El almirante George Stephen Morrison, de origen escocés, era un militar de carrera brillante; fue almirante del primer navío nuclear. El número de condecoraciones por su buen servicio a la marina norteamericana es muy extenso, entre estas condecoraciones se encuentran la medalla de la Legión al Mérito, la medalla de dos estrellas doradas de la Citación Ribbon por la II Guerra Mundial,la medalla de bronce al mérito por la guerra de Corea y la medalla al servicio ejemplar por la guerra de Vietnam. Era un militar muy reputado y muy respetado en el ambiente militar norteamericano, siendo admirado por sus colegas de la armada de su país. A parte de los premios mencionados, se encuentran más de doce condecoraciones más dentro del currículum ejemplar de este militar. Debido a su trabajo, tiene que vivir en diversas ciudades norteamericanas, trasladando a su esposa e hijos con él. Su hogar, al parecer, era bastante inestable en este sentido.
Con el primer ministro de Corea Chung Il Kwon
En el año 1943, se encuentra alojado en Melbourne, en el estado de Florida. Allí nace su hijo primogénito, James Douglas, y después vendrían dos hijos más, Andrew y Anne. Al mayor le llaman Jim, y desde pequeño era un niño raro, muy tímido, pero realmente inteligente, el niño desde pequeño demostró ser brillante, en estudios y en nivel intelectual. Sus padres estaban muy orgullosos de él por las elevadas notas en en colegio, pero reconocían a veces que el niño les asustaba pues era extraño en su edad la forma de pensar, muy imaginativo y contestatario, se rebelaba contra la autoridad en cuanto tenía ocasión. Esto le suponía a sus padres más de un problema, pero Jim, no era mal chico. Ni se metía en problemas con otros chicos, ni solía presentar mal comportamiento. Era un chico raro, que pasaba horas y horas en su habitación escribiendo poesía, para la que tenía un talento especial.
La familia Morrison cambiaba constantemente de residencia, el pequeño Jim tiene nada menos que unos siete hogares diferentes antes de los doce años, lo que le convierte en un niño inestable, con pocos amigos y con un sentimiento de desarraigo, no conoce sus "raíces" ni la estabilidad de un hogar.
A los cinco años viajaba con su familia en el coche cuando fue testigo de un sangriento accidente de trafico. Una camioneta llena de indios había volcado y esas imágenes se plasmaron en la retina del pequeño Morrison de por vida, como uno de sus primeros recuerdos al que más tarde haría referencia en sus poemas y canciones (según Morrison el alma moribunda de un Shaman invadio su alma).