Poniendo puertas al campo

Otra de las dificultades con que se encuentran los fiscales ante estos delitos es la propia definición de droga, de las que se tiene como referencia unas listas internacionales, porque «no se pueden poner puertas al campo y el campo es muy amplio y en el campo hay muchas drogas y en las drogas químicas hay muchas variaciones. No se pueden poner todas las drogas en las listas», insistió.

El fiscal considera que las drogas son un fenómeno que produce la propia sociedad y, aunque el Código Penal no va a solucionar el problema, «tampoco podemos prescindir del Código Penal». Resaltó que el Derecho Penal «produce unas soluciones, pero tampoco es un milagro que pueda solucionar todo» y hay que utilizarlo junto con otras medidas alternativas, de carácter administrativo, sanitario y otras.

Del Cerro informó al auditorio de la historia y situación actual de la droga en el mundo y se refirió a las distintas sustancias, como la heroína, cuyas incautaciones están disminuyendo en España, al pasar de los 631 kilos en 2001 a 275 en 2002 y 242 en 2003; mientras que se incrementó el cannabis, con una secuencia de 514, 565 y 727 toneladas intervenidas en los mismos años; al igual que los kilos de cocaína, que fueron 33.681 en 2001; 17.660 en 2002, y 49.279 en 2003.

De la relación de la droga con el terrorismo y el crimen organizado, como fuente de financiación, puso el ejemplo del 11-M y la localización de 25.000 pastillas en la casa del Cerro de los Angeles, que, junto con hachís incautado a los mismos terroristas, sirvió para financiar los 8.000 euros que se considera costó el atentado.

Tras un repaso a la historia de las drogas y las primeras prohibiciones a finales del siglo XIX y principios del XX, resaltó la expansión que se produjo por el consumo de los soldados americanos en la guerra de Vietnam y su regreso con la adicción y la rebelión juvenil de los años 60.

También se refirió a la importancia de las guerras en los países productores, en la que los grupos armados las utilizaron como financiación, y el desarrollo de las comunicaciones, de forma que hoy se pueden comprar en internet.

El conferenciante abordó otros aspectos, como el cambio que produjo la incidencia del SIDA en los patrones de consumo y prevención o las nuevas tendencias que inciden en el esfuerzo en paliar los daños, como la prevención, la distribución de jeringuillas o las pruebas de contenido en los lugares habituales de consumo.


Está claro que con la legalizacion se resolverían hasta los problemas del paro en españa. ¿Cuantos negocios se podrían abrir con el tema de las drogas? Infinidad de probabilidades que tenemos para lograr una libertad personal pero no las queremos...es lo que hay.
 

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
4.609
16
43
38
Près de la France
www.erowid.org
Hola, contestando e intentando aportar alguna opinión a lo que dices, estoy convencido de que el cultivo de marihuana va a más. En la revista María, número cinco de 2004, se podía leer que, según los datos del Ministerio de Salud, se ha duplicado el consumo de cannabis en España en los últimos diez años, y se sabe que es por el aumento del autocultivo, que también se ha duplicado en Europa.

¿Causas? La propia prohibición creciente de sustancias como el alcohol o el tabaco que, de hecho, va encontrando dificultades crecientes para su consumo, tanto en el ámbito de la edad cuanto en el del espacio físico. Nosotros bebíamos o fumábamos libremente en los años sesenta con apenas catorce años en cualquier bar o en la calle, salvo que alguna persona mayor nos echase la consabida bronca, pero no intervenían las autoridades.

Vamos siguiendo la moda de California: En los años cincuenta, cigarro y wisky; en los sesenta, porros y música; en los setenta, LSD y orientalismo; en los ochenta, sexo hasta el SIDA; en los noventa, homosexualidad controlada; ahora, prohibición de casi todo y cuerpos perfectos, además de una inexplicable falsa moralidad que consiente tomar por las armas aquello a lo que no se tiene derecho.

Vienen tiempos de chinos e indios, de gentes que trabajarán setenta horas a la semana por un mediocre salario, de sociedades occidentales envejecidas y cuyo presupuesto se destinará en gran parte a sanidad y pensiones, de niños mimados y caprichosos, precisamente por ser muy pocos los hijos de los blancos...

En estos tiempos de prohibiciones y cuerpos perfectos, modelados por el gimnasio y el jacuzzi, es cuando más y mejor puede prosperar la idea de autocultivo y de espiritualidad, de libertad y vida íntima, porque podemos comunicarnos sin salir de casa, aunque esto genere depresiones por soledad...

Haciendo un recuento del consumo de drogas en los últimos dos siglos, recordaremos que la morfinomanía duró entre las clases acomodadas de París hasta los años treinta del siglo XX, y que ha sido el puritanismo anglosajón el que ha dominado desde entonces hasta ahora mismo. Estamos muchos de acuerdo en que no es posible legalizar la marihuana sólo en España, es una lucha que no puede limitarse a Cangas de Onís o a Eskoriaza, sería perder el tiempo; es necesario apuntarse a una organización por la legalización que tenga carácter transnacional, internacional, a fin de alcanzar tantos miembros que se obligue a los Estados a legalizar las drogas, todas las drogas.

El principio sería el siguiente: ¿Tiene derecho el Estado sobre el propio cuerpo? ¿Tiene el Estado el poder de decirme qué debo comer y beber, cuántas horas debo dormir y en qué postura? ¿Tiene derecho el Estado a prohibirme que me suicide o a decidir que se me aplique la eutanasia por mi libre decisión? ¿Tiene el Estado el derecho a prohibirme que fume o beba esto o aquéllo?

Creo que el límite está en el perjuicio que se causa efectivamente a los demás y que la aplicación de estos límites debe estar siempre justificado plenamente, ya que debería imperar el principio de "no prohibición" o de "tolerancia".

Si seguimos a este paso, estará completamente prohibido toser (pueden expulsarse virus y bacterias que perjudican a los demás), tirarse un pedo o estornudar, bajo pena de multa. Habida cuenta que la tendencia de los Estados es a financiarse con tasas y multas (además de los consabidos impuestos), a nada que lo pidan unos cuantos, el Estado estará encantado de meter seis mil euros de multa a alguien por peerse o por estornudar, salvo que presente certificado médico que ampare los pedos y estornudos.

Algo así me parece que sucede actualmente con la dispensa de marihuana en farmacias bajo receta.
 
-