CONOCERSE A UNO MISMO II

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
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En este capítulo voy a tratar sobre un segundo tipo de personalidad, al que vamos a llamar Bea (de Beatriz), y doy por supuesto que se ha leído el capítulo anterior, Conocerse a uno mismo I, en que pongo las pautas de funcionamiento de este sistema antiquísimo de autoconocimiento, hasta hace poco tiempo reservado a unos pocos iniciados.

Los tipos Bea evitan reconocer que tienen NECESIDADES. Ven rápidamente las necesidades de los otros y se preocupan por descubrir las que tienen los demás. Se enorgullecen de ser SERVICIALES, en especial con quien tengan alguna relación privilegiada. Cuando se inspeccionan a sí mismos, no admiten necesitar ayuda de nadie, ni tener necesidades propias a las que atender. Para ellos es importante no admitir sus necesidades.
Tras este espíritu "servicial" tienen una necesidad profunda de obtener algo de la persona a la que ayudan. Lo que buscan a cambio, sin que probablemente sean conscientes de ello, es amor y aprecio, en especial si se expresa como DEPENDENCIA de los demás respecto de ellos. En realidad, son personas muy necesitadas. La razón de su preocupación por ayudar a otro consiste en llamar la atención de esa persona sobre ellos mismos. Esta es su táctica para "conseguir el amor". Su incapacidad para percatarse de esta táctica proviene de que evitan admitir los verdaderos motivos de la necesidad personal que tienen de servir a los otros.
Los tipos como Bea "necesitan ser necesarios". Dedican su atención a la forma de responder a las necesidades de los demás, en especial si se trata de personas importantes para ellos. En cierta ocasión, en un partido de tenis, un tipo como Bea, presente en el partido, viendo que no había valla alrededor, tenía como máxima preocupación dedicarse a recoger las pelotas que salían fuera. Esta preocupación por satisfacer las necesidades de los demás en la forma principal de relacionarse de los tipos como Bea.
A menudo, este tipo de personas afrontarán todo tipo de molestias para descubrir las cosas preferidas por su amigo: qué comida o qué ropa le agrada. Esperan que ese amigo o amiga se percate de lo que han hecho para agradarle. Si no cae el amigo en la cuenta, el tipo Bea quedará muy contrariado, con profundos sentimientos de haber sido herido. El amigo puede extrañarse por su reacción, diciéndole que "hace una montaña de nada". Por regla general, los tipos Bea no se enfrentan abiertamente a los otros con ira, pero expresan su malestar por haber sido DESPRECIADOS diciendo, quizá con lágrimas, que lo les aprecian todo lo que hacen. Incluso pueden desquitarse haciendo comentarios maliciosos a los demás sobre sus amigos.
Estos tipos valoran el tiempo sobre todo en la medida en que se emplea en las relaciones personales. En las reuniones se concentran en atender a las otras personas o en captar su atención sirviendo café, por ejemplo. Miden el interés de una reunión por la buena relación que puedan establecer con alguno de los presentes, más que por el mayor o menor cumplimiento de la agenda de la misma.
A considerarse como auxiliadores de los demás, a menudo escogen una profesión relacionada con el servicio. En ese trabajo existe el peligro de que se excedan procurando establecer relaciones personales con quienes reciben su ayuda. Pueden tratar de hacerlo mediante diversos tipos de manipulación para convertir a los otros en dependientes de los servicios que puedan prestarles, de manera que persista la intimidad personal. Por todo ello, se sienten muy orgullosos de su sacrificio personal en favor de los demás. Como consejeros, procuran que el cliente quede entusiasmado con las sesiones y se centre sólo en aquellas necesidades que pueden satisfacerse con sus propios recursos de amistad y consejo.
Su compulsión de necesitar ser necesarios los sitúa en gran desventaja frente a los demás cuando éstos no necesitan ayuda o la rechazan. No importa el grado de necesidad de algunas personas; simplemente se resisten a permanecer en la situación de dependencia que los tipos Bea tratan de crear. ¿Qué ocurre si estos tipos no encuentran a nadie a quien ayudar? Según su punto de vista, CUANDO NO HAY NADA QUE HACER A FAVOR DE LOS DEMAS, NO HAY NADA QUE HACER EN ABSOLUTO.
Es fácil ver y admirar las cualidades positivas características de este tipo de personas: son bondadosos, sensibles y preocupados por el bien de los demás. Están dispuestos a hacer grandes sacrificios para ayudar y conceden gran valor a las relaciones personales. Son personas cálidas, táctiles, quieren tocar a los otros, tomarles de la mano y hacerlos estar cómodos y felices. Siempre están dispuestos a acoger al otro en su casa. Lejos de permanecer en su mundo, en cuanto entran en contacto con otra persona procuran conocerla bien y quieren que se sienta importante y amada.
Hablan mucho de las necesidades de los otros y están dispuestos a acudir a cualquier sitio con tal de ayudar a otras personas. Tienen gran SIMPATIA y se acercan a los demás con sensibilidad y con los brazos abiertos. No puede extrañarnos que los demás piensen a menudo de ellos que son "santos vivientes".
Este tipo de personas son por naturaleza "no violentos", mostrando incluso una "inocencia feliz" ante los males reales del mundo. En vez de condenar a los otros por sus errores, tratan de ayudarles en el infortunio derivado de esos errores. Para estas personas, lo importante es ayudar a los demás, no juzgarlos ni condenarlos.

Es probable que este tipo de personas estén de acuerdo con la mayor parte de los siguientes enunciados:

Hay muchas personas que dependen de mi ayuda y generosidad.
Pongo más interés en servir a los demás que en cualquier otra cosa.
Necesito ser importante en la vida de otras personas y me gusta que la gente me necesite.
Muchas personas se sienten próximas a mí.
Cumplo con regularidad con otras personas.
Me gusta rescatar a las personas que veo que están en apuros o en situaciones embarazosas.
Me siento casi obligado a ayudar a otras personas, les guste o no.
A menudo hay personas que se me acercan pidiéndome que las conforte y les aconseje.
Muchas veces me encuentro sobrecargado por la dependencia de otros respecto de mí.
No creo tener muchas necesidades.
A veces creo que los otros no me aprecian de verdad por lo que hago por ellos.
Me gusta sentirme "próximo" a las personas.
A veces me siento víctima de otros, como si me utilizasen.
Lo más importante de la vida es amar y ser amado.
Me importan mucho los problemas emocionales.
Creo que merezco estar en primer término en la vida de algunos por todo lo que hecho por ellos.
Creo que soy una persona educadora.
Cuando tengo tiempo libre, me dedico con frecuencia a ayudar a los demás.
Me comunico con mis amigos más a menudo de lo que ellos se comunican conmigo.
Me gusta cuidar a los demás.


EL PELIGRO DE AFERRARSE A LOS OTROS:

Este tipo de personas, tipo Bea, empecinados en ser una ayuda valiosa para los demás, actúan bajo el interés compulsivo de de establecer relaciones que hagan a los otros dependientes de ellos. Es una forma de aferrarse al otro y llamar la atención sobre sí mismos encontrando alguna forma de servicio personal. Simplemente necesitan ser necesarios. Aun sin darse cuenta, en su preocupación por ayudar se encierra cierto EGOISMO. Este egoísmo desea que el otro le preste atención, lo aprecie y le necesite. Señal de esto es el enfado de estas personas si el otro no se da cuenta de que lo hacen para agradarle.
Junto con este intento de CONSEGUIR EL AMOR de los demás mediante el servicio prestado y la preocupación por agradarles, este tipo de personas evitan reconocer que ellos mismos tienen necesidades. Dicen que sólo viven para hacer felices a los demás, pero, en realidad, esta actitud los hace depender de que los otros los necesiten y de las necesidades que este tipo Bea puedan satisfacer. Si los demás dan muestras a este tipo de personas de que se bastan muy bien por ellos mismos, quedarían muy irritados y frustrados. Por tanto, la identidad y valor auténticos de los tipos Bea consiste en que dependen de SER NECESARIOS.
Esta compulsión de estar al servicio de los demás es un vicio, porque, aparte de que lo consideran con la mejor de las intenciones, lo que en realidad tratan es de MANIPULAR a los demás, para que los necesiten y les presten atención porque así se cuidan de satisfacer las necesidades que descubren en los demás. En realidad VINCULAN a sí mismos a esas personas ayudadas, lo que no es una motivación adecuada para amar a los demás.
Deberían ser conscientes de que el verdadero amor de los demás no se consigue, porque el amor es siempre, por su propia naturaleza, un don libre de los demás. Las personas no aman para satisfacer sus necesidades ni porque les necesiten, optan libremente por amar o no amar, dan amor porque deciden hacerlo así, del mismo modo que podrían decidir otra cosa.
Les convendría a este tipo de personas vivir una soledad callada para reflexionar sobre sus relaciones, pero lo dedican a "hacer cosas para los demás", como algo bueno, impidiendo que los demás actúen por su cuenta. Les resulta incómodo estar sin hacer nada.

EL YO COMPULSIVO FRENTE AL MUNDO:

Este tipo de personas, como Bea, se autoconsideran "más grandes que el mundo", y son personas dependientes.
Por considerarse más grandes que el mundo, toman la INICIATIVA en el establecimiento de relaciones. Lo hacen de manera que los otros se sientan cuidados. Su enfoque de la dependencia mediante la asistencia proviene de su NEGATIVA A SER SERVIDOS POR LOS DEMAS. QUIEREN QUE LOS OTROS DEPENDAN DE ELLOS como forma de establecer relaciones. Para ellos "ser" es "ser necesarios".

EL FALSO SENTIDO DE LA REALIDAD:

Así como vimos en el primer capítulo que, los tipos como Ana, tienen como falso sentido de la realidad a ésta como orden externo, con una conducta ofensiva consistente en el concepto "deberes", los tipos como Bea tienen el falso sentido de la realidad de considerarla como orden interior, con una conducta aquiescente basada en la "aprobación de los demás".

Los tipos aquiescentes tratan de lograr su realización yendo en busca de los demás. Ven la realización como algo "aceptado" o recibido. La forma de ir hacia los demás para lograr esa realización en la vida real varía de acuerdo con la visión limitada, o "lente", que cada uno mantiene respecto a la realidad.
Como consideran la realidad como "orden interior", dicen: "Plara realizarme como persona, tengo que ser necesario". No se siente interiormente bien si no reciben la APROBACION o aprecio de otro. Tratan de agradar a alguien preferido para obtener su aprobación. Cuando la han obtenido, se "aceptan a sí mismos" como buenos. Esa AUTOACEPTACION es lo más importante que buscan en la vida.

FALSO SENTIDO DE LA VIRTUD Y DEL VICIO:

Los tipos como Bea piensan que son buenos porque son importantes para los demás, por lo que hacen a favor de otra persona. Piensan que su disposición a ayudar al prójimo es una gran virtud, a pesar de que con ella tratan de que el otro los necesite. Esta manipulación del otro se produce porque niegan tener ellos mismos necesidades. Creen que su propia negación de necesidades constituye la virtud de ser autosuficiente, aunque en realidad supone el vicio de manipular a otro. De igual modo, creen que la preocupación por sus propias necesidades sería el vicio del egoísmo, cuando, en realidad, sería un virtuoso amor propio.

LA EXPERIENCIA DEL TIEMPO:

Este tipo de personas experimentan el tiempo como una oportunidad para los encuentros personales. Para ellos, un momento bueno es interpersonal y un momento malo es no interpersonal. Les parece que la plenitud del empleo del tiempo consiste en sentirse próximos a otras personas. Tienden a vivir el tiempo del otro y a manipularle para conseguir su tiempo. El tiempo les arrastra cuando no pueden entrar en una buena relación, en consecuencia, a menudo se sienten exasperados en las reuniones de negocios. Miden el tiempo de la reunión, no por la cantidad de puntos tratados, sino por su experiencia de relaciones interpersonales. Son muy sensibles ante los que parecen agraviados o amenazados por lo dicho en la reunión y rápidamente acuden a su rescate. Cuando las cuestiones que se tratan son impersonales, es fácil que se levanten a abrir la ventana o a servir café. Algunos se preparan para aguantar el esperado aburrimiento de las reuniones llevándose papel para escribir una carta con el fin, al menos, de hacer algo mientras se comentan cuestiones "impersonales" durante la sesión.

EL TOTEM:

Este tipo Bea, compulsivo, es como un gato. Los gatos se acercan a una persona y se restregan con ella hasta que están satisfechos, momento en que se marchan. No obstante, pueden volver a ella si está muy próxima. Los gatos son huidizos y se acercan sigilosamente desde cualquier esquina. Les gusta mirar fijamente, pero no que les miren. Como los gatos, este tipo de personas son afectivos, pero con un cierto aire de independencia porque no dejan que otros les sirvan.

LAS PASIONES:

La pasión de este tipo es el ORGULLO, centran su amor apasionado en sí mismos. Esta pasión del orgullo se expresa como NO NECESITAR DE LOS DEMAS. En esto hay una profunda contradicción, porque, en realidad, estos tipos necesitan la aprobación de aquéllos a quienes sirven. No obstante, su postura consiste en negar la necesidad personal de alcanzar lo que consideran su propia realización. Manifiestan espontáneamente su negativa a cualquier necesidad siempre que alguien pretende servirles de alguna manera. En realidad, tratan de mantener el control haciendo que los demás los necesiten. Esto sirve para darles la sensación de autorrealización que consiste en el orgullo de ser personas que ayudan sin buscar nada a cambio. Como esa sensación de autosuficiencia se convierte en bien absoluto, se sienten incómodos consigo mismos cuando no están HACIENDO ALGO para otro. La fuerza apasionada de su orgullo se manifiesta cuando los demás no responden con aprobación o aprecio a su servicio, y esto daña su orgullo. No ser necesarios supone que se les rechaza como personas valiosas. Esta pasión del orgullo reacciona de forma sorprendentemente acre con la murmuración u otros actos de desquite. Estos tipos carecen de HUMILDAD para aceptar la realización en el servicio mutuo y recíproco, en especial mediante la comunión personal con los demás; en cambio, consideran que su realización se centra en ellos mismos mediante la aprobación que otro muestre por su utilidad.

EL MOVIMIENTO HACIA LA COMPULSION:

Al ser tipos dependientes, que ven su realización personal en términos de su adaptación al mundo tal como es, cuando sienten que viven una falsa esperanza y no son capaces de alcanzar el objeto que les procure su realización, su inseguridad puede llevarles a seguir la dirección hacia el modo de comportamiento característico de los TIPOS AGRESIVOS. Esto complica su problema haciéndoles pasar de la falsa esperanza a la PRESUNCION, o sean, a una CONFIANZA INFUNDADA EN SI MISMOS.

Al seguir el movimiento de su compulsión, estos tipos pueden seguir hasta ser como los personajes de otro tipo, que otro día veremos, cuya característica compulsiva sería LA VENGANZA, cuando alguien importante para ellos no les corresponda con su aprobación y aprecio por su servicio. Consideran al otro como un amigo especialísimo y la falta de reciprocidad les hace sentirse abrumados y, en consecuencia, adoptan la agresividad típica de la venganza, como personas enfrentadas a una realidad hostil, que disponen de poder pero carecen de agrado, rápidos para negar y lentos para asentir, preparados con el mazo, dispuestos a atacar instintivamente la fachada que se supone les separa de la realidad. Cuando tratan de desquitarse, estas personas complican su problema, ya que tratan de hacerlo despreciando a su antes especialísimo amigo mediante la murmuración. Se les hace difícil enfrentarse abiertamente a la gente, pero, con sus sentimientos de despecho, están diciendo: "Te expulso del mundo de los vivos".

CENTRO DE FUNCIONAMIENTO:

Este tipo de personas, como Bea, seleccionan como forma preferida de su centro de funcionamiento los sentimientos, son personas que dependen del CENTRO DEL CORAZON, se introducen en la situación y preguntan automáticamente: "¿Me gustáis o no?".

Al encontrarse junto a las personas del primer tipo, como Ana, que vimos funcionaban bajo el centro instintivo visceral, este tipo Bea funcionan por el corazón, pero próximos al centro visceral, rechazando el centro de la cabeza y sustituyendo a ésta en la función pensante por medio de los sentimientos. No consiguen ver el valor de una visión general, reduciendo, en cambio, sus intereses a las relaciones individuales. Su conversación habitual revela esta reducción porque, sobre todo, hablan con personas que son especiales para ellos y dan la sensación de tener poco interés por las cuestiones del mundo en general o por cualquier problema que se salga del marco de sus propias familias. Son proclives también a mostrar un sesgo contra cualquier tipo de pensamiento abstracto, al menos en la medida en que no sea útil para ayudar a alguien que conozcan.

MOVIMIENTO CONTRA LA COMPULSION Y EL RESCATE:

Este tipo de personas actúan contra su dependencia compulsiva de la aprobación de los demás moviéndose hacia la característica de otro tipo de personas que veremos otro día, cuya frase típica es: "SOY UNICO" (y, por tanto, incomprendido). Este último tipo son gente romántica, que se ve a sí misma rodeada de cosas hermosas que sólo ellos pueden apreciar por completo. Con su pasión por la espontaneidad y la sencillez, con frecuencia se vuelven hacia la naturaleza porque es sencilla, individual y lozana. Incapaces de expresar sus profundos sentimientos, este último tipo de personas (trataré de ellas en el capítulo IV) tiende a la ritualización, la dramatización y lo teatral, en donde luchan por expresarse a sí mismos en una eclosión de originalidad y exclusividad.
Al moverse hacia este último tipo, los tipo Bea se benefician al tratar de expresarse como personas muy especiales y únicas, con profundos sentimientos de alegría y tristeza. De este modo, se hacen más libres de su fijación de ser auxiliadores sin necesidades, les lleva a reconocer su profunda necesidad de ser apreciados por sus propios valores y recorrido vital único, en vez de serlo por lo que hacen para otro. Eso les ayuda a tener la sensación de su propia amabilidad, porque son especialmente sensibles y afectivos. En vez de adaptarse a las necesidades de otros, se dedican más a reflexionar sobre sus sentimientos y a ensayar la forma de expresar auténticamente lo que en realidad son como personas. Esto les ayuda a desarrollarse como PERSONAS DE CORAZON, capaces de compartir en la intimidad sus sentimientos con los demás.

LA AYUDA DEL AMIGO:

Los tipos Bea creen que son independientes, pero, en realidad, dependen del aprecio que se dé a sus servicios. Un amigo puede ayudarles apuntándoles SUS PROPIAS NECESIDADES PERSONALES. El amigo les llamará la atención para que se hagan conscientes de sus sentimientos y les asegurará que ES BUENO TENER NECESIDADES, diciendo: "Es importante saber que tú también tienes necesidades, porque eso te hace humano como el resto de los mortales". El amigo debe guardarse de utilizar a este tipo de personas; es muy fácil impulsarlos a satisfacer las necesidades del amigo, porque consiguen todo o nada sin argumentos. Necesitan afecto, necesitan que les cuiden. No piden afecto porque no les gusta pedir lo que necesitan. Sin embargo, no se les ayuda a salir de su compulsión dándoles palmaditas en la espalda por las pequeñas cosas que hacen o adulándoles. Un amigo rehusará reforzar su compulsión a conseguir la aprobación de los demás por lo que hacen para ayudarles. Un amigo, en vez de amarlos por hacer lo que agrada, los ama por ser quienes son. Hay que darles las gracias no cuando acaban de prestar un servicio, sino cuando se comportan como realmente son.

LA CONVERSION:

La trampa del tipo Bea es su idea de SERVICIO por la que piensan que son desinteresados, aunque sean muy dependientes de la apreciación, atención y afecto expresados por aquellos a quienes sirven. Su ayuda lleva siempre ligaduras, de manera que reprochan su actitud a quienes no les devuelven a cambio su amor. Juegan con la simpatía del otro, diciéndole: "¿Cómo puedes hacerme esto después de todo lo que hecho yo por ti?" Es muy raro que pidan algo directamente, aunque, de forma indirecta, procuran que el otro les dé lo que quieren. Cuando los demás no responden a esta manipulación, sienten que se aprovechan de ellos. Esto significa que pueden ayudar a otros más para que aprecien sus propias necesidades que por una sincera preocupación por las personas. Adulando a los otros safisfacen sus necesidades superfluas. Ofrecen atenciones excesivas, rescatan a los otros contra su voluntad, proporcionan consejos no solicitados y cuidados untosos (todo para cubrir su propia necesidad de recibir aprobación y aceptación de los demás). Esta trampa del servicio los hace celosos y posesivos, su cólera inconsciente es grande cuando no se sienten apreciados.
Esta trampa puede ser superada por la idea de que el amor es un don libre y no hay forma de conseguir el amor de nadie, por mucho que se dé, porque proviene de la libre voluntad de quien dona su amor, es decir, se otorga por gracia. No sirve que hagan las cosas para "agradar", porque el amor lo recibirán no por lo que hagan, sino por sí mismos, por ser quienes son. Esto los libera para empezar a aceptarse a sí mismos como incondicionalmente amados ya en este momento. En consecuencia, pueden abandonar sus desesperados intentos de ganar el amor de los demás para satisfacer su anhelo de aprobación.
Es probable que esta conversión de los tipos Bea sea fruto del silencio y de la reflexión. Es difícil que lleguen a hacerlo, porque su compulsión les impide estar "sin hacer nada" por los demás, pero estar sólo consigo mismos, reflexionando, meditando, supone hacer algo para sí mismos, y es probable que la meditación y la reflexión en la soledad comiencen a hacerla cuando comprendan que tienen que satisfacer sus propias necesidades y dedicar su tiempo a su propio bienestar personal.

LA PASION CURADA POR LA VIRTUD:

Al producirse la conversión efectiva, los tipos Bea pasan de la pasión del ORGULLO a la virtud de la HUMILDAD. Estaban muy orgullosos de sí mismos, su servicio era el mejor. Desarrollaron un complejo mesiánico, podían salvar a todo el mundo. Al caer en la cuenta de que no pueden merecer el amor antecedente, comienzan a aceptarse como "personas dignas de amor", con independencia de lo que hagan por ayudar a los demás. Aceptan su necesidad de ser amados y abandonan su tentativa apasionada de hacerse querer por los demás prestándoles sus servicios. La humildad es su forma de realizarse. Al reconocer sus limitaciones y necesidades, aceptan recibir ayuda. Se realizan aceptando el don de un amor que no merecen ni controlan. Cualquier otro amor no llena sus corazones. El amor del Ser Supremo y todo amor verdadero es incondicional.

En el capítulo anterior expliqué las experiencias de consolación y desolación, según se dependa del centro visceral, del corazón o de la cabeza.

DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL. LA CONVERSION INSTITIVA:

Para estos tipos como Bea, cuyo centro de funcionamiento es el corazón, la experiencia de consolación consiste en ESTAR AGRADECIDO y la de la desolación en DISGUSTO E INQUIETUD.

La consolación está en el centro del corazón, porque el tipo al que tienden para la conversión de "soy único", es regido también por este centro. La consolación consiste en ESTAR AGRADECIDO. Saben que NO TIENEN QUE PROBARSE A SI MISMOS, ni siquiera ante Dios, que satisface las necesidades de los demás que no pueden atender. Esto les libera para ocuparse de sus propias necesidades, se hacen más conscientes de estas necesidades y deciden atenderlas en cierta medida.
La desolación está en el centro visceral, porque, cuando se mueven a favor de su compulsión, se dirigen hacia el tipo de "agresividad" en el sentido de "soy fuerte" (lo veremos en el capítulo VIII), por lo que la experimentan como una profunda OSCURIDAD en la que son incapaces de responder a ninguna necesidad, porque ni Dios mismo aprecia sus esfuerzos.

EL TOTEM REDIMIDO:

Los tipos Bea, redimidos, se parecen a un setter irlandés. Son de color cálido y el brillo de su pelo llama la atención. Exhalan auténtica calidez y recuerdan a las personas que les gustan. Son extremadamente leales y es raro que reciban a alguien con animosidad. Son emocionalmente efusivos, están encantados de ver a los demás y pueden amar a una persona hasta la muerte. Siempre están dispuestos a seguir a un amigo.

Su color simbólico del tipo Bea redimido es el rojo. El rojo es el color del corazón, del calor, del sentimiento y de la intensidad. Por otra parte, hay muchos lugares en los que el rojo no se ve, en la oscuridad parece azul y es muy difícil de ver. Estos tipos redimidos pueden también repeler por su intensidad. Tras su curación y conversión pueden dar un amor cálido sin atar a nadie, respetan la libertad del otro, están abiertos al amor que les quieran dar y a responder a él cálidamente y con gratitud, recibiéndolo como don que se les hace.

Con esto acabo el segundo capítulo, amigo lector, confiando en que, si te ves identificado en este tipo de personalidad o conoces a alguien próximo a ti que la tenga, te ayude a modificar la tendencia compulsiva a utilizar a los demás para el propio provecho.
 

Scorpion

Semilla
29 Septiembre 2004
908
10
0
42
V Reich
JEJEJE.. como te lo kurras zarbel, estoy impaciente para ver si algun "prototipo" de tus personajes se parece a mi.... jeeje cosa ke dudo ya ke no me considero humano, jeje
 

Scorpion

Semilla
29 Septiembre 2004
908
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V Reich
Wenass zarbel, esperare impaciente, me podrias decir la fuente de tu informacion???
 
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