para partir.

Durante el viaje hasta el punto de partida de la ruta Melopea les habló a los otros dos de cómo en su infancia su familia había poseído muchas tierras en el lugar e incluso habían sido poseedores del garaje más pequeño del mundo, pero todo eso se vendió hace tiempo y las posibilidades de Melopea de bailar con la cachonda local en las fiestas del pueblo en la plaza mayor se habían esfumado.

Al llegar al inicio de la ruta observaron con sorpresa que el lugar estaba vacío, no había ni vascos, demasiado dura, incluso para ellos…

Comenzaron a caminar despreocupados y sin magulladuras en los pies, es importante comenzar así, si fuera al revés iban jodidos, como podréis comprobar después. Durante este primer trayecto charlaron y departieron acerca del origen del agua que circulaba por aquel precioso valle glaciar que, en ocasiones, tenían que vadear; saltar estos pequeños cursos de agua era un engorro para todos menos para Pateanieve, a la que le encantaba rebozarse en las charcas y mucho más en los regatillos, y para Tosferina, que gracias a su cómodo calzado podía caminar sobre el agua sin dificultad…

Los primeros indicios de nieve les hicieron felices, Pateanieve sentía como si viviera una segunda juventud…

Las cuestas y los sube-bajas del principio fueron desgastando poco a poco las fuerzas extra iniciales con las que los tres aventureros habían llegado, por lo que tuvieron que recurrir, cada uno a su modo, a refrenar el ritmo de la marcha, ya fuera con ponderados comentarios sobre las vistas hacia atrás o con el típico vamos a tomar un poco de agua… e incluso haciendo que se caían al saltar un alambre de espino y romperse el pantalón o desgarrándose levemente la camiseta… Tales argucias no hicieron sino aumentar algo más si cabe el deseo de coronar la montaña, el Popocatepel estaba a punto de entrar en erupción, parecía como si la tierra quisiera exhalar su último aliento y un pequeño tapón de roca maciza de 1800 m. de diámetro se lo impidiera, debíamos darnos prisa si no queríamos que nos cogiera la tormenta de nieve... (Al filo de lo imposible).

Pronto llegaron al primer circo glaciar, el de la derecha según subes, sus magníficas aristas albergaron en un tiempo lejano una ingente cantidad de hielo que fluía hacia el valle a velocidades tremendamente lentas… En el fondo se había formado un pequeño lago en cuya orilla los tres aventureros pararon a darse un chapuzón y comer algo antes de iniciar la ascensión. A Tosferina se le ocurrió enterrar en la nieve una cáscara de plátano mientras que los otros reponían fuerzas con las galletas de Melopea.

Durante la frugal comida estuvieron divagando acerca de las profesiones más estúpidas del mundo y sin duda ganó la de contador de historias de rutas, seguida muy de cerca de la de soplador de hojas con máquina a gasolina. A parte de esto, que les llevó una media hora con el recuento de votos y tal, discutieron sobre cómo comenzar la verdadera ascensión, ya que a partir de ese punto, en uno de los lados del circo glaciar se esculpía una pequeña senda tapeteada de nieve que pronto se llenaría de nieve al completo (50€).

Convinieron ascender por allí; era un camino empinado y cubierto de nieve por doquier se hallaba ante sus ojos; mandaron de emisaria a Pateanieve y al ver que ésta se hundía decidieron no seguirla. La ausencia de burdeles era palpable y a Tosferina ya se le notaba preocupado, los ojos ya no le brillaban como en el inicio de la aventura cuando escudriñaban cada lugar en busca de luces de neón, a decir verdad, a partir de ese momento, Tosferina abandonó la idea de toda posibilidad de tener sexo con humanos por lo menos hasta que salieran de la montaña.

“Los pájaros cantan, la perra ladra…” estas son algunas de las inquietantes anotaciones que tomaba Tosferina durante la dura ascensión que se prolongó durante cuatro semanas y media… En aquellas semanas los tres amigos pasaron de niños a hombres, en mitad de la ascensión una bifurcación que probablemente no llevara a ningún lado fue desechada por los montañeros y la perra y continuaron ascendiendo como cada día, cada paso que daban se hacía mas duro, hasta el punto en el que el sendero se transformó en las huellas en la nieve de una expedición precedente, su única opción era seguirlas…

Migraña comenzó a pensar que sería bueno trabajar de buscador de plantas, una profesión cuyo único cometido fuera ir a un sitio, ver plantas, hacer fotos y luego volver a enseñárselas a los jefes. Mientras hacía cábalas Melopea se dio cuenta de que Pateanieve estaba muy callada y era porque ya no podía seguir el ritmo de los demás, demasiada nieve, así que Migraña, en el único acto heroico de la historia (no esperen más pero puede que los haya) la cogió y cargó con ella durante 25 m…. no, durante lo que quedaba de ascensión, y además la perra estaba herida, lo que le confirió un plus de heroicidad al asunto, ¿no creen?

Aquella ascensión fue una tortura psicológica, los pensamientos se tornaban oscuros y dejaban de contener sentido incluso para nuestros tres amiguitos, comentaron cosas acerca de líquenes, flores en el helado camino e incluso encontraron una seta, pero esto último no sería capaz de asegurarlo con certeza, sus mentes estaban ya demasiado turbias.

Avistando ya la cima de la ascensión, el llamado collado de las rocas-banco, una frase retumbó en el cerebro de Melopea, “Vamos a perder los dedos”, era cuestión de horas, ya no había vuelta atrás, con la nieve cubriéndoles hasta la rodilla los tres desearon con todas sus fuerzas que hubiera una vieja tejiendo calcetines en una cabaña allá en el collado, pero en lugar de eso no encontraron nada… absolutamente nada, tras de si, semanas de ascensión tocaban a su fin y los tres ascensores al coronar lo primero que hicieron fue escurrir sus calcetines en señal de alegría mientras Melopea repetía continuamente dos palabras sin sentido aparente “Bustalveinte - Bustarejo”, una vieja ceremonia de la montaña que no se ha perdido gracias al boca a boca de padres a hijos, Melopea era el único de los excursionistas con los pies secos, mientras que Tosferina y Migraña ya no padecían de racismo en sus pies, tenían todos los dedos negros. Pronto Melopea conoció lo que era el frió en los pies al meterse irremediablemente en un lago helado.

Los ecos de la zona viajaban lento y se los podía escuchar a varias decenas de segundos de su posición.

Antes de comerse a la perra decidieron parar en una roca-banco y dar buena cuenta de los bocadillos y las galletas energéticas, la visión era espectacular, a un lado un circo glaciar que jamás volverían a ver, y al otro un gran valle glaciar en el que unas horas después aparecerían los tres compañeros riéndose de las adversidades…

Mientras comían Tosferina creyó conveniente hacer el cubo de rubick y tocar la teta de goma y lo hizo, cosa muy importante en el devenir de la aventura; a su vez Melopea deleitaba a los demás con éxitos musicales del momento como “Mira una moderna” o cuando Peter y Michael Moore echan una competición de pedos… Migraña se esforzaba, pero no conseguía decir Lampéfulo, se había prometido a sí mismo que aprendería esa palabra y también que escribiría el libro más pequeño del mundo, pero hay cosas que uno no puede hacer y es mejor dejarlo, en el caso de Migraña esta última frase carece de sentido, aún hoy, sigue sin poder decir Lampéfulo pero lo intenta.

La frugal comida les sentó bastante bien, a la par que hizo que el hermanamiento entre los miembros de la expedición se acentuara. Secaron sus fríos pies al sol del mediodía y Pateanieve dejó de llorar puesto que la utilizaron como estufa.

Los tres comensales atesoraron esos breves momentos de paz antes de iniciar el descenso y se dijeron que si salían de aquella echarían una partidita al tragabolas.
De repente las manos en el culo, y el perro les llama antisemitas, todo fue más alegre a partir de ese momento. Eran las tres y diez, Migraña no tenía prisa pues en hora y media estarían en casa…

El descenso no comenzó bien, el camino era más pindio de lo que se podría aceptar y cogieron un desvío, en la guía del montañero la parte que ahora estaban acometiendo la ponían como: “a partir de aquí haz lo que te salga del pito pero baja”, así que trataron de bajar lo mejor posible por un mar de rocas, nieve y árboles. Al fin llegaron a un hito en el que se señalaba la dirección a seguir, pero por avatares del destino ajenos a Tosferina cogieron la dirección contraria, desde aquel punto se avistaba el camino de regreso a casa, pero estaba como a dos km. en el otro lado del gran valle glaciar, eso lo vieron todos menos Migraña, él siempre veía los caminos cuando estaba casi sobre ellos.

La cuestión es que cogieron el camino de la izquierda, el divertido, nada más empezar su idea era la de bajar hacia el valle cuando tuvieran la ocasión, pero una pared vertical de piedra de unos 30 m. se lo impidió durante una media hora, así que se fueron moviendo en paralelo a la montaña hasta que encontraron una especie de tobogán de nieve a cachos.

Antes de deslizarse por el tobogán, la expedición casi perdió uno de sus miembros, Migraña, mientras iba en misión de reconocimiento, quedó atrapado hasta la cintura entre dos rocas al pisar sobre un falso suelo de nieve, en un heroico acto Pateanieve agarró a Migraña por el cuello y lo sacó semi-inconsciente, en este caso Pateanieve le había devuelto a Migraña el favor que éste le hizo en la ascensión y ahora estaban en paz.

Una vez chupeteadas las heridas de Migraña (unos rasguños de nada) comenzaron el vertiginoso descenso a través del bosque nevado a cachos, un recoveco entre pared y pared vertical de caliza… En cabeza y abriendo el camino iba Melopea, en mitad del grupo Migraña y Pateanieve que ahora eran más amigos que nunca, y cerrando el grupo y pegándose ostias como panes, ostias que no veían los demás porque iban delante, iba Tosferina y sus bolsas de plástico en los pies. Tosferina era el que protegía a los demás por la retaguardia, sí señor, el que avisaba si se producía un alud o si bajaba algún jabalí enfadado…
Una vez que estuvieron los tres en el valle Migraña vio el camino que los otros habían visto tres horas antes y se puso contento.

En el otro lado del valle, donde se encontraba el camino, les esperaba el señor caballo que se asustó y se marchó, en ese momento supieron que estaban salvados.

Al descender las palabras ya no salían de las bocas de nuestros protagonistas, lo único que querían era llegar a casa y subir 30ºC la temperatura de sus pies, por lo que el descenso fue silencioso y reflexivo. Pateanieve no podía soportar la presión del momento y en un desesperado afán por llamar la atención se lanzó contra un matojo de escajos quedando completamente inmovilizada, sus llantos resonaban en todo el valle y una vez más el héroe perruno Migraña la quitó todos los pinchos y quedó como nueva pero sucia, y así el partido perro-hombre resultó quedar 1-2.

A 20 m. del coche Migraña perdió los papeles y quiso retroceder y desandar lo andado ya que según él jamás lo conseguirían, les costó media hora convencerle de que el coche estaba a 20 metros andando por la carretera y así, una vez más, nuestros tres expedicionarios regresaron sanos y salvos a sus casas donde les esperaban sus mujeres y sus familias, atrás dejaban largos años de trabajo, canibalismo, porno amateur entre animales, asesinatos y corrupción policial, pero eso había quedado sellado en la montaña, hicieron un pacto y jamás nadie sabría de las tremebundas vejaciones a las que fueron sometidos en… “El sendero del Hondojón”.
Fin
Calopum

Espero que hos haya gustado! :D
 

porriko

Semilla
13 Abril 2008
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Pues vamos a estrenarnos con una reflexión......

EL BUEN AMIGO

Recibí una llamada telefónica de un buen amigo.
Me gusto mucho su llamada y lo primero que me preguntó fue:
-¿Cómo estás?
Y sin saber por qué le contesté: - Muy solo.
-¿Quieres que hablemos?- me dijo
Le respondí que si y me dijo: -¿Quieres que vaya a tu casa?
Y respondí que si.
Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba tocando a mi puerta. Yo hablé durante horas de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mi novia, de mis deudas, y él, atento siempre, me escuchó.
Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado mentalmente, me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, que me apoyara y me hiciera ver mis errores.
Me sentía muy a gusto y cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo:
-Bueno, me voy, tengo que ir a trabajar.
Yo me sorprendí y le dije
¿Por qué no me habías dicho que tenias que ir a trabajar? mirá la hora que es, no dormiste nada, te quité tu tiempo toda la noche.

El sonrió y me dijo:
-No hay problema, para eso estamos los amigos.

Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así.
Lo acompañé a la puerta de mi casa... y cuando él caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos:
-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?.

El regresó y me dijo en voz baja:
-Es que te quería dar una noticia...

y le pregunté: -¿Qué pasó?

Y me dijo: -Fui al médico y me dijo que estoy muy enfermo.

Yo me quedé mudo... él me sonrió y me dijo:
-Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día...
Se dió la vuelta y se fue.
.
Pasó un buen rato para cuando asimilé la situación y me pregunté una y otra vez, por qué cuando él me preguntó cómo estaba me olvidé de él y solo hablé de mi.
¿Cómo tuvo la fuerza de sonreirme, de darme ánimos, de decirme todo lo que me dijo, estando él en esa situación?...
Esto es increíble...
Desde entonces mi vida ha cambiado.
Suelo ser menos dramático con mis problemas y disfrutar más de las cosas buenas de la vida.
Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero...

En resumen, es bueno recordar que:

"El que no vive para servir... no sirve para vivir..."

La vida es como una escalera, si mirás hacia arriba siempre serás el último de la fila, pero si mirás hacia abajo verás que hay mucha gente que quisiera estar en tu lugar.

saludos kannabikos
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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:D :D .bueeNIIIIIIISIMO
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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dicho,,,y hecho 8) 8) 8)

TORNEO DE CANTO
- Quizás ahora lo podamos definir mejor –siguió- “Mezquino” debe ser el que carece, o cree que carece, de lo más necesario. Es el que necesita lo que no tiene para dejar de ser diminuto, es el que se niega a dar porque todo lo quiere para él, es el pobre desgraciado infeliz que no puede ver otros deseos que los suyos.

Jorge hizo un largo silencio buscando en su memoria... y yo me acomodé para escuchar lo que seguía. Una vez llegó a la selva un búho que había estado en cautiverio, le contaba a todos acerca de las costumbres de los humanos. Contaba, por ejemplo, que en las ciudades los hombres calificaban a los artistas en competencia, a fin de decidir quiénes eran los mejores en cada disciplina, pintura, dibujo, escultura, canto...

La idea de transplantar costumbres humanas prendió con fuerza entre los animales y quizás por ello se organizó de inmediato un concurso de canto, en el cual se anotaron rápidamente casi todos los presentes, desde el jilguero al rinoceronte. Guiados por el búho, que había aprendido en la ciudad, se decretó que el concurso se definiría por el voto secreto y universal de todos los concursantes, que serían de esta manera su propio “jurado”.
Así fue. Todos los animales incluido el hombre pasaron al estrado y cantaron recibiendo el más o menos intenso aplauso de la audiencia. Luego anotaron su voto en un papelito y lo colocaron doblado en una gran urna que sostenía el búho. Cuando llegó el momento del recuento, el búho se subió al improvisado escenario y flanqueado por dos ancianos monos, abrió la urna para leer y comenzar el recuento de los votos del “transparente acto eleccionario”, “gala del voto universal y secreto” y “ejemplo de vocación democrática” (como había escuchado decir a los políticos en las ciudades).Uno de los ancianos sacó el primer voto y el búho, ante la emoción general, gritó:
- ¡El primer voto, hermanos, es para nuestro amigo el burro!

Se produjo un silencio, seguido de algunos tímidos aplausos.
- ¡Segundo voto: burro!
...¿?...
- ¡Tercero... burro!
Los concurrentes comenzaron a mirarse, sorprendidos al principio, acusadoramente después y por último, cuando proseguían apareciendo votos para el burro, cada vez más culposos y avergonzados de sus propios votos. Todos sabían que no había peor canto que el desastroso rebuzno del equino. Sin embargo, uno tras otro, los votos lo elegían como el mejor de los cantores. Y así sucedió que, terminado el escrutinio, quedó decidido por “libre elección” del “imparcial” jurado, que el desigual y estridente grito del burro era el ganador:
LA MEJOR VOZ DE LA SELVA Y ALREDEDORES.

El búho explicó después lo sucedido: cada concursante considerándose a sí mismo el indudable vencedor, había dado su voto al menos calificado de los concursantes. Aquel que no podía representar amenaza alguna a su propia proclamación. La votación fue casi unánime. Sólo dos votos no fueron para el burro: el del propio burro que nada tenía para perder y votó sinceramente por la calandria y el del hombre que (cuándo no), votó por sí mismo.

JORGE BUCAY
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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SIGAMOS CON EL SR.BUCAY

Hay un viejísimo chiste que quizás sirva para ejemplificar estas tres líneas. La situación del chiste es muy burdamente la misma y voy a contarte tres finales diferentes para darme el lujo de burlarme por un ratito de estas tres líneas de pensamiento:

Situación base (común a los tres): Un tipo tiene encopresis (en buen romance: se caga encima). Consulta a su médico que, luego de exámenes e investigaciones, le recomienda (no habiendo encontrado base orgánica) consultar con un psicoterapeuta.

FINAL ALTERNATIVO UNO
(El terapeuta consultado fue un psicoanalista ortodoxo).
Cinco años después, el tipo se encuentra con un amigo:
- Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! –contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
- ¡Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora ya sé por qué me cago!

FINAL ALTERNATIVO DOS
(El terapeuta consultado fue un conductista)
Cinco días después, el tipo se encuentra con un amigo:
-Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! –contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
-Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora uso bombachitas de goma.

FINAL ALTERNATIVO TRES
(El terapeuta consultado fue un gestáltico)
Cinco meses después, el tipo se encuentra con un amigo:
- Che, ¿cómo te va con tu terapia?
- ¡Bárbaro! –contesta el otro, eufórico.
- ¿Ya no te cagas encima?
- ¡Mira, cagar me sigo cagando, pero ahora no me importa!
-Pero ese planteo me parece demasiado apocalíptico –quise defender yo.
-Es posible, pero en todo caso este apocalipsis es real. Tan real como que tu sesión terminó.
...¡Hacía mucho que no puteaba tanto a alguien!
:D :D :D
 

motaman

Semilla
27 Octubre 2007
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ESTECREO QUE LO HE PUEST YA...JEJE,ES DE PAPINI. ME ENCANTA,, si lo he repetido disculpar,,y ya lo borrare...
salu2
 
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