Pacoss: rintintin era un perro de la televisión de los años sesenta, o sea, que a no ser que tu pregunta sea invidente no veo la razón para que le acompañe este famoso perro. Ahora bien, si me la envías con retintín o tonillo en la forma de hablar la cosa cambia y me acerco a tu pregunta sin miedo a que me muerda el perro.
Dicho lo anterior y sin que sirva de precedente, procedo a explicarte la razón por la cual España se queda retrasada, ya que la respuesta a lo de Alemania tras la 2ª Guerra te lo ha dicho Polanco con el Plan Marshall.
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE ESPAÑA (por Zarbel)
En la asignatura Historia de la Economía, de la Facultad de Ciencias Económicas, se estudia la economía española, pero no con opiniones (aunque también las hay y muy variadas) sino con rigor científico, con datos ciertos, con documentos de la época, con lo que no es discutible ni cuestionable el resultado de la investigación al constar los datos fehacientes.
Comenzaré por decir que desde la Prehistoria existen unas rutas europeas de migraciones y comercio. Se sabe que el comercio del ámbar del Báltico recorría la actual Alemania hacia el sur y llegaba hasta el Mediterráneo. Sabemos también que los fenicios, cartagineses, romanos y bizantinos desarrollaron sus rutas de comercio.
Bien, en ninguna de estas grandes rutas aparece la península ibérica, el comercio transeuropeo va desde el río Rhin hasta Italia, encontrándonos con las ciudades que van a prosperar con dicho comercio: Milán, Colonia, etc.
Bajo el dominio musulmán, el Mediterráneo se convierte en una barrera, estando dominado en su parte oriental por el Imperio Bizantino y en su parte occidental (Cataluña, Valencia, Baleares, Córcega, Sicilia) por los sarracenos. En la época de Carlomagno desaparece prácticamente todo el comercio y la economía se hunde, por lo que solamente queda el comercio por tierra en la Europa cristiana.
Por mar sólo hay comercio en los puertos del norte de Europa, tanto de mar como de los ríos Mosa, Escalda y Rhin. Por otro lado, al estar cerrado al comercio el Mediterráneo, el comercio se hacía por el Danubio, si bien los ávaros y magiares lo dificultaron en muchas ocasiones.
Ante la dificultad de comerciar (recordemos que en un barco cabe mucha mercancía), poco a poco el tráfico de comercio fue quedando reducido al ámbito terrestre, a cantidades que pueden caber en una carreta o en una caballería, haciendo carísimos los productos y quedando los mercados reducidos a un ámbito reducido en un mundo rural. El comercio quedó reducido a pollos, huevos, hortalizas y algún paño casero, poco más. La cosa llegó hasta tal punto que Carlomagno prohibió VAGAR POR LOS MERCADOS, para evitar que la gente anduviese curioseando sin comprar ni vender nada.
Se salvaron de esta debacle los judíos (entonces mercader y judío eran palabras sinónimas), porque sus negocios consistían en telas finas, incienso, marfil y pimienta, reducido a una clientela acaudalada.
La excepción a la paralización del comercio en el siglo IX fueron las aguas entre el mar Adriático y el Mar Egeo, por el dominio de la flota bizantina. En las aguas del norte de Europa, las invasiones normandas y vikingas destruyeron el antiguo tráfico marítimo.
A partir del siglo X se produce un aumento de la población en Europa y aparecen los cistercienses, que recibieron tierras en donaciones hechas por los señores feudales y comenzaron a roturar las tierras, talando árboles y limpiando las malezas. Esto provocó la aparición de campesinos deseosos de cultivar tierras (huéspedes), que no eran siervos de ningún señor feudal sino hombres libres. Estos hombres libres fueron fundando las villas y ciudades. Aparecen también los mercados locales de granos y la posibilidad de liberarse de los trabajos personales para el señor a cambio de dinero, aparecen también los jornaleros del campo y las cecas para la acuñación de moneda. Todavía estamos hablando de una economía de subsistencia y de mercados reducidos, como podrían ser los de los pueblecitos pequeños de hoy en día.
Va aumentando poco a poco el número de monedas y de dinero circulante y se va creando un espacio económico cada vez más amplio.
Ante la llamada del dinero se van creando nuevos mercados y aparecen las llamadas Ferias, produciéndose una especialización paulatina en la producción de cereales ya que es posible encontrarlos en los mercados y no es preciso cultivar de todo. A su vez la tierra comienza a tener valor y se empieza a comprar y vender, por lo que aparecen las grandes propiedades, las propiedades campesinas, los arrendamientos y las aparcerías.
Tras la desaparición del Imperio Romano Occidental, el mundo urbano desapareció, salvo en Alemania, que continuaron existiendo las ciudades.
A partir del siglo XI vuelven a crearse las ciudades en Europa, ya que iba aumentando la población, la servidumbre feudal iba en decadencia, el comercio y la industria artesana florecían, y hace su aparición el elemento de la conciencia de clase.
En los alrededores de los castillos del señor feudal se fueron poniendo puestos de mercado, para satisfacer no sólo a los habitantes del castillo, sino también a los siervos con algún poder de compra; estos mercados ambulantes se fueron haciendo cada vez más importantes, de modo que se quedaron ya a vivir en las afueras del castillo. Como había muchos salteadores de caminos y mucha inseguridad, esos comerciantes buscaron la protección de las murallas y el establecimiento cerca de ellas.
El crecimiento de comerciantes obligó a crear burgos exteriores o arrabales, normalmente cerca del puente levadizo de entrada del castillo. Brujas, ciudad belga, significa literalmente "puente", por fundarse junto al puente levadizo.
A su vez hacen su aparición artesanos de oficios que prestan sus servicios y, junto a los comerciantes, son llamados "burgueses", por vivir en los burgos o arrabales. Con el tiempo estos burgueses llegan a ser más poderosos que los campesinos y crean sus propias normas de convivencia. Se produce un paulatino aumento de intercambio de productos y servicios que hace que florezca el comercio de forma abundante. Los artesanos se reúnen y forman los gremios, con sus propias categorías profesionales y sus propias reglas. Se sabe que había gremios en París, Londres, Utrech, Frankfurt, Lübeck, etc. en el siglo XI.
Este desarrollo y florecimiento duró hasta el siglo XIV, en que declinó por la Guerra de los Cien Años y la epidemia de la peste negra.
Entre tanto, en España y durante los siglos VII, IX y X no hay comercio, hay un aislamiento y pobreza cultural enormes, la única riqueza cultural se concentra en algunos cenobios y monasterios de la zona de la cordillera cántabro-pirenaica (Desde Galicia, pasando por Asturias, León, norte de Castilla, Cantabria, Navarra, Aragón y Cataluña). Del Ebro hacia el sur brilla el Califato de Córdoba, con su mundo excepcional de arte y cultura, que permanece intacto hasta el siglo XI.
En el siglo XI (1032) se derrumba el Califato y aparecen los reinos de Taifas, que es el momento en que los cristianos se lanzan a la conquista del sur: leoneses, castellanos, navarros, aragoneses y catalanes van avanzando hacia el Duero y el Ebro, traspasan más tarde estos ríos y continúan su avance que no cesará hasta dejar tan sólo en manos musulmanas el Reino de Granada. Surge el Camino de Santiago y el comercio, la artesanía, los burgos y las características que ya tenía Europa.
LA RECONQUISTA MODELA O ESCULPE EL MODO DE SER DE LOS ESPAÑOLES, les da un catolicismo militante, con una familia unida por recuerdo del peligro de otros tiempos, con gran importancia de la figura del Rey, con gran afluencia de extranjeros que acuden a las repoblaciones y que se les llama en general "francos", que son los que repueblan casi en su totalidad el Valle del Ebro, apareciendo los fueros y el modo de vida guerrero y señorial.
Es decir, los antiguos habitantes de la España cristiana se van a acostumbrar a vivir de la agricultura, de la ganadería, de la milicia o de la iglesia, dividiéndose los castellanos viejos en: campesinos, pastores, guerreros y clérigos.
Los artesanos y comerciantes en España no van a pertenecer, en general, a los cristianos viejos sino a los extranjeros francos o a los judíos.
Es elemental deducir que los burgos en la España norteña se formen con francos y judíos, que son quienes desarrollan el comercio y los oficios.
Surge inevitablemente el concepto de que el comerciar o trabajar no es de cristiano viejo, estando mal visto por lo tanto el trabajar o comerciar.
El concepto renacentista del ser humano no mejora las cosas, pues, si ya había en el cristiano viejo el concepto de que sólo se podía ser cuatro cosas, la idea del Renacimiento de que en el hombre habita una fuerza interior que le puede llevar a grandes empresas (caudillo, sabio, gobernante, etc.) conduce al español viejo a ser caudillo militar antes que sabio o artista. La aventura de América remata el mal endémico: surge la ocasión de ser caudillo, rico, señor, sin necesidad de trabajar en los oficios malditos de los francos o judíos.
Aragón se embarca en aventuras militares por razones comerciales y a fin de liberar el Mediterráneo occidental a su flota, conquistando Baleares, yendo hasta Cerdeña, Sicilia, Nápoles y Grecia.
Navarra acude a aventuras hasta Albania y Francia.
Castilla se involucra en guerras contra Portugal y Granada.
Las arcas quedan vacías y los préstamos para las guerras han de pedirse a los judíos y a los prestamistas genoveses, venecianos o flamencos.
Los Reyes Católicos no tienen ni un escudo para costear la flota de Colón.
Carlos I reconoce la quiebra económica de la Corona y se ve obligado a pedir créditos pese a los metales preciosos que están ya llegando de las Indias.
Entre tanto, hacia mediados del siglo XV la Europa artesana y comerciante sigue su curso, después de vencido el episodio de la peste.
En la zona de Bohemia y Hungría se descubre la mejora de la fabricación del hierro con la utilización del carbón; esto permite mejor maquinaria y mejores armas, desarrollándose una industria textil. La invención de la imprenta da enseguida trabajo a mucha gente y ya en el año 1500 una imprenta de Nüremberg tenía 40 prensas y 100 empleados.
En Amberes, en el año 1531, se abría la segunda Bolsa, celebrando cuatro ferias anuales y acudiendo gente de toda Europa, incluidos portugueses y españoles. Otras ciudades que desarrollaron su comercio en el siglo XVI fueron Lyon, Génova, Amsterdam, Lisboa, Londres, Bristol, antes de que los resultados del descubrimiento de América tuviesen efectos en Europa. El comercio se desarrollaba por tres rutas:
1ª) por la que venía desde China hasta el Báltico, Mar Negro y Siria;
2ª) por la que venía desde el Golfo Pérsico hasta Siria
3ª) por la que venía desde el Golfo Pérsico hasta Alejandría
La apertura de los mares en el siglo XVI despertó el tráfico marítimo y la creación de las grandes compañías comerciales, formadas al modo de las sociedades anónimas por acciones, siendo las primeras y las más importantes la inglesa y la holandesa. El tráfico de esclavos fue el negocio más lucrativo para estas compañías y para los gobiernos de la época. Desde el siglo XVI al XVIII se calcula que salieron de Africa unos veinte millones de esclavos.
Este comercio estuvo ligado a las ideas mercantilistas, que variaban en función de los países que comerciaban, por ejemplo:
Los anglo-holandeses se preocupaban sobre todo de la balanza de pagos, ya que había que dar dividendos a los socios accionistas.
Los franceses tendieron a un socialismo de Estado (colbertismo)
Los españoles e italianos reducidos por el pensamiento eclesiástico.
Los alemanes pusieron énfasis en los problemas burocráticos y fiscales.
Mientras holandeses e ingleses procuraban vender más de lo que compraban, los españoles importaban más de lo que exportaban, teniendo siempre la balanza de pagos externa en negativo y perdiendo constantemente competitividad y recursos propios. Inglaterra además prohibió que el comercio entre las islas y el extranjero se hiciera en barcos que no fuesen ingleses, desarrollando de este modo su flota naviera. Amplió aún más al ordenar que los capitanes y tripulaciones fuesen también ingleses, provocando conflictos con holandeses y franceses por estas causas.
Francia facilitó la entrada de materias primas y penalizó la importación de manufacturas, además de gravar a los buques extranjeros que visitaban puertos franceses. Francia obtiene además de España derechos sobre el comercio con América y comienza a percibir parte de las riquezas americanas a partir de mediados del siglo XVII.
EN ESPAÑA:
Tras terminar en 1492 con los gastos de la conquista de Granada y del Descubrimiento de América, aparece la guerra contra Francia y Navarra, que no termina hasta 1528. Han sido expulsados de la península los judíos, parte fundamental de la economía española, dejando apenas unos grupos de moriscos que se afanan en la agricultura y la artesanía en el sur y levante españoles. Podemos decir que España nace el año 1517, al tomar posesión de toda su herencia Carlos I.
Este soberano nos mete en guerras de religión contra media europa y contra Francia, arruinando a parte de España, pero sobre todo a Castilla, que soportó el mayor peso del esfuerzo bélico. Queda debilitada la escasa industria que había, se produce una disminución de la población, pierde valor la moneda española, se producen repetidas suspensiones de pagos a los banqueros reales y se colapsa la vida administrativa, al terminar las aventuras de Carlos I, Felipe II y Felipe III.
A finales del siglo XVI había en España unos ocho millones de habitantes, de los que más de seis vivían en la Corona de Castilla (Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla-León, Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia, Andalucía y La Rioja), en la Corona de Aragón vivían 1.335.000 habitantes (Valencia, Cataluña, Aragón y Baleares), mientras que entre Navarra, País Vasco y Canarias apenas sumaban los 400.000 habitantes.
Por entonces Extremadura tenía más habitantes que Cataluña, por ejemplo. La regla general era que las zonas interiores de la península tenían más habitantes que las zonas costeras, situación que se mantendría hasta el siglo XIX.
Durante el siglo XVII la población española disminuyó en más de un millón de personas, de modo que apenas había siete millones de habitantes al comenzar el siglo XVIII. Causas: las pestes, las guerras, la pobreza económica (que hizo que disminuyera el número de matrimonios y de nacimientos), así COMO EL EXCESIVO NUMERO DE RELIGIOSOS, tendencia que perdurará hasta el siglo siguiente.
España es predominantemente rural, agrícola y ganadera, con ciudades pequeñísimas en comparación con el resto de Europa.
Bilbao no llegaba a los 10.000 habitantes, Burgos apenas alcanzaba los 25.000, Toledo llegó a rondar los 50.000, siendo las más pobladas Sevilla con algo más de 100.000, Lisboa y Madrid (Portugal pertenecía a la corona española hasta 1668). Es la España de la picaresca, del hambre, de los clérigos.
Baste decir que la epidemia de peste de Lisboa de 1580 causó 35.000 muertos, pero que la de 1597 duró cuatro años y causó MAS DE MEDIO MILLON DE MUERTOS. Hubo una nueva peste en 1647, muriendo más de 60.000 personas en Sevilla, 40.000 en Murcia y huerta murciana, se contabilizaron 16.789 muertos en Valencia en menos de un año; en Cataluña se registraron en 1650 los mínimos habitantes bautizados, retrasando más de medio siglo la evolución demográfica. Por si fuera poco, entre 1676 y 1685 hubo una nueva epidemia.
Recordemos que los Reyes Católicos expulsaron a unos 150.000 judíos, pero Felipe III ordenó la expulsión de los moriscos, en número de unas 300.000 personas, de ellas 120.000 del reino de Valencia.
Numerosas zonas quedaron abandonadas y despobladas, quedando España sin mano de obra para trabajar.
Los cristianos viejos eran nobles: desde Grandes de España (Duques), condes, marqueses,, caballeros e hidalgos. Todo el mundo aspiraba a ser noble, es decir, todo el mundo aspiraba a ser hidalgo, tanto el que había hecho dinero como el que no, intentando tener un mayorazgo para vivir de las rentas y sin trabajar. Los hijos primogénitos heredaban el mayorazgo y los segundones se tenían que dedicar al clero o a la milicia.
En el centro y sur de España se encontraban los nobles más ricos y poderosos, pero en el norte casi todos eran nobles. Sólo en la zona de la franja cantábrica se encontraban la mitad de los hidalgos españoles. En Aragón estaban los infanzones y en Cataluña los barones, además de existir también en el reino de Aragón una poderosa nobleza, similar a la castellana.
Los reyes, para poder tener recursos económicos, fueron nombrando nobles a las gentes adineradas, de modo tal que, si en la época de Carlos I había 25 Grandes y 35 Títulos, Felipe IV creó 118 Títulos y Carlos II creó 295 Títulos más.
A finales del siglo XVI había en Castilla unos 90.000 religiosos, incrementándose al menos en un 50% durante el siglo XVII, la influencia católica en España evitó las guerras religiosas que sí se dieron en Francia, Alemania y otras naciones. Desde el siglo XVI la Corte y las urbes importantes están dominadas económicamente por extranjeros genoveses, flamencos, alemanes, holandeses, etc. Los negocios del jabón y de la seda eran monopolio de los genoveses en Granada. La necesidad de mano de obra extranjera era tan evidente que en el año 1679 se dicta una ley fomentando la llegada de trabajadores extranjeros.
Vemos cómo en España el trabajo manual es menospreciado, porque todo el mundo aspira a un cargo, en tanto en Europa el trabajo continuado es considerado como reportador de beneficios individuales y colectivos. En España se considera inferior al trabajador, en Europa se le ensalza como creador de bienes y de riqueza. Holanda, Inglaterra y Francia prosperan bajo el principio de que el trabajo enriquece y predispone a la salvación eterna; España reporta clérigos, nobles y militares que no generan riqueza económica alguna.
Quedaban los campesinos y los ganaderos, muchos de ellos trabajando para los grandes propietarios que son la nobleza y la Iglesia, siendo ésta mucho más benigna en trato que el dado por los nobles.
De Asturias a Vascongadas el alto número de hidalgos permitía a los campesinos vivir pobremente y no miserablemente. En Cataluña, en la montaña, muchos campesinos vivían sujetos al pago de una renta y de manera miserable, en las zonas llanas sí se creó una sólida clase media campesina. En Valencia, la diversidad de cultivos y las propiedades de tamaño medio, permitió un campesinado más desahogado económicamente.
El resto del campesinado vivía miserablemente de trigo, vid y olivo, no pudiendo proteger sus campos de las correrías del ganado ovino, la gran fuente de riqueza del campo español, representado en la Mesta.
La única industria floreciente en España fue la industria textil, con miles de telares en Segovia, Toledo, Cuenca o La Mancha, industria que comenzó a decaer a finales del siglo XVI con las importaciones de telas, mejores y más baratas. Contribuyó al decaimiento de la industria su localización, el escaso capital y la política económica real que estimulaba la importación de telas. Los paños de Flandes fueron incrementando su precio a pesar de hacerse con lana española, pero seguían siendo más baratos que los nacionales. La abundancia de aduanas interiores multiplicaba los precios de la lana y los paños entre las diferentes regiones.
Las leyes en favor de la austeridad y contra el lujo pusieron el broche a la desaparición de la industria y artesanía nacionales; no se pudieron importar sedas, prohibiendo su uso a los artesanos, consiguiendo de este modo que la seda fuese considerada como signo de distinción social y fuese utilizado por las clases altas a pesar de las prohibiciones. También se limitó el uso de coches y de sillas de mano, contribuyendo de este modo a la paulatina desaparición de los artesanos que las fabricaban.
A finales del siglo XVII y cuando ya las demás naciones llevaban mucha ventaja a España, es cuando el reino se percata de que hay que modificar las normas: en 1682 se declara compatible ser dueño de una fábrica y ser noble (hasta ese año era incompatible); se fomenta la llegada de obreros extranjeros, se crea la Junta de Comercio de Castilla (1679), se controla la importación de paños y se fomenta el uso de los paños nacionales por la población. Pero continúa siendo mayoritaria la población rural y escasa la población urbana, por lo que el comercio quedaba limitado a tres zonas: Levante y Mediterráneo, Cantábrico y Mar del Norte y Andalucía y las Indias.
En el siglo XVI pasaron por Cataluña ingentes sumas de dinero con destino a Italia, pero no logra activar su comercio hasta finales del siglo XVII.
Los mercados de Castilla alcanzaron su apogeo a mediados del siglo XVI (Medina del Campo, Villalón, Rioseco). La feria de Medina del Campo era semestral y acudía comerciantes de todo el mundo: de Castilla, de Aragón, de Navarra, de Portugal, de Inglaterra, de Flandes, etc., comerciándose con todos los productos incluidos los esclavos.
En 1566 se autorizó a los asentadores extranjeros a sacar de España el oro y la plata, lo que contribuyó a la desaparición del comercio ya que antes tenían que invertirlo o gastarlo en la Península. El tráfico hacia Amberes se torna peligroso con la sublevación de los Países Bajos en 1566 y hay que optar, a partir de 1578 por la ruta Barcelona-Génova-Frankfurt-Amberes, haciendo mucho más caro el coste del producto.
Felipe II reconocía su quiebra financiera a pesar de la constante llegada de oro y plata de América y de los nuevos impuestos; para Felipe III supuso un gasto enorme la guerra contra los moriscos, al igual que las guerras contra Francia, Países Bajos e Italia. No hubo fuente de riqueza que no fuera explotada e invertida en las guerras. Felipe II se declaró en bancarrota 3 veces (1557, 1575 y 1596). Felipe III lo hizo en los años 1607 y 1627, de nuevo hubo bancarrota en 1647, si bien ya hubo la primera bancarrota con Carlos I en el año 1557, en que el emperador había agotado los recursos hasta el año 1560, pues los tenía gastados de antemano.
En tiempos de Felipe IV la economía real cayó en manos de judíos portugueses y tuvo que comenzar a poner nuevos impuestos. Instituyó el impuesto sobre la sal y le costó disturbios en Vizcaya, posteriores sublevaciones en 1640 le costaron Portugal; la Paz de Westfalia costó Holanda (1648), terminando la guerra contra Francia en 1659 con enormes pérdidas económicas y de prestigio internacional, debiendo permitir a terceros países el comercio en tanto los españoles lo tenían prohibido en las zonas de influencia de esos países. La peste de 1678 terminó de arruinar la nación y ve cómo ya no puede competir con Francia ni con Inglaterra, que gozaron de estadistas como Colbert y Cromwell. A partir de 1659 Francia impone a España su política y España nota la pérdida de Portugal y sus colonias.
No hay más recursos ni impuestos internos en una España empobrecida y deshabitada, con una enorme desigualdad social dividida entre los pobres y miserables que conforman la mayor parte de la población y los ricos que demandan productos de lujo y viven ostentosamente. A finales del siglo XVII el interior castellano agoniza de pobreza y de miseria mientras comienza a levantar cabeza el levante valenciano, el país vasco comienza a tener empresarios emprendedores y en cataluña se renueva la agricultura y se comienzan a fabricar telas a precios competitivos. Finalmente, el comercio de vinos y frutos secos va despertando con barcos que salen desde los puertos catalanes hacia Cádiz y Lisboa, para comerciar con las Indias.
LOS BORBONES (siglo XVIII)
Hicieron hincapié en el desarrollo de la industria, el comercio y la marina, alabando el trabajo manual e intentando que desapareciese el concepto español de que el trabajo envilece. Mejoraron las condiciones al crear hospicios, escuelas profesionales, hospitales, etc. e incrementó la población a lo largo del siglo XVIII. Se crearon las Sociedades de Amigos del País para fomentar la laboriosidad y terminar con el vagabundeo y la mendicidad, se construyeron embalses, canales, caminos y puertos para comunicar adecuadamente las diferentes regiones. Pero de nuevo las guerras contra Inglaterra (1762 y 1779) y Francia (1793) arruinaron de nuevo las arcas estatales españolas. La guerra contra Inglaterra (1805), la de la Independencia (1808) y la insurrección americana (1820) terminaron por vaciar definitivamente las arcas del Estado.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que España está en la más absoluta de las ruinas al comenzar la primera guerra carlista en 1833.
INGLATERRA:
Se destruye al campesinado y se crea la burguesía agrícola, con grandes fincas capitalistas. Se eliminan los pastos comunales y se entregan a los grandes terratenientes. Las emigraciones de Inglaterra son masivas y la tierra queda en pocas manos. Las masas campesinas sin trabajo son explotadas por míseros salarios en ingenios o fábricas, ya que se vieron obligadas a emigrar hacia las ciudades en busca de trabajo. Las ciudades se perfilan con una naciente industria que, ante la abundante y barata mano de obra, va a expandirse dando lugar a la REVOLUCION INDUSTRIAL. Se produjo la mecanización del campo y el aumento de la producción de cereales, dado que la burguesía se dedicó en parte a ser cultivadores, experimentando con nuevas técnicas de cultivo. Se experimenta también con el ganado y se consiguen nuevos híbridos con mucho más peso en vacuno y ovino. Desde el año 1700 al 1800 se incrementó un 90% la producción agrícola, convirtiéndose en autosuficiente hasta la segunda mitad del siglo XIX. Un sistema de impuestos para la construcción y mejora de las carreteras permitió nuevos firmes y el aumento de la rapidez en el comercio interior. Para ir de Londres a Edimburgo en el año 1763 se tardaba 13 días; en el año 1830 se tardaba menos de dos días. La construcción de canales incrementó notablemente el tráfico por barco, cruzándose a finales del siglo XVIII toda Inglaterra de canales que permitían un tráfico permanente y fluido.
En el año 1830 se construyó el ferrocarril entre Liverpool y Manchester, cinco años después del primero construido en Darlington.
Inglaterra se desarrolló industrialmente al amparo de una corriente de pensamiento liberal, es decir, el bienestar común se logra buscando cada uno su propio bienestar, si bien para lograr la felicidad lejana hay que imponerse un ascetismo en los objetivos a corto plazo.
La población de Inglaterra en el año 1700 era de 5.835.000 habitantes; en el año 1800 era de unos 9.000.000; en 1811 son 12.600.000; en 1821 son 14.382.000 y en 1831 alcanzan ya los 16.539.000 personas.
En el año 1840 un agricultor ganaba cinco chelines y un obrero de una fábrica ganaba doce chelines a la semana. Es normal que se produjera una avalancha de gentes del campo a las ciudades, aportando la miseria que refleja Dickens en sus novelas.
FRANCIA
Hacia 1785 aparecen los primeros altos hornos y se desarrolla la industria del papel. No llegó a alcanzar los niveles de desarrollo de Inglaterra por la escasez de carbón en los yacimientos y por la existencia de fósforo en las minas de hierro que lo hicieron inexplotable hasta 1870.
La propiedad agraria estaba dividida en pequeñas parcelas y ello dificultó los avances técnicos en los cultivos, al contrario que pasó en Inglaterra.
El espíritu empresarial francés no era tan arriesgado como el inglés, el francés buscaba seguridad y no invertía.
Las guerras y revoluciones costaron más de dos millones de hombres y paralizaron el desarrollo que había comenzado antes de la Revolución.
Es a partir de 1848 y con Napoleón III cuando Francia va a comenzar a despegar económicamente: se construyen 17.000 kms. de líneas férreas; se mejora el firme de las carreteras; se crean nuevos Bancos para fomentar el ahorro de la burguesía y clase media; se desarrollan grandes obras públicas, como la construcción de París por Haussman; se crean los grandes almacenes comerciales; se estimula el libre cambio, desarrollándose la minería, la industria y el sector textil.
ALEMANIA
Desde el punto de vista agrícola, la Alemania occidental tiene una estructura agraria de pequeñas propiedades, similar a las francesas; sin embargo en el Este de Alemania había grandes latifundios. En el Este se siguió el modelo inglés y permitió el desarrollo agrícola con criterios comerciales y basados en el cultivo del cereal.
Al finalizar el decenio de 1820 una serie de estados alemanes acordaron unirse en moneda y aduanas, añadiéndose a estos acuerdos nuevos estados alemanes y creando en 1848 un Parlamento. Se construyeron líneas férreas y se alcanzó prosperidad y grandes transacciones al desaparecer las aduanas entre esos estados.
La industrialización fue escasa durante la primera mitad del siglo XIX y se prohibió el trabajo a los niños ya que llegaban al servicio militar en deplorables condiciones. Los artesanos fueron empeorando sus condiciones de vida hasta que estalló la revolución de Silesia de 1848, en queja por la competencia que iba provocando la incipiente industrialización, con la que no podían competir.
A partir de 1848 el aumento de las empresas fue constante y progresivo, se construyeron hasta 1865 18.000 kms. de líneas férreas (bajo compañías inglesas); fueron los técnicos ingleses los que enseñaron a los obreros alemanes la mecánica y las técnicas industriales. A partir de 1870 la Alemania liberal desaparece y es sustituida por el Estado Prusiano, antecesor de los modelos fascistas que regirán durante el siglo XX. Bismark obligará a que todos los obreros estén asegurados, estableciendo en 1883 el seguro de enfermedad, en 1888 se instauraba el seguro contra la vejez e invalidez.
Alemania incrementó su población y en 1851 tenía 35.000.000 de habitantes. En 1890 la población urbana superaba a la rural y en 1910 de 65.000.000 de alemanes, cuarenta millones vivían en ciudades, con 48 ciudades que sobrepasaban las 100.000 personas.
El dirig¡smo prusiano desarrolló una industria siderúrgica basada en los enormes recursos de la cuenca de Rhur, derivando posteriormente hacia la fabricación de automoción y maquinaria.
Desde 1933 Alemania volvió a tener una economía dirigida, en que el individuo existe sólo para el pueblo y desaparece el interés individual; lo esencial es servir a la comunidad, representada por el Estado. Se construyeron grandes autopistas, se fue creando empleo y se pasó de más de 6.000.000 de parados en 1933 a 2.000.000 en 1935 y 400.000 en 1938. En cinco años Hitler había levantado de nuevo Alemania, orientando a partir de entonces la economía a la construcción de un enorme ejército. Se incrementó la producción de aluminio, rayón, gasolina sintética, caucho, etc., intentando aumentar la producción agrícola con fines bélicos.
En España tenemos: las guerras ya comentadas que nos dejan en la ruina al comenzar el siglo XVIII, nuevas guerras que nos dejan en la ruina al comenzar el siglo XIX, la guerra contra Inglaterra de 1805, la guerra contra Napoleón que termina en 1813, la revolución liberal y el golpe de Estado de Riego en 1820, nuevo golpe del rey en 1823 y los cien mil hijos de San Luis, nueva guerra desde 1833 hasta 1839; luego la segunda y las terceras guerras carlistas, cambios constantes de generales, golpes de estado, movimientos cantonales y separatistas, etc. a lo largo del siglo XIX, pérdida final de Cuba y Filipinas y guerra contra Estados Unidos. En el siglo XX comienza con el asesinato de Canalejas (1912), Dato (1921), del Cardenal Soldevila (1923), del sindicalista Seguí (1923), entre bombas, algaradas y una España rural y retrasada, ajena al desarrollo del resto de Europa.
Se restableció ligeramente la economía gracias a que no nos metieron en la Primera Guerra Mundial, pero nada más terminar la guerra comenzaron de nuevo las huelgas y algaradas (1918) y Huelga General de Barcelona (1919), provocando de nuevo el declive de la escasa industria y del escaso desarrollo alcanzado en algunas zonas de España.
En 1923 Primo de Rivera toma las riendas de esto que se llama España ya que entre 1918 y 1923 se habían producido MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y NUEVE ATENTADOS, sólo en esos cinco años. En el quinquenio entre 1923 y 1928 sólo hubo 51 atentados.
La escasa economía de finales del XIX prosperó a base de leyes de proteccionismo de la industria frente a la extranjera, así, en 1917 se promulgó la Ley de Protección de la Industria Nacional. Con el periodo de bonanza hasta 1918 se pudo pagar la deuda externa, mediante la exportación masiva de productos agrarios, sobre todo cítricos del levante español.
Al intentar modernizar la economía y las industrias para hacerlas competitivas y no subvencionadas y protegidas, surgieron los conflictos a partir de 1918 (anarquistas, sindicalistas y socialistas).
Estado de la Nación hacia 1918:
1) Zona agraria interior: cereal, bajos rendimientos, subvencionado y destinado al mercado español
2) Zona periférica industrial: pequeñas fábricas, obsoletas instalaciones, fuertemente subvencionadas, productos para el mercado español
3) Zona periférica mediterránea: compra a precios altos los productos españoles protegidos y, a cambio, exporta productos hortofrutícolas, con las divisas que se obtienen de esas exportaciones se subvencionan las zonas a) y b).
La escasa industria y la falta de modernización del campo obliga a los españoles a emigrar (191.761 emigrantes en 1910 salieron de España hacia el extranjero).
En Bilbao se convoca huelga general en 1906, la Semana Tra´gica sucede en 1909, la CNT nace en 1910, huelga general ferroviaria en 1912.
Salvo los años que van de 1915 a 1919 hay una constante balanza de pagos negativa. El número de huelguistas llega en 1920 a ser de un cuarto de millón de trabajadores.
En 1929 es de nuevo la exportación masiva de naranjas, mandarinas y limones la fuente de riqueza española, quedando muy lejos los ingresos por ventas de minerales, aceite y vino.
En 1930 la naranja suponía el 30% de las exportaciones, sobre todo a Inglaterra y Francia. El Maresme catalán, que había quedado arruinado por la filoxera a finales del XIX, comienza a producir patata temprana y flores, se comienza también a cultivar remolacha al haber perdido las plantaciones de caña de azúcar de Cuba.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera se pasa de 389.000 T de lingote de hierro en 1923 a producir 772.000 en 1929; se triplican las producciones de acero y electricidad, así como de cemento.
En 1924 se desarrolla completamente la Ley de Protección Industrial, gravando los automóviles y maquinaria extranjera, a fin de proteger la producción española. Comenzó a llegar capital extranjero (General Motors, Nestlé, etc.) y se crean CAMPSA y TELEFONICA, se mejoraron los rendimientos agrícolas, pero no se modificó la estructura social española, que seguía siendo campesina y agraria.
Finalmente, Primo de Rivera construyó canales, embalses, ferrocarriles y carreteras.
En 1928 hubo una mala cosecha, se alzó Sánchez Guerra, hubo agresiones, disturbios universitarios, se unió la izquierda en 1926 (Acción Republicana) para derrocar al régimen monárquico, la CNT hostigaba desde la clandestinidad y se fundaba en 1929 el partido Radical-socialista.
El 29 de enero de 1930 dimitía Primo de Rivera, enfermo y cansado.
En 1931 salía de España el Rey Alfonso XIII. El 14 de abril de 1931 se plantea por el Gobierno Republicano la reforma agraria. Hasta 1932 se estuvo debatiendo el proyecto, justo hasta el intento de golpe de Estado en Sevilla por el General Sanjurjo. Se aprobó la reforma agraria para que cada año 60.000 campesinos pudiesen usar (que no apropiarse) de las propiedades más extensas o permanente arrendadas.
Comenzó la discusión entre republicanos y las izquierdas obreras porque los primeros querían repartir pequeños lotes a los campesinos y los segundos querían grandes extensiones para las cooperativas agrarias.
Tras las elecciones de 1933 se ordena la expropiación de los colonos y la devolución de las fincas a sus propietarios. Tras el triunfo del Frente Popular en 1936 se ocuparon directamente las tierras por los jornaleros, sin nueva ley que modificara la de 1933.
En 1931 se procedió a la sistemática quema de iglesias y conventos y el Art. 26 de la constitución de 1931 establece la separación entre la Iglesia y el Estado y Azaña dice: "España ha dejado de ser católica".
Vemos que hasta ahora los republicanos se han ganado dos amigos: los terratenientes y la Iglesia.
Por si fuera poco, los republicanos comienzan a otorgar autonomías, tocando la fibra al ejército para el cual la unidad de España era intocable. Tras diversas hostilidades en el Parlamento, se aprueba el Estatuto para Cataluña en 1932; vascos, gallegos y andaluces se lanzan a intentar obtener su estatuto. En general, podemos decir que la mayor parte del Ejército no veía con simpatía a los republicanos.
La subida al poder de Hitler (1933) y el triunfo de la derecha en las elecciones, puso nerviosa a la izquierda española, lanzándose a un proceso de toma de poder mediante la revolución de octubre de 1934 contra el poder legítimamente constituido. La revolución fue un fracaso en toda España menos en Asturias, lo que sirvió a la derecha para argumentar que las izquierdas eran incapaces de aceptar el veredicto de las urnas.
El triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 y los sucesos posteriores (asesinato de Calvo Sotelo) provocaron la reacción ya esperada de los tres enemigos que tenían los republicanos: los propietarios, los militares y los religiosos.
En los años sesenta se procedió a colonizar tierras y a repartirlas entre los campesinos, a través del llamado Instituto de Colonización, se crearon nuevos poblados y nuevos regadíos, a través de la política de embalses de los planes de desarrollo.
La España rural no deja de ser mayoritaria hasta los años sesenta, que es cuando podemos decir que la antigua España hidalga, rural y analfabeta es sustituida por la nueva España industrial, obrera y alfabetizada.
El siguiente paso a conseguir será una España tecnológica, especializada y culta.