Este finde he estado repasando, una vez más, el libro de Baudelaire "Los paraísos artificiales" y, en el capítulo dedicado al hachís (hachís tomado como mantequilla canábica muy concentrada e ingerida por vía oral), relata las fases del efecto.
"En la primera fase, esperando impaciente a que haga efecto, sin darnos cuenta se apodera de nosotros la hilaridad, las palabras, las ideas cobran una fisonomía extraña y nueva. La hilación de ideas se desvanece y las carcajadas hacen parecer a uno un loco ante terceras personas que no estén también en el mismo trance. Sin embargo, os entenderéis con los que estén en vuestro mismo estado. De este modo aparece la idea de superioridad.
La segunda fase se caracteriza por frío en las extremidades y sensación de debilidad, los ojos parecen salirse de las órbitas y los labios se hunden dentro de la boca, el rostro se vuelve pálido, la respiración parece un jadeo. Los sentidos adquieren una finura extraordinaria. Pueden aparecer alucinaciones: los sonidos tienen color y los colores tienen música. El tiempo se hace eterno y, sin embargo, apenas ha pasado un minuto. En el periodo de una hora se viven varias vidas. El agua se hace mágica, los dibujos cobran vida, y se despierta un extraordinario apetito, pero es necesario realizar un gran esfuerzo para mover un solo dedo.
La tercera fase se caracteriza por la experimentación del "hief", la felicidad absoluta. Todos los problemas filosóficos están solucionados, todas las soluciones a todos los problemas aparecen nítidas, claras. Toda contradicción se ha convertido en unidad. Recibís un ascenso y os convertís en dioses. En el interior algo os dice que sois superiores al resto de los hombres, pero nadie puede comprender lo que pensáis, lo que sentís, el inmenso amor que sentís por la humanidad. Por eso compadecéis al resto de los hombres, nadie sabe al grado de inteligencia al que habéis llegado. Por eso, vivís en la soledad de vuestro pensamiento, para no afligir a los hombres.
Al día siguiente, al despertar, una gran debilidad, una gran desgana os invadirá, es el precio a pagar por alcanzar el paraíso.
Pero habéis confundido el sueño con la acción, porque el hachís impide actuar; al despertar del sueño del hachís, tendréis un recuerdo, tal vez vago de esa tremenda ampliación que habéis tenido del espacio y del tiempo, pero os habréis limitado durante todo ese tiempo a ensoñar, a imaginar".