Esta cuestión esperaba que alguno la hubiese sacado antes a relucir, pero, ante el silencio ajeno, me tiro a la piscina. El día 01/01/06 comienza la entrada en vigor de la ley que prohibe fumar en España en casi todos los sitios, y, pese a todo, todavía los hay bien pensados que consideran que tenemos unos legisladores "partidarios de la legalización de la marihuana". Esto no va contra el PSOE ni contra ningún partido concreto, porque lo han ratificado todos los partidos, cosa rara, y es sobre lo que va este post.
Hay sospechas, porque los habemos mal pensados, de que el futuro nos viene de laboratorio, vestidos de blanco, con máscaras en la cara para evitar contagiarnos, trabajando catorce horas diarias y diciendo -sí jefe- a nuestro mandante (político o funcionario). Para que esto sea posible es preciso utilizar conejillos de indias y, posiblemente, desde el punto de vista sociológico, España es el país de Europa en que es factible manipular a la gente, que va de buen rollo ya que hay buen talante y, menos mal, desapareció del gobierno el PP.
Da la impresión, y sospechamos los mal pensados, de que sería posible una población perfecta, aria, sin vicios, sin gastos en seguridad social por enfermedades, con gimnasia diaria y una raza pura y sana, vamos, lo que todos sospechamos pero nadie se atreve a decir, pero sí a hacer: se llama nazismo o fascismo. Esto no se ha hecho jamás en España y en la Alemania de los años treinta o comienzos de los cuarenta, ni se les había ocurrido tal opresión prohibicionista, pero, como algunos suponíamos, ha llegado a España. Nadie se atreve a llamarle por su nombre, pero yo lo nomino: No es prohibición, es irrumpir en el alma, en el interior de la persona, es el intento fáctico del Estado para eliminar al hombre libre, es prohibirle dirigir su vida, es fascismo, nacismo, comunismo, socialismo en su estado puro, es intentar que predomine el Estado sobre el ciudadano, es decir, eliminar al ciudadano para convertirle en súbdito, pero no de un rey, sino del Estado, que es peor, porque el Estado no es nadie y, a la vez, son todos los del partido, los del poder, los funcionarios, son los sicarios del poder, de la opresión.
Me duele en el alma que esto haya sido posible, no podía imaginar que llegaría esto, que el Estado podría llegar a dirigir nuestras vidas y nuestros vicios o costumbres personales y privadas y que la gente no dijera nada o alabase la decisión. Ahora ha sido el tabaco, se habla ya del alcohol, mientras se fomenta, desde hace tiempo, una sospechosa publicidad en las relaciones sexuales, estimulando el practicarlas contra natura, o convirtiéndolas en el centro del ser personal, como si fuésemos perros salidos.
No fumo, pero hoy han caído tres puros, en mi casa, a la salud de los que aún protestamos por la decisión. ¿Habéis pensado que estamos en pleno nazismo, no os habéis dado cuenta de que lo de Hitler en Alemania era una broma ligera al lado de lo que estamos viviendo en estos momentos?
¿Os parece bien que nos prohíban fumar, beber, salir, follar, pensar, ejercer la profesión que nos gusta, comprarnos una vivienda, comer decente, creer en nuestro Dios o amar a quien queramos?
Jamás en la historia de la humanidad el individuo se ha visto tan aplastado como en los actuales tiempos, absténgase de decir nada en favor del poder los palmeros de los prohibicionistas, bienvenidos los que nos vamos a fumar a las catacumbas, se acabó fumar a la luz del día, se acabó pasear en paz fumándose un cigarro, los enemigos del hombre han aprobado las normas de los chivatos, de los delatores, de los denunciantes, de los individuos que van a ejercer de comisarios del poder y nos van a impedir vivir en paz, vivir felices. La miseria personal parece que unos cuantos están dispuestos a generalizarla a toda la humanidad.
Hay sospechas, porque los habemos mal pensados, de que el futuro nos viene de laboratorio, vestidos de blanco, con máscaras en la cara para evitar contagiarnos, trabajando catorce horas diarias y diciendo -sí jefe- a nuestro mandante (político o funcionario). Para que esto sea posible es preciso utilizar conejillos de indias y, posiblemente, desde el punto de vista sociológico, España es el país de Europa en que es factible manipular a la gente, que va de buen rollo ya que hay buen talante y, menos mal, desapareció del gobierno el PP.
Da la impresión, y sospechamos los mal pensados, de que sería posible una población perfecta, aria, sin vicios, sin gastos en seguridad social por enfermedades, con gimnasia diaria y una raza pura y sana, vamos, lo que todos sospechamos pero nadie se atreve a decir, pero sí a hacer: se llama nazismo o fascismo. Esto no se ha hecho jamás en España y en la Alemania de los años treinta o comienzos de los cuarenta, ni se les había ocurrido tal opresión prohibicionista, pero, como algunos suponíamos, ha llegado a España. Nadie se atreve a llamarle por su nombre, pero yo lo nomino: No es prohibición, es irrumpir en el alma, en el interior de la persona, es el intento fáctico del Estado para eliminar al hombre libre, es prohibirle dirigir su vida, es fascismo, nacismo, comunismo, socialismo en su estado puro, es intentar que predomine el Estado sobre el ciudadano, es decir, eliminar al ciudadano para convertirle en súbdito, pero no de un rey, sino del Estado, que es peor, porque el Estado no es nadie y, a la vez, son todos los del partido, los del poder, los funcionarios, son los sicarios del poder, de la opresión.
Me duele en el alma que esto haya sido posible, no podía imaginar que llegaría esto, que el Estado podría llegar a dirigir nuestras vidas y nuestros vicios o costumbres personales y privadas y que la gente no dijera nada o alabase la decisión. Ahora ha sido el tabaco, se habla ya del alcohol, mientras se fomenta, desde hace tiempo, una sospechosa publicidad en las relaciones sexuales, estimulando el practicarlas contra natura, o convirtiéndolas en el centro del ser personal, como si fuésemos perros salidos.
No fumo, pero hoy han caído tres puros, en mi casa, a la salud de los que aún protestamos por la decisión. ¿Habéis pensado que estamos en pleno nazismo, no os habéis dado cuenta de que lo de Hitler en Alemania era una broma ligera al lado de lo que estamos viviendo en estos momentos?
¿Os parece bien que nos prohíban fumar, beber, salir, follar, pensar, ejercer la profesión que nos gusta, comprarnos una vivienda, comer decente, creer en nuestro Dios o amar a quien queramos?
Jamás en la historia de la humanidad el individuo se ha visto tan aplastado como en los actuales tiempos, absténgase de decir nada en favor del poder los palmeros de los prohibicionistas, bienvenidos los que nos vamos a fumar a las catacumbas, se acabó fumar a la luz del día, se acabó pasear en paz fumándose un cigarro, los enemigos del hombre han aprobado las normas de los chivatos, de los delatores, de los denunciantes, de los individuos que van a ejercer de comisarios del poder y nos van a impedir vivir en paz, vivir felices. La miseria personal parece que unos cuantos están dispuestos a generalizarla a toda la humanidad.