Que no les de el aire directo, que no haga calor ni frío, sino más bien fresquete, que no les de nada de luz, que la ventilación sea muy leve e indirecta, idealmente un facha soplando (algún uso tienen que tener). Procura que el secado vaya lento, no abuséis del papel de cocina ni del cartón porque son secantes y absorben demasiado rápido la humedad. Si no pueden estar colgadas punta abajo, hay que espaciar los cogoyos y darles la vuelta para un secado uniforme hasta el momento en que parta el tallo en vez de doblarse, y hale, pal bote a curar.