No sé si serán imaginaciones mías, pero me pasa como cuando mi época con el opio, que todo me olía a opio, pues ahora me vienen efluvios a marihuana en muchos sitios.
Por ejemplo, voy por la calle y, de pronto, me viene un pestazo a marihuana, olisqueo como los chuchos para averiguar su procedencia, y resulta que parece provenir de la iglesia de los capuchinos. Entonces racionalizo mis sensaciones y pienso -no, los capuchinos no creo que...-.
Paso por delante del edificio de Hacienda y me viene otro pestazo a marihuana, vuelvo a racionalizar y pienso -no, sé que están colocados los de Hacienda, pero fumar marihuana, precisamente marihunana..., no creo-.
Paso por delante del Parlamento y, lo mismo, otra vez un pestazo a marihuana, pero esta vez una peste enorme, intensísima, devastadora, y pienso -sí, éstos sí que están bien colocados-.
Por ejemplo, voy por la calle y, de pronto, me viene un pestazo a marihuana, olisqueo como los chuchos para averiguar su procedencia, y resulta que parece provenir de la iglesia de los capuchinos. Entonces racionalizo mis sensaciones y pienso -no, los capuchinos no creo que...-.
Paso por delante del edificio de Hacienda y me viene otro pestazo a marihuana, vuelvo a racionalizar y pienso -no, sé que están colocados los de Hacienda, pero fumar marihuana, precisamente marihunana..., no creo-.
Paso por delante del Parlamento y, lo mismo, otra vez un pestazo a marihuana, pero esta vez una peste enorme, intensísima, devastadora, y pienso -sí, éstos sí que están bien colocados-.