Llega a ser bastante común que durante la floración de las plantas de marihuana, en algún cogollo se observe algunas semillas. O que pase inadvertida y se descubra en el momento de fumar usando un grinder, la trituremos y literalmente echemos a perder el porro debido al mal sabor que deja.
Los motivos pueden ser varios, desde una polinización debido a una planta masculina cultivada en las proximidades, o alguna flor macho producida por ésa u otra planta cercana debido a algún tipo de estrés. Pero hoy no trataremos las causas, sino qué hacer con este tipo de semillas.
LAS SEMILLAS BASTARDAS
Comúnmente a estas semillas se les conoce con el nombre de “semillas bastardas”. El motivo es que nadie desea que su planta hembra produzca semillas. Si están en la parte exterior del cogollo llegan a ser bastante visibles. Pero en ocasiones, si la polinización ha sido temprana, se alojarán en el interior del cogollo y será muy complicado verlas a simple vista.
Además, la planta empleará la mayor parte de su energía en la producción de semillas. No se apreciará si la cantidad de semillas son pocas, pero sí en una planta polinizada completamente. Sus cogollos tienden a ser espigados, no demasiado grandes, aireados… En definitiva, nos llevaría bastante tiempo quitar todas una a una para poder aprovechar los cogollos.
¿SE PUEDEN CULTIVAR?
Desde luego, siempre y cuando sean germinables. Puede que la planta se haya cosechado y las semillas aún no hayan madurado completamente, en cuyo caso será complicado que llegue a germinar alguna. Pero si están bien maduras y tienen un tiempo de reposo, germinarán perfectamente.
Pero como es muy complicado conocer la causa exacta que ha dado origen a esas semillas, será una total incógnita lo que estamos cultivando. Entre las posibilidades puede estar la polinización por parte de alguna flor macho producida por una planta hembra, la polinización por parte de una planta macho, o la polinización por parte de una planta hermafrodita.
Sea como sea, conocemos la madre, pero no conocemos nada del padre. Si es una planta hermafrodita, las plantas nacidas de esas semillas tendrán tendencia al hermafroditismo y al mínimo estrés producirán flores macho. Aunque existe la posibilidad de que consigamos unas plantas increíbles, muchas variedades legendarias fueron desarrolladas a partir de semillas producidas por polinizaciones accidentales.
Siempre es un riesgo cultivar este tipo de semillas por el hecho de que una semilla de banco no es cara si tenemos en cuenta la calidad y cantidad de su cosecha. Cultivar una semilla de la que no conocemos nada, arriesgándonos a que nos salga una planta hermafrodita, es jugársela. Podremos haber perdido mucho tiempo y dinero para nada, además de quedarnos sin una planta y su cosecha.
¿QUÉ SE PUEDE HACER CON LAS SEMILLAS BASTARDAS?
Mi consejo siempre será el de no cultivarlas. O al menos, no jugárnosla exclusivamente con ellas y apostar por semillas más fiables. Como digo, cualquier semilla de un banco nos garantizará unas buenas plantas. No necesariamente la semilla más cara es la mejor, hay semillas muy económicas de bancos muy fiables.
Pero tampoco se deben tirar, siempre podemos darles un uso alimenticio. Mucha gente las come como si fueran pipas, chacándolas con los dientes para acceder a su interior. Tienen un sabor como a nuez muy agradable. También se pueden triturar en un mortero para hacer un aderezo para una ensalada. O batirlas con leche y alguna fruta para hacer un delicioso batido.
Las semillas de cannabis, tanto de marihuana como de cáñamo, poseen un alto valor nutritivo. Son ricas en proteínas vegetales de fácil digestión y contienen todos los aminoácidos esenciales. Aportan ácidos grasos Omega 3 y 6 en el ratio perfecto que demanda el organismo. Tienen un alto contenido en minerales como el magnesio y el hierro, además de vitamina E. Y también tienen un alto contenido en fibra que contribuye a regular el tránsito intestinal.