Lo que se trata es de encontrar el sistema adecuado, el más ágil y el menos gravoso para el ciudadano. El problema que veo es que hay mucha gente que ve bien que nos ponga el Estado, es decir, la clase política privilegiada y que se casa entre ella (sin importar el color, sólo importa la clase frente al vulgo borreguil y de mano extendida, esa asquerosa masa maloliente), creando un muro infranqueable para los no adeptos e iniciados en dicha élite social; decía, que hay mucha gente que ve bien que nos metan un chip en la médula cuando nacemos porque "no tiene nada que temer quien no hace mal". Recuerdo que en los USA no existe, que yo sepa, ni DNI. Echaría de menos el poder ir indocumentado por la vida, igual que va un pájaro o un ñu (pero sin cuernos, a ser posible).
El tema del idioma no viene del franquismo ni viene de este siglo, viene de muy lejos. En realidad, interesaba a partir del siglo XVI en España saber y dominar la lengua del imperio, lengua de moda en todo occidente durante casi dos siglos, es decir, el español. Como resultó que, por la evolución del latín en Hispania surgieron varias variantes: castellano, leonés, gallego, asturiano, navarro/aragonés, catalán, valenciano, mallorquín, etc, etc, etc., sólo una de ellas fue la lengua del imperio: el castellano. Claro, a un vasco que quería lo mejor para sus hijos, pues hacía lo posible para que tuviesen mejor vida que él: cura, monja, militar eran las salidas habituales de los españoles desde siempre. Más aún, la hidalguía o nobleza de muchas gentes del norte de España y que luego se establecieron sobre los terrenos ganados a los moros, les impedía trabajar en oficios, así que estos se dejaron a los moros, a los judíos y a los francos. Ser español era blasonar de sangre, de apellido, de origen, y de vivir como un noble, es decir, sin trabajar. Toda la picaresca española del siglo XVII se basa en este principio: subsistir sin trabajar.
Como es lógico, si sólo tenían muchos españoles la salida de vivir conforme a su hidalguía sólo también había una salida: trabajar para el Estado o para la Iglesia. Ni el euskera, ni el gallego ni el catalán interesaban para ser cura, monja o militar. No se desarrollaron el vascuence, el gallego o el catalán en las zonas en donde permanecieron los tercios españoles: ni en Italia, ni en los Países Bajos ni en ningún lugar de América quedan vestigios de la colonización lingüística que no fuera la del español o castellano. Sin embargo, sí que hay constancia de la presencia de gallegos, asturianos, vascos y catalanes en América; así, tenemos ciudades importantes como Durango, Barcelona, Valencia, Olabarría o Necochea, entre otras como León o Pamplona.
Si llegaron desde España a América desde todos los lugares de la península, allá por los siglos XVI y XVII ¿cómo es que no llevaron también su lengua vernácula y no se habló jamás otra cosa que no fuera el idioma del Imperio español? ¿No sería que no interesaba a vascos, gallegos y catalanes hablar otra cosa que no fuera el castellano?
Vale, pues, para quien haya entendido esto, entenderá también la lucha actual por convertir en idiomas oficiales y exclusivos en el trato con la Administración de turno las lenguas no castellanas. Si crean la necesidad de hablar obligatoriamente en el mundo irreal y oficial estas lenguas, se crearán también puestos de maestros en tales lenguas, de profesores para enseñar materias en dicha lengua, etc.
Yo creo también una cosa cierta: la lengua necesaria hoy en día es el inglés, también lo es el español. Yo supongo, por pura lógica, que la enseñanza obligatoria de tales lenguas irá generando, a medio plazo, una animadversión hacia las mismas, según se vaya olvidando con el tiempo esa persecución que hubo hacia tales lenguas. En cuanto al gallego, creo que no se persiguió por causa de que media Marina era gallega y hablaba en gallego, creo incluso que el gallego no se consideraba como una lengua sino como una forma muy española de hablar. No creo que Franco hiciese mucho por Galicia, no hay más que ver a dónde fueron los dineros y las inversiones realizadas desde 1959 hasta 1975. El cinturón industrial de Barcelona no surge de la nada, ni el cinturón industrial de Bilbao surge del maná que envió Jaungoikoa, no, fue dinerito de todos los españoles, sobre todo obtenido por la venta de los productos tradicionales de exportación: cítricos valencianos y productos de la huerta, con el añadido del turismo a partir de mediados de los sesenta.
Lo que somos es el resultado de una labor en común, han intervenido en lo que somos no sólo españoles; debemos mucho a los que nos enseñaron a instalar regadíos (romanos y árabes), a los que nos trajeron las roturaciones para cultivar a partir del siglo XI (monjes venidos de Francia), los artesanos francos y judíos, los europeos que fueron realizando inversiones a lo largo del siglo XIX (entre ellas el sistema privado de ferrocarriles desarrollado por los ingleses en tiempos de Isabel II), y todos los avances mundiales de los que nos beneficiamos.
No estamos solos, hoy, regresar a la aldea de Asterix es, con los debidos respetos, de dibujos animados; pero, como hay mucha gente que come del rollo político y existencial autonomista, pues ahí están los cuentos para quien quiera escucharlos.
¡¡¡Viva la unidad interplanetaria, viva la mezcla, viva la gente guapa, viva la vida!!!
Y, remedando el dicho catalán, pero en euskera: "Osasun eta gogor al txistor". ¿A que queda guapo?