El pasado 29 de enero entró en vigor la nueva normativa inglesa sobre cannabis. La planta ha descendido en su status de peligrosidad, y se equipara ahora a sustancias como los anabolizantes esteroideos y los antidepresivos. Esto significa que, en la mayoría de los casos, la posesión de cannabis no implicará arresto. Según una reciente encuesta realizada entre 2.500 británicos, el 52% se manifestó a favor del cambio legal llevado a cabo. Bajo la nueva ley, la posesión de cannabis será ilegal pero “por lo general no constituirá un delito que lleve aparejado arresto”. Normalmente solo recibirá una amonestación de la policía y la confiscación de la sustancia. En determinadas circunstancias sí podrá llevar penas de arresto, como son los casos de consumo en lugar público y la tenencia en recintos donde haya niños o en lugares cercanos.
Varias asociaciones médicas han advertido que la decisión del gobierno de suavizar la normativa sobre el cannabis podría tener repercusiones a nivel de salud pública. El Dr. Peter Maguire de la British Medical Association dijo: “A la BMA le preocupa mucho el hecho de que la población quizás piense que esta reclasificación signifique que la sustancia es segura. Y no es así. Fumar cannabis de manera crónica aumenta el riesgo de padecer enfermedades del corazón, cáncer pulmonar, bronquitis y enfisema.”
Pero el 26 de enero Michael Rawlins, presidente del Equipo Consultor del Misuse of Drugs, dijo que era hora de considerar la posibilidad de ir aún más lejos, y que los miembros de su equipo estudian nuevas formas de cuantificar la peligrosidad relativa de la totalidad de las drogas ilegales.
(Fuentes: The Guardian del 27 de enero 2004, Western Gazette
del 29 de enero 2004)
Cortesía de IACM
Asociación Internacional por el Cannabis como Medicamento. http://www.cannabis-med.org/