El consumo depende de la intensidad. Hay personas que han venido mezclando alcohol con marihuana o hachís, a posta, para acabar mal, pero es que ya estaban mal y querían acabar con ellos mismos. Quien se desprecia a sí mismo cualquier excusa le basta para hacerse daño, pero difícilmente confesará que el culpable es él, echará normalmente la culpa a la sociedad o a su familia.
Un consumo razonable de marihuana (consiste en caer en la dependencia diaria, igual que sucede con el alcohol) no es incompatible con una relación social normal, o con llevar un ritmo de trabajo normal. El problema es casi siempre de personalidad previa (las personas depresivas suelen tender a beber, a fumar o a drogarse) y no de fumar marihuana. Un consumo responsable (un porro a la semana, un par de porros a la semana) no conlleva riesgos, que yo sepa.