parte de guerra!!

vaporelo

Semilla
23 Diciembre 2004
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hola les cuento a todos que la barbarie sigue en las celdas de las estaciones de policia de argentina ,la guerra ciontra los usuarios esta vigente ! Aca en cordoba ,donde no hay el mas minimo respeto por los derechos humanos , hoy no te matan pero ....,fuimos apresados con un poco de ganga y la pasamos mal ,cuanto tiempo pasara para que nosotros los usuarios terminemos de organizarnos , para poder consumir sin estos facistas interviniendonos la vida?
La solucion la tenemos nosotros mismos ,pero cuesta dar el paso militante ,hay que agruparse y no ocultarse mas !!lo oculto era de los milicos !y el no te metas tambien ,nadie toma real conciencia hasta que te toca , por eso del micro clima que uno forma alrededor , ojo con el micro clima , estamos en contacto ,see ya
 

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
www.erowid.org
El problema que planteas es general, pasa en muchísimos países, porque no se confunde el pueblo con la policía, y viceversa. En España, concretamente, la policía de los años setenta nada tenía que ver con la sociedad española, ya bastante evolucionada, y los jefes de aquella policía estaban anclados a otra generación anterior, desconociendo o intentando prohibir las costumbres de la juventud.
Los policías siguen instrucciones y la mayoría de ellos no tienen especial interés en ésto o en aquéllo, para ellos es un medio seguro de vida su profesión.
Estoy convencido de que no es plato de gusto para la mayor parte de ellos tener que detener a nadie, máxime cuando los que son detenidos no hacen daño a nadie y son gente pacífica. No comprendo cómo la policía podría detener a un grupo de jóvenes tocando la guitarra y cantando después de haberse fumado unos canutos, salvo que fuera de noche y hubiera gente durmiendo.
El problema fundamental con la marihuana es que, desgraciadamente, está metida en un paquete de sustancias estupefacientes, entre el que están la heroína y la cocaína. Por otro lado, los mensajes públicos no han enseñado la cara amable de las drogas, sólo han mostrado el final de algúnos.
Me consta que hay muchísimos profesionales universitarios, incluso catedráticos de Universidad, que llevan fumando marihuana décadas, sabiendo administrarse perfectamente y sabiendo cuándo, cómo y con quién fumar y, sobre todo, saber cuánto fumar. El número sigue aumentando y hay muchos que son excelentes profesionales en su trabajo, excelentes personas y que destacan en su entorno.
Hace muchos años, cuando estudiaba en una escuela militar, me enseñaron que aproximadamente un ochenta y cinco por ciento de la gente era "normal", destacando tanto hacia un lado como hacia otro el siete u ocho por ciento respectivamente. Ese ochenta y cinco por ciento no se mete en nada y, finalmente, acude en masa hacia la posición aparentemente vencedora.
Quiero decir con esto que la gente pasa de que detengan o no a los que andan con marihuana, y la policía se limita a cumplir instrucciones de ésos que son una minoría, pero que detentan el poder, mientras siguen enviando mensajes a la masa de que la marihuana es mala.
Los que hemos andado con muchas drogas y tenemos perspectiva, por razón de edad, sabemos de qué va la marihuana, de qué va el opio, de qué va la morfina, de qué va la heroína, de qué va el LSD, de qué van las anfetaminas, etc. Lo hemos probado y vuelto a probar todo, y muchas cosas reprobado.
A cada uno le va más una cosa, pero para eso debería probarla, y sólo se permite probar el alcohol. De este modo, los que han probado de todo y se han sentido mejor con el alcohol que con nada, se han hecho con las riendas y no permiten que se pueda tomar nada más, aunque a muchos el alcohol sea casi lo que peor nos siente, pero no nos permiten otra cosa.

Tengo en mi mente haber visto múltiples veces las escenas del rico riéndose del borracho pobre, y del borracho pobre riéndose del rico, porque el alcohol no permite tener secretos, y eso beneficia a los poderosos, que pueden controlarlo todo.

No sería posible que esos poderosos permitiesen un mundo en que no se tomase alcohol y se pudiese fumar marihuana, todo el mundo se daría cuenta de quién es realmente el rico y quién realmente el pobre, con independencia del rango o del dinero. El realmente rico sabría cantar, hablar, reír, vivir, en tanto el realmente pobre viviría un día más de su vida sin vivirla realmente, muriendo poco a poco.
Se derrumbarían los esquemas educativos, rígidos desde hace milenios, buscando la educación de hombres libres, desde niños. Se suprimirían cantidad de servicios hoy en día necesarios por mor del desigual reparto de la riqueza común, como la policía y el ejército.
Pero esto sólo sería posible a nivel mundial, porque no se debe desarmar el propio ejército si los demás no van a hacer lo mismo, sería el equivalente a rendirse, a ser del otro.
Por eso, la revolución marihuanera ha de ser mundial, en todos los países, y eso llevará siglos, ni tú ni yo lo veremos.
Esto último, que sabemos tú y yo, lo sabe también el ochenta y cinco por ciento de la gente, más un siete o un ocho por ciento que son los que dirigen este bando del "no te metas", frente a un siete u ocho por ciento de los de "hay que cambiar esto aquí y ahora".
No tiene sentido que cambie la cosa en España si en Francia continúan prohibidas hasta las semillas, y está castigadísimo hasta el consumo, por no decir la tenencia. En donde tiene que cambiar la cosa no es en España, es en Francia, tenemos que animar a los franceses a que fumen, a que cultiven, demostrarles que fumar marihuana es mejor que beber burdeos o borgoña, y el problema es cómo se hace eso.
Los franceses se emborrachan bastante, y yo vivo en España, pero muy cerca de Francia, a unos cuarenta kilómetros, pues soy de Pamplona. En las fiestas de San Fermín, en el mes de julio, que se celebran en Pamplona todos los años y que son conocidas también como los "encierros" o "toradas" en el resto del mundo, vienen personas de todo el mundo, pero sobre todo franceses. Estos franceses vienen a beber bien y barato, pues beber bien es mucho más caro en Francia. Una botella de un buen burdeos ronda los treinta euros, mientras que por menos de la mitad se puede adquirir un magnífico vino tinto de Navarra, de Rioja o de Ribera del Duero. Una botella de un buen blanco del tipo Rhin, de Alsacia, cuesta en Francia cerca de cincuenta euros; en tanto se puede comprar un magnífico Albariño español, por unos doce euros.
Por no hablar del jamón ibérico español y del excelente pescado y marisco.
Yo he visto muchos franceses borrachos y me he emborrachado también con ellos, y he visto su mirada: el borracho rico que se ríe del pobre.
Muchos franceses gustan más del alcohol que de la marihuana, la marihuana les deprime, les agota, les deja asténicos, en tanto el vino les anima, les levanta el cuerpo.
Comprendo también que va en latitudes, no es lo mismo vivir en Sevilla, en España, que vivir en Pamplona o en París. En Pamplona, si fumas en diciembre o enero un canuto y sales a la calle, te quedas rígido de frío, y no es agradable estar fumado y pasar frío, por eso se presta más tomarse un vaso de vino. Pero, pese a todo, aquí estamos, fumando pese al frío, intentando que, en los próximos sanfermines, podamos estar fumando hierba con algunos franceses, con independencia ya de quién sea el rico o el pobre, cantando juntos y pasándolo bien.
Esto es lo único que puedo hacer, de nada me sirve criticar a la policía, ya que cumplen órdenes de otros y éstos se deben a la mayoría del pueblo, que es en dónde yo puedo influir y crear mi microclima. Así que lo creo en torno de mí sin ningún escándalo, serenamente, convenciendo de que es mejor esto que beber, pero sin decir nada, sólo con el ejemplo y sin que la mayoría sepa siquiera que he fumado.
Yo empecé a fumar hace treinta y cuatro años, en que probé por vez primera un líbano rojo, recién traído de Holanda; y también probé hachís doble cero afgano, del de antes de la intervención soviética, cuando no fumaba nadie, salvo cuatro hippies. Descubrí la marihuana en el ambiente universitario de París, y que sólo algunas chicas francesas se atrevían a fumar marihuana, siendo la mayoría de los fumadores extranjeros, que se hospedaban en la Ciudad Universitaria, al sur de París. Es muy importante el bautismo de la marihuana y tener unos buenos padrinos, pues suele marcar el cómo la vas a usar en el futuro.
Yo relaciono la marihuana con gente estudiosa, inteligente, activa, creadora y culta, pues mi padrino tenía esas características. Tuvo el detalle de no mandarme a la mierda y ofrecerme de su hierba, y darme a conocer muchas cosas, entre ellas a mí mismo.
Comencé a plantar y a fumar marihuana hace ya veintisiete años, y me di cuenta de que no me conocía a mí mismo, de que me había pasado la vida bebiendo, pero no lo vi hasta que comencé a fumar marihuana. La marihuana me ayudó a conocerme mejor a mí mismo, a comprender mejor a la gente, a saber mirar mejor, a saber escuchar mejor, a incrementar mis capacidades artísticas, a disfrutar más de las cosas, a extasiarme con la naturaleza, a amar a Dios...
Pero soy un sólo contra el resto, porque la mayoría de la gente no fuma, bebe, y a ellos les sienta bien beber y a mí me sienta mal, pero a mí me sienta bien fumar y a ellos parece que les sienta mal, por eso no quieren que fumemos.
Como ves, cada uno escoge su tipo de sustancia, según le va mejor o peor con ella, siendo la predilecta el alcohol y prohibidas el resto.
Pero sí podemos hacer una cosa, que no nos pueden prohibir: reconocernos y ayudarnos entre nosotros, crear nuestros clubes y fumar en ellos, igual que en un pub privado. Estoy seguro de que, en una ciudad como Madrid, la apertura de un club privado del cannabis, contaría por lo menos con diez mil socios dispuestos a pagar una entrada y una cuota, si a cambio se ofrece el servicio de fumar gratis la mejor calidad posible en el local, que contaría con servicios de música individualizada, lecturas y películas, además de juegos individuales y colectivos.
Mil euros de cuota de entrada, por diez mil socios, serían diez millones de euros, que es muchísimo dinero. Se podrían tener invernaderos con las mejores variedades del momento, así como importar lo mejor del momento en el mundo; si se le añade una buena cocina y una buena bebida, pues... el Paraíso.
Pienso que los tiros deben de ir por este camino, como todo en la vida, sin contar con que la policía, el gobierno o la sociedad nos va a echar una mano, simplemente uniéndonos entre nosotros y sabiendo quien tome la iniciativa que no le vamos a fallar y vamos a hacernos socios y a seguir en el lugar todos juntos.
Pero, en el foro se ve, muchos entran, preguntan, obtienen su beneficio y se van, sin decir ni adiós. Otros entran exigiendo y hasta insultando, pero algunos llevan desde el principio y es a ésos, a los que hay que seguir, a los que estaban antes que nosotros. Esos han dado la cara antes y están haciendo mucho por este foro y por fomentar el cultivo, que es de lo que se trata. Cada uno sabe de lo suyo, unos más y otros menos, pero todos intentamos ayudarnos, aunque seamos muy distintos, intentado hacer como una especie de equipo, pero sin habernos dicho nunca nada.
Siempre que entra alguien nuevo, encuentra rápidamente un forero que le acoge y le contesta, intentando ayudar. Y no sólo entran personas con problemas de cómo cultivar, no, también hay personas con problemas personales, de salud, psicológicos, policiales, etc. Desde cómo enviar una carta hasta qué nombre ponerle al gato, se debate y se sugiere de todo, y es que el foro está vivo, somos reales, no somos unos drogadictos indeseables, sino que intentamos ayudar al prójimo, fume o no.
¿Te parece suficiente microclima el que se respira en este foro?
Saludos y Feliz Navidad.
 
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