El otro día saqué de paseo a mi perra como todas las tardes. Tenía hambre, y me compré un cucurucho de chocolate. Recordé los concienzudos análisis que hacía mi profesor de economía, y extrapolé el modus operandi al caso concreto de mi helado.
Mi helado era básicamente, cacao, leche, harina de trigo, azúcar y poco más. Todos productos agrícolas, que requieren combustibles fósiles (el gasoil del tractor), así como fertilizantes (una borricá de energía para pasar nitrógeno gaseoso a sólido) agua (cada véz más escasa con el cambio climático) y un clima benévolo (oootra vez el puto cambio climático).
Todos sabemos que el petróleo, sólo puede incrementar su precio,teniendo en cuenta que cada vez queremos más, y hay menos. Podríamos pensar que dentro de poco, la clase política se quitará la venda de los ojos, y se pondrá a pensar en solucionar un problema caro, de soluciones poco populares, cuyos efectos se verán cuando ellos estén jubilados con una soberbia cuenta de ahorro en suiza.
Esa misma clase política -hablo a nivel mundial- que con toooodos sus asesores, con siglos de historia económica, con tanta visión de futuro, han conseguido que estemos sumidos en uns crisis económica cuyo alcance está aún por ver.
Cuando llegué a mi casa con mi chucho, llegué a la conclusión de que esto no es nada. Dentro de unas pocas décadas vamos a llegar a una situación global tan nefasta, precaria, conflictiva y desesperada, que no tendrá precedente en la historia. Y lo peor será cuando nuestros hijos nos pregunten que sabiendo lo que iba a pasar, cómo dejamos que pasara.
Mi helado era básicamente, cacao, leche, harina de trigo, azúcar y poco más. Todos productos agrícolas, que requieren combustibles fósiles (el gasoil del tractor), así como fertilizantes (una borricá de energía para pasar nitrógeno gaseoso a sólido) agua (cada véz más escasa con el cambio climático) y un clima benévolo (oootra vez el puto cambio climático).
Todos sabemos que el petróleo, sólo puede incrementar su precio,teniendo en cuenta que cada vez queremos más, y hay menos. Podríamos pensar que dentro de poco, la clase política se quitará la venda de los ojos, y se pondrá a pensar en solucionar un problema caro, de soluciones poco populares, cuyos efectos se verán cuando ellos estén jubilados con una soberbia cuenta de ahorro en suiza.
Esa misma clase política -hablo a nivel mundial- que con toooodos sus asesores, con siglos de historia económica, con tanta visión de futuro, han conseguido que estemos sumidos en uns crisis económica cuyo alcance está aún por ver.
Cuando llegué a mi casa con mi chucho, llegué a la conclusión de que esto no es nada. Dentro de unas pocas décadas vamos a llegar a una situación global tan nefasta, precaria, conflictiva y desesperada, que no tendrá precedente en la historia. Y lo peor será cuando nuestros hijos nos pregunten que sabiendo lo que iba a pasar, cómo dejamos que pasara.