CONOCERSE A UNO MISMO IV

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
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Bueno, comienzo este cuarto capítulo sacrificando este domingo de marzo, teniendo en cuenta que las personas que estén interesadas en conocerse estarán ávidas de tener “todos los personajes” en la lista, cuanto antes mejor, para poder comparar. Este cuarto capítulo trata de los tipos como Dani, tipos que evitan la MEDIOCRIDAD. Para ellos es muy importante ser ESPECIALES. Se experimentan a sí mismos como personas refinadas y de gran SENSIBILIDAD; de ningún modo como personas corrientes. Se inclinan a pensar que los demás no les entienden por la “singularidad” de los sentimientos que experimentan, en especial los relacionados con la tristeza e, incluso, tragedia de sus vidas.

La compulsión de los tipos como Dani consiste en EVITAR SER DEL MONTON, lo que significa que se sienten muy diferentes del resto de los mortales. Esta diferencia se debe en especial al sentido de lo “trágico” de sus vidas. A menudo este sentimiento se originó porque de pequeños crecieron sintiéndose abandonados por el padre o la madre, o por ambos. Sienten que los demás no comprenden su soledad y los sufrimientos que han padecido. Este sentido de tragedia personal les hace sentirse personas especiales.

Les resulta difícil sentirse naturales y espontáneos, y pueden ensayar cómo quieren aparecer ante los demás, como los actores. Nunca creen haber logrado el desenfado que desean tener. Los demás consideran que tienen un encanto “estudiado”. Con frecuencia son dolorosamente conscientes de estar representando un papel, de actuar ante los demás, en vez de ser ellos mismos. Ansían la sencillez, pero da la sensación de que nunca la alcanzan. Les encanta el teatro, pero, cuando asisten a una función, se identifican con la acción, en vez de experimentar la representación como una forma de profundizar en la vida misma.
Su sonrisa manifiesta que son especiales, que comprenden las cosas mejor que los demás. Esto les da cierto aire de superioridad o reserva aunque parezcan cálidos y amigables. No es fácil conocerlos bien. Visten de manera informal, pero con notable gusto y elegancia, incluso su expresión corporal manifiesta que son especiales, que los demás no tienen tan buen gusto o estilo, ni sienten las cosas con tanta profundidad.
Parece que los tipos como Dani miran siempre hacia delante para iniciar sus verdaderas vidas. Envidian a quienes parecen más naturales que ellos, pero esperan que cuando comience de verdad su vida, descubrirán cómo ser naturales. Les da la sensación de que aún no se han implicado de manera suficientemente profunda en el sentimiento de estar de verdad vivos. Lo que les hace sentirse realmente vivos es la intensidad de la emoción, sea de alegría o de tristeza., ansían sentimientos profundos, sentirse neutrales les supone estar vivos a medias. Encuentran terriblemente difícil decir adiós porque tratan de profundizar en las emociones trágicas de la separación. Los sentimientos de tristeza, dolor y demás infortunios cautivan su atención. Se inclinan a REMEMORAR ASPECTOS TRISTES DE SU PASADO, lamentándose por las oportunidades perdidas, su infancia desgraciada u otras experiencias lesivas de soledad o abandono a causa de los otros. Esto puede hacerles taciturnos y perder el sentido de esperanza en la vida.
Su carácter especial les hace difícil entablar relaciones íntimas que, por supuesto, dependen de la reciprocidad y de la igualdad. Como tienden a sentirse incomprendidos, atraerán a los demás hacia ellos aunque no les darán acceso a su verdadero espacio íntimo. Pueden hacer pensar que disfrutan al describirse como marcados por la tragedia, pero, cuando explican lo que han pasado, tratan de decir LO ESPECIALES QUE SE SIENTEN.
Son personas atractivas por sus notables cualidades: son de corazón muy compasivo, saben lo que es el dolor y lo que se siente cuando se vive la incomprensión o el abandono. Por su gran sensibilidad, sienten profundamente heridas que los demás ni siquiera sentirían o no les darían importancia.
Otra de sus grandes cualidades es su innato sentido de la expresión simbólica que va más allá de lo que puede transmitirse con palabras, su misma compañía acrecienta la consciencia de la persona sobre la belleza, el gusto, la elegancia o la poesía. A menudo pueden optar por ser poetas, músicos, actores o artistas. Pueden ser creativos, no sólo en la forma de expresar sus sentimientos sino también en la de configurar su ambiente inmediato: su facilidad para ser originales, por ejemplo, en el modo de decorar sus habitaciones, estimula a los demás a tratar de poner una nota de originalidad en las cosas en vez de hacer ni más ni menos que lo que hacen los demás.
Este tipo de personas, como Dani, suelen tener una personalidad ENCANTADORA. Muestran muy buen gusto y maneras elegantes, muy alejados de cuanto sea burdo o tosco. Aunque pueda resultar difícil conocerlos realmente bien, por su distinción y originalidad, su sola presencia se convierte en un regalo especial para los demás.
Es probable que los tipos como Dani estén de acuerdo con la mayoría de los siguientes enunciados:

La mayoría de la gente no aprecia la auténtica belleza de la vida.
Tengo una nostalgia casi compulsiva de mi pasado.
Trato de parecer desenfadado y natural.
Siempre me ha atraído el simbolismo.
La mayoría de la gente no tiene unos sentimientos tan profundos como los míos.
Es frecuente que otras personas carezcan de la capacidad para comprender mis sentimientos.
Me gusta hacer las cosas bien y con clase.
Mi medio ambiente es muy importante para mí.
Me gusta mucho el teatro y fantaseo como si estuviese en escena.
Son importantes para mí las formas y el buen gusto.
No me gusta pensar que yo pueda ser vulgar.
Puede preocuparme el sufrimiento, la pérdida y la muerte.
A veces me asusta que mi respuesta sentimental normal no sea suficiente.
Me da la sensación de que me apropio con gran facilidad de la mayoría de los sentimientos de un grupo, de tal manera que con frecuencia pierdo el sentido de dónde acaban mis propios sentimientos y dónde comienzan los sentimientos de los demás.
Me parece que el fin de unas relaciones me afecta más que a la mayoría.
Vibro con la figura del “payaso trágico”, sonriendo a través del llanto.
Me acusan de ser distante.
Me encuentro a mí mismo pasando por altibajos. O bien estoy muy elevado o muy bajo. Cuando me encuentro en el medio no me siento vivo.
La gente me acusa de ser excesivamente dramático, pero en realidad no entiende mis sentimientos.
Las artes y la expresión artística son muy importantes para mí como medio para canalizar mis emociones.


LA MELANCOLIA Y LA AUTOCOMPASIÓN:

Es fácil verse incomprendido para estos tipos, por su profunda sensibilidad. Su corazón siente las emociones de los demás y, en especial, sus tragedias y tristezas. Esta sensibilidad otorga un gran talento para lo simbólico y lo dramático, evitando la monotonía de la vida cotidiana, del mundo cotidiano.
La principal dificultad de los tipos como Dani consiste en la MELANCOLIA. No sólo son sensibles ante cualquier daño o infortunio, sino que recuerdan una y otra vez esas tragedias. Viven el drama de sus vidas, en especial sus partes más tristes, como aspectos muy significativos. Se sienten especiales porque los demás no les tienen en cuenta, los abandonan o simplemente no los aprecian.
También propenden a ser snobs. Se enorgullecen de su buen gusto y de su gran sensibilidad hacia las alegrías y las penas. Tienden a “crearse” un estilo de personalidad, ensayando incluso cómo expresarse ante los demás. Tratan siempre de mostrar el estilo “correcto”, que pondrá de manifiesto su carácter único. Asimismo, suelen pensar que los demás carecen de estilo y de refinamiento. Todo esto les hace un poco “irreales” como personas, aunque exhiban más sentimiento del que realmente surja de su corazón.
Estas personas se inclinan a la AUTOCOMPASIÓN para atraer la atención sobre sí mismos como si estuviesen “abrumados” por los acontecimientos trágicos. Sienten que los demás no comprenden del todo lo que ellos tienen que soportar. A pesar de los “suspiros” que les invaden, es probable que no abran de verdad su corazón a los otros ya que no creen que nadie pueda comprenderlos. Esto hace difícil intimar con este tipo de personas.

La tristeza y la autocompasión características de estos tipos, les llevan a menudo a la INACTIVIDAD e incluso a AFERRARSE AL OTRO en busca desesperada de comprensión y protección.

EL YO COMPULSIVO ANTE EL MUNDO:

Este tipo de personas pertenecen a los que tienen la idea de SER MAS PEQUEÑOS QUE EL MUNDO, y su actitud frente a él es de RETIRADA.
Como estos tipos se desarrollan pensando que son más pequeños que el mundo, expresan su conducta de retirada sintiéndose incomprendidos y “ensayando” cómo expresarse con mayor originalidad y autenticidad. A menudo sienten que el mundo les deja atrás mientras “esperan que se produzca una experiencia de vida real” con los otros. Desde su punto de vista, “ser” consiste en “ser especial”.
Las personas que se ven más pequeñas que el mundo, contemplan la vida real, o la realización, como alcanzable mediante sus propios esfuerzos, es decir, la realidad como “orden externo”.
Este tipo de personas se aparta de la realidad para “ensayar guiones”, es decir, para practicar la forma de hacerse más auténticos y originales en su forma de expresión. Ven su realización como “la auténtica expresión de sus sentimientos únicos”. En su lucha para alcanzar la plenitud de la vida tratan de expresar simbólicamente los especiales sentimientos que experimentan en su interior.

FALSO SENTIDO DE LA VIRTUD Y DEL VICIO:

Estas personas, del tipo Dani, adoran su sensibilidad y piensan que la tosquedad es un gran vicio. Hacen del ser único, especial, en el sentido de ser mejor que los demás o más importante, una virtud, cuando en realidad esa actitud constituye el vicio de LA VANAGLORIA. Creen que ser corriente es un vicio, aunque, en realidad, puede ser la gran virtud de LA SENCILLEZ.

LA EXPERIENCIA DEL TIEMPO:

Este tipo de personas, tienen un sentido del tiempo muy subjetivo y lo miden por su “intensidad emocional”. Cuando están emocionalmente implicados en algo, les parece que el tiempo vuela; si no, les da la sensación de que los arrastra. Tienden a retrasarse porque pierden la noción del tiempo, aunque llegan pronto a las citas cuando prevén que será una experiencia de profunda implicación personal. A menudo, la nostalgia y la melancolía les impiden participar en el momento presente. Experimentan el pasado como algo inacabado, lleno de oportunidades perdidas, así como de experiencias emocionales que necesitan penetrar de manera más profunda. Cuando hablan del pasado, no mencionan los hechos por orden cronológico, sino empezando por lo que les resulta más significativo o hermoso desde el punto de vista emocional.

ELTOTEM:

Este tipo compulsivo es como un basset hound. En estos perros, los ojos y las orejas compiten por ver cual cae más bajo. El agua fluye de los lados de su cara. Se le puede agarrar la piel y dejar atrás el perro. Mueven la cola como una fregona en el suelo mojado. Son mendigos de las migajas de la mesa y aceptan basura en lugar de comida. Como los bassets, estos tipos expresan su tristeza como una forma de estar en contacto con los demás. Cuando alguien trata de levantarles, se asientan en su tristeza porque les parece que nadie les entiende de verdad.

LAS PASIONES:

Como tienen el autoconcepto de ser más pequeños que el mundo, tratan de convertirse en personas más auténticas, expresándose a través del “estilo”. Ven su realización en una auténtica expresión simbólica de sí mismos. Como su pobre autoconcepto les lleva a compararse con otros, tienden a tener ENVIDIA o CELOS de quien suscita la atención de los demás. Ven siempre el estilo de los demás en competencia con su propio carácter especial. Esta pasión de la envidia sorprende a menudo a los demás porque parece contradictoria con el refinamiento de este tipo de personas; no obstante, coincide con su esnobismo tan típico, que les lleva a criticar a los demás como menos refinados. Cualquiera que destaque por tener una personalidad de relieve provoca sentimientos de envidia en ellos, porque, en vez de ver las cualidades de los demás como medio para la comunicación interpersonal, las consideran como una amenaza para su propia autorrealización, que equiparan con su propia expresión en el vestir, en la decoración de sus habitaciones, en su estilo de vida y en su modo de ser en conjunto.

HACIA LA COMPULSIÓN:

Los tipos como Dani, al vivir como gente que se retira del mundo, si llegan a un estado de desesperación, pueden reaccionar aferrándose a otro según el estilo autoadulatorio de los tipos como Bea, vistos en el capítulo II. Al moverse en la dirección de su compulsión adoptan la postura dependiente característica de Bea y reconstruyen sus vidas sobre una falsa esperanza que les resultará muy destructiva, tanto para ellos como para las personas que asocian a sus vidas. Los tipos como Bea dependen del aprecio, atención y aprobación expresados por otras personas; de lo contrario, no se sienten a gusto consigo mismos. Tienen un sentido reducido de identidad, aparte de su capacidad para ayudar a otros. Proyectan, reprimen y niegan sus propias necesidades.
Normalmente, los tipos como Dani no se aferran a los otros, no tratan de vincular a los demás consigo. Cuando lo hacen, sólo tratan de salvarse de la desesperación. Esto puede ocurrir cuando empiezan a darse cuenta de que se alejan cada vez más de la realidad al rumiar la tragedia de su vida pasada. La literatura ha novelado a menudo este aferramiento desesperado al otro en los relatos de amantes rechazados por la sociedad que se aferran mutuamente entre sí de manera que su apasionado amor les lleva a morir juntos.

LA PERSONALIDAD Y EL CENTRO RECTOR:

Para los tipos como Dani, su centro rector es el corazón, son personas de corazón, si bien se encuentran junto al centro rector de la cabeza y alejadas del centro visceral. Este tipo de personas de corazón se introducen en la situación y preguntan automáticamente: “¿Me gustáis o no? ¿Es amiga u hostil? ¿Cómo me responden?”
Estas personas tienen problemas con su centro visceral. Viven en el nivel del sentimiento y, hasta cierto punto, en el del pensamiento, pero sustituyen el centro visceral por su función sentimental. En vez de dejar que la espontaneidad surja libremente de los instintos, tratan de que sus reacciones corporales expresen algún sentimiento especial. Ensayan cómo se expresarán a sí mismos en vez de mostrar sus reacciones instintivas. Utilizan su sentimiento para esto porque pretenden que la expresión de sí mismos constituya una forma de relacionarse de manera auténtica con los demás. Así, el carácter exclusivo de sus sentimientos se pone de manifiesto. La conducta instintiva de este tipo de personas parece algo prefabricada, expresando más sentimiento que el realmente está presente en su corazón; tienden a presentar una máscara artística de movimiento corporal que impide a los demás conocer a la persona real.

MOVIMIENTO CONTRA LA COMPULSIÓN:

Este tipo de personas salen de su compulsión a la retirada haciéndose con la nota característica de los tipos como Ana, vistos en el capítulo I, cuya característica era “trabajo denodadamente”. Este tipo como Ana se siente más vivo cuando hace un esfuerzo para contrarrestar el mal, el desorden y el error, es raudo a la hora de perseguir la perfección que se le escapa. Se entromete e interfiere en la realidad para corregirla, se ve a sí mismo como defensor de la verdad con el generoso intento de ayudar a los demás a mejorarse. Le atrae las actividades que promueven la mejoría personal. Su mayor orgullo consiste en luchar para tratar de hacer el bien y ser mejores.
Al moverse hacia el tipo Ana, los tipos Dani abandonan su postura defensiva frente al mundo y se hacen más asertivos. En vez de lamentarse por ser incomprendidos, se hacen más críticos y hacen esfuerzos para modificar las cosas. Al hacer suyo algo del idealismo de Ana y tratar de conseguir un mundo más perfecto, adquieren más aprecio de sí mismos y consideran su refinamiento y sensibilidad como cualidades para la mejora de los demás. Al enfrentarse al mundo como Ana, Dani se centra más en urgir a los demás a la mejora, en vez de lamentarse por ser tan especial. Al adoptar la crítica asertiva tan característica de Ana, Dani no se convierte en un tipo Ana, sino que simplemente sale de su propia compulsión IMPLICÁNDOSE más con la realidad externa y se ve a sí mismo más sincero, con planteamientos más directos y con mayor dedicación al trabajo serio. Esto significa que ha aprendido a vivir más en la onda de despreciado centro instintivo, haciendo que los otros le respondan a él y a sus valores.

LA AYUDA DEL AMIGO:

Los tipos Dani buscan demasiadas razones para todo. Eternamente preguntan: “¿Por qué?”
Un amigo les ayudará llamando la atención sobre su propia fortaleza cuando no se van a los extremos. El amigo les ayudará compartiendo con ellos sus propias perspectivas. En este caso, la relación es clave, porque sólo escucharán un punto de vista diferente si sienten que el otro les entiende. Para ellos, esto es lo que significa tener un amigo. Como ellos aman para obtener información, el amigo constituye una oportunidad real para decirles lo que necesitan para ser más libres, es decir, cómo pueden apreciarse las cosas de la vida.

LA CONVERSIÓN INTELECTUAL:

Los tipos Dani están atrapados por su idea de AUTENTICIDAD, que ven como algo que pueden lograr por sus propios medios si se mantienen atentos a todo lo que les ocurre y expresan los sentimientos más profundos de sus personalidades. En consecuencia, reflexionan sobre los sentimientos que les suscitan sus experiencias pasadas en detrimento de sus posibilidades de vivir en el presente de forma relajada y satisfactoria. Se preocupan mucho por todo lo que les hace ser especiales a causa de sus experiencias pasadas, sintiendo que nadie puede comprender lo que han vivido. Esto les convierte en personas un poco irreales, como si fuesen aristócratas en el exilio, navegando entre dos aguas. Tienen la sensación de que nunca son ellos mismos en grado suficiente, aunque creen que serán verdaderamente auténticos cuando comiencen a vivir sus “vidas reales”.
El Creador nos ha hecho a cada uno de nosotros únicos e irreemplazables, de ahí que, al ver la vida como experiencia de crecimiento personal, sobreviene la liberación. Esta liberación sólo puede ocurrir viviendo la unión con Dios como la experiencia del AHORA, porque sólo se le puede encontrar en lo que se ha dado en llamar el “sacramento del momento presente”.

LA CONVERSIÓN AFECTIVA:

Por medio del abandono en el Creador, los tipos Dani pasan de la pasión de LA ENVIDIA a la virtud de LA ECUANIMIDAD. En vez de tratar de llamar la atención sobre sí mismos por su propio refinamiento y sentir envidia cuando otro consigue llamar la atención, viven su vida emocional con mayor calma incluso en circunstancias de tensión. Esa ecuanimidad es la consecuencia de su disposición a encontrar a Dios en todos los hechos de la vida diaria y a dejar que El dé respuesta a sus dones en cada momento, en vez de que se reconozca que su vida es extraordinariamente trágica y dramática.

LA CONVERSIÓN INSTINTIVA:

La consolación de estos tipos está en el CENTRO VISCERAL, porque va en dirección hacia los tipos Ana (trabajo denodadamente). Su consolación consiste en una experiencia espontánea de INFLAMARSE. Están menos tristes y más dispuestos a hacerse cargo de las cosas. Una “convicción” única les mueve a emprender una acción significativa.
La desolación se sitúa en el CENTRO DEL CORAZON, porque, moviéndose en esa dirección se dirigen hacia los tipos Bea (ayudo a los demás). Los tipos Dani son contemplativos por naturaleza y experimentan la desolación como un sorprendente DISGUSTO. Su habitual independencia se disuelve en un embrollo de AUTOCOMPASIÓN.

EL TÓTEM REDIMIDO:

Los Dani redimidos se parecen a un caballo negro, lustroso, oscuro y de paso largo. Espíritus libres, lanzan al viento sus crines. Pueden decidir galopar en cualquier momento, retozan, se desbocan y después paran. Tienen pasos diversos, cada uno de los cuales tiene su especial denominación. Miran a la gente y se acercan con una gracia autodominada. Comen azúcar, pero prefieren manzanas, que tienen un tipo especial de azúcar. Como los caballos negros, los Dani redimidos siguen siendo especiales, con una gracia autodominada.
Saben que son una creación única de Dios y que sus sentimientos responden a la situación presente y saben que es bueno cuando ellos la ven.
Su color simbólico es el malva, color situado en el campo del púrpura, pero no puede identificarse con exactitud. Sutil y no del todo manifiesto, connota lo especial. Se visten de manera no llamativa, pero siempre con un gusto exquisito y a menudo de color oscuro.


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