...voy a contarles una pequeña historia de algo que sucedió anoche.
Llegué a mi casa a las 4 de la mañana más o menos, venía de tomar unas cervezas con amigos, nada del otro mundo, no había fumado y al entrar a mi taller-sala de ensayo-vivienda noté sin pensarlo algo así como una tranquilidad especial, todo estaba en silencio en la casa tanto en mi parte como en la de adelante donde viven mi vieja y mi hermana. Me senté y me quede callado y con la mente en blanco, yo normalmente pienso entre mucho y demasiado, pero esta vez mi monólogo interior estaba callado. Miraba lo que había frente a mí, una batería, una lámpara de pie encendida, cosas varias en desorden y empecé a sentir algo raro, veía todo como extrañado, sintiendo lo que esas cosas me transmitían sin revestirlas de pensamientos. Así quedé hasta que llegué a sentir que era la primera vez que me hallaba ahí, que las veía, que estaba en un cuerpo, hasta los recuerdos me parecían nuevos, era como decir sin palabras “así que esto soy yo” “así que este es mi lugar” “estos son mis recuerdos”.
Después de un rato el hechizo se desvaneció y me fui a dormir.
Hoy me levanté estuve haciendo cosas y al volver a mi casa me senté un rato con mi vieja a tomar helado y me dice que quería contarme algo.
Me dice que anoche, tarde, había fumado algo de marihuana que le había dado mi hermana. Aclaro que mi vieja puede contar con los dedos de una mano las veces que fumó y tiene una cultura cannabbica igual a 0. Es una mujer común y corriente, laburante, de 50 años, sólo que es lo más, evidentemente.
Me contó su experiencia. Fumó y se acostó con la luz apagada y comenzó a relajarse. Se esforzaba por apartar todo de la mente, ideas, imágenes “que al fin y al cabo vienen de la realidad en la que vivimos cotidianamente” me dijo, pensamientos. Aquí me cuesta describir lo que a ella también le costó contarme y que fue su viaje personal. Sensación de “ver” el universo, bienestar, me hacía pensar en Neo viendo la Matrix o en los relatos de Castaneda. Dice que sintió y que esto la conmovió hasta las lágrimas que la marihuana era una planta sagrada y que plantas como esa debían consumirse para obtener ciertos estados de introspección y para acceder a otro tipo de realidades que de otra forma no tendríamos ni noticias. Que no puede entender que una sustancia así sea consumida para un “divertimento barato”, que entendió que esa es una forma de “profanar” lo sagrado que hay en estas plantas. Se dio cuenta que la marihuana le sirve para vencer al miedo que acompaña al racionalismo, que según ella “le cagó la vida a la humanidad” entiendo yo que se refiere a lo que llaman el positivismo, las ciencias que lo dominaron todo llenándonos de escepticismo, de nihilismo, de negación de todo aquello que no pueda ser verificado, diseccionado bajo un microscopio.
Esto podría parecer “literatura de drogas” de segunda mano pero por lo menos las conclusiones a las que arribó mi vieja le pertenecen sólo a ella, a una persona normal, lúcida y sin bagaje underground.
Hoy la vi mas feliz y más joven que nunca, y siento que de alguna manera su viaje me afectó a mí también por alguna especie de telepatía ya que ese momento que describí al principio coincidió con el de ella y esto lo sabemos por que ella me escuchó entrar.
Espero no haber aburrido a nadie, me gusta compartir estas cosas por que son como la contracara de esa información-basura que circula por los medios y que no hace otra cosa que reafirmar los prejuicios y tabúes que ya tiene la sociedad con respecto a las drogas.
Saludos
Llegué a mi casa a las 4 de la mañana más o menos, venía de tomar unas cervezas con amigos, nada del otro mundo, no había fumado y al entrar a mi taller-sala de ensayo-vivienda noté sin pensarlo algo así como una tranquilidad especial, todo estaba en silencio en la casa tanto en mi parte como en la de adelante donde viven mi vieja y mi hermana. Me senté y me quede callado y con la mente en blanco, yo normalmente pienso entre mucho y demasiado, pero esta vez mi monólogo interior estaba callado. Miraba lo que había frente a mí, una batería, una lámpara de pie encendida, cosas varias en desorden y empecé a sentir algo raro, veía todo como extrañado, sintiendo lo que esas cosas me transmitían sin revestirlas de pensamientos. Así quedé hasta que llegué a sentir que era la primera vez que me hallaba ahí, que las veía, que estaba en un cuerpo, hasta los recuerdos me parecían nuevos, era como decir sin palabras “así que esto soy yo” “así que este es mi lugar” “estos son mis recuerdos”.
Después de un rato el hechizo se desvaneció y me fui a dormir.
Hoy me levanté estuve haciendo cosas y al volver a mi casa me senté un rato con mi vieja a tomar helado y me dice que quería contarme algo.
Me dice que anoche, tarde, había fumado algo de marihuana que le había dado mi hermana. Aclaro que mi vieja puede contar con los dedos de una mano las veces que fumó y tiene una cultura cannabbica igual a 0. Es una mujer común y corriente, laburante, de 50 años, sólo que es lo más, evidentemente.
Me contó su experiencia. Fumó y se acostó con la luz apagada y comenzó a relajarse. Se esforzaba por apartar todo de la mente, ideas, imágenes “que al fin y al cabo vienen de la realidad en la que vivimos cotidianamente” me dijo, pensamientos. Aquí me cuesta describir lo que a ella también le costó contarme y que fue su viaje personal. Sensación de “ver” el universo, bienestar, me hacía pensar en Neo viendo la Matrix o en los relatos de Castaneda. Dice que sintió y que esto la conmovió hasta las lágrimas que la marihuana era una planta sagrada y que plantas como esa debían consumirse para obtener ciertos estados de introspección y para acceder a otro tipo de realidades que de otra forma no tendríamos ni noticias. Que no puede entender que una sustancia así sea consumida para un “divertimento barato”, que entendió que esa es una forma de “profanar” lo sagrado que hay en estas plantas. Se dio cuenta que la marihuana le sirve para vencer al miedo que acompaña al racionalismo, que según ella “le cagó la vida a la humanidad” entiendo yo que se refiere a lo que llaman el positivismo, las ciencias que lo dominaron todo llenándonos de escepticismo, de nihilismo, de negación de todo aquello que no pueda ser verificado, diseccionado bajo un microscopio.
Esto podría parecer “literatura de drogas” de segunda mano pero por lo menos las conclusiones a las que arribó mi vieja le pertenecen sólo a ella, a una persona normal, lúcida y sin bagaje underground.
Hoy la vi mas feliz y más joven que nunca, y siento que de alguna manera su viaje me afectó a mí también por alguna especie de telepatía ya que ese momento que describí al principio coincidió con el de ella y esto lo sabemos por que ella me escuchó entrar.
Espero no haber aburrido a nadie, me gusta compartir estas cosas por que son como la contracara de esa información-basura que circula por los medios y que no hace otra cosa que reafirmar los prejuicios y tabúes que ya tiene la sociedad con respecto a las drogas.
Saludos