La bendición
"Pero el Señor había dicho a Abraham: Vete de tu tierra y de tu
parentela... Y haré de ti una gran nación, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición" (Génesis 12:1-2).
Bien, vamos a entender el capítulo 12 del libro de Génesis por etapas:
"¡Y serás bendición! - Vemos que ser una bendición es mucho más que
tenerla. No se trata sólo de tener acceso a los bienes de consumo;
sino, sobre todo, autoridad y dominio sobre todo el poder del diablo.
Aquellos que son una bendición tienen la autoridad del Señor Jesús
sobre las enfermedades, cualquiera que ellas fueren; sobre la muerte,
la miseria, en fin, sobre todos los males que actúan en este mundo.
Nosotros sabemos que "La fe es la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve. Pues por ella alcanzaron buen
testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido
el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue
hecho de lo que no se veía" (He 11:1-3).
Obviamente, cuando la persona asume la fe cristiana y ejerce su
autoridad, el diablo pierde para ella. De ahí en adelante, no tiene
más poder para bloquear las promesas divinas en su vida. Entonces, la
vida abundante prometida por el Señor Jesús se vuelve un hecho.
"Bendeciré a los que te bendijeren" (Gn 12:3) - Quiere decir que el
Señor haría bien a todos los que le hicieran bien a Abraham. Como lo
consideraran a él, así serían considerados por Dios; además, está
escrito que de la misma forma que medimos seremos medidos. Y quien
teme al Señor también quiere el bien de aquellos que son Suyos,
porque sabe que será bendecido también. Pero cuando no hay temor en
el corazón para con Dios, tampoco las personas temen levantar falso
testimonio contra aquellos que son de Él. Y no son pocos los enfermos
y fracasados dentro de la Iglesia justamente por ser injustos con los
justos.
"...y a los que te maldijeren maldeciré" (Gn 12:3) - La promesa
anterior aquí se repite en sentido opuesto. Abraham no necesitaba
preocuparse con los enemigos, o eventuales enemigos, ya que serían
naturalmente maldecidos. Quien es de Dios no se preocupa con las
injusticias sufridas, causadas por quien no lo es. Porque está seguro
de que el Señor, su Dios, es justo y no permitirá que la injusticia
contra los Suyos quede impune. Aunque tarde, Él no fallará.
Es fácil comprender estos dos últimos puntos cuando se analiza la
vida de los elegidos de Dios. ¿Quién prevaleció contra aquellos cuyas
vidas estaban completamente entregadas en Sus manos?
"Serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (Gn 12:3) - De
Abraham surgió una nación separada de la cual vino el Hijo de Dios al
mundo. A través de él todas las familias de la tierra serán benditas,
lo que quiere decir que todas las familias del Reino de Dios serán
benditas.
El Señor no dijo: "todas las naciones de la tierra serán benditas",
sino todas las "familias de la tierra". ¿Y por qué se refirió a las
familias y no a las naciones? Es simple: el Reino de Dios no se
separa por territorios o naciones, no hay fronteras.
La "tierra" en cuestión es el Reino de Dios, que es vivido aquí y
conquistado por la fe. Lo que quiere decir que quien es hijo en la fe
de Abraham es bendito, tanto como lo fue su padre, y para donde
fuere, llevará consigo esa bendición.
Si considerásemos "todas las familias de la tierra" de forma literal,
tendríamos que admitir que los no convertidos al Señor Jesús también
serían salvos, tanto como los convertidos, lo que sería una gran
injusticia de parte de Dios. Sin embargo, el Señor se está refiriendo
a Su pueblo.
Y las promesas hechas a Abraham, un total de siete, significan la
plenitud de las bendiciones de Dios para aquellos que creen de
acuerdo con la fe abrahámica. El número siete representa la plenitud,
la totalidad de Dios. Por eso hace referencia a los Siete Espíritus
de Dios (Apocalipsis 3:1; 4:5; 5:6).
No quiere decir que el Espíritu Santo sea dividido en siete partes,
pues Él es indivisible, sino Su plenitud en grandeza. Así también el
sentido general de estas siete promesas representa la grandeza de
Dios dentro del pequeño Abraham y es extensiva a todos sus
descendientes por la fe. Grandeza esta que no puede ser expresada en
palabras, y sólo la ven aquellos que viven, como vivió Abraham: ¡por
la fe!
¡Dios bendiga a todos abundantemente
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FUENTE:
http://www.paredesufrir.com.mx/obisporesponde.htm