Hola, la verdad es que no había leído hasta ahora tus mensajes, pues me había limitado a interior, semillas, experiencias, salud y legalidad, que no es poco. Creo que coincidimos en casi todo, la verdad es que desanima bastante ver cómo la pusilanimidad y el pasotismo impide hacer nada serio. Yo tengo más años que tú y eso me permite tener una perspectiva personal más amplia, no digo que mejor, sino más amplia en el tiempo. Mi relación inicial con la marihuana está relacionada con viajes al extranjero y con gente de alto nivel cultural, nada que ver con el mundo del hachís y los ambientes carcelarios que tuve que visitar y conocer, por razones profesionales, en los años ochenta. Es decir, mi experiencia personal me lleva a distinguir a la persona culta, educada, formada, que cultiva su propia marihuana, elegida y seleccionada, tomada con moderación en momentos puntuales; con el hachís de contenido indeterminado, procedente de la compra, fumado junto con cervezas del economato de la prisión, destinado a hacer más llevadero el infierno de la cárcel, fumado por un heroinómano poliadicto, tipo de persona que, por desgracia, he tenido que ver, acompañar y ayudar en los tiempos del "buen rollito" de los ochenta.
La verdad es que siempre ha habido excusas, tanto en un sentido como para el otro, pero, si mirar cualquier referencia en España a las leyes de represión sobre narcóticos, marca la referencia el año 1967, y no es casualidad: Vietnam. Huelga decir, porque lo sabes sobradamente, que la expansión de la heroína provino desde Laos, Camboya, Vietnam y Tailandia a Europa, vía Alemania, sede del cuartel general estadounidense y hospital general a su vez de las pobres víctimas que se habían habituado a la heroína en dichos parajes. En España comenzaron los problemas con la heroína a partir de 1974, Navarra y el País Vasco, además de Madrid, Valencia, Barcelona y muchos otros lugares, fueron pasto de la heroína traída desde Turquía, sobre todo, incluso desde Estados Unidos, en su variedad de Brown Sugar. Entonces, ser como Janis Joplin, Jimmy Hendrix, saltar el espejo de Tommy de Roger Daltrey, era más un ideal que un vicio, morir joven era algo relacionado con la Segunda Guerra Mundial, Corea..., hasta Vietnam.
Hoy seguimos con las nuevas heroínas, sobre todo con la cocaína y con los derivados de las anfetaminas, que podías comprar en cualquier farmacia cuando yo era un chaval, pues no otra cosa es lo que toma la mayoría de la gente para salir de marcha. Los que tomamos en su momento alguna que otra centramina, pese a su licitud, no éramos tontos, sabíamos que la vida tiene sus cupos: te dan tantas copas para beber a lo largo de tu vida, tantos cigarrillos, tantas pastillas de anfetaminas... Cada cual tiene su propio límite. Los hay que se pueden beber a lo largo de su vida mil litros de alcohol puro o mil kilos de tabaco; los hay que sólo soportan la mitad; los hay que no podrían mezclar estas cosas con otras.
Por lo general, vivimos en una sociedad que ha tolerado durante bastante tiempo el alcohol y el tabaco, e intolerado el resto de sustancias, salvo el café y similares. Pero se avecinan malos tiempos, tiempos de imagen y de buena apariencia, de personas ajenas al tabaco, al alcohol, al exceso de peso, a comer "sano", al ejercicio físico, a ser políticamente correctos y a denunciar a los transgresores. Claro, desde el punto de vista de sanidad pública o bien común cualquier transgresión, para los adictos a lo que debe ser, ha de ser denunciada.
Yo soy de la generación de barricadas en las calles contra la dictadura, no militábamos en ningún partido ni había posibilidad de vivir de la política, lo hacíamos por ideales. Nada más morir Franco, aparecieron quienes no salieron jamás a poner una barricada ni recibieron nunca un porrazo a decir: "Calma, calma, nosotros somos los auténticos luchadores contra la dictadura" y se hicieron con el poder, por pacto con los que estaban antes detentándolo.
Hoy, siguen siendo los mismos perros, con distintos collares, muchos darán la cara por la marihuana y la legalización, pero, al final, si sale adelante el movimiento antiprohibicionista, no lo regirán quienes han pisado la cárcel o han sufrido detenciones o han gastado tiempo y dinero en la causa, no; aparecerán los de siempre, diciendo: "Calma, calma, nosotros somos los auténticos luchadores contra la prohibición", llegando a dirigirnos a todos bajo la corriente del partido dominante, que es el de siempre: el del dinero.
Termino este rollo, que parece que estoy afectado por los porros. Lo decía el presidente chino: "no importa el color del gato, importa que cace ratones". No creo interesante seguir generando nuevos partidos o movimientos pro legalización, sino unificar en uno sólo todos los existentes, generar una democracia entre los que hay, intentar que haya unos únicos representantes, y, como he dicho, creo, sospecho, que puede haber gente válida. La cuestión será más adelante, cuando la legalización se haga posible, entonces, mucho cuidado, porque aparecerán los de siempre, los que buscan el poder, los que desvirtuarán todo y dejarán el autocultivo como algo reservado exclusivamente al Estado, es decir, a ellos mismos, impidiendo cultivar al resto "por razones de salud pública".
Para más información, bajé en el foro legalidad el plan nacional sobre drogas, por ejemplo.
Un cordial saludo, Nadie Ats y recibe tu primer karma positivo, por mi parte.