Experiencia con hongos

desactualizado

Semilla
17 Octubre 2004
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me fui al campo. llevé los frascos, los hongos, la merca, los cactus.
cuadrupliqué la dosis de la última sesión. dos cosas me sorprendieron:

1- el objeto de mi visión (la cosa que estaba mirando) fue reemplazado por el mismo objeto que vi hace un instante. como si lo hubiera grabado, rebobinado y vuelto a pasar. esto lo pude comprobar cuando se nubló momentáneamente la tarde y la cosa que estaba mirando –un árbol añoso– se encontraba iluminado por el sol. si salía el sol la paleta de colores (secundarios) se volvía incandescente, a la vez que la complejidad de las formas se simplificaba en una síntesis de colores planos. esos flashes imprevistos bajaban a mi campo de visión a modo de diapositivas. apenas si me faltó escuchar: click! del obturador y la apertura de diafragma cada vez que se interponía en mi campo de visión no una foto sino una nueva diapositiva.

2- lo más grosso: de repente se produjo un aumento y bajada de tensión en el circuito eléctrico del cerebro, entonces sí, el cuadro de situación encajaba en otro nivel de conciencia, era una breve excursión interdimensional encuadrada perfectamente por mi campo de visión. ingresaba en una zona ausente. pero entonces no variaban los colores ni la forma, sino su esencia que se degradaba entre un pesimismo zumbón que no alcanzaba, por ejemplo, la hondura existencial de la mescalina, y la carcajada desencantada segregada como alivio o sintetizada por el organismo para descomprimir una situación que podía llegar a ser dolorosa, si esa mano invisible que me guiaba decidía seguir escarbando en la memoria.
sufrí la enumeración de humillaciones que durarán para toda la vida.

de la actividad cerebral al trance cruel. cuando los trasmisores cerebrales se empastaban saltaba como un resorte de la cama (pues a la distribución de embotamiento en brazos y piernas, seguía un estado de impulsividad espectacular) y me iba a caminar por entre los árboles. esa determinación no duraba mucho, a continuación la actividad cerebral actuaba como depresor de dicha euforia, la aplazaba, y volvía a la cama entre ensoñaciones estéticas. cuando me estiraba en la cama se agudizaba la sensibilidad epidérmica: sentía que no era el cuerpo el que se acaloraba o irradiaba temperatura, sino el humano cuerpo el que ingresaba en zonas de temperatura elevada, penetrando primero con una mano y en seguida envolviendo el rostro y a continuación los restos del cuerpo.

de introspección poco y nada. la intoxicación no me proporcionó sensaciones trascendentes, sino una permanencia en el límite, como si al scrum de pensamientos cotidianos le faltara valor o una explosión de vitalidad para ingresar y permanecer en otro nivel, donde las inquietudes tienden a ser de naturaleza espiritual, quizá intelectual, pero con seguridad despojadas de toda ironía.

algunas etapas que pude aislar claramente:
en el campo visual, la saturación de ciertos matices va acompañada de un agotamiento en las extremidades / durante el sueño crepuscular una aterciopelada esponjosidad de los colores / de la excitación sexual al desenfreno (mi ayudante terapéutica huye gritando por el campo) / las visiones con ojos cerrados se suceden a la par de vagas molestias estomacales / a mitad de la sesión me agarró un bajón similar al provocado por un atracón de cocaína / la irrupción de alucinaciones con ojos abiertos se ven correspondidos con una mirada apocalíptica de las cosas: si veía una baldosa agrietada entre los pies, ponía en duda la seguridad de los cimientos y miraba con desconfianza la loza que se extendía por sobre mi cabeza; o si amarilleaba una mata de pasto por falta de riego tierra rostizada creía percibir a mi alrededor. al final esa mirada pesimista se fue deshaciendo en plácida calma.

una persona optimista lo hubiera pasado bárbaro. yo por temor, me aferraba a un cinismo virulento, supongo que al ser la psilocibina una droga disociativa (como aconsejan todos los manuales), el yo ante el peligro inminente de su disolución se aferra con todas sus fuerzas a lo conocido, –y no es muy conocido en mí el optimismo–, provocando en el ánimo del psiconauta que narra una sensación de inconformidad y de tristeza que lo obliga a replantearse la vida en un peligroso estado de afectación.
mis reflexiones eran del tipo pegajoso:
‘el psiconauta que narra se regocija del tiempo libre que le sobra para escribir pavadas. pero el impedimento no está ahí; está en la necesidad de escribir algo contrario a su deseo. entonces el psiconauta se da cuenta de que no tiene una mente brillante, tiene una mente opaca que saca su iluminación de la inversión y el dolor. cosa que no estaría mal, obviamente, si no quisiera aparentar tener una mente brillante, etc’.

enemigos refulgentes. inseguridad y picos de pánico. burla de todo y de todos. visión de los hombres como simplistas nadando en un mar de tecnicismos terminológicos. paranoia sensual. visión de la belleza que sólo crece en los basurales. revolver esa basura o esa belleza sabiendo que ya no hay a quién lastimar. pánico del televidente frente a la pantalla en blanco debido a un corte en la señal. bajones que se dan un piquito con el hocico blanco. intromisión de planos de videoclip. colores vibrantes, hipersaturados, risas y sarcasmos de crueldad inusitada. frases inacabadas en capas de pensamientos. afuera un lagarto overo escapó ágilmente entre los yuyos, y en seguida las manchas de humedad en la pared cobraron vida monstruosa. al final me atacó un deseo irreprimible de comer algo dulce. los tesoros más codiciados se encontraban en un 24 hs.: manejé en estado de intoxicación hasta dar con un almacén.

hongos a la marihuana:
un cigarrillo de marihuana al principio y otro hacia el final de la sesión le proporcionó al viaje un tinte opaco, un empastamiento y una ralentización de los desplazamientos intelectuales, (empantanamiento de la oralidad). la persona encargada de cuidarme huyó empavorecida como el lagarto entre los yuyos. los movimientos laterales de una rama agitada por el viento me provocaron los últimos sobresaltos antes de recuperar la serenidad, equilibrio, mesura, etc., y estupidez de siempre.

un flash. quiero ser catador.
 

Indio Loco

Semilla
27 Enero 2005
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exelente!
yo nunca puedo aclarar una mierda... del sin sentido de la lucidez paso al sinsetido del hongo
recuerdo cuando era chico el kung fu master...
 

El Boi

Semilla
15 Julio 2005
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Bueno' Aire'
Gente aca en argentina se consiguen hongos? Porque busque pero que me vendan no consegui, plantarlos yo es un kilombo, y no conozco a nadie qe plante :S

hay veces que a uno le dan ganas de estar por un rato en Europa =P


saludos
 

Indio Loco

Semilla
27 Enero 2005
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boi no, no tenemos esa suerte en argentina. Desactualizado los tomo en los montes cárpatos, hongo sanguineo se llama la variedad
 

Guy Montag

Cotiledon
7 Septiembre 2005
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acá en perez, a una hora en colectivo desde rosario, se pueden encontrar psylocibe cubensis... si quieren intercambiar por semillas copadas u otras cosas interesantes yo me prendo ;)
 
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