Hola, escribo para contarles cómo anda la cosa con las setitas.
si leyeron mis hilos anteriores sabrán que ando cultiveteando camboyanas ya las había probado 3 veces sin demasiados resultados pero esta vez la cuarta fue la vencida y di con la dosis.
Anteriormente las probé en lugares cerrados, viendo peliculas, escuchando música tranqui en mi casa, un gramo secas, un poco más, no tengo como pesarlas bien.
El otro día coseché cuatro setas grandotas y varias chiquitas, tenía dos secas, era un día de calor aburrido de semana, tenía el día libre.
Me dije ¿y si me voy a la playa y me morfo estas setas?
La playa queda a 40 km de esta ciudad pueblito patagónica.
Así que agarre la mochila metí un canguro una botella de agua las setas y el libro "El don del aguila" para no aburrirme en el camino y me tomé el palo de mi casa.
Cuando salí me sentía un pelotudo, había viento en la ciudad así que me imagine que en la playa sería inaguantable, además esa playa es un balneario familiero careta, no tenía demasiada fe que la dosis fuera suficiente y además temía el pelotazo entre críos jugando a la pelota y caretitas haciendo surf.
De todas formas me subí al bondi como quien acepta el fatal destino.
Llegué a la playa inspirado por castaneda y arranqué hacia el norte donde van los pescadores y los solitarios.
Caminé horas por la playa hasta que vi desaparecer las últimas sombrillas y quedamos solos el desierto, el mar, los hongos y yo.
Mientras caminaba sentía al principio como una garra que me tomaba de la nuca y me la recalentaba de stress rutinario. Supongo que sería la influencia de mi medio social que se negaba a dejarme solo y tranquilo con mis honguitos.
Para zafar del bocho cantaba, hacia percusión con piedras que iba juntando y miraba el mar, que estaba poniendose picante.
En un momento dije ese es el lugar, la playa hacía una curva y el viento que venía antes fresco y cargado de humedad me daba directo de la tierra por que ya no pasaba por encima de las olas.
Me metí al mar por que ese mar abierto purifica y da la bienvenida.
Salí, fumé un pucho, invoqué a María Sabina, a T. Leary, a Hoffmann y a Jim Morrison y me mande las setillas.
Lo que vino después es dificil de contar y tampoco quiero arruinarlo conceptualizándolo. Lo intentaré.
Anduve como perdido entre cactus coloridos y matas espinosas escuchando pajarillos e insectos.
Me daba miedo colgarme mucho con el mar por que es para mi algo muy poderoso asi que me mandé meseta adentro.
Caminé y caminé por médanos y dunas, confundido, sin pensar, algo aturdido. Ya me sentía loquillo. El lugar me parecia raro, de por si lo es y además no soy muy de andar fuera de mi cuchitril.
Redepente me dio por volver a la costa, como que quería palmar en algún lado un ratito. Me tiré en la arena, me senté de a poco y sin pensarlo quede en la posición del loto y con las manos como rezando. Ya estaba re del coco y me reía como atestiguando lo que me pasaba pensando al final soy un reverente (no un reverendo). Mirando la arena esta se movía como si por debajo circulara uno mostro de peli.
En el aire veía la energía en dos formas, como electrones y como una niebla en movimiento formando arabescos.
Unas nubes doradas me hicieron reír y asombrar y me dieron la pauta de que estaba llegando al quinto carajo.
Estaba incómodo por el viento que me zumbaba en los oídos y me levanté para buscar un lugar reparado.
No encontre un lugar, en algunos me parecía que me iba a picar una araña y en otro que me tendí habia un sorongo oloroso de especie desconocida.
Asi que seguí en movimiento like a fish in the ocean flashando cada vez mas potente hasta que llego la bendita indescriptible inefable hora del crepúsculo.
Ahí sí que me habian pegado, un sentimiento de profunda gratitud y exaltacion llenaba mi ser y era exhalado por cada poro de mi cuerpo. Andaba como borracho llorando de alegría, cantando recitando. Arranque una hermosa for de un cacto y la miraba de vez en cuando, cuando no miraba las increibles figuras plenas de hermosura de las nubes doradas y el rojo pabellon que rodeaba al sol poniente (ah, que poético)
Llegué a comprender una frase que leí pòr ahi esa de "mirar a una rosa hasta pulverizarse los ojos"
No sé cuanto duró el extasis y cuantos exquisitos matices tuvo esa increíble experiencia que compensó toda una vida de lunes rutinarios
Se hizo de noche y volvía cantando y percusionando con una botella llena de piedritas por un caminito perdido en ese sur que las alimañas citadinas de las chatas urbes apenas conocemos, a pesar de lo que digan ciertos oportunistas predicadores del regionalismo.
Cuando pasé por uno de esos bunkers de viviendas que quedan en las afueras del balneario popular los vecinos me saludaban. ¿Acaso verían lo radiante, lo pleno, la felicidad que emanaba de todo mi ser?
Estaba casi llegando a la urbanización y pensaba meterme en el primer locutorio que viera abierto para escribir en el foro lo que me estaba pasando, no lo hice por que esa noche teniamos ensayo con la banda y sabía que mis compañeros ya me estaban esperando, lo siento no haber escrito en ese estado podría haber salido algo mas loco, seguro.
Si alguien leyó hasta aquí lo agradezco de corazon, es solo un intento de aportar algo al conocimiento de un mundo que vale la pena descubrir
Aclaro que esto no es sino una escasa descripción de lo que sentí en ese momento y el bonete me duro varias horas mas!!
Muchas gracias y saludos a todos
si leyeron mis hilos anteriores sabrán que ando cultiveteando camboyanas ya las había probado 3 veces sin demasiados resultados pero esta vez la cuarta fue la vencida y di con la dosis.
Anteriormente las probé en lugares cerrados, viendo peliculas, escuchando música tranqui en mi casa, un gramo secas, un poco más, no tengo como pesarlas bien.
El otro día coseché cuatro setas grandotas y varias chiquitas, tenía dos secas, era un día de calor aburrido de semana, tenía el día libre.
Me dije ¿y si me voy a la playa y me morfo estas setas?
La playa queda a 40 km de esta ciudad pueblito patagónica.
Así que agarre la mochila metí un canguro una botella de agua las setas y el libro "El don del aguila" para no aburrirme en el camino y me tomé el palo de mi casa.
Cuando salí me sentía un pelotudo, había viento en la ciudad así que me imagine que en la playa sería inaguantable, además esa playa es un balneario familiero careta, no tenía demasiada fe que la dosis fuera suficiente y además temía el pelotazo entre críos jugando a la pelota y caretitas haciendo surf.
De todas formas me subí al bondi como quien acepta el fatal destino.
Llegué a la playa inspirado por castaneda y arranqué hacia el norte donde van los pescadores y los solitarios.
Caminé horas por la playa hasta que vi desaparecer las últimas sombrillas y quedamos solos el desierto, el mar, los hongos y yo.
Mientras caminaba sentía al principio como una garra que me tomaba de la nuca y me la recalentaba de stress rutinario. Supongo que sería la influencia de mi medio social que se negaba a dejarme solo y tranquilo con mis honguitos.
Para zafar del bocho cantaba, hacia percusión con piedras que iba juntando y miraba el mar, que estaba poniendose picante.
En un momento dije ese es el lugar, la playa hacía una curva y el viento que venía antes fresco y cargado de humedad me daba directo de la tierra por que ya no pasaba por encima de las olas.
Me metí al mar por que ese mar abierto purifica y da la bienvenida.
Salí, fumé un pucho, invoqué a María Sabina, a T. Leary, a Hoffmann y a Jim Morrison y me mande las setillas.
Lo que vino después es dificil de contar y tampoco quiero arruinarlo conceptualizándolo. Lo intentaré.
Anduve como perdido entre cactus coloridos y matas espinosas escuchando pajarillos e insectos.
Me daba miedo colgarme mucho con el mar por que es para mi algo muy poderoso asi que me mandé meseta adentro.
Caminé y caminé por médanos y dunas, confundido, sin pensar, algo aturdido. Ya me sentía loquillo. El lugar me parecia raro, de por si lo es y además no soy muy de andar fuera de mi cuchitril.
Redepente me dio por volver a la costa, como que quería palmar en algún lado un ratito. Me tiré en la arena, me senté de a poco y sin pensarlo quede en la posición del loto y con las manos como rezando. Ya estaba re del coco y me reía como atestiguando lo que me pasaba pensando al final soy un reverente (no un reverendo). Mirando la arena esta se movía como si por debajo circulara uno mostro de peli.
En el aire veía la energía en dos formas, como electrones y como una niebla en movimiento formando arabescos.
Unas nubes doradas me hicieron reír y asombrar y me dieron la pauta de que estaba llegando al quinto carajo.
Estaba incómodo por el viento que me zumbaba en los oídos y me levanté para buscar un lugar reparado.
No encontre un lugar, en algunos me parecía que me iba a picar una araña y en otro que me tendí habia un sorongo oloroso de especie desconocida.
Asi que seguí en movimiento like a fish in the ocean flashando cada vez mas potente hasta que llego la bendita indescriptible inefable hora del crepúsculo.
Ahí sí que me habian pegado, un sentimiento de profunda gratitud y exaltacion llenaba mi ser y era exhalado por cada poro de mi cuerpo. Andaba como borracho llorando de alegría, cantando recitando. Arranque una hermosa for de un cacto y la miraba de vez en cuando, cuando no miraba las increibles figuras plenas de hermosura de las nubes doradas y el rojo pabellon que rodeaba al sol poniente (ah, que poético)
Llegué a comprender una frase que leí pòr ahi esa de "mirar a una rosa hasta pulverizarse los ojos"
No sé cuanto duró el extasis y cuantos exquisitos matices tuvo esa increíble experiencia que compensó toda una vida de lunes rutinarios
Se hizo de noche y volvía cantando y percusionando con una botella llena de piedritas por un caminito perdido en ese sur que las alimañas citadinas de las chatas urbes apenas conocemos, a pesar de lo que digan ciertos oportunistas predicadores del regionalismo.
Cuando pasé por uno de esos bunkers de viviendas que quedan en las afueras del balneario popular los vecinos me saludaban. ¿Acaso verían lo radiante, lo pleno, la felicidad que emanaba de todo mi ser?
Estaba casi llegando a la urbanización y pensaba meterme en el primer locutorio que viera abierto para escribir en el foro lo que me estaba pasando, no lo hice por que esa noche teniamos ensayo con la banda y sabía que mis compañeros ya me estaban esperando, lo siento no haber escrito en ese estado podría haber salido algo mas loco, seguro.
Si alguien leyó hasta aquí lo agradezco de corazon, es solo un intento de aportar algo al conocimiento de un mundo que vale la pena descubrir
Aclaro que esto no es sino una escasa descripción de lo que sentí en ese momento y el bonete me duro varias horas mas!!
Muchas gracias y saludos a todos