Hola, sobre esta cuestión ya hemos hablado en otros post. El consumo de cannabis puede revelar brotes psicóticos latentes, es decir, que existían pero no se han manifestado hasta consumir el cannabis. Enfermedades como la esquizofrenia pueden revelarse en el individuo al consumir cannabis. Precisamente, en el número 909 de la revista El Semanal, correspondiente al fin de semana último, se habla del boom de los psicofármacos en España. Se publica lo que muchos ya sabíamos: que hay ingentes cantidades de españoles enganchados a los fármacos. Estamos ante un sistema de salud engañoso y perjudicial para todos. Por ejemplo, hace unos años me corté el dedo pulgar con el cristal de una ventana, estando solo en casa. Me hice la limpieza, para verme la herida y, vaya herida, necesitaba puntos de sutura y asistencia especializada. Me vendé el dedo y acudí al centro de salud. Me dirigí a la ventanilla y me pidieron los datos y la tarjeta, y me dijeron que esperase. Les dije que no podía esperar, que era urgente y que me estaba desangrando, así que no podía esperar a pasar primero por mi médico de cabecera y esperar a que me atendiese, porque mi médico de cabecera no estaba en su consulta en ese momento. El hecho es que había una sala con gente esperando, sobre todo gente mayor. Les expuse mi caso y me dijeron que esperase a que me tocase el turno, recuerdo sobre todo que había una señora de unos setenta años que era la que más decía: "¿Quién se ha creído que es?, a esperar como todo el mundo, faltaría más. Dicha señora al cabo de un rato se dirigió a la puerta de la consulta y la abrió, sin llamar, se vió ligeramente a alguien medio desnudo al fondo de la habitación, sobre una camilla. A dicha señora la conocían por su nombre: María. Cuando la señora María terminó su charla y salió de la consulta yo ya no esperé mi turno, simplemente me dirigí a la médica y le pregunté a ver en donde se encontraba el servicio de urgencias del ambulatorio, porque tenía todo el vendaje lleno de sangre, sangraba mi mano y caían las gotas por el suelo, porque tenía todo ya anegado de sangre. Al ver mi mano, la médica se alarmó, me quité el vendaje que me había puesto y me dijo: "¡Hombre de Dios! ¿Cómo es que no ha entrado antes?" Y le expliqué lo de la ventanilla, lo de la exigencia de que me viese primero el médico de cabecera y lo de la señora que me había impedido pasar antes. Me dijo la médica que esa señora acudía todos los días a la consulta, a recibir unas pastillas, que no podía pasar sin esas pastillas, que tenía un efecto placebo, que las consultas del sistema sanitario están atestadas de ese tipo de gente mayor, que no tiene cosa mejor que hacer que ser hipocondríacos y depender de la medicina y de los médicos, y que no se podía evitar, que ellos eran los primeros en querer que eso no sucediese.
Bien, el artículo de El Semanal expresa la opinión médica exactamente en el mismo sentido: Nadie quiere salir de la breve consulta del médico sin una receta, sin un medicamento prescrito. Se abusa de la medicina para cuestiones menores, hemos psiquiatrizado los problemas de la vida, involucrando incluso a los niños en el problema de la aplicación de tranquilizantes, antidepresivos y neurolépticos.
Recuerdo los tiempos en que venían del extranjero a comprar el Optalidón, que era de venta libre en las farmacias, y recuerdo ahora mismo la costumbre que tienen en otros países de dar las medicinas en el mismo centro sanitario, tal y como se ha sugerido hace unos días que debería dar el cannabis a los pacientes y no en las farmacias. Todos estamos familiarizados con nombres tales como Valium, Trankimazin, Prozac, Motivan, Zyprexa, entre otras pastillas de uso habitual.
Si se fuma cannabis y aparece un brote psicótico, hay que consultarlo al médico, decirle que se ha fumado cannabis y la paranoia sufrida. Generalmente, gracias a un abuso concreto, se descubre un síntoma oculto, como puede ser la paranoia o la esquizofrenia. Muchos podemos tener problemas en nuestra mente y no saberlo, además de que podemos estar bien hasta que un día dejamos de estarlo, sin saber exactamente el porqué.
Debemos saber que la vida no es un jardín de rosas, que vamos a tener desamores, rechazos, fracasos de todo tipo, ingratitudes inconcebibles, que vamos a conocer gentes que se van a aprovechar y reír de nosotros, seres queridos que van a envejecer, enfermar y desaparecer de nuestro lado para siempre. Nacemos para crecer, sufrir, amar, reír, llorar, vivir y morir, pero mucha gente no quiere darse cuenta consciente de ello y busca la pastilla para gozar cuando es momento de sufrir, para reír cuando es momento de llorar. El signo actual de los tiempos es la angustia y la pastilla es el signo de los tiempos que nos invalida la capacidad de reacción ante la adversidad. Hemos llegado a Marte, pero seguimos más allá de la Edad de Piedra en cuanto al conocimiento y dominio de nuestro estado emocional.
Fumar marihuana tendrá unos efectos, para eso se fuma. Si no nos gusta el efecto que sentimos deberíamos dejar de fumarla, porque la marihuana nos indica que somos paranoicos, esquizofrénicos o tenemos brotes psicóticos. Si yo obtengo con el alcohol efectos depresivos, tal y como me viene sucediendo desde hace años, pues deberé dejar de beber alcohol, lo mismo que si ese efecto me lo da la marihuana. Yo dejé de fumar hachís porque me daba depresivo, tiendo a ser depresivo y cuando he vuelto a fumar he tenido que armarme para luchar contra mi tendencia depresiva, porque venía avisado desde hacía años. Si no me sienta bien una cosa la dejo de tomar y no me planteo: "¿por qué a los demás no les sienta mal el alcohol como a mí?" La respuesta puede ser el resultado de años de estudios en mi personalidad por parte de un psiquiatra o de un psicólogo y no estoy dispuesto a ser conejillo de indias, no me hace falta beber alcohol para vivir.
Ea, pues, que la paranoia no es normal, ni la esquizofrenia es normal, ni un brote psicótico es normal. Lo normal es fumar marihuana y que sirva para algo positivo, igual que salir con alguien y tomarse una copa a gusto. Si sales y te tomas la copa y sientes dolor de cabeza cuando bebes alcohol, pues estás perdiendo el tiempo y el dinero, es mejor que te tomes un refresco y estarás más a gusto, no te dolerá la cabeza y te ahorrarás el precio de la copa. Porque los demás lo hagan no tiene por qué hacerlo uno. El ideal sería salir cuatro, uno va de alcohol, el otro de agua pura y cristalina, el otro de marihuana y el otro de monguis, al menos ya se sabe quien va a conducir el coche de regreso a casa.
Volviendo a lo de las pastillas, decir que todos los psicofármacos provocan un descenso de la libido; los tranquilizantes producen somnolencia; los neurolépticos provocan indiferencia afectiva; está abierto el debate sobre si los antedepresivos fomentan el suicidio. Detrás de todo esto está, como no, el dinero, el vil interés de los de siempre en obtener beneficio económico de todo. La industria farmacéutica ha incrementado el número de marcas a la vista del gran negocio que supone el aumento de las discapacidades mentales en el mundo, sobre todo la depresión, la esquizofrenia, la bipolaridad y el alcoholismo, cuatro enfermedades discapacitantes que se encuentran entre las diez primeras causas de discapacidad en todo el mundo desarrollado. En el año 2003 el Estado español gastó 1.841 millones de euros en medicinas relacionadas con el sistema nervioso central, y el precio de los antipsicóticos ha disparado el gasto del sistema de la Seguridad Social. Ya no se usan antidepresivos baratos, como el litio, porque no interesa a la industria farmacéutica internacional.
Por otro lado, lo que siempre ha sido normal: estar abatido, cansado, sin interés por las cosas, abúlico, falto de motivación... que antes se resolvía saliendo al campo, distrayéndose, trabajando en algo distinto a lo habitual, hoy se llama "distemia"; y la timidez o el apocamiento hoy se llama "fobia social". Para este último síntoma, desde 1998 se está vendiendo como rosquillas el Seroxat, superando en ventas al Prozac.
Insisto en lo que he dicho siempre: Primero estar bien con uno mismo, satisfecho con el trabajo del día a día, con el comportamiento con los demás, con la conciencia tranquila. Luego, una copa o un poco de marihuana puede ser la guinda del pastel. Si no existe el pastel, la guinda se hunde en el fondo del plato. No se pueden usar el alcohol o la marihuana como remedios a nuestro malestar interno, para resolver nuestros problemas, quien así actúe, va por mal camino.