Antonio Escohotado

guahedum

Semilla
1 Junio 2004
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Reclaman mejores políticas de reducción de daños por drogas



Frente a la tantas veces aclamada legalización de las drogas, el catedrático de Sociología Antonio Escohotado, abogó ayer por desarrollar políticas de prevención de daños. Según el autor de Historia General de las Drogas, la supuesta guerra contra las sustancias psicoactivas ha terminado hace diez años, ya que en la práctica la prohibición está derogada.
Escohotado, que participó en unas jornadas sobre narcotráfico organizadas por el Parlamento gallego, basó su argumentación en que las drogas son cada vez más baratas, más numerosas y más consumidas. Aseguró que hoy en día quien no las toma es simplemente "porque no quiere'' y por ello recetó a los poderes públicos que opten por combatir el envenenamiento que pueden producir estas sustancias en vez de realizar sermones morales sobre si se deben o no consumir. "Las drogas, igual que la dinamita, son espíritus neutros, no son por sí mismas ni buenas ni malas, lo único bueno y malo es la voluntad de las personas'', afirmó el sociólogo y profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, quien aseguró que lo que diferencia a España de los Países Bajos, donde se permite la venta de cannabis, es la inteligencia de los holandeses para conseguir que los traficantes paguen impuestos.

Como políticas de prevención de daños, Escohotado, citó los controles realizados en discotecas, en las que los jóvenes pueden analizar la composición química de las pastillas antes de tomarlas, o la experiencia del Gobierno andaluz que empezará a distribuir heroína a toxicómanos, en vez de metadona.

Fácil acceso

Echando mano de los datos estadísticos, el investigador aseguró que "las personas que no toman ninguna sustancia psicoactiva son realmente tan extrañas como las que nacen con doce dedos en una mano'' e insistió en que vivimos en una "situación teórica de guerra a las drogas, pero que simplemente no hay ninguna guerra real''. Según dijo, hoy en día existe un muy fácil acceso a las sustancias psicoactivas y desde que están prohibidas se han multiplicado los lugares donde conseguirlas. "Hay ahora más puntos de venta de drogas que farmacias en todas las ciudades españolas'', aseguró.

Pese a esta disponibilidad para el consumo, el sociólogo resaltó que la juventud está tomando drogas de una manera más "sensata'' que hace veinte años. "Hay menos casos delirantes y menos muertes por sobredosis'', afirmó. Sin descartar los efectos nocivos para la salud mental o los peligros asociados al binomio consumo de drogas y conducción, Escohotado consideró que el éxtasis ha tenido un efecto "relativamente positivo'' ya que ha sido "menos letal que la epidemia de cocaína y heroína de la generación del 68''.

Aseguró que "nadie está libre del abuso, porque todos somos débiles, pero el conocimiento protege más que la ignorancia'' y criticó a quienes consideran que la euforia químicamente inducida es falsa, ya que según dijo "lo más natural del ser humano es la química''.

En respuesta a las críticas a su discurso, que algunos consideraron de promoción de las drogas, Escohotado explicó que si se analizasen las familias de muchos heroinómanos se descubriría un historial familiar mucho más peligroso que las drogas.
 

eltortas

Semilla
4 Enero 2005
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HOla gente

Escohotado fué,es y será el puto amo,Si alguna vez en este pais se consigue legalizar alguna droga será por gente como el....Critico y constructivo....PERFECTO.

Un Saludo amiguetes
 

vaporelo

Semilla
23 Diciembre 2004
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felicitaciones chicos ojala aqui en argentina tuviesemos a algun eschotado , un abrazo vaporizado con ak 47
 

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
www.erowid.org
Es puro sentido común, el Estado tiene que estar para mejores cosas que para definir la "sanidad pública" y convertirnos a los ciudadanos en esclavos de la misma. ¿Y el sobrepeso? ¿Y las condiciones laborales? ¿Y la falta de ejercicio? Prohibir lo que uno ha de tomar o plantar es como si el Estado, por mor del fin último de "sanidad pública" nos obligase a comer acelgas, a trabajar no más de cinco horas al día, a montar en bicicleta dos horas diarias o a morirnos antes de caer en la vejez.
 
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