Te transcribo lo que he leído:
Por Michel Venturini.
Muchos extranjeros piensan que en Suiza vender y consumir cannabis a la luz del sol es legal. ¡Error! En el país de Guillermo Tell la ley permite el cultivo del cannabis con tal que no se extraiga la sustancia estupefaciente. Hasta el inicio de los años 90 nadie se esperaba que la ley en cuestión concibiera un hijo ilegítimo: el famoso “saquito perfumado”. ¿Resultado? La Industria del “fumeteo enmascarado”, esa de los fumetas de aquí que corrieron a comprar lo necesario para perfumar los armarios, ha creado miles de puestos de trabajo y ha relanzado también muchas haciendas agrícolas al borde de la quiebra. En poco tiempo el negocio de la hierba ha explotado de una manera inimaginable. Una pequeña revolución económico-social que ha sacudido la confederación.
Muchos cantones suizos, entre ellos el Ticino, han decidido tolerar la venta de cannabis en su propio territorio. Algunos esperando la llegada de una ley más liberal respecto al cannabis; otros están en cambio bloqueados con la dimensión que el fenómeno ha adquirido. En ciertos cantones, si la autoridad decidiera cerrar todos los establecimientos de cannabis, todo el aparato judicial entraría en tilt (falta). Por ejemplo, solo en el cantón del Ticino hay una sesentena de tiendas de cannabis para alrededor de 900 agentes de policía (policía de carreteras incluida). 900/60=15. 15 policías por establecimiento. Sólo hay 15 magistrados, o sea que son 4 establecimientos por magistrado o, si se prefiere, ¼ de magistrado por establecimiento. A la luz de las cifras, y sabiendo que el procedimiento para la clausura de un establecimiento es muy largo y complicado, cerrarlos todos equivaldría a mandar de vacaciones a la justicia por una buena temporada. Cerrar solo algunos sería un acto anticonstitucional porque la ley no sería igual para todos, pero eso ya se ha hecho.
El otro día fui a buscar a una amiga que tiene un establecimiento cannábico en Chiasso. Entrando en la tienda oí a un inspector anti-drogas decir que vender cannabis a los menores es ilícito, por lo que sería bueno poner un cartel en la vitrina que dijera: “entrada prohibida a los menores”. En otras palabras, según el inspector, los chavales que fuman cannabis deben depender del mercado negro de las sustancias estupefacientes para procurárselo.
¡A la mierda la reducción de daños!
No estoy diciendo que fumar yerba haga bien, lo que dijo es que un chavalín a merced del mercado negro de las sustancias estupefacientes puede hacer mucho mal.
Siempre según el inspector, vender yerba a los mayores de edad no es ilegal, … y esto es claramente contradictorio con lo dicho por el tribunal federal que, en marzo del 2000, sentenció que está prohibido comerciar con yerba que tenga una tasa de THC superior al 0,3%.
Para la autoridad es difícil admitir abiertamente que la ley, vista la difusión del fenómeno, no es aplicable a menos que se haga intervenir al ejército. Por fortuna vivimos en democracia, aunque las autoridades deben tener en cuenta el hecho de que en Suiza son al menos 600.000 fumadores regulares de marihuana. Según los datos de la “Coordinadora Suiza del Cannabis”, otras 50.000 personas consumirían al menos 2,5 gramos de cannabis al día, 20.000 medio gramo (al menos un porro al día) y 350.000 fumarían una vez a la semana. Toda esta gente (cerca del 10% de la población) consume anualmente 95 toneladas de cannabis. Con cifras de éste género es difícil hablar de “fenómeno marginal”, por lo que el Senado suizo se ha declarado favorable a la despenalización. Pero eso fue el diciembre pasado.
La novedad consiste en un borrador de ordenanza. Algunos de los puntos sobresalientes son: límite diario de venta fijado en 10 gramos de hachís o 20 de maría; el comercio de cannabis se puede realizar solo en locales cerrados y autorizados; todos los puntos de venta deberán tener una ficha de los clientes; la venta está reservada a los suizos o a las personas que posean un permiso de residencia. El cannabis no puede ser vendido a los turistas o extranjeros en general. Nada más que decir que desde hacía veinte años que las autoridades helvéticas no tenían que lidiar una de las peores crisis internas de la historia del país. Por otra parte, aplicando el anacrónico principio de personalidad (suizos y domiciliados en suiza sí, los extranjeros no domiciliados no) se abre las puertas de los abusos. Fácil prever que si se adoptase una solución general no habría un aumento de las ventas de cannabis en el mercado negro. Y eso puede favorecer solo la criminalidad.
En fin, que los carteles que los vendedores deberán colgar en las vitrinas relativos a la prohibición de entrada a los menores y a los extranjeros no domiciliados (son ben accetti i cani)”, sa tanto di discriminazione razziale … è proprio vero che la canapa, anche solo a parlarne, fa perdere la testa. (este final no acabo de entenderlo).
Hasta aquí.
Un saludo
