Yo tampoco me he explicado bien. Mi experiencia ha sido negativa, pero porque fui tan gilipollas que invité a fumar a mi cuadrilla de estudios, en las cenas de fin de semana. Algunos de ellos contaron a sus novias que yo cultivaba droga y que había llevado droga para tomar en las cenas, esas novias se lo contaron a todo cristo y un servidor quedó como el culo, alejándose de mí hasta el perro, por drogadicto y camello, a pesar de que no he vendido en mi vida nada de nada. Esa experiencia es negativa, el quedarse solo es negativo, porque te quedas deprimido y atónito ante la maldad de la gente, que es mala o cobarde, en general. Y es peor aún ser cobarde y no ser capaz de venir a uno y preguntarle: -¿Es cierto que andas repartiendo droga por ahí? Porque eso es lo que me ha contado fulano-. Si te viene alquien así, puedes defenderte y explicarle que es mentira que andes vendiendo nada o tomando nada que no sea marihuana. Esta es la peor enfermedad: la difamación social.
Desde entonces, no he dado marihuana a nadie, ni sabe nadie que cultivo marihuana. Me puedo fumar mi hierba y bajar a la calle, lo más que me notarán es un poco "raro". He descubierto hace tiempo el inmenso placer que supone ir fumado por senderos llenos de vegetación, de flores, de animales y he comprobado que los animales y las plantas saben que voy lleno de paz y de buenos sentimientos. El año pasado me harté de andar por senderos durante la primavera y comprobé repetidas veces que los pajarillos no callaban cuando pasaba fumado. Sabían que no tenían nada que temer. Si me he vuelto loco por fumar, pues, ¡bendita locura!