Parafraseando a Pérez Reverte, antes nos mandaban los reyes, los curas y los militares. Ahora, la corona, el báculo y la espada la llevan los políticos, gente de tercera regional. Antes, eran los señores los que nos llevaban a las gentes del pueblo a la guerra, sobre todo en las zonas en que existía el feudalismo (la zona de España en que el feudalismo fue más fuerte y duró más tiempo fue Cataluña, lo que explicaría un cierto clientelismo y la costumbre de callar ante lo evidentemente injusto), ahora son esos políticos los que imponen el pensamiento único como forma políticamente correcta, como ciudadano modélico buenista. No de otro modo se explicaría el intento de manipular a los niños con asignaturas como la nueva Formación del Espíritu Ciudadano (forma moderna de instrucción nacionalsocialista), asignatura que ya conocimos los de las generaciones anteriores: Vamos, vuelta a los años treinta y cuarenta. Por supuesto, todo lo que venga del nacionalsocialismo estará bien y todo lo que venga del PP estará mal. Barriosésamo: buenos y malos, indios y vaqueros, moros y cristianos, esto y aquello, ideal para gentes acostumbradas a ser manejadas por la corona, el báculo y la espada. Lo que discrepe de esto es: nene, caca.
Por si a alguien se le olvida, aunque corra el riesgo de ganarme la antipatía de los del pensamiento único, fueron los intereses de ciertos señores los que nos llevaron a la ruina, y hablo de España y de los españoles, y no fueron precisamente intereses de señores castellanos o vasco navarros, no, sino señores pertenecientes al reino de Aragón, es decir, catalanes y valencianos. ¿A que jode?
Para defender los intereses de ciertos señores comerciantes y ampliar las rutas de navegación de los navegantes catalanes y valencianos, el reino de Aragón se metió en camisa de once varas en Italia, alimentando huestes de mercenarios sanguinarios o almogávares, cuyos jefes extranjeros tienen calles en homenaje (Roger de Flor y Roger de Lauria). ¿Os imagináis que hubiesen llegado mercenarios suecos o italianos a robar, a violar y a matar a las tierras del antiguo reino de Aragón? Estos intereses particulares y monetarios de ciertos señores se tradujeron en nombres y apellidos, concretamente con los Borjas valencianos, luego redenominados los Borgia, con sus Lucrecias, con sus Césares y demás gentuza que, además, llegó al papado. Estos intereses del reino de Aragón sumieron a España en el siglo XVI en las guerras de Italia, sobre todo contra Francia, siendo Navarra y la pérdida de su zona sur el precio que hubo de pagar Francia por no poder atender al inmenso frente en las guerras abiertas contra España. Es decir, fueron otros las víctimas del interés particular.
Huelga decir que, en todo esto, el pueblo pintaba una mierda, iba a donde le decían que tenía que ir, era analfabeto y pobre, muy pobre.
Cuando la Historia se cuenta interesadamente, llevando el ascua a la propia sardina, se corre el riesgo de que le pillen a uno ocultando datos, así, no se dice nada de las guerras de los navarros por intentar recuperar su territorio sur, que duraron hasta 1528 y en que las huestes españolas estaban compuestas por castellanos (sobre todo vascos) y aragoneses (incluidos catalanes y valencianos). Tampoco se dice nada de la guerra de los Comuneros castellanos (intento de los señores por no perder su condición y privilegios frente al poder creciente del nuevo rey belga: Carlos I y su corte de flamencos), pero lo cierto es que los vasallos iban a donde decían los señores y los intereses de éstos prevalecían sobre la vida y hacienda del vulgo, como ya he dicho.
Para comprender nuestra historia reciente, dicho lo anterior, hay que remontarse a la llegada de Carlos I a España, en 1517 (entró por Cantabria y vino desde Gante) y su corte de extranjeros. Esta nueva corte comenzó a portarse de manera abusiva e intolerante, intentaron sacar de España todas las monedas de oro que encontraban, cargaron nuevos impuestos y subieron los anteriores, se apropiaron de los cargos públicos -¿a que os suena todo esto como de plena actualidad?- y, por si esto fuera poco, promovieron la candidatura de Carlos I como emperador de Alemania a costa del erario castellano (Castilla mantenía en 1520 la corte de este caballero flamenco), objetivo que lograron en este año en las Cortes celebradas en La Coruña (sí, sí, en A Coruña, que era castellana por aquel entonces) por procedimientos nada honrosos.
Y, ¿se quedaron los castellanos y gallegos mirando sin hacer nada? No, en absoluto, se levantaron los intereses personales de curas y señores. Así, bajo un supuesto movimiento patriótico castellano, se levantaron contra el nuevo rey flamenco hidalgos, frailes, bajo clero, menestrales... en un movimiento urbano o burgués porque fueron las villas las primeras en levantarse: Toledo (la primera en alzarse), Soria, Madrid (sí, sí, Madrid), Zamora, Toro, Valladolid, Murcia, Ciudad Rodrigo, etc.
Claro, faltan vascos y catalanes, que poco les importaba que los castellanos y gallegos, navarros y valencianos anduviesen en guerra con el nuevo rey (recordemos que Navarra estaba en guerra con el rey de España por aquel entonces, de la mano de su protectora Francia). Es decir, se dejó tirados frente al rey a navarros y castellanos.
Para unificar las acciones, se constituyó en Valladolid una "Junta Santa" que puede considerarse como una hermandad de ciudadanos para la defensa de las inquietudes castellanas. ¿Qué inquietudes eran? Pues se reunían para tratar de los asuntos del servicio de Dios, de la fidelidad al rey, de la paz del reino, del remedio del patrimonio real, de los agravios hechos a los naturales del país y de los desafueros cometidos por los extranjeros (recordad que extranjeros eran todos los no castellanos: navarros, catalanes, valencianos, aragoneses, baleares y portugueses). Y no olvidad que los vascos eran castellanos, pero no se movieron contra el nuevo rey por razones de no inmiscuirse en asuntos de fuera del terruño, que los señores vascos eran muy suyos en ese aspecto, igual que los navarros de entonces. Esta Junta Santa se reunía en comunidad, es decir, se reunían los llamados comuneros, y se pusieron en contacto con la reina Juana la Loca, madre de Carlos I, para que legalizar la situación, pero la reina no pintaba mucho, se la habían quitado de en medio hacía ya tiempo recluyéndola en Tordesillas.
Para no variar, estos señores y frailes descontentos se dedicaron a instigar al pueblo contra el rey y sus flamencos, en tanto la alta burguesía, los grandes señores duques se quedaron expectantes sin tomar partido, a ver qué pasaba (en la transición española de los setenta también se quedaron los grandes señores mirando a ver qué pasaba) por miedo a perder su estatus, sus grandes posesiones, sus grandes fortunas, sus legiones de criados, cuadras, rebaños y tesoros. Así, el movimiento de los comuneros se relegó a la pequeña burguesía (señores o hidalgos pobres, frailes o clero bajo y el pueblo llano manipulado por ellos desde las villas y púlpitos) y se convirtió en un "movimiento anti-señorial". Se dirigió al rey un escrito redactado por los comuneros, de 108 párrafos, en que se pedía:
1) Que regrese a España (sic) y resida habitualmente en esta tierra, y procure casarse para asegurar la sucesión al trono. 8)
2) Que no traiga a España gente extranjera, ni para los oficios de la Real Casa, ni para la guarda de su persona, ni para la de sus reinos (sic).
3) Que provea a los naturales de Castilla (incluidos vascos, gallegos, extremeños, murcianos, andaluces y canarios y posesiones africanas) los cargos públicos y destituya a los consejeros que tenía, sustituyéndolos por castellanos, ya que:
a) Las magistraturas han de darse a hombres experimentados.
b) Que, al dejar el cargo, los alcaldes sean residenciados, así como los oficiales de las órdenes y maestrazgos, exigiéndoles cuenta de su gestión y castigándoles si a ello se hubiesen hecho merecedores (cosa que hoy en día no sucede, ¿verdad?
c) Que sólo hubiera corregidores en las ciudades y villas que lo solicitaran.
4) Que los procuradores en Cortes no puedan recibir mercedes del Rey, para garantizar así su independencia (igual que los sindicatos y partidos de hoy, ¿verdad?), e, igualmente, que a las Cortes se envíen tres representantes por cada ciudad del reino.
5) Que del reino no se saque oro ni plata, labrada ni por labrar.
6)Que no se vendan los empleos públicos y dignidades, y que los funcionarios den cuenta de su gestión ante un delegado del rey.
7) Que sean naturales del país los obispos y demás dignatarios de la Iglesia.
Los gobernantes de entonces, entre ellos Adriano de Utrech (que llegaría a ser Papa bajo el nombre de Adriano VI -1522 a 1523) maestro de Carlos I, Gran Inquisidor del Reino y regente junto con el Cardenal Cisneros, belicista anti-turco, se moverían con rapidez para atraerse a la alta nobleza castellana, haciendo alguna pequeña concesión a las peticiones de los comuneros. Así, se llegó a la guerra y a los enfrentamientos en Villalar (1521), que no pasaron de pequeñas escaramuzas por falta de preparación militar de las huestes comuneras, siendo ejecutados sus cabecillas Padilla, Bravo y Maldonado.
Estos cabecillas fueron posteriormente exaltados, sobre todo como patriotas a raíz de las invasiones napoleónicas de 1808, por las gentes de ideología liberal, ya que, sin comparación alguna, el reino de las Españas que tenía mayor tradición democrática (entendida con las limitaciones de la época, lógicamente) era Castilla, según dicha mentalidad liberal. En realidad, las Cortes castellanas habían entrado en decadencia durante la Edad Media ante el impulso del poder real que cada vez asumía mayores competencias frente a los representantes de la nobleza, del clero y de los mayores contribuyentes (el llamado falsamente pueblo llano). Esta mentalidad liberal decimonónica atribuía falsamente a las Cortes una representatividad popular y suponía en su discurso que los Austrias habrían acabado con dicha democracia en Castilla.
Otros, en estudios posteriores del siglo XX verían en dichos comuneros gentes retrógradas y anticuadas, pueblerinas y provincianas, aferradas a sus municipios, a sus fueros, a sus tradiciones frente a los intentos del nuevo rey de modernizar el país. (En esta corriente están nada más y nada menos que Menéndez Pelayo y Marañón).
Otros, verían una estrecha alianza entre el nuevo rey y la Alta Nobleza latifundista frente a la pequeña burguesía (teoría del profesor Reglá), por lo que se habrían barajado en la llamada guerra de los comuneros solamente intereses económicos. Vamos, lo de siempre. Esta crisis también sería aplicable a la guerra de las germanías valenciana, coetánea de la de los comuneros (¿ande andaban vascos y catalanes?). Esta ayuda de la Alta Nobleza al rey aumentaría su poder y privilegios, quedando destruída para siempre la pequeña burguesía castellana.
Algún otro (Antonio Maravall en su libro "Las Comunidades de Castilla" de 1963) manifiesta que la guerra de las comunidades castellanas fue la primera revolución de la era moderna en Europa, porque no se lucha por la libertad, sino que supone el enfrentamiento de dos formas de ver la vida, de dos mentalidades opuestas: el cambio de la democracia corporativista burguesa por una democracia estatal. Esto estaría ligado al moderno constitucionalismo, pero parece una mentalidad demasiado avanzada para la época, partiendo de una mentalidad liberal que no se estilaba en los albores del siglo XVI. Según Maravall, los comuneros serían los primeros modernistas.
Para otros (Joseph Pérez, 1970), sería la guerra de los comuneros, siguiendo la tesis de Reglá, una guerra económica de intereses particulares, entre las ciudades crecientes industriales (Toledo, Segovia...) la que promovería la rebelión.
Finalmente, para otros (Sánchez Bella, 1975) sería la defensa por parte de los comuneros de los derechos de Castilla frente a la intromisión del poder real ya que Castilla gozaba de plena autonomía, de unos derechos y de unos privilegios que el monarca estaría obligado a respetar. El movimiento comunero fracasaría por ser tardío, los castellanos habían dejado durante demasiado tiempo que los reyes fueran limitando sus derechos.
Es decir, entre 1520 y 1530 Carlos I tuvo enfrente a navarros, castellanos y valencianos. No odiamos a vascos y catalanes por ello, de verdad, es sólo lo que ocurrió y no tiene remedio, no podemos ir de recuperación de memoria histórica porque nos mataríamos todos echándonos en cara algo en que el pueblo ni pinchó ni cortó, ni en Castilla ni en ninguna otra parte.
Aragón, por aquel entonces, también gozaba de plena autonomía, es decir, los señores del reino podían esclavizar a sus súbditos y sin que éstos pudiesen reclamar al rey, porque el Tribunal de Justicia y el propio Justicia Mayor estaban en ese reino por encima del rey de España. El único órgano que podía intervenir en todos los reinos era la Inquisición, y así fue cómo se apresó al refugiado en Aragón el Secretario de Felipe II Antonio Pérez (1591), que fue sacado de la cárcel en Aragón por medio de un supuesto levantamiento popular aragonés, con lo que Felipe II, muy cabreado, invadió Aragón y los aragoneses bajaron la cabeza ante la llegada de las tropas reales. Felipe II tuvo entonces la oportunidad de acabar con los derechos y libertades aragonesas, pero no lo hizo ya que los Austrias, desde Carlos I hasta Carlos II, entendieron que eran reyes de "Las Españas" y todavía no había calado la mentalidad centralista y absolutista propia de los siglos XVII y siguientes. Felipe II sí acometió algunas reformas en las Cortes de Aragón (Tarazona, 1592):
a) Someter al Justicia Mayor de Aragón (al de turno, Lanuza, le ahorcaron) bajo el poder real y sería nombrado en el futuro por el propio rey.
b) Hasta entonces, las Cortes de Aragón necesitaban de unanimidad para llegar a acuerdos entre los cuatro brazos estamentales, con lo que, en la práctica, las Cortes no solían llegar a acuerdo alguno y el rey hacía lo que quería. Felipe II pretende dar juego real a estas Cortes y deja la unanimidad sólo para los casos más graves, con lo que comienzan de hecho a funcionar las Cortes desde ese momento ya que bastaba con una mayoría en los acuerdos adoptados.
c) Se suprime la libertad de imprenta y se implanta la censura ya que era frecuente repartir panfletos en contra del rey y de la monarquía.
d) Se termina con el privilegio de acoger criminales venidos de otros reinos, el rey amplía su poder y acaba con este antiguo derecho derivado del Fuero de Daroca.
f) Se acaba, igual que ocurrió con Navarra décadas antes, con la cuestión del virrey extranjero, es decir, ya no tenía por qué ser el rey oriundo del reino de Aragón (aragonés, balear, catalán o valenciano).
¿Y qué hicieron los siguientes Austrias: Felipe III, Felipe IV y Carlos II? Pues el ejemplo está en las Cortes de Calatayud de 1626:
a) Se podrá en adelante exportar a otros reinos.
b) Se podrán nombrar no aragoneses para todos los altos cargos.
c) Ayudar al rey con soldados (2.000 soldados en 15 años), ofrecimiento al rey que fue reiterado en las Cortes de Zaragoza de 1646.
Había un Consejo de Aragón en Madrid que estaba manejado en aquellos años de comienzos del siglo XVII por el Duque de Chinchón (sí, sí, otra vez duques y señores), presidente de dicho Consejo. Esto explica que, ante el levantamiento catalán de 1640 (la famosa guerra de los segadores) los aragoneses y demás habitantes del reino de Aragón no se solidarizaron con los catalanes sublevados, sino que apoyaron la causa real (desde entonces se generó un malestar en las relaciones entre catalanes y aragoneses). Como ejemplo, en un panfleto lanzado en Portugal (entonces un reino más del rey de España) se instigaba a Vizcaya a levantarse contra el rey y se decía: "... no es culpa para Vizcaya el que los aragoneses hayan dado armas contra sus hermanos y parientes...", en relación con los sucesos de Cataluña de 1640.
Reinando Felipe IV y siendo valido del rey el Conde Duque de Olivares se produjo una pequeña sublevación en Vizcaya, señorío que fue heredado del señor de Vizcaya por el rey de Castilla Juan II y que destacaba por su autonomía señorial, es decir:
a) No dar soldado alguno al rey castellano.
b) No establecer impuestos que fuesen a las arcas reales.
El Sr. Olivares, andaluz y moderno (hoy diríamos progresista) necesitaba dinero y vio la oportunidad de conseguirlo estableciendo el impuesto sobre la sal, pero topó con Vizcaya. Los señores de Vizcaya instigaron al pueblo y quemaron la oficina real, hubo algaradas callejeras (kale borroka del siglo XVII), y las mujeres gritaban: "En adelante, los cargos de alcalde y regidor sean para nuestros maridos e hijos", disfrazando intereses de ciertos señores vizcaínos en "contrafuero" y atentado contra los derechos históricos. El rey, ante tal movida, desacreditó al Conde Duque y echó marcha atrás con lo que el impuesto de la sal no se estableció en Vizcaya.
En Cataluña, sin embargo, los señores catalanes actuaron de distinto modo.
El embajador de Venecia (año 1631), Mochemino, escribía en aquel año:
"Su Reino es casi una república".
¿Qué problemas había en Cataluña entre 1630 y 1650?
a) Un problema financiero, económico, monetario, para empezar.
b) Un ejército del rey estacionado en Cataluña y dispuesto a recibir la orden para pasar a la guerra a Francia. Este ejército estaba compuesto no de tropas castellanas sino de mercenarios de todas las naciones y condición, ante lo que los catalanes acudieron al "contrafuero" para negarse a seguir acogiendo a tales tropas. (Se supone que estaba lo mejor de cada casa sirviendo en aquellos tercios).
c) Los antecedentes del Conde Duque de Olivares en Vizcaya, valido que pretendía uniformizar todos los reinos de España con los mismos derechos y obligaciones, cosa a la que se oponían los celosos defensores de sus "privilegios", dicho con la expresión que ha utilizado Minso.
d) Los catalanes intentaron sublevar a otros reinos, pero no fueron apoyados, igual que los catalanes no había apoyado a Navarra o a Castilla siglo y pico antes.
La rebelión fue aplastada y Felipe IV no hizo cambio alguno en Cataluña ni les quitó los fueros.
Cuando fallece Carlos II, hacia 1700, la situación de los reinos de España se mantiene intacta: Los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y Navarra, Principado de Cataluña, Señorío de Vizcaya, territorios de Alava y Guipúzcoa, Portugal ya se había independizado entre 1640 y 1650, más los virreinatos de América (Nueva España, Nueva Granada...), es decir, la misma situación que en 1517 a la llegada de Carlos I de Gante. El mapa de España es el mismo que quinientos años antes con la incorporación del reino de Granada.
En el año 1700 llega a España el nuevo monarca Felipe V, nieto de Luis XIV y de la española Teresa de Austria, este rey tenía que acudir a todos los reinos de España para que le jurasen las Cortes de cada reino como nuevo rey, pero la llegada de un Borbón francés a la corona del reino más poderoso de la tierra en aquellos tiempos removía el supuesto equilibrio europeo. Hasta entonces el equilibrio se había mantenido por la enemistad entre España y Francia, pero esta nueva unión convertía a Francia, de facto, en la nación más poderosa de Europa, cosa que estaba mal vista por Austria, Inglaterra, Suecia y otros reinos europeos.
Inglaterra y Holanda, las dos grandes potencias marítimas de la época, se asustan, imaginan una superflota tipo Armada Invencible formada por españoles y franceses, alimentada con el oro americano español y el acojono les lleva a designar para los españoles su propio candidato: El Archiduque Carlos de Austria. Los holandeses desembarcan en Barcelona y no precisamente para traer Jack Herer, no, sino para excitar el levantamiento en dicha ciudad contra el nuevo rey francés y en favor del pretendiente austríaco. Inglaterra apoya a Holanda y los señores españoles ven, una vez más, la posibilidad de medrar al lado de sus nuevos jefes (en este caso serían los austríacos), otros señores españoles prefieren medrar al lado de sus nuevos jefes franceses. Así, incitando al pueblo a matarse entre sí, se levantan en favor del archiduque Carlos los señores del antiguo reino de Aragón: incluidos catalanes, baleares y valencianos.
¿Qué razones habría para motivar el levantamiento en Barcelona?
a) Tras el levantamiento de la guerra de los segadores, los catalanes tuvieron la ocasión de conocer los saqueos de los franceses (la gente del norte de España y lindantes con Francia sabemos bien de cómo se las gastan los gabachos en cuanto a la pasta y el saqueo, si bien también ellos han sabido de nosotros). Es decir, los catalanes no querían saber nada de los franceses ni de un rey francés.
b) No parece probable que los catalanes tuviesen simpatía por los austríacos, pues habían estado en guerra con ellos desde la época de las incursiones en Italia y desde la Edad Media. Luego fue la manipulación la que les llevó a aliarse con Austria ahondando en el odio al francés.
c) Historiadores juristas, como García Gallo, piensan que fue el derecho sucesorio francés, muy distinto al aragonés, el que llevó a los señores catalanes a oponerse al rey francés.
d) Otros piensan que fue una sublevación dirigida en todo momento por instigadores profesionales holandeses e ingleses (el catalán Voltes en su libro "Felipe V y los Fueros de la Corona de Aragón" dice: -El objetivo inmediato del desembarco holandés en Barcelona fue instaurar como rey de España al Archiduque Carlos de Austria-). Este sistema de crear la división en el seno del enemigo fue la táctica seguida desde siempre por la diplomacia inglesa, es decir, la táctica holandesa que era íntima aliada de Inglaterra y sus reyes emparentados entre sí.
Estalló la Guerra de Sucesión y fue a base de batallas rápidas, con las ya nombradas por Minso de Almansa y demás. Otra vez, igual que anteriormente sucediera con Carlos I, Felipe II y Felipe IV, al rey de España se le da en la mano la posibilidad de terminar con los fueros o diferencias entre reinos, pero, esta vez, Felipe V sí actúa y lo hace.
¿Qué hace Felipe V?
a) Suprime el Derecho Público de Aragón, Mallorca, Valencia Cataluña.
b) Suprime el Derecho Privado de Valencia.
Es decir, el más perjudicado fue el Reino de Valencia que perdió hasta su Derecho Privado y se le impuso el castellano.
Las razones que el rey Felipe V esgrime en los Decretos de Nueva Planta (1707-1717) son:
1ª) Derecho de conquista (porque sí, vamos).
2ª) Por su soberanía (soy el rey y hago lo que quiero).
3ª) Porque "todos los reinos han de obedecer a una uniformidad de leyes, usos y costumbres". Es decir, existe una actitud ya racionalista y la tendencia era a suprimir las diferencias entre los hombres y reinos, una especie de globalización que llevó a las ideas de la Revolución Francesa: igualdad, libertad y hermandad entre todos los hombres y tierras.
En Valencia sólo quedó el Tribunal de las Aguas (aún vigente).
¿Cómo reaccionaron en los reinos que vieron perder sus fueros? Pues, según cuentan los gobernadores militares de la época, bastante mal. Pero la reacción negativa duró poco tiempo porque los señores catalanes, valencianos, aragoneses y mallorquines vieron premiada su fidelidad al rey mediante prebendas y privilegios personales (el pueblo llano seguía sin pintar una mierda por aquel entonces). En 1770 se decreta el "libre comercio con América" y se termina con el monopolio que habían tenido los pobres esclavizados andaluces de Sevilla y Cádiz que hasta entonces se habían forrado con el oro y la plata americanos. El puerto de Barcelona, muerto de asco hasta entonces, ve una nueva prosperidad (y todo por culpa de los Borbones, jodé); y, sobre, todo, aparece un nuevo monopolio concedido por gracia real a los catalanes: el comercio del algodón. Durante siglo y medio no hay señor catalán que proteste, viven un monopolio de tejidos que les permite enriquecerse: ¡¡¡Viva el nuevo rey!!!
No existe durante el siglo XVIII ni durante la mayor parte del siglo XIX intento alguno de recuperar los fueros perdidos en los antiguos reinos de Aragón, Mallorca y Valencia. Por supuesto, el pueblo llano sigue sin pintar una mierda y sigue analfabeto, como siempre. Los nuevos señores son la nueva burguesía que se enriquece con el monopolio de las telas.
¿Y los vasco navarros? Pues Felipe V no tocó los fueros, pero los tiempos avanzaban y las ideas globalizadoras racionalistas no iban a dejar vivir en el pasado a estas tierras. En estos lugares se vivía como se podía, pobremente (salvo los señores y altos funcionarios), y los caminos estaban llenos de peajes y aduanas. Una lechuga que salía de un caserío costaba al final cien veces más por causa del pago de portazgos y cadenas para poder pasar con la lechuga, el burro o el carro. Esta era la feliz Arcadia vasco navarra del siglo XVIII. Estas zonas tenían sus propias aduanas internas o "puertos secos" (Orduña, Vitoria, Tudela...) que entorpecían el comercio y encarecían los productos en beneficio de los señores locales. Los ministros de Felipe V, franceses o afrancesados, racionalistas y globalizadores en liberté, egalité et fraternité, flipaban en colores al ver la situación y al pueblo analfabeto y hambriento. Entienden que estas fronteras encarecedoras y entorpecedoras del comercio son absurdas y pretender eliminarlas. Ja, ja, ja, no sabían dónde se metían.
En 1717 (sí, en la misma época de los ultimos Decretos de Nueva Planta) aparece una orden real que dice:
"En adelante, las aduanas españolas estarán en los puertos y en las fronteras exteriores del reino".
En Navarra, los navarros del sur (agricultores sobre todo) estaban molestos con tanta aduana, ellos querían vender sus productos y no podían venderlos a buen precio por causa de tanta aduana interna. En cambio, los navarros del norte (zona pobre y que vivía de la antigua hidalguía y de las fronteras, portazgos y cadenas de los productos que provenían del Ebro hacia el norte) querían seguir viviendo de la aduana. Hacía tiempo ya que los riberos habían solicitado a las Cortes de reino de Navarra la desaparición de las aduanas interiores, los navarros del norte no querían ya que ellos tenían comercio libre con Francia y gozaban de los ingresos de las aduanas de los productos que venían del sur, como ya he dicho. La Diputación del Reino de Navarra, ante el enfrentamiento de intereses entre navarros, no se moja y acude directamente al rey de España. Así, en 1722 se deroga en Navarra la orden de 1717 y se reestablecen las fronteras internas. Nuevamente se intenta acabar con estas aduanas en 1757, pero nuevamente fracasa el intento de Madrid. Hasta la terminación de la primera guerra carlista y la Ley Paccionada de 1841 no se termina con las aduanas interiores.
Huelga decir que la situación en el País Vasco es idéntica: son los privilegios de unos cuantos los que mantienen las aduanas y a ello le llaman "fueros".
Con el servicio militar sucedió lo mismo. En el año 1770 se instituyeron las quintas, y los ejércitos de mercenarios se convierten en ejércitos permanentes (invento de Federico de Prusia): de cada cinco ciudadanos, uno a servir a la nación con las armas. Carlos III pretende instaurar este sistema en Navarra, jajaja, bronca al canto. Llegó la orden de que Navarr enviara 400 quintos al ejército de España, la Diputación declaró dicha orden real como "contrafuero" (el Fuero General de Navarra establece el servicio a las armas "cuando huest estranjera entridiere en la tierra y el pregón fuere por la tierra", es decir, llamada al apellido a las armas). El propio Fuero General establecía la limitación de dar dinero al rey solamente durante tres días. El rey se mosqueó y llamó al fiscal del Estado, Campomanes y le aconsejó: "Suprima los fueros", jajaja.
En este momento, vascos y navarros se unen (no les une un interés de crear una Euskalherría, no, sino el no ir a la mili y mantener las fronteras, en eso consistía el fuero). En adelante, las diputaciones vascas y navarra se pasarán informes e irán hombro con hombro frente al rey.
¿Cómo resolvieron vascos y navarros el problema de los quintos? Muy sencillo: Vasconavarros se comprometían a pagar quintos de otras provincias, pero no pondrían ni un solo soldado por el sistema de quintas. Madrid acepta la solución y, desde ese momento, irán a morir otros por España con el dinero de vascos y navarros.
Y no voy a seguir con Godoy, el patriotismo vasco navarro y catalán en la Guerra de la Independencia, etc, etc. Pero os hacéis una idea de cómo eran los fueros y la época.
Perdona la extensión del tema, aún hay mucho que contar, faltan los intereses de las guerras carlistas y del nacionalismo posterior. El pueblo sigue pintando la misma mierda frente a los señores de turno, sigue siendo analfabeto y pobre, a tenor de los tiempos que corren. Saludos.