Me ha interesado desde siempre el tema de las drogas y de sus efectos, experimentando casi todas las drogas conocidas, pero no es cuestión de contar mi vida ahora. Mi experiencia con la marihuana y mi primera plantación casera la tuve cuando estaba estudiando Derecho, ya que me traje unas semillas desde París y que me dio un estudiante que conocí al regresar desde Londres a París, en el tren que nos llevaba a Newhaven. Este hombre estaba terminando en París su segundo año de doctorado en informática, tras haberse licenciado en Ciencias Físicas, cultivaba marihuana traída desde Nepal en un viaje que hizo a la India y Nepal, y controlaba perfectamente sus fumadas. Solamente fumaba una o dos veces al mes y siempre en sábado por la tarde. Era muy despierto de mente, muy inteligente, y controlaba totalmente el tema marihuano.
Yo planté y coseché y comencé a fumar, pero todo el rato, no había día u hora que no anduviese bajo los efectos de la hierba, incluso fumaba en los baños de la Universidad, porque consideraba que me ampliaba la mente y entendía mejor al profesor y los conceptos jurídicos. Pero me autoengañé y perdí ese curso y parte del siguiente, perdí también la memoria casi por completo, porque mezclaba la hierba con alcohol, situación que me duró hasta que, afortunadamente, se me acabó la hierba, no tenía dinero para comprar hachís y me tuve que encerrar año y medio en casa, estudiando, para intentar terminar los estudios, cosa que conseguí, tras darme cuenta de que tanto fumeteo había acabado con mi capacidad de memorizar y de concentrarme en lo que estaba leyendo. Jamás he vuelto a ser el que fui, eso lo asumí hace mucho tiempo.
Las facultades del alma son tres: memoria, entendimiento y voluntad, y las tres se vieron afectadas por el consumo diario de marihuana. Sin embargo, parte de mí cambió y se desarrollaron facultades que tenía escondidas, como por ejemplo la capacidad para tocar algún tipo de instrumento sin estudiarlo, o la capacidad de ver el arte o escuchar la música "de otra manera", más profundamente y con mayor intensidad.
Desde que me fumé mi primer porro de hachís hasta ahora han pasado 35 años y el hachís me ha ido dando cada vez peor punto, hasta que lo dejé de fumar hace ya muchos años, ahora sólo fumo hierba y, afortunadamente, la consumo esporádicamente, porque me conozco y sé que puedo vivir fumado a todas horas, sin acordarme de nada. En el caso de otros, no lo sé, pero en el mío, fumar con frecuencia significa perder la cabeza. El maestro que me dio esas primeras semillas me enseñó el camino: fumar esporádicamente hace que disfrutes de la hierba, porque no se puede estar utilizando la cabeza y bajo los efectos de la marihuana, al menos en mi caso, salvo para componer, tocar o escuchar música, ver pelis o cuadros o estar en actitud pasiva.
Queda claro que NO COMPARTO LA IDEA DE QUE LA MARIHUANA ESTIMULE EL APRENDIZAJE, EN GENERAL, PORQUE ¿EL APRENDIZAJE, DE QUÉ? Si hablamos de experiencias místicas, estoy de acuerdo, yo no he vuelto a ser el mismo desde que las tuve bajo los efectos de la marihuana, antes era ateo y después de ellas mi vida cambió completamente en ese aspecto. Pero si hablamos de aprendizaje en estudios convencionales: Bachillerato, carreras universitarias, etc. ya comentará alguno a ver si le ha ido mejor yendo a clases fumado, como lo hice yo en su día, en que llegó un momento en que no me enteraba de nada y no hacía más que poner cara de interés ante el profe, pero me distraía con una mosca y a veces sentía que hablaba en un idioma que yo no entendía.