Ayer, viendo y catando un poco de maría de la cosecha, me acordé de un antiguo conocido, al que en su día ayudé a prensar hachís ya que salía a venderlo y vivía como un pequeño camello callejero. Recuerdo que intercambiamos en aquellos tiempos (años setenta) su hachís por mi marihuana en una ocasión y que en alguna otra me fumé algún porrito de chocolate gratuitamente por su invitación. Le llamé por teléfono ya que hace varios años que no le veía, para darle un poco de mi marihuana y devolverle favores de hace mil años. Quedé con él y no le conocía, se dio cuenta y me espetó: -¿No me reconoces, verdad?
Le ha cambiado la cara y el cuerpo, sólo conserva un aire de lo que fue.
Me confesó que sigue fumando diariamente y sospecho que sigue traficando con hachís, pero no puedo afirmarlo con total seguridad.
Que yo sepa, ha tomado todo tipo de drogas, incluidas toneladas de alcohol y tabaco. Hoy en día, sólo toma cannabis y tabaco, según me confesó, pero sospecho que continúa tomando cocaína y que es adicto a ella.
Le pregunté a ver si leía o continuaba estudiando alguna cosa y me respondió que "ya he aprendido todo lo que tenía que aprender", definiéndose de este modo a sí mismo.
La visión de ayer fue como la un tango: una sombra del ayer, un cuerpo deformado y con una barriga descomunal, aspecto sucio, familia abandonada, abandono personal, falta de estímulos y de crecer y mejorar.
Recuerdo que dejó de estudiar a los diecisiete años y se puso a trabajar de camarero, luego abrió dos bares y los dos fracasaron: se gastaba el dinero en drogas y en putas, acabó contrayendo el virus VIHS que es la puerta del Sida.
Estas líneas son solamente una reflexión que me hago:
No se debe vivir pensando solamente en satisfacer los deseos del momento presente, ni abandonar el cultivo de uno mismo. Somos como una planta que si no se cuida se muere.
De este hombre no me preocupa tanto que tenga o no un cuerpo abandonado, que también, sino que se haya abandonado a sí mismo y que se haya convertido solamente en un tener dinero y satisfacer sus instintos: sexo y drogas. No es la primera vez que lo veo, porque he conocido varias personas que ya no viven, se las llevó la heroína o el automóvil; y conozco a otras que están en una silla de ruedas de por vida, por causa de mezclar el alcohol y las drogas con el automóvil. Yo mismo fue víctima de algún accidente que otro por mezclar la conducción con las demás cosas.
En el fondo, cuando eres niño vives cambiando y creciendo, hasta la adolescencia; cuando eres adolescente, algunos se creen ya maduros y luchan por permanecer como son (yo mismo me hice ante el espejo un juramento solemne, cuando tenía quince años, de no cambiar jamás; -"que no te cambien nunca estos viejos asquerosos"-, me dije.
Un adolescente es un niño sin terminar y un adulto sin comenzar, no es buena edad para quedarse en ella y no cambiar.
Me temo que la persona que ayer vi se quedó en la adolescencia mental y espiritual, pero no en la física porque esto es imposible; es un cuerpo abandonado que recubre una mente y un alma abandonadas.
Le ha cambiado la cara y el cuerpo, sólo conserva un aire de lo que fue.
Me confesó que sigue fumando diariamente y sospecho que sigue traficando con hachís, pero no puedo afirmarlo con total seguridad.
Que yo sepa, ha tomado todo tipo de drogas, incluidas toneladas de alcohol y tabaco. Hoy en día, sólo toma cannabis y tabaco, según me confesó, pero sospecho que continúa tomando cocaína y que es adicto a ella.
Le pregunté a ver si leía o continuaba estudiando alguna cosa y me respondió que "ya he aprendido todo lo que tenía que aprender", definiéndose de este modo a sí mismo.
La visión de ayer fue como la un tango: una sombra del ayer, un cuerpo deformado y con una barriga descomunal, aspecto sucio, familia abandonada, abandono personal, falta de estímulos y de crecer y mejorar.
Recuerdo que dejó de estudiar a los diecisiete años y se puso a trabajar de camarero, luego abrió dos bares y los dos fracasaron: se gastaba el dinero en drogas y en putas, acabó contrayendo el virus VIHS que es la puerta del Sida.
Estas líneas son solamente una reflexión que me hago:
No se debe vivir pensando solamente en satisfacer los deseos del momento presente, ni abandonar el cultivo de uno mismo. Somos como una planta que si no se cuida se muere.
De este hombre no me preocupa tanto que tenga o no un cuerpo abandonado, que también, sino que se haya abandonado a sí mismo y que se haya convertido solamente en un tener dinero y satisfacer sus instintos: sexo y drogas. No es la primera vez que lo veo, porque he conocido varias personas que ya no viven, se las llevó la heroína o el automóvil; y conozco a otras que están en una silla de ruedas de por vida, por causa de mezclar el alcohol y las drogas con el automóvil. Yo mismo fue víctima de algún accidente que otro por mezclar la conducción con las demás cosas.
En el fondo, cuando eres niño vives cambiando y creciendo, hasta la adolescencia; cuando eres adolescente, algunos se creen ya maduros y luchan por permanecer como son (yo mismo me hice ante el espejo un juramento solemne, cuando tenía quince años, de no cambiar jamás; -"que no te cambien nunca estos viejos asquerosos"-, me dije.
Un adolescente es un niño sin terminar y un adulto sin comenzar, no es buena edad para quedarse en ella y no cambiar.
Me temo que la persona que ayer vi se quedó en la adolescencia mental y espiritual, pero no en la física porque esto es imposible; es un cuerpo abandonado que recubre una mente y un alma abandonadas.