Una planta, un macho..., no son motivos de intervención policial, mejor dicho, no deberían serlo, lo máximo sería la incautación de la planta y la multa correspondiente de 300 €, pero cada ciudad y cada caso es distinto y, sobre todo, la prevención es la regla de oro: no cultivar a la vista de nadie, ésta es la mejor forma de evitar problemas.
Por lo general, cuando el número de plantas es suficiente para la intervención judicial (calculo que a partir de tres o cuatro plantas podría ya haber problemas judiciales), la policía las arranca y se las lleva, confirma que se trata de canabis sativa y pone el peso total, con raíces y todo. Lo habitual es que el juez condene por tenencia y cultivo de estupefacientes a un año de prisión si no existen antecedentes, pena que no se cumple sino en libertad condicionada a no volver a delinquir durante el tiempo que dure la condena, pero hay que pasar por declaraciones ante la policía y el juzgado, procurador y abogado que represente y defienda, acudir al juzgado al acto del juicio y sentarse en el banquillo, etc. Lo dicho, cultivar en secreto es la mejor prevención.