El momento presente (I)

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
www.erowid.org
Estaremos muchos de acuerdo en que la palabra "dios" ha perdido su valor inicial después de cientos o miles de años de uso erróneo y en que la mayoría de las personas que pretenden definir (fuera del ámbito meramente religioso o eclesiástico) a tal ente superior utilizan otros símbolos.
Primeramente, no debemos olvidar que el lenguaje no son sino meros símbolos o signos (iguales que los jeroglíficos egipcios o las señales de tráfico) que, apenas, sirven para exteriorizar o dar a conocer lo que nuestro pensamiento o nuestra imaginación está intentando extraer del mundo abstracto a lo concreto, tal y como se estudia en semántica.
Por eso, cuando hablamos del "pensamiento", "razón", "ente", ideas", "dios", etc., no debemos de olvidar que estamos manejando símbolos que pretenden de modo limitado e imperfecto expresar hacia los demás o exteriorizar de algún modo lo que sentimos, pensamos o imaginamos.
Es preciso comenzar con algo básico: Nadie puede pretender hablar de lo que no conoce, es decir, no es posible hablar de la marihuana si no se la ha probado suficientemente, es decir: "sentido y vivido" y, perdóneseme por la comparación, hablar de nada como el amor, el odio, la enfermedad, la desesperación o el mismísimo Dios si no se les han sentido y vivido.
Sabido es, supongo, que vivimos en el país (dejando aparte connotaciones de ningún tipo) en que en los bares se desarrolla el tejido social que los sajones y nórdicos desarrollan en instituciones de tipo culturas (fundaciones, bibliotecas, etc.), pero, pero, en este país el bar supone un plus que no existe en el resto de los países europeos indicados, es decir, en el norte de Europa.
¿Y cuál es ese plus? Muy sencillo: el más voceras o el que es más amigo del bar tiene la razón. Esto explica el porqué de que haya individuos normales que se meten en el Opus o en cualquier orden religiosa: simplemente, se meten en ellas para que se les escuche y no estar al albur del camarero y del voceras de turno. En el fondo, seguimos siendo el país de tarbenas romanas que fuimos desde del siglo primero: vino bueno y barato, música y mozas. (Las bailarinas gaditanas tenían gran fama en el imperio romano).
Somos un pueblo (o país) muy vital, lleno de interrogantes, lleno de sentimientos (que todavía no han logrado extiparnos los políticos de turno) y necesitamos sentirnos vivos a través del pensamiento y no de la confirmación con el grupo. Es decir, existen todavía un grupo inmenso de paisanos ¿españoles? que no comulgan con la primera hostia que vienen a darles (bien venga disfrada de hostia blanca con cura al fondo, de contrato de trabajo con expectativas de futuro, de oposiciones, de admitir que lo que dice el Estado es lo mejor para mí y para el resto -tal y como se viene pretendiendo definir el mundo desde el tipo de estado prusiano de finales del s. XVIII y que al final desembocó en los estados totalitarios del s. XX).
Para conseguir una buena oveja es fundamental que se adecúe al rebaño.
¿Qué es el rebaño?
No voy sino a transcribir palabras ajenas:
"En 1969 conocí en Nueva York al profesor de Oxford, el hispanista Raymond Carr. Me decía que le daba miedo España: -"Sois el país en donde más brilla la filosofía oral, pero no os gusta escribirla". Esto manifiesta en el día de hoy en un periódico local de mi ciudad un tal Carlos Sánchez, de un grupo de teatro de Pamplona.
Es verdad, somos gentes de bar y cocina, de echar pestes contra el gobierno en el interior de nuestra casa, pero llenos de cobardía para reclamar o protestar contra lo injusto en el exterior y, sobre todo, en donde tenemos que hacerlo. Creo que todos sabemos que las palabras se las lleva el viento, pero, ¡Cuánto nos gusta hablar!
La mayoría de la gente se limita a protesar "en privado" y "a dejar pasar" en lo público. Esto ha venido generando (fruto en gran parte de un anafabetismo crónico) una dejación de los derechos propios en una especie de "defensor del pueblo" que no es tal, sino un funcionario más al que le agradece el poder de turno los servicios prestados al partido político correspondiente que es el que le presta tal canongía.
Hoy no voy a tocar más temas, simplemente, esta reflexión acerca de si realmente los individuos (mal llamados ciudadanos) no somos sino entes de pruebas de poderosos poderes interesados en que no seamos sino marionetas del gran teatro del mundo, en que el empresario y los espectadores del mismo aún estamos por descubrir.
Nota: Precisamos instigar sociedades civiles ajenas a los partidos políticos y no es fácil que nadie salga vivo de este intento, es jugar con fuego.
 

akiyavi

Semilla
3 Diciembre 2003
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depende el dia
Zarbeeel cuanto tiempo sin leerte,ya era hora!!
Echaba de menos tus interesantes temas jeje.Y razón llevas en este pais se exige poco de cara al público y luego todo el mundo se queja en su casa, o con los amigos del bar.
Y que mejor tema que debatir en público que nuestra querida planta, de la que poco mas se hace saber que pequeños debates en los cuales interviene una persona o a lo sumo dos a favor de ella, y encima con poco acierto, el cual aprovechan los demas tertulianos para demonizar a todo individuo que la consume, o que simplemente defiende su uso pues sabe que no es peor persona el consumidor que el que le critica por su modo de pensar, actuar etc.
Bueno, zarbel, lo dicho,que espero que sigas "posteando" en este foro para al menos hacer pasar un buen rato al personal.
*pdta: que tal sigue tu relación cannabico-sentimental que tanto te estaba preocupando?
 

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
www.erowid.org
Gracias, akiyavi, la cuestión de la marihuana no es sino una extensión de las tendencias nacidas a partir del "ciudadano políticamente correcto y adecuado a los intereses del Estado" que nace sobre todo a partir de la Revolución Francesa de 1789 y del gran Estado Jacobino que termina convirtiéndose en el Imperio Napoleónico. Hay una evidente dicotomía entre "el individuo" frente "al ciudadano", es decir, sólo sería ciudadano el individuo "adecuado" al Estado (hoy en día se acostumbra a confundir y a mezclar los interes concretos del Estado definiéndolos con la expresión: "interés social o de la mayoría").
Lo cierto es que la marihuana ha venido siendo prohibida, precisamente, a raíz de la invasión del Estado en el terreno íntimo del individuo; es esquizofrénico defender la libertad del individuo (entre cuyos derechos se hallan los de hacer con su vida lo que le parezca más conveniente, incluso tomando sustancias que le pueden perjudicar) y, a su vez, defender posturas no liberales que tienden a más Estado y más intervencionismo.
Paradójicamente, en los últimos tiempos (desde los años sesenta del pasado siglo) ha sido la izquierda, que demanda más intervención del Estado en la vida privada, la que ha liderado la supuesta liberalización del consumo de drogas, pero, en la práctica, y una vez ya casi transcurridos dos años desde el advenimiento del gobierno socialista, una vez más, igual que ocurrió durante los catorce años del gobierno socialista anterior, la marihuana continúa tal cual se prohibió en las tendencias de finales de los años veinte del pasado siglo (tendencias que llevaron a Europa a sistemas totalitarios, es decir, de prevalencia del Estado -el Gobierno de turno- sobre la libertad individual).
Aunque lo dijera Primo de Rivera, estoy de acuerdo: la libertad no se regala, se conquista, día a día y, desgraciadamente, no sé si nos estamos dando cuenta de que, ahora mismo, existe menos libertad individual que en los peores tiempos del franquismo, porque el Estado continúa en su marcha demagógica de "protegernos". Es el tabaco (que no lo vendan y no cobren impuestos por su venta, igual que hacen con el alcohol), es la salud, es la seguridad, pero, tenedlo por seguro, nos van a poner un código de barras en la piel, nos van a tatuar a todos, como en los campos de concentración nazis, nos van a poner un chip como a los perros y, lo peor de todo, es que algunos van a defender esto como símbolo de progresía si quien dicta dicha resolución es un gobierno de "izquierdas".
Es de salud ser libre, aunque sea viviendo pobremente, pero libre; es mucho mejor ser un perro callejero y durar lo que se dure, actuando con el libre albedrío que sea posible, que vivir con un chip, controlado, comiendo en un pesebre dirigido y meando y cagando a la hora en que determine el colocador del chip, y, sobre todo, no vivir capado.
 

pedro chupetes

Semilla
18 Febrero 2005
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En algun lugar llamado hogar
muy bueno zarbel, tiene meses que no leia una de tus reflexiones pero me sucede algo curioso, cada vez que leo una de tus reflexiones me dan unas tremendas ganas de liarme un porrito,prenderlo, levantarlo y gritar "ME ENCANTA EL CANNABIS" pero por ahora no puedo fumar asi que me quedare con el antojo, son realmente muy pocas las cosas que me hacen querer hacer eso


venga saludos
 
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