Este es un señor que va condenado al los infiernos, y se presenta en la puerta y es atendido por Lucifer quien, computadora en mano, comprueba los datos, y le admite.
Pero Lucifer dice al condenado que como todo ese día es la celebración de San Tanás, patrono de diablos y diablillos cojuelos, a todo recien llegado se le da posibilidad de elegir entre las dos salas del infierno despues de verlas, y que el mismo escogerá la que mas le apetezca...
Y sin esperar mas, abre Lucifer la puerta derecha, y allá se ve una muchedumbre asaz de condenados cabeza abajo caminando con las manos, (haciendo el pino), profiriendo los pobres torturados grandes gritos de dolor por lo molesto y cansado de la posturita que deben mantener eternamente (los pobres todos llenicos de callos y llagas en brazos y manos)... y se cierra la puerta.
Abre la segunda puerta y se ve un proceloso mar de mierda sin final visible, con los condenados que apenas asoman los hombros flotando en tan agradable mejunje y todos ellos tomando una tacita de café.
Y entonces el condenado dice:
- Pues la verdad, me quedo con la segunda, porque es asqueroso, pero a todo se acostumbra uno, al menos parece mas descansadito y a mí el café no me desagrada...
Y entra por la segunda puerta, que se cierra tras de él.. y entonces se oye una voz ronca y potente que exclama...
- ¡¡¡Se acabo la hora del café. Todos a hacer el pino.!!!!
Pero Lucifer dice al condenado que como todo ese día es la celebración de San Tanás, patrono de diablos y diablillos cojuelos, a todo recien llegado se le da posibilidad de elegir entre las dos salas del infierno despues de verlas, y que el mismo escogerá la que mas le apetezca...
Y sin esperar mas, abre Lucifer la puerta derecha, y allá se ve una muchedumbre asaz de condenados cabeza abajo caminando con las manos, (haciendo el pino), profiriendo los pobres torturados grandes gritos de dolor por lo molesto y cansado de la posturita que deben mantener eternamente (los pobres todos llenicos de callos y llagas en brazos y manos)... y se cierra la puerta.
Abre la segunda puerta y se ve un proceloso mar de mierda sin final visible, con los condenados que apenas asoman los hombros flotando en tan agradable mejunje y todos ellos tomando una tacita de café.
Y entonces el condenado dice:
- Pues la verdad, me quedo con la segunda, porque es asqueroso, pero a todo se acostumbra uno, al menos parece mas descansadito y a mí el café no me desagrada...
Y entra por la segunda puerta, que se cierra tras de él.. y entonces se oye una voz ronca y potente que exclama...
- ¡¡¡Se acabo la hora del café. Todos a hacer el pino.!!!!