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Marihuana en Pakistán

10 March, 2014, 16:00 PM
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Pakistán es uno de los productores de hachís más importantes a nivel mundial, y gran parte de su producción se destina al tráfico a través de Oriente Medio y Asia Central con dirección a Europa, África y América del Norte. El cannabis crece de manera natural en muchas zonas del país; al parecer, el cultivo, que ya está muy generalizado, está aumentando debido a la actual inestabilidad política y económica.

Legislación y Política Internacional

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El consumo de marihuana tiene un carácter endémico en Pakistán, pero a las autoridades les preocupa mucho más el consumo de heroína y opio (Radio Nederland)

El cannabis es ilegal en Pakistán, aunque es mucho menos probable que se sancione la posesión y el consumo de cannabis en comparación con las consideradas drogas “duras”, como la heroína y las anfetaminas. Por otro lado, el tráfico y el consumo de drogas se consideran problemas cada vez más graves—y en aumento—y Pakistán se encuentra bajo una presión constante por parte de la comunidad internacional, cuyo fin es que se consiga un mayor control de la circulación de drogas ilegales en el país.

En 1995, se creó la organización encargada de aplicar la ley de drogas en Pakistán y de coordinar las investigaciones relacionadas con las drogas en el extranjero es la Fuerza AntiNarcóticos (ANF). En 2010, se reunieron en Islamabad los ministros que se ocupan de la política de drogas en Afganistán, Irán y Pakistán, y llegaron a un acuerdo para ampliar la cooperación entre los tres países, en el que se incluyeron medidas como mejorar el intercambio de información y poner en marcha operaciones de vigilancia conjuntas en las regiones fronterizas.

Arrestos y Sentencias relacionadas con el Cannabis

En algunas partes del país (sobre todo en las zonas tribales del noroeste), en raras ocasiones se aplican las leyes que prohíben el uso de cannabis, e incluso puede venderse en los mercados públicos sin ningún tipo de consecuencia negativa por parte de las autoridades. Sin embargo, en otras regiones como Lahore e Islamabad, la posesión puede castigarse con entre seis meses y dos años de prisión.

Las penas por tráfico de cannabis y otras drogas ilegales son mucho más graves. Pakistán sigue aplicando la pena de muerte, y, conforme a la ley, puede aplicársele a cualquier persona condenada por tráfico de más de un kilogramo de cualquier droga ilegal. En la práctica, rara vez se impone la pena de muerte por cantidades inferiores a diez kilogramos. En 2008, se impuso una moratoria de las ejecuciones, que concluyó en 2012 cuando se ejecutó a una persona condenada por asesinato. Desde entonces, no se ha producido ninguna ejecución, aunque unas 8.000 personas permanecen en el corredor de la muerte, muchos de ellos por delitos de drogas.

En febrero de 2013, los agentes de la ANF incautaron diez toneladas de hachís en una redada en un almacén de Karachi, sin embargo, no se efectuó ningún arresto. También en febrero de 2013, se arrestó a un inspector de impuestos provincial en Karachi al que se encontró en posesión de unos 80 kg de hachís. En marzo de 2013, la policía del distrito de Swabi, en el noreste de Pakistán, incautó dos toneladas de hachís de gran calidad, cuyo destino era Punjab.

El Comercio de Cannabis a día de hoy

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Las regiones montañosas del norte de Pakistán resultan perfectas para el cultivo de cannabis (Guilhelm Vellut)

Pakistán es muy vulnerable al tráfico de drogas, debido a los 2.430 kilometros de longitud que tiene la permeable frontera que comparte con Afganistán, junto con los extensos territorios tribales que se encuentran fuera del control del gobierno central. El hachís, el opio en bruto y la heroína entran en Pakistán a través de Afganistán, y desde allí se envían a Oriente Medio, Europa y América del Norte.

La costa sur de Beluchistán y el puerto de Karachi son fundamentales para el transbordo de hachís y heroína con destino a los Estados del Golfo. Es más habitual que el contrabando se produzca por mar entre abril y junio, y mucho menos frecuente en julio y agosto, a causa del mal tiempo y del exceso de humedad que pueden degradar el hachís. Por lo general, se ancla una embarcación madre en aguas profundas, y las embarcaciones más pequeñas y de gran velocidad cargan y descargan el hachís.

La mafias dedicadas al tráfico que realizan sus actividades en tierra y operan en Pakistán y Afganistán están bien equipadas, organizadas y resultan brutalmente eficaces. Rastrean los movimientos de los agentes encargados de hacer cumplir la ley utilizando equipos de comunicación de última generación, y las bandas suelen viajar en convoyes de vehículos con armamento muy avanzado, como cohetes antitanque y misiles antiaéreos.

El Cultivo de Cannabis

El cannabis crece de forma silvestre en muchas zonas rurales del país, y su cultivo es casi igual de extenso. Las variedades silvestres de cannabis que se encuentran en las regiones de las tierras bajas suelen tener un bajo contenido en cannabinoides y pueden ser o bien C. sativa o C. rudelaris; sin embargo, también se pueden encontrar variedades C. indica con un alto contenido en cannabinoides en las regiones montañosas del norte del Hindu Kush y de la cordillera del Karakórum.

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El cannabis crece silvestre en Taxila, al Norte de Pakistán (Guilhelm Vellut)

El cannabis también crece libremente en las grandes ciudades, como en la capital Islamabad y en la segunda ciudad Lahore, aunque el cultivo no es una práctica generalizada en las ciudades debido a la mayor presencia policial. Según los informes, en las instalaciones que tenía Osama Bin Laden en Abbottabad, una ciudad en el noreste de Pakistán, se cultivaban plantas de cannabis en un huerto en el momento en que se le encontró y ejecutó en 2011.

En los últimos años, se ha presentado, en los medios de comunicación y de investigación, la posibilidad de legalizar el cultivo de cáñamo para impulsar la problemática economía rural de Pakistán. Se debate sobre si el cultivo del cáñamo, que puede llevarse a cabo en las tierras que resultan poco rentables, podría dejar libres los terrenos que hacen falta para producir alimentos, pero que se utilizan en la actualidad para cultivar algodón. Sin embargo, no hay constancia de que el gobierno haya adoptado ninguna medida para poner en práctica programas de cultivo de cáñamo.

El Cannabis en los Territorios Tribales de Pakistán

El centro del cultivo y de la producción tradicional de hachís en Pakistán se encuentra en el noroeste, en las Áreas Tribales Bajo Administración Federal—enormes extensiones de terreno accidentado y fértil, situadas más allá del alcance de la autoridad pakistaní central y perfectas para el cultivo de cannabis y de la adormidera. El opio se cultiva principalmente en los territorios tribales afganos situados al otro lado de la frontera—que las poblaciones tribales pueden cruzar sin problemas, al igual que las grandes cantidades de contrabando—pero se estima que existen al menos 1.000 hectáreas dedicadas al cultivo de opio en Pakistán.

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El hachís se vende a la vista y en público en los bazares de las regiones tribales de Pakistán, como en la ciudad de Peshawar (John Blower)

El Valle de Tirah, situado en la región montañosa de la Agencia de Khaiber, ha logrado una cierta notoriedad por sus inmensos campos de cannabis y su abundante producción de hachís. Jamrud, una pequeña ciudad conocida como la puerta de entrada al paso o desfiladero de Khaiber, actualmente cuenta con más de 250 tiendas de hachís operativas. En 2013, los conflictos tribales por el control de la zona supusieron que muchos agricultores no pudieron aventurarse a sembrar su cosecha en sus campos, lo que tuvo repercusiones graves para la cosecha. Como resultado, los precios del hachís se han disparado, pasando de 20.000 Rs o rupias (140 €) por un kilogramo antes de que comenzara el conflicto, a 50.000 -65.00050.000 -65.000 Rs (350 €-455 €) en este momento.

Las áreas tribales son zonas prohibidas para los extranjeros que no vayan acompañados por un guardaespaldas armado, y siempre existe una posible amenaza de violencia e incluso de secuestro y rescate. Las zonas tribales albergan diferentes milicias armadas hasta los dientes, y, según se dice, las ganancias provenientes del hachís producido para la exportación se utilizan para financiar la insurgencia. En 2004, se interceptó un barco tripulado por presuntos miembros de Al-Qaeda en la costa de Pakistán que se dirigía hacia los Estados del Golfo, y se descubrió que iba cargado con casi dos toneladas de hachís.

La Producción de Hachís en Pakistán

En Pakistán, se utilizan diferentes métodos para elaborar el hachís, que producen diferentes calidades. Generalmente, la primera fase del proceso consiste en trillar las plantas secas sobre una tela fina para separar la “garda” (resina seca o tricomas) de la materia vegetal no deseada.

Otro método de elaboración comercial a gran escala consiste en colocar la garda en una sartén de metal con una pequeña cantidad de agua para calentarla suavemente, mientras se usa una piedra o roca grande para amasar el polen y conseguir que se adhiera. También se pueden añadir a la mezcla mantequilla clarificada, henna y otros adulterantes para facilitar la adhesión, o para aumentar el peso o el aroma.

Existe otro método más tradicional que consiste en colocar la garda directamente en una piel de cabra, para almacenarla después durante varios meses. La grasa subdérmica bajo la piel permite que se produzca el proceso de adhesión, convirtiendo gradualmente la garda de color castaño dorado en una masa pegajosa de color marrón verdoso. Según consta, el sabor del producto final mejora en función del tiempo que se mantenga en la piel de cabra.

Se producen a mano cantidades más pequeñas de hachís de alta calidad, destinadas al consumo personal y a la distribución local, aunque también puede destinarse para la exportación. Los productores de hachís de alta calidad suelen comprar “garda” de buena calidad a los cultivadores, para prensarla a mano y convertirla en unos “huevos” pegajosos y de color oscuro que pueden presentar un sabor y un efecto excepcional.

Uso Cultural del Cannabis

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Residentes locales fumando hachís en Lahore (Guilhelm Vellut)

En Pakistán, conviven varias comunidades religiosas, entre las que se encuentran los sufíes y los hindúes, que llevan siglos consumiendo cannabis para alcanzar la euforia y la iluminación espiritual. Generalmente, han podido hacerlo sin la oposición de las autoridades paquistaníes. Además de fumar hachís en unchillum o aparato similar, el cannabis se consume con mucha frecuencia en forma de bhang, una potente bebida a base de yogur relacionada con el culto al dios hindú Shiva.

Aparte de su uso religioso, en algunas comunidades, el cannabis se utiliza con fines recreativos y no está prohibido a nivel social. Por el contrario, se desaprueba el consumo de alcohol de manera casi universal y su consumo se limita a los extranjeros y a los paquistaníes más occidentalizados. También se ha documentado ampliamente el uso tradicional del cannabis en la medicina en Paquistán—por ejemplo, se ha registrado el uso de bhang como tratamiento efectivo para la disentería. El consumo de cannabis se ha generalizado de la misma manera tanto en las áreas urbanas como las rurales, y lo consumen casi exclusivamente los hombres adultos.

La manera en que Pakistán ha enfocado el tema del cannabis en las últimas décadas ha cambiado. En los años 1960 y 70, Pakistán era un lugar de paso imprescindible para los viajeros que seguían el “Hippie Trail o Sendero Hippie” que atravesaba Asia; ciudades como Peshawar, Lahore y Karachi se unieron a la moda, y se originó una próspera cultura turística. Durante este período se establecieron los famosos mercados de hachís de Peshawar, y aunque todavía perviven, el control de las existencias de hachís ha pasado a manos de grupos de activistas organizados. Como consecuencia, el Gobierno ha intensificado sus esfuerzos para combatir el tráfico.

Comprar Cannabis en Pakistán

Es fácil conseguir cannabis y hachís en todo Pakistán, aunque el hachís es mucho más habitual que la marihuana. Se dice que, en muchas áreas de Pakistán, la policía está dispuesta a aceptar sobornos a cambio de hacer caso omiso de los delitos relacionados con las drogas; sin embargo, esto nunca está garantizado, y lo más conveniente es evitar encontrarse con la policía en la mayoría de estas zonas, ya que pueden actuar con mano dura. Sin embargo, si se consume cannabis discretamente en la propia casa, suele haber poco riesgo de ser arrestado.

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Los conductores de rickshaw de las zonas urbanas suelen ofrecer hachís a los turistas, pero es posible que estén colaborando con la policía (PSIT)

En Lahore, el Parque Jallo es conocido por su cannabis, que crece libremente y ,según los informes, se puede obtener en grandes cantidades a cambio de pequeñas sumas pagadas a los jardineros. El Mausoleo de Abdullah Shah Gazi en la ciudad de Karachi, un antiguo santuario sufí, es también el escenario de un consumo ritual y habitual de cannabis, en el que se permite que participen los místicos, devotos y curiosos que estén interesados; se tiene constancia de que es más probable que la policía de servicio responda al contacto físico ilegal en público que a cualquier asunto relacionado con el cannabis. Se toman fuertes medidas ocasionalmente, pero, por lo general, se pueden evitar con el pago de sobornos.

En numerosas ciudades, los comerciantes ambulantes ofrecen cannabis en público a los transeúntes, especialmente a los que se consideran extranjeros o ricos por su apariencia. Sin embargo, esos comerciantes suelen colaborar con los funcionarios de policía corruptos; después de que la transacción se ha efectuado, se alerta a la policía y se pide un soborno que se divide entre las dos partes. Para los extranjeros que visitan Pakistán, la mejor manera de asegurarse una fuente fiable de cannabis o hachís es preguntar discretamente en los bares locales o entre grupos de amigos.

El precio del hachís (generalmente conocido como charas) y del cannabis puede variar poco entre ciudades y, con frecuencia, se puede negociar. Las cantidades típicas que se pueden adquirir se conocen coloquialmente como un rod (cinco gramos) o una tola (diez gramos), y por lo general cuesta alrededor de 0,30 €-0,40 € por gramo.

¿Cuál es el Futuro del Cannabis en Pakistán?

Debido a que la industria del hachís está tan bien establecida y, por lo tanto, resulta fundamental para la economía rural, es probable que Pakistán siga produciendo cantidades importantes en el futuro próximo. Las autoridades están intensificando los esfuerzos en la zona para luchar contra el tráfico, pero, hasta el momento, parece que el tránsito incesante de sustancias ilegales desde Afganistán y Pakistán se ha visto muy poco afectado.

Es importante documentar tanto la historia como los acontecimientos recientes relacionados con la guerra contra las drogas que, a día de hoy, sigue afectando a las vidas de tantas personas en todo el mundo. Por esta razón, Sensi Seeds y Hash Marihuana & Hemp Museumen Ámsterdam, intentan proporcionar la información más precisa, actualizada y objetiva sobre la situación actual, país por país. Agradeceremos cualquier comentario, observación y corrección.

Por Seshata

Fuente SensiSeeds

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