EEUU.- Sólo quedaron versículos bíblicos en las paredes del local. “No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”, reza uno. Los propietarios de un colectivo de marihuana médica, que operó ilegalmente en el oeste de Los Ángeles, acataron una ordenanza que entró en vigor ayer y se fueron.
El dispensario Robertson Caregivers, localizado a sólo unos pasos de distancia, hizo lo mismo. Dos letreros se leían junto a la entrada: “Se renta” y “Cerrado”.
Pero otros, pesa a las notificaciones de la procuraduría municipal, se aferraban a quedarse en la ciudad. Ayer, agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) e inspectores recorrieron la ciudad para identificar a aquellos locales que ignoran la nueva ley.
Las autoridades incluirán los reportes de los residentes, pero anticipan que el recuento podría tomar varias semanas.
El siguiente paso será imponer penalidades de $2,500 por día a seis meses en prisión. La Fiscalía calcula el cierre de más de 400 locales. A sólo 175, los registrados ante la Orden de Control Provisional, se les permitirá sembrar, cultivar y ofrecer la hierba a pacientes con una receta médica.
Al menos cuatro colectivos ubicados a lo largo de la Avenida Melrose seguían operando normalmente ayer, aunque ninguno de éstos tenía la autorización para ello, según un reporte en la página electrónica del Secretario Municipal.
“Vamos a esperar”, señaló uno de los responsables del local La Luna, quien reconoció haber recibido un aviso de la fiscalía angelina. En esa cuadra, a sólo cuatro negocios de distancia, la tienda de marihuana Buds on Melrose también seguía abierta.
Sobre la misma vialidad, artículos adornados con hojas de marihuana y un luminoso “Open”, daban muestra de que el dispensario LA Confidential Caregivers también se negaba a desaparecer.
Los encargados rechazaron ser entrevistados. A través de un cristal de seguridad similar al que utilizan los bancos, se observó que algunos clientes buscaban entre un mostrador lleno de muestras de la hierba.
Un juez rechazó el pasado viernes una demanda que pretendía detener el cierre de dispensarios en Los Ángeles. Otro grupo de colectivos podrá esperar el resultado de una audiencia judicial programada para este 18 de junio.
Los que podrán recibir un permiso no están muy contentos. Un responsable del dispensario Downtown Collective del centro de la ciudad que no quiso dar su nombre, reclamó que es complicado cumplir con los requisitos del municipio.
“Tenemos estacionamiento, no estamos cerca de casas, pero a 800 pies está una iglesia. Ni saben que estamos aquí”, dijo.
Las tiendas tienen seis meses para localizar un nuevo espacio que se ubique a una distancia de mil pies o más de escuelas, parques, bibliotecas y otros sitios.
Otra dificultad, comentó el encargado, es que dejarían desamparados a muchos pacientes, algunos con problemas de movilidad.
“Aquí, en el centro de Los Ángeles, sólo se permitirá la presencia de uno. Nos estamos mudando lejos de la gente”, lamentó.
Fuente LaOpinion
